La recuperación y defensa de nuestras Malvinas según la revista “Línea” (1981-1982): Malvinas SI, Proceso NO Guillermo Carrasco,

 

Guillermo Carrasco, Universidad Nacional de Lanús

licguillermocarrasco@gmail.com

 

En este trabajo, analizamos los posicionamientos de la revista Línea sobre la cuestión Malvinas. El corpus documental está integrado por  los números con referencias a Malvinas del período comprendido entre marzo de 1981 y julio de 1982, desde la N° 8, de marzo de 1981 (en el que José María Rosa, director de Línea, invitaa la cúpula militar a recuperar las Malvinas y a desistir de una hipótesis de conflicto con la hermana república de Chile), pasando por los números editados durante  la recuperación y luego la defensa de nuestras islas, hasta el regreso de los combatientes y los desafíos de la inmediata posguerra en el N° 24, de julio de 1982.Comenzamos refiriéndonos a la trayectoria de José María Rosa y al origen, los objetivos y las características de la publicación.  Para este abordaje, contamos con fuentes bibliográficas, testimoniales y con la propia experiencia como fotógrafo y militante de la revista en la zona sur del conurbano bonaerense (Lomas de Zamora y, principalmente, Almirante Brown).

 

¿Quién era José María “Pepe” Rosa, el director de la revista Línea?

A continuación, algunas semblanzas de José María Rosa, el mayor historiador de los argentinos (Hernández, 1978):

El terror llevó a muchos a llamarse a silencio. No fue el caso de Pepe Rosa. El      historiador, que cierta progresía consideraba un populista de derecha, seguramente militarista, y bastante facho porque admiraba a Rosas que, como se sabe, era nazi     fascista, no se calló a la hora de criticar a los dictadores militares: dirigió la primera revista opositora publicada bajo el terror y hasta tuvo que afrontar un juicio por   calumnias e injurias de Videla y Massera,a quienes había llamado subversivos y corruptos”.(Manson, 2008).

 

José María Rosa integra y representa la línea nacional, de claro contenido popular y        revolucionario, y dedica todo su esfuerzo en contribuir a la concientización y organización política del pueblo argentino.(Línea N° 21).

 

En 1958 regresó del exilio y continuó su obra historiográfica con la publicación de su historia de la Guerra de la Triple Alianza. En los años 60´ comenzó su gran esfuerzo de divulgación de una visión nacional de nuestra historia a través de los  trece tomos de su Historia Argentina(…), su gran trascendencia fue el haberse convertido, a través de esa misma Historia Argentina,en el inspirador de una interpretación histórica de masas que tiñó uno de los períodos más intensos de la        vida política de nuestro país, como lo fue el de los años 60´y 70´.

Generaciones enteras entendieron nuestro pasado desde la interpretación de José María Rosa (…). Durante la dictadura de Onganía se produjo la conversión de buena parte del estudiantado universitario y de amplios sectores de la clase media al peronismo. Esta conversión de los nuevos peronistas fue acompañada por una adhesión masiva a la corriente revisionista de la Historia, en particular a la que venía difundiéndose con (José María) Rosa a la cabeza.

Éste unía a su condición de historiador  de fuste una prosa privilegiada que lo convertía en el divulgador por excelencia, y el recuerdo de una militancia activa que   incluía los riesgos corridos durante la represión que siguió al levantamiento de Valle.

Así se convirtió, por mérito propio, en el transmisor de una interpretación de nuestro pasado que fue asumida por toda una generación. Junto a él estuvieron otros meritorios historiadores que también unían la acción política a la revisión del pasado como Fermín Chávez y los jóvenes Rodolfo Ortega Peña  y Eduardo Luis     Duhalde.

Ya viejo, su coraje le alcanzó para ponerse al frente de una revista política “Línea”,         desde la que se criticaba las acciones de la más feroz dictadura que los argentinos hayamos soportado. Una vez más, el veterano polemista, arriesgaba hasta su vida por decir sus verdades. (Chávez, 2005)

 

