“La dualidad amigo-enemigo se refiere siempre a la actitud de un pueblo como tal frente a otro pueblo como tal; pues, acusa, dentro del pluriverso político que es el mundo, una situación de lucha que, por no ser susceptible de ser allanada ni por las normas ni por el arbitraje de un tercero en discordia, infunde a las partes comprometidas la más fuerte conciencia de una unión o de una desunión, de la cual se nutre el concepto existencial de la enemistad” Saul Taborda.
Haciendo uso de su ya reconocido irreconciliable discurso, el presidente de la sociedad rural Hugo Biolcati acaba de dar inicio a la festejada coincidente 125º Exposición Rural Argentina. Para ello una vez más, como ya centenariamente lo vienen haciendo sus oportunos oradores, volvieron a usar la audiencia que provoca este acontecimiento como tribuna política.
Pero esta vez con un aditamento difícil de obviar para aquellos que practicamos el revisionismo histórico como herramienta para entender el presente y construir el futuro. La insistente reivindicación de Sarmiento fue la vedette mediática que remplazo a los gordos bovinos y sus pichicateados anabólicos Orlando Argentino.
Detrás, culateando al “presi de la SOCIADAD RURAL”, ni más ni menos que la actual oposición ya sin retorno alguno -si es que alguna vez estuvieron- Macri, de Narvaez, Duhalde, Rodriguez Saa, y su sindicalista predilecto y más vedetongo -otro que ya no puede ni siquiera aparecer-, Gerónimo Venegas. Todos ellos usufructuadores del trampolinesco pejotismo que los entronizo en algún momento de la misma manera que los expulsó.
Haciendo uso de su facúndica formación, el señor de los bloqueos de la abundancia sojera, de las interminables caravanas de 4×4 solicitando la condonación de las deudas a las diminutas sucursales bancarias y el despilfarro histórico de leche en los caminos, rechazó tribuna y verborrágicamente la presión que ponen los trabajadores sindicalizados en reclamar el respeto a su esfuerzo, a su dignidad laboral y familiar, a un salario acorde. Es que para el señor Biolcati, al decir de su reivindicado Sarmiento “la sangre de estos “negros sindicalistas” para lo único que sirve es para regar de abono nuestros intemperantes campos de soja”.
El rechazo a lo propio con sus necesidades, sus aciertos, sus virtudes, tanto como sus errores es algo comúnmente desarrollado por estos “Civilizadores”, y mejor explicitado por el desfabulador de la colonización pedagógica Saul Taborda: “Cegada por la desestimación del genio nativo, de ese genio que llamamos facúndico porque lo facúndico es lo que imprime sello peculiar a nuestra fisonomía, la política inmigratoria no ha entendido nunca traernos hombres, hombres definidos como ejemplares plenos de humanidad, destinados a enriquecer nuestra humanidad aportándole en la intimidad de la fusión anímica y espiritual la aptitud para aquellos valores que significan una mayor amplitud en la concepción del mundo y de la vida, sino máquinas de trabajo, instrumentos de producción aforados como valores bursátiles por las transacciones capitalistas”(Saúl Taborda).
Ni que hablar si nos ponemos a “revisar” los orígenes de las grandes extensiones rurales de estos señores. Si el apellido Martínez de Hoz -nombre de una de las tribunas donde dirigió su virulento discurso Biolcati- le resulta conocido, NO ES PURA COINCIDENCIA. Es su principal ingeniero, benefactor y el gran Señor de las extensas ganancias y de la distribución dela históricas perdidas.
Pero volviendo a la historia, así como nos negamos a que propios traigan viejas rencillas del pasado a la mesa de discusión política actual y futura, también lo hacemos con los foráneos o bien los cipayos. Que se entienda, no esquivamos el bulto a la discusión de los acontecimientos históricos. Muy por el contrario el revisionismo histórico siempre se caracterizó por ser el furgón de cola en esta cuestión quien reclamaba un justo debate ante la colonización pedagógica a a la que fueron sometidos millones de argentinos. Discusión para el debate pedagógico y la descolonización sí, para beneficios propios no. Es muy difícil seguramente “ir más allá de las limitaciones de un positivismo trasnochado y de un idealismo recalentado” (Saúl Taborda).
Esta colonización pedagogía pergeñada por este mismo personaje reivindicado hoy, 200 años después de su nacimiento por la Sociedad Rural, al decir de otro maldito de la historia Saúl Taborda, es la responsable de la actual educación facúndica y la que permite que estos personajes sigan en su camino por la dominación de los “mas” que menos tienen posibilidad de ser.
