“Por un cooperativismo hacia la justicia social”. Por Ana Jaramillo

“Es un ideal justicialista que todo el proceso económico quede en manos de los hombres que trabajan y el sistema cooperativo tiende a ello”

 

Juan D. Perón

En la Constitución de 1949, el Justicialismo afirmó que “la riqueza, la renta, y el interés del capital, son frutos exclusivos del trabajo humano.”

Es por eso que Perón sostenía que la política social del gobierno debía lograr que “sea digno solamente el que trabaja e indigno solamente el que vive del trabajo ajeno”.

En reiteradas ocasiones, fundamentalmente en torno al problema agrario, Perón remarcaba la necesidad de la cooperativización y elogiaba los logros que el sistema cooperativo había alcanzado en la producción.

La necesidad de que los trabajadores sean dueños de su propia producción y del fruto de sus esfuerzos y sacrificios se transforma en una posibilidad concreta a través del sistema cooperativo, que puede producir, industrializar y comercializar.

Dicho objetivo está expresamente planteado en el Segundo Plan Quinquenal, a través del cual se determinaba que el gobierno favorecía a las cooperativas en todos los casos.

Era una intención fundamental del gobierno Justicialista llegar progresivamente a dejar en manos de la organización Cooperativa agraria todo el proceso económico de la producción.

Absolutamente coherente con la doctrina Justicialista, que busca el bienestar del pueblo y no el enriquecimento del Estado, la autogestión de las Cooperativas, que deben llegar a bastarse a sí mismas, que deben estar absolutamente libres de tutelaje y cubrir todo el país, constituye uno de los propósitos justicialistas en materia económico-social, llegando a substituir “al propio Estado en la etapa comercial”.

El humanismo de la doctrina justicialista, que tiene como eje al hombre, que tiende a lograr que éste sea dueño de su propio destino, sostiene que esto es imposible sino posee la libertad económica, si los trabajadores no son dueños del fruto de su esfuerzo.

La doctrina cooperativa sintetiza en ese orden la organización de la producción económica definida por el Justicialismo entre sus postulados.

Para Perón, “las cooperativas son las Unidades Básicas justicialistas para la organización nacional de la producción, la industria y el comercio”. En la economía social de la doctrina peronista ellas “son unidades de acción económica que realizan el acceso de los hombres que trabajan a la posesión total del instrumento y del fruto de su esfuerzo”.

La cooperativa, busca eliminar el conflicto entre Capital y Trabajo, suprimir los intermediarios, poner el Capital al servicio de los Hombres para que los trabajadores puedan autogestionarse, ser dueños de  sus decisiones y propender al bienestar de sus familias y de la comunidad.

La doctrina cooperativa al igual que nuestra doctrina, es profundamente humanista y comunitaria. Tiende a elevar la producción, no a través del eficientismo económico, en  la búsqueda de la maximización del beneficio del Capital, sino a través de la humanización del Trabajo y el Capital  y de las relaciones laborales a partir de la asociación libre de los productores.

La elevación de la productividad en la teoría y doctrina cooperativa debe elevar la productividad social, elevar la educación y capacitación de los trabajadores, propender al bienestar de la comunidad y concretar la participación de los hombres en las decisiones, logrando a través de su independencia económica la desalineación y la libertad.

Nuestra Constitución sostiene que el Capital debe tener una función social.

Dicha función implica que debe propender el bienestar del pueblo y no a su explotación. El Capital, fruto del trabajo humano, no debe utilizarse como medio de explotación para vivir del trabajo ajeno. Por ello afirma Perón que “en la solidaridad humana la cooperativa representa la más trascendente y fundamental de todas las instituciones”.

El sistema cooperativo, no es solamente una institución de solidaridad humana, sino un instrumento de organización humanitaria de la producción que consigue al mismo tiempo elevar la productividad y la rentabilidad de las empresas.

La posibilidad de abarcar todo el ciclo económico planteado por Perón cooperativizando la producción, coincide asimismo con los principios cooperativos de integración. La integración cooperativa, definida en términos horizontales y verticales, tiende a abarcar toda la producción y la comercialización y el consumo.

Para el Justicialismo, los intermediarios políticos, sociales y económicos, deben desaparecer.

Los intermediarios en el orden económico desaparecen cuando los mismos productores y consumidores a través de las cooperativas de producción y consumo se hacen cargo de la comercialización y distribución.

