PERON: MENSAJES AL FUTURO (aspectos relevantes de los últimos discursos de Juan Perón) – por Francisco Pestanha

A Enrique Oliva, eterno patriota.

“Nada se crea ex – nihilo. Y por haber desobedecido esta ley -que es ley del   espíritu- es que hemos incurrido en el error, tan grave como infructuoso, de   empeñarnos en cegar las fuentes espirituales de nuestra continuidad histórica”.

Saúl Taborda [1]

“las guerras no serán más impulso de los ejércitos,  sino de los pueblos”

Colmar Barón von der Goltz[2]

En alguna de las tantas tertulias a las que tuve el privilegio de asistir, el maestro Fermín Chávez, definió a Juan Domingo Perón como un verdadero espistemólogo. La epistemología es la doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico[3] – y en tanto-  el estudio de su producción y validación. Tal disciplina aborda entre otras cuestiones los factores y las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y las razones por los cuales se lo valida o invalida.

Cierto lector desprevenido podrá considerar exagerada la definición del maestro entrerriano. No obstante de la simple lectura de los textos que se publican en esta edición y que constituyen sólo un minúsculo porcentaje de su producción intelectual, surge que quien fuera tres veces presidente de los argentinos, hubo de tener una envidiable formación en tales menesteres.

Sabemos hoy que Perón recibió una primera instrucción militar que culminó en 1913 cuando se recibió de subteniente. A pesar de que él mismo reconoció que sus padres lo entregaron “a la patria en las puertas del Colegio Militar[4]”, y que de una promoción de 112 cadetes logró tan sólo el orden de mérito numero 43[5], su vocación militar fue perfeccionándose y consolidándose en la práctica, llegando a obtener calificaciones destacadísimas en su formación superior[6], y a publicar meritorios ensayos vinculados al ámbito castrense. No obstante ello, muy pocos saben que el conductor del justicialismo recibió un profuso adiestramiento en otras disciplinas como la geopolítica, la filosofía, la historia y la economía, cuyas lecturas fueron moldeando un intelecto de por sí privilegiado, y configurando en él una original forma de pensar sobre las cuestiones del mundo y del país.

Si bien la formación intelectual de Perón fue puntillosamente estudiada entre otros por Fermín Chávez, Norberto Galasso y Enrique Pavón Pereyra, los dos últimos trabajos de Carlos Piñeiro Iñiguez publicados como cuadernos en la revista Caras y Caretas, bajo los títulos: “Perón; la formación de su pensamiento” y “Perón; oficio de soldado, vocación de estratega”, contribuyen en la actualidad a dar mayor luz al respecto.

Bien vale entonces puntualizar a continuación alguna de las principales influencias recibidas por el fundador del justicialismo.

En lo que atañe a su educación militar cabe señalar que desde principios del siglo XIX, se desarrolla en Europa una nueva escuela de autores militares. El ejemplo napoleónico de la nación en armas, inspiró e impulsó dentro del ámbito castrense una nueva valoración de los factores políticos, económicos, morales y militares. Fermín Chávez al respecto señala a Antoine Henri Jomini y a Von Clausevitz[7], como precursores de esta corriente, pero no obstante ello será Colman Barón de von der Goltz, quien se destacara a nivel doctrinario con su obra Das Volk in Vassen. Partiendo de una consigna

del Rey Guillermo I, quien había prometido que el ejército prusiano sería también el futuro de la nación en armas, será éste último, el eslogan que resumirá a una nueva doctrina de defensa que otorgaría prioridad al poder externo como enemigo principal. La influencia del pensamiento alemán será recordada por el mismísimo Perón, quien en sus memorias evocaba: “los de mi promoción fuimos los primeros en trabajar con métodos alemanes. Nuestros instructores del colegio militar eran alemanes, y habían llegado en una misión que presidía Von der Goltz”. Cabe señalar además que Baldrich y Mosconi – entre otros – irían en misión de estudios, a Alemania.