Antecedentes de la revista Línea

En 1977 comienzan a reunirse jóvenes en Rosario, en el Colegio Marista, buscando realizar actividades criptopolíticas. Surge la idea de desarrollar cursos de Historia. En uno de los viajes a Buenos Aires, se relacionan con el padre Orellano, peronista y perteneciente a la orden  Mercedaria, confesor de Isabel, quien les abre la puerta del convento de la calle Reconquista, donde a veces dormían. En ese momento, las aulas eran usadas por la Universidad Católica, a cargo de Monseñor Derisi. Aparte de Historia Argentina, se dictaba un curso de Fe y Política, a cargo del propio padre Orellano.En otro de sus viajes a Buenos Aires, Rubén Ricardo “Chacho” Contesti, que era el organizador de ese grupo de jóvenes, conoce a Fermín Chávez y lo invita a dar clases en Rosario. Fermín, según cuenta Manson, no salía de su asombro cuando le pagaron el viaje, la estadía a él y a su esposa Tona y su trabajo. Hay que resaltar la generosidad de Fermín Chávez que asistía siempre que podía adonde lo invitaran, sin cobrar un peso ni importarle la cantidad de participantes.Chávez es quienle sugiere a Chacho Contesti la invitación a Pepe Rosa. Y a principios de 1979 se realiza el curso. Cuenta Contesti que la gente venía y pagaba el curso. Pepe no lo podía creer: “siempre hablé gratis en el Tortoni y no iba nadie, y acá se juntaron 400 personas ¡y pagaron!”. Y hasta salía en los diarios. Se preguntaba: ¿cómo está organizado esto? O son oligarcas o son comunistas” (entrevista de Enrique Manson a Rubén Ricardo Contesti, Manson, 2008).

El nombre que cubría a ese grupo y que se utilizó en ese período de proscripción política era Instituto Pablo VI. Todo el año 1979 fue de una extensa actividad que giraba alrededor de las charlas que dictaba José María Rosa.A fines de diciembre de 1979,Rosa se entrevista con Isabel Perón (presa en la Quinta de San Vicente), quien sólo hablaba con una asistente y con sus carceleros militares. Cuando entre otros temas, le comentó la salida de una revista de Historia, Isabel le habría sugerido que fuera también de política

¿Qué fue entonces la revista Línea? Fue la cara visible y legal  de una agrupación política,actividad prohibida por el Proceso.Durante la movilización promovida y ejecutada por los cuadros políticos que dirigían la revista Línea firmaban las convocatorias a distintos actos y conferencias la Agrupación Línea Nacional, Juventud peronista y Juventud Universitaria Nacional.

 

“La voz de los que no tienen voz” era su lema. Línea se posicionaba así comouna voz amplificada, una herramienta muy eficazpara librar una batalla cultural, desde el historicismo: “la historia como política del pasado”, como tantas veces lo definiera el director de la revista, el valor del pasado en el presente y el futuro y el pueblo como protagonista central. Dentro de las distintas corrientes historiográficas como el historicismo o el iluminismo, José María Rosa,claramente se define por la primera de ellas, a contramano de lo que se califica como “historia oficial”  o también “mitromarxismo”.

Los controladores del Proceso y la vigilancia sobre sus conferencias para que no hiciera /incitara a una actividad política le garantizabanuna buena cantidad de público, aunque no deseado (servicios de distinta índole y distintos organismos).No le prohibían que hablara sobre la historia porque no le daban valor al pasado. Lo mismo que sucede con muchos dirigentes políticos en la actualidad, por ignorancia o por conveniencia.

El Editorial daba un panorama general, integral.La Nota de Tapa era útil como“bajada de línea” para los compañeros y compañeras que militaban políticamente la revista. Se analizaba, se debatía, y luego se difundía.

La revista Línea también contó con la colaboración de periodistas nucleados en la Agrupación Scalabrini Ortiz y muchas colaboraciones individuales, más los grupos de compañeros organizados en Rosario, Córdoba, Capital Federal (actual ciudad de Buenos Aires) y distintas localidades del Gran Buenos Aires.

Respecto a la financiación y distribución, surgió una propuesta que, según Enrique Manson, se debió a la creatividad y capacidad organizativa de Juan Domingo Contesti, hermano de “Chacho” que propuso “un sistema basado en la confianza”que se había logrado a través de los cursos y conferencias en sus participantes y allegados. Era la venta anticipada de un año de los números de la revista, a través de suscripciones, lo que permitió lograr un ingreso para auto-sustentar el proyecto editorial. La venta en los quioscos era económicamente, lo de menos. Sobre diez ejemplares que se enviaran a los kioscos para su expendio se calculaba que se podría cobrar sólo el veinte por ciento y, eso, luego de varios meses. Pero si bien económicamente no era relevante, políticamente sí lo era. Mantenía la legalidad de la revista, dándole una circulación pública. Y permitía también tener un panorama sobre la aceptación de la gente y la demanda en los quioscos. Fue muy útil,en esa tarea,la colaboración del gremio de los canillitas. También varios compañeros con compromiso político, compraban una cierta cantidad de revistas, pagándolas al contado y luego eran vendidas por cuenta y riesgo de ellos mismos. Las suscripciones anuales, realizadas por compañeros de confianza, se hacían a nombre del citado Instituto Pablo VI.