El cooperativismo debe entonces organizarse no sólo en la producción sino en todas las actividades. “La reforma económica, decía Perón, se debe realizar sobre la base del cooperativismo. En todos los campos de la producción, del comercio, la industria, la intermediación debe desaparecer para dar paso a la acción cooperativa”.

Para el Justicialismo “la cooperativa de producción es la cooperativa madre, originaria y original de todas las asociaciones cooperativas”. Por eso, durante el gobierno peronista, se le brindó todo tipo de preferencia a las cooperativas de producción agraria e industriales.

También propuso Perón la creación del Consejo Nacional de Cooperativas para que el sector cooperativo resuelva y aconseje al gobierno nacional en todo lo que competía al sector. Su proyecto era favorecer el desarrollo y la implantación integral del sistema nacional cooperativo como organización del pueblo.

El fracaso de las cooperativas se debía según Perón, a que en el sistema capitalista, éstas sucumben ante los monopolios nacionales e internacionales. Por ello, para subsistir tienen que ser apoyadas por el Estado. A su vez, el cooperativismo “será el único que pueda ayudar a barrer definitivamente a los monopolios”.

También el cooperativismo era la única manera para Perón de terminar con la explotación inescrupulosa de la producción por parte de los intermediarios.

En el Primer Plan Quinquenal se planteaba que la política debe ser realizada por los ciudadanos de la República y no por políticos profesionales y la riqueza debe ser administrada por los propios productores.

En el Segundo Plan Quinquenal, ya se determinaba que en el orden de la organización, el cooperativismo es lo mismo que el justicialismo. En ese sentido, Perón sostenía que “el cooperativismo era la orientación natural del obrero”.

El I.A.P.I., como monopolio estatal en un primer tiempo, debía ser reemplazado por la organización integral de los productores.

 

COOPERATIVISMO EN LA ARGENTINA ACTUAL

 

El sistema productivo actual ha sufrido, fundamentalmente durante la última década un proceso de desmantelamiento paralelo a la hipertrofia generada en el conjunto del tejido social y económico.

La economía de especulación financiera alimentada por la dictadura militar y continuada por el actual gobierno, fomentó no sólo la destrucción del aparato productivo, sino también de los valores nacionales de solidaridad, trabajo y producción, para dejarle paso al individualismo y a la improductividad del trabajo.

El proceso de terciarización de la economía y el empleo en la Argentina no ha sido el fruto del crecimiento del sector primario secundario, sino muy por el contrario, ha sido la regresión de éstos que provocó el crecimiento de los servicios improductivos y del cuentapropismo.

El cooperativismo, en tanto sector social, sufrió el mismo proceso creciendo en los sectores menos productivos.

En la Argentina actual, si bien uno de cada tres habitantes está asociado a alguna cooperativa, la incidencia de la cooperativa de trabajo o de producción es minoritaria. Es así como frente a los 2.860.614 asociados de las cooperativas de crédito, los 2.603.617 asociados de las cooperativas de seguros o el 1.488.192 asociados de cooperativas de servicios públicos, las cooperativas de trabajo, solamente tiene 30.424 socios a nivel nacional. Aunque le sumaremos por ser productivas, las cooperativas de transformación agropecuaria o de vivienda y construcción, los socios sólo alcanzan la suma de 696.929 de un total nacional y sólo 7,2% de los socios.

Es evidente entonces que la cooperativa de trabajo o de producción no sólo no tiene mucha incidencia en la estructura económica sino que se patentiza la necesidad de fomento y promoción, administración, financiera, técnica, legal y educativa en materia de cooperativismo de trabajo.

Los vacíos normativos en derecho cooperativo, suelen asimismo dejar sin respuestas problemas fundamentales de las cooperativas de trabajo tales como la contratación de terceros, los problemas previsionales, despidos, relaciones entre cooperativas y sindicatos, cooperativas y Estado, ausencia de un fuero específico dada la particularidad de las relaciones laborales dentro de cooperativas, salud de los asociados, etc.

Si bien la educación cooperativa ha sido declarada de interés nacional a través de la ley 16.583 y su Decreto Reglamentario 12.308, después de más de veinte años de promulgación sigue siendo una expresión de deseo.