En aquella famosa disertación con la que inauguró la cátedra de Defensa Nacional en la Universidad de la Plata el 10 de junio de 1944, Perón expondrá una tesis que denota tal influencia: “Un país en lucha puede representarse por un arco con su correspondiente flecha, tendido al limite máximo que permite la resistencia de su cuerda y, la elasticidad de su madera y apuntando a un solo objetivo: Ganar la guerra. Sus fuerzas armadas están representadas por la piedra o el metal que constituye la punta de la flecha, pero el resto de ésta, la cuerda y el arco son la nación toda, hasta la última expresión de su energía y poderío”. Años más tarde en una entrevista, sentenciará que las Fuerzas Armadas tienen que trabajar en su misión especifica, pero así como se les reconoce determinada función, también se tienen que conectar con todas las fuerzas políticas, porque hoy la guerra, es la nación[8] en armas, “ya no es un ejército que sale a combatir con otro ejército, hoy es un país contra otro país, donde todos los que se pueden emplear, se emplean en esa guerra y los militares, son un sector de la nación en esa guerra”[9].

Lamentablemente, gran parte de los estados mayores de las Fuerzas Armadas iberoamericanas, en contraposición con esta escuela, fueron ganados por una doctrina – más bien por una ideología[10] – conocida bajo el mote de “seguridad nacional”. El carácter ideológico de tal doctrina no ha sido solamente denunciado por especialistas. Fermín Chávez señala por ejemplo que la iglesia católica a través del documento de Puebla, la denunció como “una ideología vinculada a determinado modelo económico- político de características elitistas y verticalistas, que suprime la participación del pueblo.[11]” Para el mismo autor la ideología de la seguridad nacional no tiene ideales cristianos sino paganos ya que ella “es cabal expresión de una visión puramente racional del hombre y de la sociedad, en una actitud de retorno a la idolatría de la razón. La razón de estado, negación de todo humanismo cristiano, vuelve reencarnada[12].

La formación militar de Perón se irá enriqueciendo con otros autores clásicos pero también con materia gris argentina. Así Bartolomé Descalzo, José Maria Sarobe[13] y Lucio Cernadas – entre otros-, influirán en un derrotero intelectual claramente impregnado por  “las nuevas ideas”, que presuponían una nueva configuración del rol del ejército en la sociedad.

Hasta aquí una brevísima reseña sobre su formación militar.

Pero ¿qué hay de sus lecturas en otros campos, es decir, en el universo de lo filosófico, histórico, económico, religioso y, de lo político?

Sus biógrafos coinciden que en su primera formación el Nuevo Testamento, el Martín Fierro de Hernández, la Historia Universal de César Cantú y, las Vidas Paralelas de Grandes Hombres de Grecia y Roma de Plutarco, entre algunas otras, fueran las obras que ocuparon su atención[14]. Enrique Oliva ratifica tal relato ya que fue testigo presencial de la persistente lectura de estas obras por parte de quien fuera en ese entonces, su instructor de Esquí. Ya en las aulas del Colegio Militar “recibió influencias notables, especialmente de sus profesores de historia, que lo fueron José Juan Biedma enrolado en la corriente liberal y, Julio Cobos Daract, partidario de la nueva escuela histórico argentina surgida con Adolfo Saldías, Ernesto Quesada y Dardo Corbalán Mendilaharsu (el revisionismo histórico). Las clases de Cobos Daract, según testimonio de Raúl Aguirre Molina (compañero de promoción de Perón), tenían un interés especial para los cadetes, quienes allí descubrían datos poco trillados de la historia nacional y, figuras condenadas como la de Rosas[15]”. En la Escuela Superior de Guerra “tuvo como profesores a Ricardo Levene y al Mayor Enrique Rottjer. Precisamente con este último realiza el trabajo Campañas al Alto Perú correspondiente al curso II de Historia Militar[16]”. Otra influencia decisiva sobre él en esta etapa, fue la del Coronel Lucio Cernadas “brillante profesor de táctica”[17].

Pero más allá de tales influencias, en el pensamiento de Perón y de otros militares de su época, se encuentran claros vestigios del francés Jacques Maritain. Propugnando un regreso de las masas al cristianismo, Maritain planeará en su época el siguiente dilema: ¿o bien las masas populares se apegarán cada vez más a las diversas clases de materialismo que se esfuerzan en seducirlas y, entonces, este movimiento se desarrollará bajo formas anormales y engañosas o bien, es el cristianismo al que pedirán una filosofía del mundo y de la vida”[18]. El intelectual francés llega a la argentina en 1936 para brindar conferencias en los cursos de cultura católica mientras que, Perón, se encontraba en Chile. Según Fermín Chávez, Juan Domingo Perón seguiría atentamente sus conferencias a través de los periódicos argentinos que llegaban a nuestra legación.

