29 de Junio de 1935 – El surgimiento de FORJA

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El Golpe de Estado de 1930 había derrocado a Don Hipólito Irigoyen y
abierto una etapa política que  algunos  historiadores denominarían “La
Restauración Conservadora” y otros más audaces como “Década Infame”.
La denominación obedecía a los continuos fraudes electorales y negociados
económicos que escandalizaron entonces a toda la sociedad.
La muerte del célebre caudillo radical acaecido el 3 de Julio de 1933
había dejado huérfanos a muchos dirigentes que querían recuperar las
verdaderas banderas revolucionarias del radicalismo “yrigoyenista”,
El 29 de Junio de 1935 se realizó una asamblea constituyente y  la
llamada Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (F.O.R.J.A.)
sostuvo una premisa que pasó a marcar un antes y un después “Somos una
Argentina colonial…queremos ser una Argentina libre”.
Este grupo estuvo dirigido inicialmente por Juan B. Fleitas y Manuel
Ortiz Pereyra y entre los fundadores se encontraban Arturo Jauretche
(1901-1974), Gabriel del Mazo (1898-1969),  Dellepiane, Homero Nicolás
Manzione (Homero Manzi) (1907-1951),Jorge del Ríos, Raúl Scalabrini Ortiz
(1898-1959) como inspirador del grupo, Manuel Ortiz Pereyra, Atilio García
Mellad, Guillermo y Carlos Maya, Francisco Capelli, Oscar Meana entre
otros.
FORJA desarrolló propuestas fuertemente nacionalistas, preconizando
el retorno a principios federalistas y denunciando el colonialismo. Fueron
hispanoamericanistas y antiimperialistas y realizaron fuertes críticas a la
política del gobierno durante  una etapa  que suponían de entrega al
capitalismo internacional.
Sostuvo Arturo Jauretche: “Hablaba yo en Plaza Italia en la tribuna de
FORJA allá por 1936 y comentaba los dramáticos días que vivía entonces la
clase media condenada a la vagancia o a las actividades semi-marginales.
Señalaba al auditorio la presencia del oficial de policía que controlaba el
orden e hice un elogio  del funcionario cuya excelente foja de servicio
conocía. El oficial muy agradecido, me hizo dos o tres venias. Pero
continuando en el desarrollo del discurso, agregué: “Imaginemos ahora que
este excelente funcionario no hubiera tenido la suerte de poder ingresar en
la Escuela de Policía y me pregunto ahora, sin la carrera que consiguió, qué
sería en este momento”. Agregué: “Es muy posible que fuese quinielero”. El
funcionario se indignó, cosa razonable, pero todo el auditorio que vivía el
drama comprendió perfectamente la dolorosa alternativa. Y no faltó quien
me informara poco después que dos hermanos del mismo que no habían
conseguido trabajo, se estaban defendiendo con el lápiz (quinieleros).
Imagino el drama de ese modesto hogar; en ese tiempo no hacía falta
imaginar mucho, pues se vivía en todo Buenos Aires con sus infinitas
variantes” (Jauretche Arturo, EL MEDIO PELO en la sociedad argentina,
Peña Lillo editor, Bs. As. 1987, Pág. 208).
Por entonces, la industrialización por sustitución de importaciones,
emergía levemente sin planificación ni apoyo estatal, impulsado por el
ingenio que se las arreglaba para escapar a la miseria producto de la crisis
del 30’.2
Los “forjistas” se esmeraron en desvincularse de una intelectualidad
consideraba afín al sistema que  ellos  mismos criticaban. Luchaban por
romper con una concepción heredaba de un modelo de país que intentaban
cambiar.
Sostuvo este autor:  “Éramos la primera manifestación de una
conciencia argentina que se estaba creando con las transformaciones del
país” y finaliza manifestando “Habíamos contribuido a la maduración de un
pensamiento nacional que sólo esperaba el momento histórico y su
conducción para manifestarse.
Francisco Pestanha en su trabajo “FORJA y la conciencia nacional en
marcha”  sostiene:  La profunda intuición desarrollada por los forjistas a
partir del cuestionamiento al orden establecido les permitió por su parte
visualizar claramente un proceso que venía acuñándose en el subsuelo
material y cultural de la patria. Ello era lógico, ya que ellos mismos eran
integrantes de ese subsuelo patrio, y además, de una generación que
protagonizaba una profunda revolución ética y estética. Tal como lo enseña
Juan W. Wally, los componentes de Forja integraron una de las progenies
más brillantes de la argentina desde todas la ramas del quehacer cultural
reaccionando contra un proyecto oligárquico de país que pretendía hacer la
Europa en América”.
Podemos considerar a este movimiento como el último intento por
evitar lo que ellos consideraban era la desnaturalización del radicalismo tras
la muerte Don Hipólito. Encontraron en el naciente peronismo, la realización
plena de sus aspiraciones, por sobre todo la resistencia contra la oligarquía
y el imperialismo.
No se habían dado cuenta aquellos radicales, que sin querer, con su
lucha considerada “contra molinos de viento”; habían contribuido
ideológicamente a un nuevo movimiento político argentino que enarbolaría
algunas de sus principales banderas

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