Marcelo Gullo es doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador, de la que fue profesor el actual Papa Francisco. Discípulo del politólogo brasileño Helio Jaguaribe y del sociólogo y teólogo uruguayo Alberto Methol Ferré, Gullo resulta un profundo conocedor del pensamiento y la acción del nuevo Papa.
–¿Cuál es el rasgo humano que mejor puede definir al Papa Francisco?
El Papa Francisco, es un hombre, austero, humilde, sencillo y de enorme formación doctrinaria, que supo privilegiar la opción por los pobres sin caer en las vulgatas pseudo-marxistas.
–En su experiencia, ¿el nombre de Francisco es una respuesta del Papa a la necesidad de reconstruir la Iglesia?
La elección del nombre Francisco por el Cardenal Jorge Bergoglio tiene indudablemente un triple significado. El de reconstruir y purificar la Iglesia, el de reevangelizar Europa y el de dirigir la mirada de la Iglesia, preferentemente, hacia los hombres y pueblos más pobres.
–¿Diría usted que se trata de formar, desde el Papa, una Iglesia más horizontal?
Hace ya muchos siglos, en un momento difícil para la cristiandad en que las fuerzas de lo mundano habían atrapado a la Iglesia y, no la dejaban levantar la cabeza para mirar hacia lo alto, el soplo del Espíritu Santo hizo surgir, en un pequeño pueblo de Italia, a un hombre, en apariencia frágil, que se despojó de todo lo material que lo ataba al mundo para poder levantar los ojos y ver el rostro de Cristo crucificado.
Fue, entonces, que el camino seguido por San Francisco reconstruyó la Iglesia y que, todos los cristianos –especialmente los hombres de la Iglesia, sus sacerdotes y sus obispos- pudieron decir una y otra vez, con total sinceridad: “tuyo es el poder y la gloria por siempre Señor”. Es por ello que, la elección del nombre de Francisco toma hoy un especial significado para que nuestros pastores puedan decir, nuevamente, con total franqueza: “tuyo el poder y la gloria por siempre Señor”.
–¿Y sobre la vuelta del Evangelio a Europa?
En el viejo continente hace tiempo que Dios ha muerto. Los templos dejaron de ser los lugares de Fe, para convertirse en sitios de paso turístico o simples museos. Las únicas catedrales son los bancos, y los únicos valores se cotizan en la bolsa de Londres o Frankfurt. La Iglesia que supo luchar contra el materialismo comunista – que había decidido extirpar por la violencia a Dios de la tierra- no ha sabido, hasta ahora, luchar contra el materialismo libertino de la sociedad de consumo que ha logrado -mediante una revolución anestésica realizada desde los medios masivos de comunicación- hacer olvidar al hombre europeo que Dios existe.
Para el hombre posmoderno de las sociedades desarrolladas el poder, el dinero y el placer son las medidas de todas las cosas. En un vertiginoso devenir la autoestima del hombre paso del ser al tener, del tener al parecer y del parecer al aparecer. El hombre posmoderno parece creer que la felicidad reside en tener bienes materiales, en parecerse a determinado modelo físico -de mujer o de hombre- impuesto por los medios de comunicación y, en aparecer en ellos. Por ello Europa es hoy, tierra de misión. Si Europa tuvo, hace cinco siglos, la gloria de evangelizar al nuevo continente, hoy América intentará tener para sí la gloria de reevangelizar – de la mano de unos de sus hijos predilectos, el Papa Francisco- al viejo continente.
–¿Hay algunas acciones que llevó a cabo el Cardenal Bergoglio que ahora pudieran reflejarse en su ministerio petrino?
Quisiera destacar que, no solo conviene conocer las acciones llevadas a cabo por el entonces Cardenal Bergoglio sino que, es imprescindible conocer su pensamiento para avizorar como será su ministerio petrino. Importa también resaltar que no hubo nunca, en el Cardenal Bergoglio, diferencia alguna entre el pensamiento y la acción. Sin duda alguna las profundas reflexiones del Cardenal Bergoglio sobre la historia y el destino de la América Latina –reflexiones realizadas durante décadas- se reflejarán en su ministerio petrino.
Conociendo su pensamiento, podemos entonces afirmar que, durante el papado de Francisco, la centralidad de la Iglesia seguirá siendo Roma pero, su hija predilecta dejará de ser Europa para ser Iberoamérica, donde vive la mayor masa de católicos del mundo. Porque para el Papa Francisco el destino de los pueblos latinoamericanos y el destino de la catolicidad están estrechamente vinculados el uno al otro.
–¿Cómo sitúa usted en términos filosóficos y teológicos la posición del Papa?
En términos teológicos la posición del Papa Francisco seguirá la senda marcada por el Vaticano II, por Juan Pablo II y por Benedicto XVI sin mayores sobresaltos. En términos de la filosofía política la gran novedad histórica es que el pensamiento del Papa Francisco encuentra sus raíces en el nacionalismo popular latinoamericano de Manuel Ugarte, José Vasconcelos, Juan Domingo Perón y Alberto Methol Ferré.
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