Por su parte Manuel Ugarte, Leopoldo Lugones, Manuel Gálvez y Alejandro Bunge, influirán claramente en el ex mandatario, como así también los trabajos emitidos por FORJA, en especial los de Raúl Scalabrini Ortiz, Jorge del Río y José Luis Torres. Este último si bien nunca perteneció al agrupamiento de extracción yrigoyenista, publicó algún texto en los legendarios cuadernillos. Para Fermín Chávez otra ascendencia será la del español José Figuerola[19], quien en su obra “La colaboración social en Hispanoamérica”, pregonara el tránsito de la lucha de clases a la colaboración social.

Finalmente no debe descartarse en Perón su herencia indoamericana. Por vía materna primero, y luego a partir de estudios que él mismo realizó en la Patagonia, Perón adquirió conocimientos y habilidades provenientes de sus antepasados araucano-tehuelches, llevando a publicar un libro conocido como “Toponimia de la etimología Araucana”[20]. Algunas huellas de este pensamiento las encontraremos en su forma de conducción política, pero además, en muchas reflexiones donde el ex presidente solía establecer similitudes entre los fenómenos, las fuerzas naturales y los humanos, teñidas de un indudable determinismo. He aquí alguna de ellas:

“También pensé durante estos dieciocho años, que ya debíamos haber realizado nuestra institucionalización, para la cual, recurría a un sistema de simbiosis; más o menos como ocurre en la botánica. Cuando se plantan dos árboles juntos, éstos crecen y luego sale un tercero que no es ninguno de los anteriores, pero que no se diferencia mucho de uno y de otro.”

“A menudo el hombre cree que él es el que realiza la evolución, pero con frecuencia suele no tener razón. Hay un determinismo histórico que es el que está produciendo, una evolución que subterráneamente se está desarrollando. Los hombres sólo podemos crear sistemas que nos permitan vivir en las distintas etapas de la evolución”.

“los pueblos son como las aguas; solamente el tiempo las serena, las tranquiliza”. Si nosotros inyectáramos violencia a ese hecho violento, no haríamos sino agitar las aguas, hay que dejar que se serene y que sedimente. Entonces podremos pensar un futuro más feliz, no sólo para nosotros, sino para todas las comunidades que componen la humanidad”.

Si algo puede sostenerse con certeza, es que desde el punto de vista filosófico, el pensamiento de Perón viene a encarnar una heterodoxia compuesta por la fructífera tradición indo-iberoamericana que Armando Poratti define como pensamiento mestizo y, además, enmarcado en un nítido historicismo – ya que para él – los pueblos en su devenir histórico van marcándose objetivos y fines, a la vez que forjan mediante su propia experiencia, un estilo de vida, una idiosincrasia particular.

En ese orden de ideas y tal como señalamos en alguna oportunidad, el fundador del justicialismo concebía al pueblo como “algo más” que un simple conglomerado de individuos que conviven “contractualmente” en un mismo sustrato físico y normativo. Un pueblo para el ex presidente es en cierta medida, la resultante de una sucesión de generaciones de hombres y mujeres que, compartiendo similar devenir histórico, van coparticipando de acontecimientos y procesos, y en tanto configurando un particular modo de ser. Sin temor a dudas para el fundador del justicialismo, el pueblo es un fenómeno de carácter histórico donde componentes de una progenie van transmitiendo a sus descendencias prácticas, tradiciones y, productos culturales, ideológicos, míticos y religiosos de contenido altamente significativo. Un pueblo es en definitiva para él “una organización tradicional de cultura en la que hay creencias comunes, una historia de lucha y, una memoria, que afloran a cada rato[21]”.

Perón evidentemente se encuadra en una perspectiva filosófica que estima que para comprender ampliamente a un ser colectivo (un pueblo), sea que se piense o no a éste, como un organismo, “es  indispensable conocer todos los elementos que la forman y sus modos de funcionar, con resultados varios en su vida anterior y su vida presente” (Wenceslao Escalante). El historicismo así profesado, presupone al hombre y la realidad como historia y, por extensión, a todo conocimiento como histórico.

