Y PERON VOLVIO A LLORAR. Por Francisco Pestanha

Y PERON VOLVIO A LLORAR

Brevísimas, desprolijas, confusas, intempestivas e imprudentes reflexiones sobre el Balotaje.

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Si el primer peronismo cumplió una misión vital en la historia de nuestro país fue – precisamente – aquella que tuvo como objetivo primordial el de evitar que el capital financiero se apropiara de las herramientas del estado. En ese sentido el movimiento fundado magistralmente por Perón, doctrina mediante, constituyó un obstáculo, una muralla casi inexpugnable que evitó que la especulación financiera reinara en aquella Argentina marcada a fuego por el vergonzante pacto Roca Runciman, promoviendo la producción como madre y el trabajo como padre del desarrollo y del destino nacional.

Las últimas elecciones presidenciales – más precisamente – el balotaje del domingo próximo pasado estuvieron circundadas por un temor quizás no muy bien definido o explicitado en muchos argentinos y argentinas – quienes intuitiva o lúcidamente – percibieron que el capital financiero había encontrado en el PRO una herramienta electoral eficaz para obtener lo que el tabique Peronista del 45 había evitado con inteligencia, conducción, pasión y sangre.

Así muchas y muchos, se aglutinaron en casas, locales, y plazas, produciendo una verdadera contra – cultura de campaña que supero las minusválidas especulaciones de cierta plutocracia mendicante y temerosa, y de un estalinismo berreta impetrado por algunos cabecillas ocultos dotados de ciertas aspiraciones de tutelaje. No puede negarse que también aportaron fuerza vital para intentar el triunfo, sindicatos, gobernadores, intendentes, dirigentes y agrupaciones que cumplieron cabalmente su misión militante para la causa nacional.

Con resultados e información en la mano puedo sostener sin temor a equívoco que, a pesar del bombardeo mediático, Mauricio Macri NO TRIUNFO. En todo caso debemos reconocer que el frente que llevo de candidato a Daniel Scioli fue el que SALIO DERROTADO excelente elección mediante.

Ello es así porque sabemos hoy que las lastimosas mezquindades y delaciones de ciertos gobernadores – alguno de ellos propia tropa hasta hace dos días – de ciertas agrupaciones, de algunos dirigentes que, anteponiendo intereses personales y revanchismos que a veces son naturales y útiles, en las actuales circunstancias históricas ejecutaron actitudes luctuosas y temerarias, y de no pocos “intelectuales” vinculados a la matriz (PP) progresismo próspero, o a un nacionalismo de cabotaje, contribuyeron a que la herramienta electoral concebida por el capital financiero pudiera apoderarse de sector estatal – y constituir así – con el tiempo, una hegemonía que no solamente pondría en cuestión las aún vigentes “felicidad del pueblo y la grandeza de la patria” (siempre en ese orden) sino además, el incipiente y costoso proceso de integración sudamericana.

El candidato podía no gustar, podía dudarse inclusive de sus objetivos si se quiere, pero debe recordarse que los dirigentes, en especial en las regiones de la periferia, suelen constituirse en emergentes de fuerzas que – comúnmente – determinan sus propias conductas, y de tiempos históricos que, normalmente, los superan. Esta elección NO DEBÏA PERDERSE bajo ninguna circunstancia, no por cuestiones formales de alternancia republicana, sino por el riesgo histórico que significa para el país en su conjunto. Desgraciadamente hay quienes desde adentro consciente o inconscientemente, hicieron todo lo posible para que ello suceda.

Similar reflexión resulta aplicable a la entente electoral triunfante (PRO) ya que más allá de los discursos y las expresiones conocidas, las intensiones sólo resultan válidas y viables cuando se materializan efectivamente.

No olvidarse que existe una gran porción de la sociedad argentina que no está dispuesta a que nuestro país entregue un ápice su soberanía económica y cultural. Inclusive, por lo que uno intuye, algunos votantes ya arrepentidos y una incipiente minoría de adherentes tal vez algo cándidos que militan en esa entidad partidaria, tampoco están dispuestos a que ello suceda.

No olvidarse además que la democracia «per se», es un sistema que permite establecer límites y condicionamientos que, en oportunidades, trasmutan en cambios inesperados y sorpresivos.

Si la tentativa de asociar el capital financiero con el estado triunfa, años aciagos recaerán sobre “todos y todas”. Inclusive sobre aquellos que, habiéndose beneficiado con alguna de las políticas activas de estos años, colocaron el domingo sus anhelos en la esperanza blanca que, en estos días, asumirá la primera magistratura del país.

Pocas veces se lo vio llorar en público a Perón. La primera que se recuerda fue durante las exequias de Evita. Posteriormente, en el avión que lo trajo de de regreso definitivo al país, y la última, con motivo del asesinato de José Rucci. No dudo que ésta hubiera constituído una nueva oportunidad.

Esto es así, aunque Ud. no lo crea.

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