Cao, Julio Rubén *
El 18 de Enero de 1961, Delmira Hasenclever de Cao, dio a luz a Julio Rubén Cao, en la Maternidad Goñe, localidad bonaerense de Ramos Mejía. Su padre, de homónimo nombre, lo recibió al eufórico grito de: ¡Es un varón!
Venía a iluminar la infancia de su hermana Graciela Beatriz, cinco años mayor que él, con quien compartiría los más cándidos momentos. Años después llegarían los benjamines de la familia: Roberto Marcelo, y Viviana Sandra.
Los dos primeros años de Julio, transcurrieron en Lomas del Mirador. Residía en una de las habitaciones de la casa de sus abuelos maternos. Hostiles tiempos en el terreno de lo económico para sus padres, quienes debían trabajar arduamente para satisfacer las necesidades de sus hijos. Delmira era operadora en una fábrica de lencería femenina, y Julio desempeñaba funciones como tornero en un taller de la zona.
Como resultado de su constancia y tenacidad, Julio y Delmira pudieron materializar el sueño de comprar el terreno propio, en la colindante Tablada. Así fue como su padre, comenzó a erigir los cimientos del sólido hogar que albergaría a Julito durante el resto de su infancia y juventud.
Julio cursó sus estudios primarios en el Colegio Parroquial Cervantes. Constante y disciplinado, desde pequeño manifestó una severa convicción por superarse a sí mismo.
Tuvo el honor de portar la bandera argentina en varias oportunidades.
Su afición a las lenguas lo condujo a introducirse en los idiomas italiano y francés. Para perfeccionarse ingresó a la Asociación Dante Alighieri.Realizó sus estudios secundarios en el Instituto Susini, y en la Escuela Normal Superior “Dr Mariano Etchegaray” de Ciudad Evita.
Su elevado sentido de justicia, lo condujo a enfrentarse a autoridades escolares en caso de presenciar algún abuso de poder hacia sus compañeros. De fuertes principios y palabra firme y sincera, su responsabilidad inspiraba confianza y seguridad en sus allegados.
Poseía una lectura definida de la realidad. Blanco o negro: no había matices desde su visión. Realista, práctico, y concreto.
Por aquellos tiempos demostró un inherente altruismo y preocupación social. Sus grandes expectativas y profunda creencia de que los problemas de la humanidad podían resolverse a través de la cooperación lo hicieron entregar su tiempo a los sectores más carenciados de la sociedad. Asistía a villas de emergencia para alfabetizar a niños faltos de recursos. Integraba los grupos de Acción Católica en la Iglesia de La Montaña, sita en Tablada, debido a la profunda fe que guiaba sus convicciones y su interés por la actividad humana.
Sus altas aspiraciones y deseos de transformación social, lo llevaban a querer sobresalir en alguna posición política. A menudo manifestaba sus intenciones de ser embajador de la República.
Aficionado al cantante español Joan Manuel Serrat, se conmovía esencialmente con sus letras. Expresó sus inclinaciones literarias componiendo poemas. Empático y protector. Prefería las comidas vegetarianas, tal vez por su admiración a Mahatma Gandhi.
A los dieciocho años de edad, trabajó en la fábrica de acero inoxidable de su padre; Luego vendrá su entrega a su verdadera vocación: la docencia. Existe un registro histórico de que este fue el anhelo que acuñó desde su más tierna infancia, cuando a los ocho años de edad, su pulso aún indefinido escribe: “Enseñar es lo más lindo que hay. Enseñar a leer, a escribir. Ser maestro. Julio Cao (3º B)”
Obtuvo su título como bachiller docente. Inició luego el Profesorado en Letras en el Instituto Superior Pedro Elizalde, Ciudadela. Posteriormente inició el magisterio que daría sustancia a sus más arraigadas pasiones en la Escuela Normal Superior: “Dr. Mariano Etchegaray” donde había realizado estudios secundarios.
Ejerció la docencia en las escuelas Nº 95, 96, y 32 de La Matanza. Actividad que lo satisfacía y engrandecía en espíritu. En el año 1981 pidió licencia para cumplir con el Servicio Militar en Regimiento de Infantería 3: “General Belgrano” de La Tablada.
Vuelto a la vida civil, una vez finalizado su servicio militar obligatorio, retornó a su labor en la Escuela nº 32 de Laferrere, que hoy lleva su nombre.
Cuando supo la noticia de la recuperación de Malvinas, elaboró con patriota pluma el discurso para el colegio en el cual trabajaba, sin saber aún que debería acudir al llamado de la Patria.
Un 12 de abril de 1982 partió al frente de batalla en forma voluntaria y para cumplir con su deber.
Sus allegados querían hacerlo desistir de tal determinación, pero él afirmaba que nunca podría hablarle a sus alumnos de Patria, si en los momentos de contienda se hubiera escondido bajo la cama.
Reincorporado al Regimiento de Infantería 3, su destino fue Puerto Argentino, a donde llegó el 13 de Abril de 1982. Desde allí, el 24 de abril escribió a sus alumnos de 3º D:
… “No hemos tenido tiempo de despedirnos y eso me ha tenido preocupado muchas noches, aquí en Malvinas, donde me encuentro cumpliendo con mi deber de soldado, defender la bandera. Espero que ustedes no se preocupen mucho por mí, porque muy pronto vamos a estar juntos nuevamente, y vamos a cerrar los ojos y nos vamos a subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos lleve a todos al país de los cuentos que como ustedes saben queda muy cerca de las Malvinas. Y ahora, como el maestro conoce muy bien las Islas no nos vamos a perder. Chicos quiero que sepan que a las noches cuando me acuesto, cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando; cuando me duermo sueño que estoy con ustedes. Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un soldado que los quiere y extraña…. Ahora sólo le pido a Dios, volver pronto con ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes. Afectuosamente, Julio”
El bautismo de fuego fue el 1º de Mayo. Combatió heroicamente hasta la madrugada del 14 de Junio en que se produjo su deceso.
Sus restos yacen en el sector oeste del cementerio argentino de Darwin. Su nombre figura en el muro oeste, placa 4 línea 26 del mencionado cementerio. También ha quedado inmortalizado en el cenotafio de la plaza San Martín, sito en el barrio porteño de Retiro, en la placa 18, línea 1.
De estado civil casado, con Clara Barrios.
Es uno de los padres póstumos: no pudo conocer a su primogénita, Julia María, que nació el 28 de agosto de ese año.
Fue ascendido a cabo p. m. La Municipalidad de La Matanza, por ordenanza 9888 lo declaró ciudadano ilustre, y colocó una placa con su nombre en la plaza central de San Justo. Se impuso su nombre a la Escuela Nº 32 donde actuó como docente. Por su parte, la provincia de Río Negro, reconociendo su vocación docente bautizó con su nombre a la Residencia masculina de nivel Medio nº 304 de la localidad de Comallo.
Poco antes de ser protagonista del acontecimiento histórico por el que entregaría su vida, a los veintiún años de edad, dijo a su madre estas palabras: – “Ya planté un árbol. Espero un hijo. Sólo me resta escribir un libro” .
El árbol, hoy es un enorme pino de doce metros de altura. Su hija es quien recopila esta información, y el libro se escribió indeleblemente en las páginas de nuestra historia, con el férreo pulso de su pluma docente. Y en rojo.
* Julia Cao es estudiante de letras. Hija de Julio Rubén Cao, maestro, soldado, héroe caído en Malvinas el 14 de junio de 1982. Julia además es empleada de TELAM SE e integrante de la Comisión de Familiares de Caíos en Malvinas.
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