El historicismo además, aleja cardinalmente a Juan Domingo Perón de ese desprecio por el pasado que emergió en el siglo de las luces (Aufklärung), período que suele ubicarse entre la Revolución Inglesa de 1688 y la Revolución Francesa de 1789, y que es conocido como el Siglo de la Razón. Para Fermín Chávez dicho período se caracteriza por la fe total y dogmática en la unidad y el valor de la razón humana, razón que es siempre idéntica a sí misma, igual en todos los hombres y en todos los tiempos y, donde “lo racional” debe sustituir a lo real en tanto éste es juzgado como producto absurdo de la historia2[22]. Para Perón la historia es proyección hacia el porvenir ya que, como enseñaba Czeslaw Milosz[23], “nadie vive solo: cada uno habla con los que ya han pasado y cuyas voces se encarnan en él, sube los peldaños y siguiendo su huella, visita los rincones del edificio de la historia”.

Coincidimos finalmente con el pensador entrerriano, que la exportación (o importación) de la doctrina iluminista, generó en nuestro territorio “un prejuicio moral y cultural”. A partir de tal influencia, empezó a concebirse una dicotomía civilización –  barbarie, donde lo bárbaro paradójicamente, resultó lo propio. La idea de barbarie empezó a cobrar sentido negativo viniendo a  “trastornar los supuestos culturales, hasta el punto de hacerle creer a los nativos que su civilización consistía en la silla inglesa y, en la levita, que trae aparejada una concepción naturalista de la sociedad bajo la cual han de sucumbir el ethos de nuestro pueblo y, nuestra incipiente germinación espiritual”[24] . En clara sintonía Perón sentenciaba: “no es que vayamos a renegar del extranjero, aún en ello que su adaptación personal pueda tener de riesgoso y desagradable. No se abona con perfumes, ni nos interesa que la inmigración sea una trata. Pero ha llegado el momento de preferir la instalación de hombres a la importación de ideologías. De hombres a quienes interese más nuestra simpatía que nuestra tierra. Más no se gana simpatía sino robusteciendo la personalidad, creando el encanto de lo propio, e infundiendo el sano respeto de la modelación dentro de la fuerza”[25].

El presente ensayo no aspira en modo alguno a analizar todos y cada uno de los elementos que aparecen en los 40 últimos discursos de Perón sino solamente a contextualizar y a orientar la lectura de los mismos, a partir de una sucinta descripción de la formación intelectual del ex presidente.

No obstante ello, debo señalar que a pesar de las discrepancias sobre su verdadera edad y del efectivo estado de su salud al momento de regresar al país, no dudamos que Perón era  perfectamente consciente que poco tiempo le quedaba en esta vida terrenal, y por tal razón, desarrolló una profusa actividad orientada a manifestar su legado. La escritura del Modelo Argentino para el Proyecto Nacional y, la meticulosa selección de los destinatarios para sus mensajes, fueron un modo disimulado en su época, de expresar su testamento político. No debemos olvidar que, como enseña Armando Poratti[26], cada texto de Juan Domingo Perón representa un momento de su acción.

Así, la capacitación sindical con el fin de fortalecer la columna vertebral del Movimiento Peronista y uno de los ejes del Pacto social; la apelación a la no violencia para materializar una revolución en paz; la necesidad de imponer un profundo nacionalismo cultural como forma de preservar nuestra identidad en un inexorable proceso de integración; la preservación de los recursos naturales[27] y de las materias primas agotables; el rol defensivo de las Fuerzas Armadas, la apelación a los intelectuales para que ellos “formulen lo que el País  quiera y lo que resulte posible realizar”, la lucha contra el colonialismo; la cuestión de la superpoblación; entre otros, serán temas cruciales en su legado.

Para finalizar y sin pretensión alguna de abarcar el universo aquí contenido, quiero concluir estas breves líneas citando alguno de los aspectos mas relevantes de su mensaje estratégico.

Juan Domingo Perón estaba convencido de la existencia de una tendencia inexorable en la humanidad hacia procesos de integración cada vez más complejos.