En diciembre de 1980 aparece en el staff de la revista un tal Raimundo Soria, corresponsal en Madrid.Y, en marzo de 1981, con la aparición del número 8 de la revista Línea, se agrega el nombre de Sebastián Vargas como corresponsal en París. Estos dos nombres, más el de Francois Lepot, que firmaba sus artículos en el diario Clarín, corresponden a la misma persona, un gran amigo de Pepe Rosa: Enrique Oliva, colaborador de lujo de la revista Línea, tuvo una acción destacada durante la guerra por la defensa de Malvinas y también durante la  posguerra.

 

Línea y la recuperación de las Malvinas

Un tema planteado recurrentemente en la revista, en general, por su director, era el de la necesidad de la restauración del rol sanmartiniano de las fuerzas armadas, que volviera a surgir de su seno la formación liberadora, antiimperialista y sudamericana. Aunque fuera difícil lograrlo, apelaba a volver a “lo nacional”, para que esefuera el camino de nuestras fuerzas armadas. En marzo de 1981, José María Rosa decía:

Y, acto seguido, apoderarse de las Malvinas. Un acto de heroica locura que les    devolvería ante sus camaradas susceptibles la consideración perdida por la       mutilación de los islotes y ante la opinión popular un apoyo que jamás tuvieron y, dificultosamente podrían haber conseguido, en una guerra contra Chile (…). Y si no fuera así: si la “home fleet” se viniese agresiva, porque el maltrecho león británico, con derecho o sin derecho, aún puede dar zarpazos;¡¡qué oportunidad para nuestros militares de demostrar que si fueron objetables gobernantes, supieron cumplir como  guerreros!! (Línea, N° 8)

El sábado 20 de marzo, en Puerto Stanley, un grupo de ingleses se apoderó de las oficinas de Líneas Aéreas del Estado (argentino), arrancando su bandera y sustituyéndola por la de su país, y escribió con pasta dentífrica a manera de explicación: “donde las dan las toman”.

Contaba luego “Pepe” Rosa que este ataque a la oficina de la aviación argentina y su cartel escrito en modo desafiante surgió como reacción a la publicación hecha por el gobernador de la colonia inglesa en Puerto Stanley, que un grupo de trabajadores argentinos que estaban realizando tareas en la isla San Pedro (Georgias del Sur) había tenido la osadía de ¡¡alzar su bandera y cantar el himno de su Patria!! Y que al ser intimados a abandonar el lugar se negaron “por encontrarse en territorio argentino”. Continúa Pepe: las islas quitadas por prepotencia, el 2 de enero de 1833 por la corbeta británica Clío, habían sido recuperadas por la Argentina, también por prepotencia, y agregaba:“donde las dan, las toman”.

No somos políticamente militaristas- lo hemos gritado a través de dos años de  constante  y fuerte prédica- pero respetamos a las Fuerzas Armadas cuando las inspiran propósitos sanmartinianos, es decir, cuando actúan como brazo armado delpueblo y no como partido militar al servicio de intereses y poderes antinacionales”…La movilización de la conciencia nacional, que reside en el pueblo, será el reaseguro definitivo. (Línea N° 21)

Al cierre de la edición del N° 21 de Línea, se produce el desembarco argentino en las Malvinas y José María Rosa escribe con celeridad:

(…)entre la indudable alegría de nuestro pueblo y la sorpresa y gran confusión de gran parte de las dirigencias políticas populares  que responden nidudando entre            el“no” y el “sí”, Línea, consecuente con su prédica esencialmente nacional, grita            ¡SÍ!a la recuperación de las Malvinas, por ser un objetivo nacional largamente perseguido…

La gran movilización popular del 30 en repudio a la dictadura militar y     la         orgullosa alegría de toda la Nación del día 2, vistas superficialmente, podrían   parecer antagónicas. Observadas en profundidad, son una sola y misma cosa.    Porque ninguna acción política nacional, la ejecute quien la ejecute, encontrará en el        pueblo indiferencia u oposición. Allí donde está lo nacional, también está lo popular.

 

Ojalá ningún argentino, por más opositor a la dictadura que se sienta (y nosotros en primer lugar) se confunda en estos momentos al punto de restar su apoyo a la ansiada recuperación de las Malvinas.

 

Y terminaba el breve y apurado artículo, en la página 2de la revista Líneade abril de 1982 diciendo:

 

(…) el hecho quizás ayude a hacer comprender a las Fuerzas Armadas que así como        el pueblo repudia la entrega y el sometimiento que el Proceso simboliza, también          está dispuesto a apoyar sin prejuicios cuando de recuperación de soberanía-la dignidad de la Nación- se trata (…). De ahora en adelante, habrá que llenarlo de  pueblo, para que nadie ya pueda desandarlo. (Línea N° 21)

La contratapa, en color azul celeste y blanco, exhibió la frase “en apoyo a la recuperación de las Malvinas”.Y, en la parte inferior, la consigna: “movilización popular por la soberanía nacional”. El editorial de Pepe Rosa, el artículo de la página 2 y la contratapa, son las modificaciones que se realizaron con premura sobre el contenido original del N° 21de la revistaLínea, que estaba ya en imprenta, cuando se produce la recuperación de nuestras Islas Malvinas, el 2 de abril de 1982.