Dichas leyes se hacen necesarias, además de la voluntad política que se requiere para hacerlas cumplir y los recursos que se deben asignar. El derecho social debe sistematizar, garantizar y promover la autonomía del derecho cooperativo, así como los instrumentos idóneospara reglamentar y fomentar la propiedad social.

La ausencia de un sistema normativo idóneo, de una política de fomento y promoción, los escasos recursos asignados a tal efecto y de mecanismo de control necesarios por parte de la autoridad de aplicación dieron lugar también a la proliferación de falsas cooperativas, “cooperativas fantasmas” así como se alimentaron formas de evasión fiscal y cooperativas formadas con el solo fin de obviar las leyes laborales y los derechos mínimos del trabajador.

Todas estas deformaciones de espíritu y movimiento cooperativo contribuyeron asimismo a la falta de credibilidad ante una organización que es por excelencia la organización humanitaria y solidaria de la producción.

 

Las Posibilidades de La Organización Nacional de las Cooperativas

 

El art. 14 bis de la Constitución Nacional, sanciona expresamente el derecho de los trabajadores a participar en las ganancias de las empresas, a controlar la producción de colaborar en la dirección.

Uno de los desafíos fundamentales de la democracia política actual es la recuperación de la industria, que debe estar acompañada por un proceso que revierta el de concentración de capitales agrarios, financiero e industrial a través de una política distributiva del ingreso. Para ello, es necesario comenzar un proceso de cumulación de capital social en el marco de un Proyecto Nacional.

La estabilidad de la democracia política estará asimismo estrechamente ligada a la posibilidad de satisfacer los reclamos sociales, de resolver el proceso inflacionario que manifiesta la institucionalización del conflicto entre los distintos sectores por acceder a un producto cada vez más escaso y a la implementación de una política redistributiva.

Al igual que Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, la Argentina necesita encontrar formas de participación obrera, ya sea a través de la participación en los beneficios, la cogestión, el cooperativismo o la autogestión, que a partir del esfuerzo conjunto logre recuperar productivamente la capacidad instalada y elevar los niveles de la productividad social.

La ausencia de participación de los trabajadores, la carencia de capacitación laboral en cuanto a la administración de empresas cogestionarias y autogestionarias, las dificultades financieras para poner en marcha y fortalecer al sector social de la economía, patentizan las dificultades que conllevan la estructuración, desarrollo y fortalecimiento de las organizaciones participativas del trabajo, como el sector social en su conjunto pero prioritariamente manifiesta la ideología de la política económica hasta hoy implementada y la ausencia de un proyecto nacional.

Los sectores dominantes han argumentado siempre en defensa de sus intereses que los trabajadores no están capacitados para dirigir y gestionar su producción, que no tiene ni capital ni financiero ni industrial ni agrario y que este sector tiende por lo tanto a ser improductivo. Para dichos sectores, la hipereficiencia productiva sólo se da en los marcos de una mayor explotación de los trabajadores, a través del código autoritario de la industria o a partir de la renovación tecnológica.

En ningún momento se plantea la necesidad de redefinir la organización social del trabajo.

Sin embargo, la participación de los trabajadores-productores, en el planeamiento y ejecución de la producción puede en este momento elevar la producción, otorgarle un uso social al capital, generar empleos productivos y lograr una distribución del ingreso más justa.

Es necesario por lo tanto el fomento del sector social en materia económica, financiera, técnico administrativa, legal y educativa.

Dicha promoción trae consigo múltiples beneficios, puesto que implican la posibilidad de;

  1. Una mejor distribución del ingreso.
  2. Valorizar el trabajo a través de su calificación de la retribución real del mismo y no de su precio en el mercado.
  3. Suprimir la intermediación improductiva.
  4. Elevar la participación de los trabajadores de la empresa, su producto y sus beneficios y progresivamente en las decisiones económicas y políticas fundamentales.

Por ello, Perón decía el estado debe apoyar al cooperativismo para combatir a los monopolios, ya que éstos por sí mismos sucumben ante ellos. El hombre en la división capitalista del trabajo, está al servicio de la tecnología y del capital, no es un fin sino un instrumento de valorización del capital.