“Para mí el concepto del mundo futuro es la integración en entidades cada vez mejores y ese ha sido el elemento mecánico de la evolución de la Tierra. Comenzó el hombre aislado y de ahí pasó a la familia, al clan, a la tribu, al estado primitivo, al estado pueblo, a la nacionalidad (…) Hoy estamos ya en marcha hacia los continentalismos, y en poco tiempo más estaremos ya con los pies puestos en el universalismo, es decir, en una tarea organizada, sin divisiones y para satisfacer las necesidades de los hombres de la Tierra”.

En orden a lo expuesto reivindicaba la necesidad estratégica de una integración regional cuyas bases había sentado en ABC[28]

“¿Cómo no podemos llegar también nosotros a un acuerdo para integrar países, en donde todo nos une y nada nos separa? Aquí es cuestión de hacerlo; allá, era cuestión de meditarlo muy profundamente”…“Es un hecho indiscutible el que en las distintas regiones del mundo las naciones se aglutinen y se unan no para hacer la guerra en el sentido clásico, sino para defenderse y defender sus pueblos de los peligros inminentes de una superindustrialización” (). “la cuenca del Plata es, quizás, la zona más importante de América Latina dentro de esa integración. En ella se concentra la cuarta parte de la población del continente con un sector extraordinario para las necesidades del futuro, tanto en reservas para la superpoblación, como en medios para la superindustrialización que se va ir produciendo (…) las inmensas riquezas naturales de esta región deben y pueden explotarse para el beneficio de los pueblos que la habitan. Si lo hacemos en forma racional, ello nos permitirá convertirnos en naciones ricas para al futuro”.

Respecto a la integración, sostenía que ésta debía estar acompañada de una verdadera ratificación de los valores e idiosincrasia propias, proponiendo una doctrina específica para el país y, además, la puesta en marcha de un verdadero nacionalismo cultural.

“Dentro de esa concepción es que nosotros hemos elaborado una teoría ideológica y política para nuestro país, exclusivamente para nuestro país, sin pretensiones ni de hegemonías, ni de preeminencias de ninguna naturaleza… En lo socio cultural queremos una comunidad que tome lo mejor del mundo del espíritu, del mundo de las ideas y del mundo de los sentidos, y que agregue a ello todo lo que nos es propio, autóctono, para desarrollar un profundo nacionalismo cultural, como antes expresé. Tal será la única forma de preservar nuestra identidad y nuestra Argentina”.

La superpoblación y la cuestión de los recursos naturales[29] aparecen como los grandes desafíos de la humanidad de cara al futuro.

“los hombres deben darse cuenta de que son todos hermanos y que deben unirse pues, de lo contrario, habrán de sucumbir. Cada DIA que pasa se va acercando más el momento: si no se procede así, las soluciones son siempre dos: un reordenamiento geopolítico que  permita una mayor producción y distribución o, la supresión biológica, tendiente a disminuir el número de bocas que consumen”.

Sus reflexiones lo indujeron a advertirnos respecto de la necesidad estratégica de defender nuestros recursos con uñas y dientes. La lucha por la liberación era para él en cierto sentido, la lucha por los recursos y la preservación ecológica a través de un desarrollo sostenible, concepto que posteriormente fue lamentablemente desvirtuado.

“No nos hagamos ilusiones de que la historia puede cambiar en ese sentido. Si nosotros no estamos preparados para defendernos, nos van a quitar nuestras riquezas y, para ello, existen muchos medios. “Las inmensas riquezas naturales de esta región deben y pueden explotarse intensamente para beneficio de los pueblos que la habitan. Si lo hacemos en forma racional, ello nos permitirá convertirnos en las naciones ricas del futuro, a lo que justamente aspiramos para bien de nuestros pueblos”…. La lucha por la liberación es en gran medida, lucha también por los recursos y la preservación ecológica. En ella estamos empeñados. Los pueblos del tercer mundo albergan las grandes reservas de materias primas, particularmente las agotables”.

Para Perón, a las Fuerzas Armadas les cabía una misión: la de constituirse en defensoras de los recursos – y en tanto – garantes de la liberación nacional, fijando de esta forma una hipótesis de conflicto para ellas.

“la verdadera tarea nacional es la liberación (….) la defensa se hace así contra el neocolonialismo y, el compromiso de las Fuerzas (Armadas) es con el desarrollo social integrado del país en su conjunto, realizado con sentido nacional, social y cristiano”.

