Buenos Aires, 25 de julio (Télam, ). La Fundación Eva Perón sigue teniendo incidencia en la realidad cotidiana de las personas a pesar de haber cerrado sus puertas hace más de cincuenta años.
La Fundación, creada por Eva Duarte en 1948 tenía tres áreas principales de trabajo: educación, salud y trabajo. A pesar de que atendía a hombres, niños y niñas y adultos mayores, su labor se dirigía especialmente a las mujeres en situación de pobreza, un sector doblemente excluido.
Myriam Pelazas, profesora de la cátedra de Historia Argentina y Latinoamericana de la Carrera de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, explica que el peronismo fue un momento de conquistas sociales y se empezó a pensar en un sujeto con derechos.
“Cambió el paradigma, antes la ayuda se daba desde la caridad, ahora es para construir dignidad. La Fundación daba contención en un sistema que empezaba a incluir cada vez más”.
Continúa Pelazas: las personas a las que ayudaba la Fundación eran personas `pobres de todo pobreza`, o lo que dice el tango, “la yerba de ayer secándose al sol”, era de verdad, era gente que no sabía que existía el lujo. Por esta razón, los hogares de tránsito de la Fundación eran de un lujo poco habitual en este tipo de lugares.
“El objetivo era que las personas en situación de pobreza supieran a qué pueden aspirar. Hoy la riqueza y el lujo se pueden ver en los medios de comunicación, en la televisión, no se trata de algo tan desconocido como lo era en esos años, la gente no sabía que eso existía”.
En este sentido, las mujeres no eran meras receptoras pasivas de beneficios, sino que se buscaba empoderarlas con herramientas para promover el cambio, tanto social como familiar. Así lo demuestra la historia de Débora, diseñadora y creadora de Marcachifle.
El largo brazo de la inclusión social. La obra de Evita sigue presente en la actualidad en Marcachifle, “muñecos a todo trapo, productos 100% Nac & Pop”.
Debora comenzó su emprendimiento con una máquina Singer a pedal que la Fundación Eva Perón le regaló a su abuela paterna. “Ésto habla del alcance incalculable de las políticas de inclusión social. Mi abuela recibió esa máquina en el año 1951. Con esa máquina ella vestía a toda la familia y hacía unos bolsos lindísimos para vender. Con esa misma máquina, yo en el 2010, arranqué un emprendimiento laboral al que se le suma ahora mi hija de 18 años. Mis muñecos son el productos de esas políticas”.
Para que no queden dudas sobre el origen del emprendimiento, los muñecos de Marchifle utilizan la retórica del discurso peronista y llevan esa impronta en su “cuerpo”.
Entre los modelos de la marca están “El Negro Peronista”, Nilda, y los pingüinos Néstor y Cristina. La marca nació casi sin querer.
“Una amiga estaba por abrir un local de diseño y me incentivó para que empiece a hacer algún tipo de objeto. Yo soy diseñadora gráfica y en ese momento estaba en un “impasse” reflexivo analizando que era lo que tenía ganas de hacer”.
“Justo me había mudado a un departamento más grande, eso hizo que mi máquina saliera de una baulera en la que estuvo guardada por años y vuelva a tener un espacio digno para ser disfrutada, es hermosa, y también usada”.
“Empecé a hacer mis primeros muñecos en setiembre de 2009. Una vez terminados les sacaba fotos y las subía a mi perfil de Facebook. Allí empezaron los pedidos. Mi amiga nunca abrió su local, pero yo tuve que buscar un nombre, un logo… así nació Marcachifle y aquí estamos”.
Esta es solamente una de las historias de personas cuyas vidas fueron transformadas por Evita. Hoy medidas como la Asignación Universal por Hijo, el Programa Conectar Igualdad, el Matrimonio Igualitario y la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual siguen este camino en búsqueda de la inclusión y la ampliación de derechos. (Télam
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