Seguramente Biolcati desconozca las “Investigaciones Pedagógicas” de Taborda publicada a inicios del 50 quien dirá del nuevamente reivindicado Sarmiento, y su otrora compañero de ruta ” Ni Alberdi ni Sarmiento fueron pedagogos en el estricto concepto de esta palabra; ni el uno ni el otro poseyeron tampoco una cultura considerable, pues, en puridad de verdad, eran espíritus mancos v unilaterales; pero colocados en la imperiosa necesidad de dar normas a un pueblo nuevo y en formación”. Continuando más adelante, “La obra de Sarmiento, que uno de sus biógrafos más autorizados califica de “un verdadero tratado de pedagogía democrática”, acusa de tal modo la influencia del mercantilismo al menudeo de Horacio Mann que en algún momento se convierte en la apología de la ganancia.”
Luego despega de algún modo a Alberdi, socavando definitivamente las turbias intenciones del gran Sarmiento: “El sentimiento nacionalista, que en las ideas de Alberdi está ponderado por un noble y digno sentido de la posición de un pueblo en la humanidad, aparece en Sarmiento como un remedio de la actitud ya indicada de los norteamericanos frente al problema de la inmigración. La inmigración es un riesgo para el pueblo que la recibe. Como tal, debe ser desvirtuado, resuelto por la educación, medio adecuado para prevenir el expresado peligro y el no menos grave ofrecido por la existencia de tribus salvajes en la república” (como los sindicalistas que reclaman). “Sarmiento no propone para esto un ideal chauvinista: esto no cabía en un hombre de tan acusada sensibilidad como la suya; pero su concepción del Estado dejó abierta la senda por donde Había de llegarnos el nacionalismo como un negocio capitalista.” Esto último lapidario don Hugo… como hace 125 años o más, confundir nacionalismo con negocio capitalista.
No es difícil a través de la extensa investigación de Taborda indicar de qué lado de la vereda nos encontraremos. Del lado de aquellos que intentan bajo cualquier circunstancia que al igual que las rentas que da la abundancia se repartan al igual que en los históricos tiempos de sequía como lo fueron a principios de los cincuenta y que pagaron todos las consecuencias degustando los “panes morochos”. Si hay riquezas estas deben ser bien y justamente distribuidas. Si hay pobreza todos somos responsables y debemos remangarnos para combatirla. Traer una reivindicación histórica a la mesa de discusión política actual es definitivamente de cobardes. Y si esa reivindicación es a Sarmiento, es una hijaputez.
Entre deseos, que más que deseos suenan a amenazas, el señorito presidente de la SRA predice cual Lilita profética un cambio en la política nacional a través del voto en las próximas elecciones, flanqueado por Mauricio frotándose las manos babeado cual tigre acechando a su presa. ¿No será el deseo de este señorito hacer lo que confesara Sarmiento de la elecciones de 1857?:
“Las elecciones de 1857 fueron las más libres y más ordenadas que ha presentado la América”‘. “Para ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror, que empleados hábilmente han dado este resultado (de las elecciones del 29 de marzo). Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos.”
Pero cuidado, las criticas también viene para aquellos intelectuales que dicen estar dentro del modelo nacional pero se reflejan aun, ya sea por temor a no ser políticamente correctos o bien por su alto grado de deformación pedagógica, con esa facúndica historia civilizadora y elegante, y al decir de Taborda “se clausuran en un limbo en cuyo clima lo inmediato y cotidiano carece de sentido y de estimación. Tanto que en nuestra realidad concreta esta actitud cobra ya los pronunciados relieves de una escisión entre el pensamiento y la vida”.
No desestimamos el debate, histórico, político y menos el ideológico. Apostamos a fortalecerlo pero con reglas de juego que determinen al menos una igualdad de condiciones para todos los sectores que en él deben participar. Esa igualdad de condiciones son las que de algún modo el gobierno nacional está generando a través de sus justas reivindicaciones históricas, como lo fue la Vuelta de Obligado, o bien el merecidísimo impostergable reconocimiento a Manuel Belgrano. Sin estas circunstancias, sin estas condiciones, es imposible comenzar a generar un debate sin un vencedor históricamente preestablecido a dedo: la oligarquía en todo su abanico de representaciones, manejado o asociado muchas veces a algún poderoso mundial.
El tiempo corre, muchas veces contra nuestro favor, pero lo que no cae jamás es este batallón de argentinos que estamos decididos a dar batalla. No se confundan, batalla cultural, porque entendemos que desde allí construiremos pacífica y armoniosamente la grandeza de la Patria.
www.peronvencealtiempo.com.ar
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