Para los compañeros argentinos ningún 17 de noviembre es igual. Siempre en la historia del DÍA DEL MILITANTE, desde aquel glorioso retorno de nuestro General a la Patria, ha ido cambiando siguiendo el paso que va marcando la historia. Pero el recuerdo imborrable de los compañeros que lo consiguieron no pasará jamás desapercibido por nuestros pensamientos sedientos de reconocimientos a miles de compañeros que a lo largo y a lo ancho han sabido dejar como aquel histórico rugido que tronaba de sus enojadas voces: ¡LA VIDA POR PERÓN!
Tampoco podemos olvidar a quienes unidos con el poder imperial y los cipayos de turno provocaron el golpe de estado del 16 de septiembre de 55 que produjo esos 18 años de lucha que permitieron el retorno de Perón, como así también enmarcar este sangriento golpe de estado como el prolegómeno del fatídico iniciado el 24 de marzo del 76. No hubiese habido 24 de marzo sin un 16 de septiembre.
Y la diferencia entre ellos no solo radica en el paso del tiempo entre uno y otro, sino es necesario recalcar la difusión que de ambos golpes ha habido. La cuestión de no solo esconder el golpe de estado del 55, sino el previo horroroso bombardeo a la Plaza de mayo cerca al mediodía el 16 de junio de ese mismo año radica en el lamentable apoyo de TODAS las fuerzas políticas que no comulgaban con el General. Así deben aun hoy callar ese impiadoso apoyo al golpe que produjo bombardeo, fusilamientos, desapariciones, exilio. Esto no significa que no hayan apoyado el golpe del 76. Una vez más lo hicieron, con la salvedad que aprendiendo de esa previa historia que los marcara para toda su existencia han apoyado el del 76 de una manera más “moderada”. Aunque en los Golpes no hay moderados, hay blancos o negros.
Pero volviendo a los militantes, difícil olvidar a esos compañeros que durante 20 años pelearon por el retorno no solo del General, sino también de la posibilidad de expresarse libremente. Nuestros héroes debieron sortear los vejámenes más impensados para la época. Aquellos jóvenes que crean que la picana arrancó en el 76, debemos informales que lo cierto es que políticamente la picana se empieza a utilizar en el 55. Y es también durante este tiempo donde se implementa como respuesta combativa y desigual a las picanas cantar “la marchita” o gritar ¡VIVA PERÓN!.
El deshonor a las familias peronistas, unidad básica fundamental de la comunidad que se encontraba en vías de organizarse, fue también moneda común para la época. Se combatía a los militantes que luchaban día a día por su General incluso deshonrando a toda la familia, con la salvedad que no se percataron jamás que la semilla ya había echado raíces más que profundas no solo en los corazones militantes activistas sino también en las familias que acompañaban ya consientes de lo que significaba La vida por Perón.
Hay quienes intentan borrar del mapa al peronismo; hay quienes intentan modificarlo a su antojo poniéndole calificativos que nada tienen que ver con su idiosincrasia; hay quienes intentan adueñarse de él como así también los hay quienes lo abordan desde perspectivas tan alejadas de su raigambre popular y nacional que lo deforman intentándolo poner como “el mal que nos aqueja es la extensión… y el peronismo”. Lo que no saben es que Perón vive, mas que nunca. No vive en las cátedras ampulosas de las facultades ni en las factorías de nuevos universos, vive en nuestros corazones. Vive en el corazón del pueblo. Y cada vez que se lo necesita aparece. Como cuando las banderas rojas de bronca del 2001 bañaban la plaza, se lo necesitó y retornó. PERÓN SIEMPRE VUELVE. QUIZAS CON OTRO NOMBRE, MAS DESGARVADO O CON UN OJO MEDIO DESVIADO, O PORQUE NO CON FORMA DE MUJER, PERO VUELVE CADA VEZ QUE EL PUEBLO LO NECESITA, POR ESO ES EL MAS GRANDE, POR ESO VIVA PERÓN !!!
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