 

Malvinas SI Proceso No

La nota de tapa, Guerra al Imperialismo fijaba el objetivo político de la revista Línea a principios de mayo, en su número 22.La consigna tomada de la voz del pueblo, de los miles y miles de personas movilizadas a Plaza de Mayo, es el título de la nota de tapa, en mitad de la revista, de cinco páginas de extensión:Malvinas ¡Sí! Proceso ¡No!Una consigna táctica, podría ser una interpretación, de una consigna estratégica de raíces forjistas que va en camino de cumplir cien años y consideramos de plena actualidad: ¡Patria Si! ¡Colonia No!Hoy, lavada y disimulada en sus verdaderas intenciones, bajo un genérico nombre de grieta, sin definir claramente quiénes están de cada lado.

Hace cuarenta años, la propuesta de la revista Línea era que las fuerzas armadas, que habían emprendido un camino de la causa nacional con la recuperación de nuestras islas Malvinas, debían repudiar al Proceso, en tantoexpresión máxima de los intereses antinacionales. Esa era la gran contradicción. De la resolución de esa contradicción dependía, en gran, parte el futuro de la Nación.

Línea sostenía hace cuarenta años que solamente las grandes movilizaciones populares, de un profundo contenido y sentimiento nacional, realizadas masivamente, de forma pacífica, solidarias con las fuerzas armadas que estaban en las Malvinas, podían ayudar a resolver en forma positiva la crisis de ese momento, a favor de la felicidad del pueblo y de la grandeza de la Patria.Una crítica a la dirigencia política en general, y a la justicialista en particular, por no facilitar los canales necesarios para la participación popular, que no encontraba ni un análisis de la situación que le permitiera al pueblo comprender qué hacer en esa emergencia.

Es importante tener en claro que al momento de la salida de los ejemplares de la revista número veintidós, correspondiente al mes de mayo, no se había producido todavía ninguna acción bélica. Ni el crimen de guerra cometido por los ingleses con el hundimiento del crucero “General Belgrano”, que sirvió para ahondar el conflicto.

La falta de un análisis político dentro del campo nacional y popular quedó en evidencia con la paralización de las dirigencias y militantes políticos. Esta parálisis y el vacío político resultante es el que se plantea llenar desde la revista.Al respecto, sostiene que no hubo una concepción, planificación, ejecución y explotación en todo el mes de abril que presentaran propuestas de participación popular. Describe la situación de cómo toman los hechos del 2 de abril a la revista (en imprenta, como ya ha sido mencionado) y que solamente la sensibilidad del director José María Rosa pudo resolver la situación en el apuro: “separando hechos de protagonistas nuestro maestro, don Pepe Rosa nos sacó del agua: ´apoyemos sin medias tintas; el hecho forma parte de la mejor línea nacional´”. Y será en la contratapa que alcanzaríamos a plantear la propuesta de participación popular en apoyo del desembarco de las fuerzas armadas en las Malvinas.

El artículo continúa describiendo cómo durante el mes de abril en los locales de la agrupación Línea Nacional aparecen muchos compañeros y compañeras, militantes y no militantes, que buscaban comprender el hecho de la recuperación de las Malvinas sin que se esté apoyando al Proceso.La respuesta de los participantes fue, como la misma situación, novedosa. Se empiezan a organizar libremente los militantes en grupos barriales, de amigos, compañeros de trabajo, sin dirigentes y eligiendo libremente bajo qué formas y modalidades articulaban sus acciones.Una forma organizativa de abajo hacia arriba, intentando cubrir el vacío de acción política dejado por la dirigencia por no entender que el verdadero enemigo era el Proceso:

Aquellos que desde hace años venimos sosteniendo la necesidad de fundar una   acción política en un análisis que nos permita caracterizar al enemigo, ubicar sus métodos operantes, detectar sus manifestaciones en todos los campos, como la única           forma válida de actuar políticamente (…) los que sostenemos que el enemigo es el             Proceso(…) pudimos, finalmente, separar la paja del trigo y participar      crecientemente(…)Los agrupamientos, tendencias y corrientes políticas con           una deficiente             caracterización de quién es el enemigo, en una simplificación          excesiva y errónea terminaron creyendo que luchaban contra las Fuerzas             Armadas y      ese error los llevó a ponerse del otro lado, casi a ponerse… ¡junto a los ingleses!