Para tal cometido debía operarse en la sociedad argentina algunas modificaciones en el campo de lo sociológico y epistemológico.

“Para enfrentar estos desafíos necesitamos no sólo los más modernos conocimientos técnicos y el conocimiento acabado de la tecnología de nuestros días, sino también una especial aptitud moral y espiritual, que nos permita ver los problemas y buscar las soluciones con una gran comprensión para nuestros mutuos anhelos y aspiraciones, y con gran perspectiva histórica”.

La reconstrucción argentina tenía para Perón como uno de sus pilares, a un movimiento obrero organizado, formado y capacitado; era aquella  famosa “columna vertebral”. Había llegado el tiempo de la formación.

“Vamos a darles armas a esos dirigentes para que sean más capaces en todas las ocasiones, vamos a cultivar esa materia gris, sin la cual la vida no tiene norte ni timón … las organizaciones firmes y bien organizadas, unidas y solidarias, resisten la acción de cualquiera de esos microbios o gérmenes patógenos que se pueden introducir en ellas. Cuando la organización no es real ni es buena, cede. Esto es lo que pasa cuando uno está débil: ingresa un microbio y afloja.

El objetivo principal de su tercera presidencia fue, sin lugar a dudas, la liberación nacional.

“Compañeros: en esto, por sobre todas las cosas, debe prevalecer la defensa de los intereses de la nación. La liberación no es un problema de violencia sino de inteligencia”.

El medio: la unidad nacional y la reconstrucción del hombre argentino.

“Yo vine al país para unir y no para fomentar la desunión entre los argentinos. Yo vine al país para lanzar un proceso de liberación y no para consolidar la dependencia. Yo vine al país para brindarle seguridad a nuestros conciudadanos y lanzar una revolución en paz y armonía y no, para permitir que vivan temerosos quienes están empeñados en la gran tarea de edificar el destino común. Yo vine para ayudar a reconstruir al hombre argentino, destruido por largos años de sometimiento político, económico y social”.

El instrumento elegido: Un pacto social

“Como ustedes saben, nosotros propiciamos que el acuerdo entre trabajadores, los empresarios y el Estado, sirva de base para la política económica y social de nuestro gobierno. Lo hicimos con la convicción de que es el mejor camino para lograr, con el aporte de todos, sacar adelante al país. Los que hayan violado las normas salariales y de precios, como los que exijan más de lo que el proceso permite, tendrán que hacerse cargo de sus actos”.

El modo: el diálogo

“Nosotros encaramos una función de gobierno a través de las consultas de opiniones, ya que es la única manera de llegar a conformar un cuerpo de doctrina que nos permita hacer lo que mejor podamos. Claro que muchas veces habrá que conformarse con lo bueno, ya que lo mejor suele ser enemigo de aquello. No obstante lo mejor puede salir de una compulsa general de opiniones.

* Por Francisco José Pestanha. Estudios sobre el Peronismo:

fpestanha@hotmail.com

[1] Saúl Taborda; Nació el 2 de noviembre de 1885 en la ciudad de Córdoba. Brillante pedagogo argentino, fue uno de los principales impulsores de la reforma Universitaria  junto a Deodoro Roca, Raúl Orgaz y Carlos Astrada. En 1921 es nombrado rector del Colegio Nacional de la Universidad de la Plata. En 1922, marcha a cursar estudios en Filosofía a la Universidad de Marburgo y prosigue luego los mismos en la Universidad de Zurich, en la Universidad de Viena, y finalmente en la Universidad de París. Fallece en la ciudad de Unquillo, en su provincia natal el 2 junio de 1944.

[2] Colmar Barón von der Goltz; General y escritor militar alemán, mariscal del ejército alemán desde 1911. Estudió en la Academia Militar de Berlín e ingresó en el ejército en 1861. En 1870 se le confió el mando del II Cuerpo del Ejército como oficial del Estado Mayor. Impartió clases en la Academia Militar de Potsdam en el año 1871.  Entre 1908 y 1910 se ocupó de la reorganización del ejército turco. En 1911 recibió el cargo de mariscal de campo. Pasó a la reserva, aunque con el estallido de la Primera Guerra Mundial fue llamado al servicio y nombrado gobernador general de Bélgica, cargo que ocupó desde finales de agosto de 1914 hasta octubre del mismo año.