Pero como ésa no es su intención, antes de quedar en off-side prefirieron paralizarse         escudándose en la histórica consigna que desempolvaron: “desensillar hasta que         aclare”. (Línea N° 22, p. 6)

El Proceso de Reorganización Nacional fue un proyecto político y, según la nota de la revista Línea, se centraba principalmente en tres pilares: a) los intereses imperialistas, el poder financiero internacional y las multinacionales; b) una versión actualizada de la oligarquía, conformada por una minoría cipaya que usufructúa su papel de socia menor del neocolonialismo, y que se constituía en  la base de penetración y proveedora de cuadros dirigentes al plan antinacional y c) instrumentar a las fuerzas armadas como un partido político, alejadas de las funciones que le corresponden a través de la Constitución y estando al servicio de una camarilla militar cuya acción desde hace treinta años es conocida por el pueblo argentino (Línea N° 22). Además, esa la cúpula militar del Proceso aplica, desde 1955, la teoría del enemigo interno, de la “Doctrina de Seguridad Nacional” e identifica mayoritariamente a ese enemigo con el peronismo. No hablan de enemigos externos, pues de ello se ocupa el “hermano mayor del Norte” (Línea N° 22).

La extensa nota se refiere, además, a la masiva movilización del sábado 10 de abril, afirma que dejó una huella a seguir por el campo popular, pero también por las fuerzas armadas y el Proceso. Se marca la diferencia entre las fuerzas armadas y el Proceso, quizás alentando una fractura. Se destaca que, sin dirigentes, varias decenas de miles de argentinos (los autores de la nota calculan unos 90.000) se movilizaron en apoyo “a las Fuerzas Armadas en las Malvinas” al mismo tiempo que  “en repudio del Proceso”, y sostiene que en ello no existe ninguna contradicción.Y que para nada sirvieron los cortes televisivos, los parlantes que provocaban a los miles de manifestantes, que eran mayoritariamente peronistas, que intentaron de todas las formas posibles encubrir y desviar el verdadero sentimiento de quienes se movilizaron a la Plaza de Mayo.A las consignas tradicionales del peronismo, como la marcha partidaria, el ya histórico “se siente, se siente / Perón está presente” se impuso una consigna que “largó” un joven canillita, y que fue “la consigna” de ese sábado: “Galtieri, Galtieri, prestá mucha atención…Malvinas Argentinas…el pueblo es de Perón”.Era para todo el Proceso, no sólo para Galtieri. No hubo ninguna contradicción entre los silbidos interminables que recibió el presidente de facto cuando se refirió a sí mismo como representante del pueblo y cuando se lo aplaudió sin límites en respuesta a sus expresiones contra Inglaterra y la decisión de no entregar “ni un metro cuadrado” (Línea N° 22, p. 20). De esta manera, sintetiza Línea los alcances, la relevancia de la recuperación argentina de las islas Malvinas:

 

(…) Pero esta guerra significa mucho más que la posesión del archipiélago. Ant todo luchamos por la soberanía, ya que las islas son nuestras y nos fueron            arrebatadas por la ley del más fuerte; eso significa que luchamos por el derecho de   los débiles a no ser avasallados impunemente por los fuertes (…). Este es el primer             y hondo significado del 2 de abril, que algunos todavía no quieren comprender (…)   es comprensible que toda una literatura antipopular, que toda una historia falsificada    sirvió para confundir su mentalidad y las FF.AA creyeron que podían- y debían-         sustituirse al Pueblo como soberano de la República. No todas las FF.AA (…) sino     lo que llamamos “el Partido Militar”. Pero cuando llegó el 2 de abril, y las élites   demostraron su incomprensión del patriotismo, mientras el Pueblo salía a las plazas a aplaudir el gesto de heroísmo, los militares comprendieron donde estaban sus enemigos y donde sus amigos (…). Pero hay algo más que la recuperación de las     Malvinas, y el reencuentro del pueblo con las FF.AA. En la batalla del Atlántico luchamos por nuestro destino como Nación, por América, por “nuestra” América.

En estas horas cruciales volvemos a ser la Patria Grande de 1810, cuando la voz            argentina resonaba en nuestro continente “desde un polo hacia el otro”, y el autor de nuestro himno sentía como propio lo que ocurría “en México y Quito, Potosí,             Cochabamba y La Paz” y le dolía el luto y llanto del triste Caracas. Entre Inglaterra        por el sur, y los EEUU por el norte, partieron las Indias Occidentales que eran             nuestra herencia española (…) ¿No estaremos en vísperas que el fracaso de ambos         imperios enemigos, nos devuelva la unidad que un día nos quitaron? (editorial de José María Rosa, Línea N°23, junio de 1982, p.1)

 

Así editorializa Pepe Rosa en el siguiente número de la revista, que será la última mensual hasta diciembre del 83´ (Línea N° 23, p.1). Propone tres temas principales para la organización de todos los sectores nacionales y populares: a) la lucha por la soberanía b) el reencuentro del pueblo con las Fuerzas Armadas y c) un eje de trabajo fundamental, que desde la revista Línea y las agrupaciones políticas que acompañan su prédica política y movilización en distintos actos: la lucha de Nuestra América, de la Patria Grande, de América Latina. Un tema que hoy, a cuarenta años de la recuperación y defensa de nuestras Malvinas, queda más que claro que se hará de la mano de los demás países de América Latina.

Por eso en este número, tendrá un artículo sobre Latinoamérica: Ahora o Nunca, de Juan D. Perón, un libro de mediados de la década del 60¨, dónde describe la realidad de Nuestra América y propone un camino de unidad: los Estados Unidos de Sudamérica. Decía Juan D. Perón:

(…) La lucha de un mundo superpoblado y superindustralizado será por la comida y la materia prima. El mejor destino futuro estará en manos de los que tengan la mayor reserva de ambas.Pero la historia prueba que, cuando los          “grandes” han necesitado de ambas cosas, las han tomado de donde existan, por las             buenas o por las malas. Nosotros, los latinoamericanos, disponemos de las        mayores reservas (…) pero también por eso el futuro se nos presenta más          amenazador. Si no nos unimos para constituir una comunidad que nos ponga a     cubierto de semejante amenaza, el futuro ha de hacernos pagar caro tal     desaprensión, porque los pueblos que no quieren luchar por su libertad, merecen            la esclavitud.(Línea N° 23, p. 22, 23 y 24).

 

El 12 de Mayo, en la Federación de Box, Línea y las agrupaciones políticas que la acompañan (JUN, JUP, y Línea Nacional) realizan un acto público.

En una extensa nota de tres páginas, los distintos oradores describen la cruda realidad que nuestra Argentina está viviendo. Así analiza el panorama Pepe Rosa:

(…) Esta heroica locura (…) reabre un nuevo capítulo en la historia (…). La         recuperación de las Malvinas, es la recuperación de la Argentina íntegra, con sus          ideales, su pueblo, su historia. Un pueblo decidido a triunfar puede vencer a un enemigo varias veces más poderoso, lo vencerá a la corta o a la larga, es una lucha             de liberación y la historia contemporánea enseña que suelen durar años.En caso de          que las cosas no nos fueran militarmente favorables, esto será ocasional si se      mantiene firme el espíritu patriótico y sin abdicar a ninguno de los ideales.

Todo el pueblo argentino, toda América Latina tiene la esperanza de que el 2 de abril se haya abierto un nuevo capítulo de la historia de América. ¡Triunfaremos, sin duda triunfaremos, porque en la lucha de los pueblos contra los imperialismostriunfan los pueblos! (Línea N° 23, p. 26, 27 y 28).

Toda la riqueza del análisis de la política nacional aportada en este número de la revista Línea, converge con lo que Juan Guglialmelli plantea en el artículo titulado Geopolítica de la región Austral. Sostiene que:

(…) El pivote principal de toda esta zona son las islas Malvinas fundamentando       en dos aspectos principales: 1) Desde ellos se domina y controla todo el Mar      Austral. 2) La proyección que ello posibilita sobre todo el territorio antártico.    (…) hemos entrado en una guerra, no declarada pero si de hecho, con Gran Bretaña           y Estados Unidos (país que le dio su apoyo irrestricto al Reino Unido)      conjuntamente con sus socios de la Organización del tratado del Atlántico Norte   (OTAN)en todo lo inherente a colaboración material y militar.

(…) Desde el punto de vista militar, se puede afirmar  que desde las Malvinas se             controla el tráfico del oceáno Atlántico al océano Pacífico que se realiza a través de        tres pasajes: el estrecho de Magallanes, el Canal de Beagle y el Pasaje de Drake       (…) además se controla otra área menos conocida, que es el pasaje del océano Indico al océano Pacífico donde se realiza un tráfico marítimo marginal  con respecto al que se efectúa a través de Ciudad del Cabo (de gran importancia    estratégica en caso de conflicto).

Desde Malvinas se traquea el posible tránsito desde el África hacia el sur de Río de Janeiro y a todo el litoral argentino.

Luego destaca la importancia económica, aparte de la militar, especialmente en los recursos pesqueros y petrolíferos.  Y el artículo culmina agregando (…) Todo esto         configura el problema actual que nos toca vivir a los argentinos y ante el cual, es preciso estar preparados para soportar un conflicto de largo tiempo con las       potencias que pretenden avasallar el ejercicio pleno de la soberanía territorial      que nos pertenece sin duda alguna. (Línea N° 23 p.31).