[3] Diccionario de la Lengua Española: Real Academia Española. Decimonovena Edición. Madrid 1970

[4] Galasso, Norberto: “Perón: Formación, Ascenso y Caída (1893-1955)”. Buenos Aires, Colihue, 2005. p. 43

[5] Piñero Iñiguez, Carlos: Perón: “Oficio de soldado, vocación de estratega”. Revista  Caras y Caretas. Cuaderno Nro 10.

[6] En 1931 cuando Cernadas prologó su libro “El Frente Oriental de la Guerra Mundial en 1914” que había dedicado a Descalzo, señalaba allí que el Capitán Perón se ha superado a sí mismo, a su edad y a su propia jerarquía”. Enrique Rottjer, su profesor de historia militar, juzgó el texto de Perón sobre las Campañas al Alto Perú como excelente.

[7] Chávez, Fermín: “Defensa Nacional y Seguridad Nacional. Opúsculo publicado en 1990.

[8] Aquí, como en otras oportunidades,  la idea de nación es utilizada como sinónimo de Pueblo.

[9] Perón Juan D: Entrevista dada a Sergio Villaroel, Roberto Maidana y Jacobo Timerman en periódico “la Opinión” Buenos aires 5 de setiembre de 1973.

[10] Chávez Fermín: “Defensa Nacional y Seguridad Nacional”… ibidem.

[11] Chávez Fermín:  “Defensa Nacional y Seguridad Nacional  …  ibidem

[12] Chávez Fermín: “Defensa Nacional y Seguridad Nacional”… ibidem.

[13] José. M. Sarobe fue quien instó Perón, entre otras recomendaciones, a acercarse al Justismo evitando que quedara del lado de la facción perdedora.

[14] Francisco Pestanha: Ensayo introductoria al libro  “Política y Estrategia, no ataco critico” de Juan. D. Perón. Editorial FABRO. 2009.

[15] En: Francisco Pestanha: Ensayo introductorio al libro  “Política y Estrategia, no ataco critico” de Juan. D. Perón. Editorial FABRO. 2009.

[16] Chávez Fermín : “Discurso preliminar a las obras completas de Juan Domingo Perón…Ibìdem

[17] Chávez Fermín: “Discurso preliminar…. Ibídem

[18] Citado por Fermín Chávez en “Perón y sus fuentes”. Opúsculo editado en 1989

[19] Chávez Fermín en “Perón y sus fuentes”. Opúsculo editado en 1989

[20] Elaborado con la ayuda de algunos pobladores de Neuquén y de descendientes de araucanos, amigos suyos, afincados en Quilla Quina.

[21] Fermín Chávez: “Pueblo, Cultura, Nación y Futuro”. Publicado en el Boletín “Los huérfanos de Perón”.Año 1988.

[22] Fermín Chávez: “Historicismo e iluminismo en la Cultura Argentina”. Centro Editor de América Latina. 1982.

[23] Abogado, poeta, traductor y escritor polaco.

[24] Chávez, Fermín: “Civilización y  Barbarie”. El liberalismo y el Mayismo en la historia y en la cultura argentinas”. Editorial Trafac. Edición 1956.

[25] Chávez, Fermín: “Lo Argentino como producto  ….   Op cit.

[26] Poratti, Armando: “La comunidad Organizada: texto y gesto”. En Juan Domingo Perón, La Comunidad Organizada. Vigencias y Herencias. Colección Liberación Nacional. Buenos Aires. 2007

[27] Para complementar esta idea puede verse “Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo”, escrito el 21 de febrero de 1972, Carta enviada a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano” Estocolmo 1972.

[28] Durante sus dos primeros mandatos Perón fue impulsando uno de mayores proyectos: Integrar Sudamérica. Comenzando con Argentina, Brasil y Chile El proyecto se conoció como ABC.

[29] La preocupación de Perón respecto a los recursos no renovables, puede sintetizarse en la siguiente sentencia: “Cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales. Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los mismos (…) Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado”(1). En Perón Juan Domingo: Madrid 21 de febrero de 1972. Carta enviada a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano

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