 

Línea: el análisis de la guerra y los desafíos de la posguerra

A partir de julio, con un gran esfuerzo editorial y económico, la revista Línea pasa a ser quincenal.Los números 24 y 25 de la revista Línea se dedican al análisis del conflicto y a la posguerra de Malvinas. En el editorial del número 24 de la revista titulado La hora de la juventud Pepe Rosa escribe que:

(…) la desconcertante rendición- que esperamos quede aclarada debidamente, por          un Consejo de Guerra- echó por el suelo las esperanzas concebidas el 2 de abril, y            las victorias obtenidas en el primer mes de esta guerra de seis semanas (…). Todo el      ejército de Puerto Argentino fue entregado con sus armas y enseres, sin conseguir        nuestro comandante más que una sola ventaja, que el jefe británico le permitiese tachar la palabra “incondicional”, a la frase “rendición incondicional”, de la             proposición enemiga, como si una rendición no fuera necesariamente incondicional. Y entre otros considerandos, termina así (…). Que todo lo que tuvimos derecho a          esperar el 2 de abril: un auténtico gobierno del pueblo, apoyado por FFAA de     espíritu sanmartiniano, política continental hispanoamericana, posición       internacional antiimperialista, economía dirigida hacia el bienestar del pueblo y    educación nacionalista sin retaceos, será cumplido al pie de la letra.

  O se nos acabará la Patria.(Línea N° 24, p.1).

Otra interesante nota escrita por el profesor Juan Tomás D´Alessio se titula Tecnología propia o no habrá Soberanía. Plantea la falta de una política tecnológica que nos permita tener autonomía y no depender de nadie, siendo un área de fundamental importancia para la soberanía nacional. Se refiere a tres dispositivos: a) Visores Nocturnos b) Miras con láser y Misiles tierra-tierra guiados por infrarrojo. En el primer caso, sostiene que la tecnología de estos elementos es accesible a nuestros científicos y técnicos y conocida como para encarar la propia fabricación en nuestro país.En el caso de las miras, afirma que pocas personas conocen la existencia de CITEFA, un centro de investigación en laser, que contaba, al año 1982, de más de 16 años de existencia y que habían producido miras con láser en cantidad de un centenar de unidades, similares a las que usaron en la guerra los ingleses. En el caso de los misiles tierra-tierra guiados por infrarrojo, CITEFA venía desarrollando este tipo de accesorios y habían producido algunos prototipos de largo alcance, con distintos tipos de guía. D´Alessio promueve el desarrollo científico-tecnológico propio, sin depender de los centro de poder imperialistas. (Línea N° 24 p.6)

En el artículo titulado Los negocios y la pelea, Julio Enrique Grossmann se pregunta: ¿cómo se podría entender, por ejemplo, que la flota inglesa habría estado usando petróleo argentino que las multinacionales extraen y exportan desde nuestra Patagonia? Además, se plantea si fueron los chilenos los que ayudaron a conocer datos sobre movimiento de tropas y materiales en la parte continental ¿o fueron los grupos empresarios ingleses dueños de extraordinarias extensiones de tierras en la Patagonia, que permitieron el uso de las mismas para realizar actos de espionaje? Y cita las denuncias de la CGT de Chubut  al respecto.

Con el subtítulo de la lucha en las islas y la entrega en el continente, cita con nombre y apellido a todos los gerentes de YPF, ex gerentes de empresas petroleras privadas y extranjeras. (Línea N° 24, p.8 y 9).

La nota de tapa del N° 24, de cinco páginas de extensión, titulado Las astucias de la historia, y subtitulado Juicio a los criminales: rendir cuentas,señala:

(…) aún en el caso de que las cosas no nos fueran militarmente favorables, si  se mantiene firme el espíritu patriótico, la derrota es honrosa cuando se cae con gallardía,sin abdicar ninguno de los ideales. Perder las Malvinas por las armas, sólo      significaría que posponemos su recuperación. Hay mucha sangre vertida para       abandonar el propósito de lograrlas.(José María Rosa, 20 de abril de 1982)

 Luego se menciona que si bien Argentina ha perdido su batalla militar y que

(…) El pueblo- lo más nacional que tiene el país-, vivió el desenlace con verdadera tristeza pero sin cancelar su activa solidaridad con nuestros soldados no se deprimió          por la derrota. Tiene ya muchas derrotas y muchos triunfos en su vieja lucha por la liberación y sabe que (…) las cosas no suelen ser tan fáciles. Y se rebeló indignado       contra la camarilla gobernante cuando se descubrió sabotaje, mentira, cobardía e ineptitud. (…) Línea alertó sobre esto y sobre muchas otras cosas en los números pasados. Decíamos en mayo: “los medios de comunicación en peores agentes de la rosca oligárquico-colonialista siguen en la desinformación, el desprecio al pueblo y  a su madurez política.

(…) Decíamos en junio: Por eso, es de extrema gravedad que mientras los yanquis dan la batalla en todos los frentes – el militar enviando a los ingleses- la Nación       Argentina sólo presenta batalla en este frente (…) La guerra de liberación que tiene la virtud de iniciar el 2 de abril será larga y las Malvinas serán su histórico detonante (…). Lo que se disputa  es el derecho de Argentina – y por extensión de Latinoamérica- de decidir  por sí  misma  o por el contrario, la consolidación de su status colonial, subordinada a los planes de los dueños del mundo (…) Toda guerra    de liberación no oculta sino que asume expresamente su carácter antiimperialista e implica una revolución nacional que destierra las más sutiles herramientas del       coloniaje en su propia comunidad. Requiere además, un pueblo libre, y por lo tanto,   organizado políticamente (…) adoctrinado, convencido de su lucha y del  prolongado esfuerzo que toda liberación demanda.

El Presidente Perón adoctrinó durante décadas acerca de la necesidad de la         integración latinoamericana para todo el proceso de liberación y explicó su caída en      el 55 por el aislamiento en que nos encontrábamos en el enfrentamiento con la            coalición imperialista.

(…) demanda además, jefes políticos que amen a su pueblo, tengan ideología en sus cabezas y una gran dosis de coraje. (…) La liberación nacional es un asunto     demasiado serio para dejarlo en manos de quienes aprendieron historia en el Billiken.

(…) De esto se sale para adelante, asumiendo como pueblo lo positivo y lo negativo de todo lo que ha ocurrido, pensando en grande, a partir de este mes (…), es el mes de Perón y de Bolívar, quienes nos convocan a transitar el camino de la unidad latinoamericana.

Las páginas de Línea se ponen desde hoy a disposición a todo latinoamericano que quiera participar (…) estamos ante un hecho histórico de dimensiones que trascienden lo nacional (…) La cuestión Malvinas es una parte, sólo una parte, de las tierras irredentas de este continente. Otros pueblos hermanos tienen los mismos problemas y aún más cercanos y  patéticos.

(…) Hay en gestación en el cuerpo social argentino una transformación nacional y revolucionaria. El deber de las organizaciones políticas con sentido y     sentimiento nacionales, es prepararse para el alumbramiento. La oligarquía            agazapada y los intereses del imperialismo en acecho, intentarán abortar lo que está      en gestación. (Línea N° 24, p. 14-18)

 

Por intermedio de un destacado dirigente del Justicialismo, de paso por Madrid, el corresponsal en España (Enrique Oliva) hace llegar un ejemplar de la revista Cambio 16 N°551 del mes de junio que exhibe en tapa una caricatura del general Galtieri y el título “El final de un loco”. En la Revista Línea N° 24, la nota titulada Galtieri se confiesa dice:

(…) Con indignación más que con sorpresa leímos un reportaje, publicado en las   páginas 54 a 59, a quien ante la opinión internacional hablaba por los argentinos. De más está decir que a los periodistas argentinos les fue casi imposible conseguir    reportajes exclusivos a cualquier funcionario, durante el conflicto.

Sin embargo, Oriana Fallaci (Declarada colaboradora de la CIA) consigue la nota.

A través de ella, Galtieri se despacha con aberraciones que avergonzarían a cualquier argentino que se precie de tal”. Se publica a continuación de esta destacada presentación, parte del reportaje “ya que si lo hiciéramos de forma   completa nos convertiríamos en un vehículo más de humillación para los   argentinos” (Línea N° 24, p.19).

 

Y para terminar en la contratapa de la revista, un escrito titulado Bienvenido a casa, combatiente de las Malvinas, con algunas frases como ésta:

(…) Bienvenido vos, a quien no nos dejaron recibirte con gloria, como merecés,   porque no nos dijeron dónde y cuándo volvías, ocultándote como a un fantasma de la derrota. (…) Y has aprendido más de la vida que la mayoría de nosotros, porque en la vida hay triunfo a veces, pero lo que hay siempre, siempre, es lucha. (…) Bienvenido a la lucha de siempre, combatiente glorioso. (Con millones de corazones y cabezas argentinos, todos unidos venceremos (…)¡ Viva la Patria!

Revista Línea, Año 3, N° 24, julio de 1982

 

Durante la recuperación y defensa de nuestras islas Malvinas, la consigna fue Malvinas sí Proceso no. En la posguerra, la consigna de la revista Línea es Patria sí colonia no, una vez más, liberación o dependencia.

 

 

Bibliografía citada

Hernández, Pablo José (1978), “Conversaciones con José María Rosa”. Colihue.

Chávez, Fermín (2005)con colaboración de Roberto Vilchez,“Diccionario Histórico Argentino”. Fabro.

Manson, Enrique (2008), “José María Rosa: el historiador del pueblo”. CICCUS.

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