Para la doctrina peronista que sostiene la economía social, que es necesario poner la tecnología y el capital al servicio de los hombres, puesto que éstos son el fin último de toda producción, es necesario fomentar y promover a las cooperativas “madres, originales y originarias” que son las de producción, donde el trabajador es dueño de su producto, participa en las decisiones que le competen, el código autoritario es reemplazado por la participación igualitaria, la escisión entre dirección y ejecución se suprimen y los objetivos de la empresa pasan a coincidir con los del trabajador. Será por lo tanto prioritario el fomento de las cooperativas de vivienda, de productores agropecuarios, hortícolas, avícolas, industriales, escolares y toda cooperativa de trabajo que tienda a satisfacer las necesidades sociales básicas, a elevar la producción y a generar empleo.

La educación y capacitación cooperativa deben estar apoyadas por programas concretos.

La legislación debe ser modificada, creando la normativa necesaria para el tutelaje y fomento de dichas organizaciones, que contemplen su especificidad y reglamente el control de las falsas cooperativas.

Asimismo, se deben instrumentar sistemas financieros y crediticios que reasignen recursos genuinos al sector social de la economía.

Todas estas medidas tenderán a fortalecer la Tercera Posición Justicialista.

“Nosotros no estamos ni en defensa de un capitalismo de explotación ni en la defensa de una explotación estatal. Nosotros tenemos una tercera posición, donde no queremos que el hombre sea explotado ni en nombre del capital ni en nombre del estado. Queremos que el hombre, dentro de su libertad sea un ser, principio y fin de sí mismo y no un instrumento de apetitos del capitalismo o de los apetitos del estado. El capital tiene por principal objeto el bienestar social.

En consecuencia, debe estar al servicio de la economía y sus diversas formas de explotación no pueden afectar los fines de utilidad pública o interés general del pueblo argentino. La libertad, derechos y garantías habitantes de la Nación en perjuicio, detrimento o menoscabo de otro.

  1. Generar empleo resignando recursos para la creación de puestos productivos, contribuyendo a solucionar los problemas de desempleo.
  2. Elevar el poder adquisitivo de los salarios a partir de la incorporación en el mercado de productos a bajos precios y socialmente necesarios.
  3. Elevar los niveles reivindicativos de los trabajadores pasando a formar parte de las decisiones sobre el desarrollo nacional.
  4. Fortalecer las organizaciones de los trabajadores a través de la integración del sector social.
  5. Fortalecer la unidad entre el sindicalismo y el cooperativismo como básica para la defensa de sus intereses.
  6. Combatir el capital oligopólico y monopólico a través de la integración de las empresas administradas por los trabajadores generando un desarrollo que vincule el crecimiento económico a la justicia social.

En el Segundo Plan Quinquenal, el cooperativismo tiene su decálogo de acción que sostenía que “el Gobierno aspira a que las cooperativas agropecuarias constituyan las unidades básicas de la economía social agraria y participen: Primero, en el proceso colonizador y en la acción estatal y privada tendiente a lograr la redistribución de la tierra en unidades económicas sociales adecuadas. Segundo, que participen en el proceso productivo mediante la utilización racional de los elementos básicos del trabajador agropecuario. Tercero, que participen también en el proceso interno de comercialización de las cosechas de sus asociados, para lo cual el Estado auspiciará el acceso de los productores organizados a los centros de consumo, mercados oficiales, proveedurías, etc. Cuarto, que participen en el proceso de la comercialización y defensa de la producción agropecuaria de sus asociados en los mercados internacionales. Quinto, que participen en el proceso de industrialización regional primaria de la producción agropecuaria de sus asociados. Sexto, que participen en la acción estatal tendiente a suprimir toda intermediación comercial innecesaria. Séptimo, que participen en la fijación de los precios básicos y precios diferenciados que se fijarán a favor de las cooperativas agropecuarias. Octavo, que participen en la redistribución de los márgenes de utilidad que se obtengan con motivo de la comercialización.

Noveno, que participen en la acción social directa a cumplirse en forma integral en beneficio de los productores agrarios y; Décimo, el estado auspicia la organización de un sistema nacional unitario de cooperativas de producción agropecuaria que representa a todos los productores del país y defienda sus intereses económicos y sociales.

Asimismo, el Estado, mediante todos sus centros de enseñanza, promoverá la formación de una nueva conciencia nacional agraria hacia el cooperativismo.

  1. Elevar el nivel de educación de los trabajadores a través de los sistemas de autoeducación, programas de educación cooperativa, cooperativas escolares, etc.
  2. Contribuir a la democracia política a través de la democratización de la economía general, la industria y el agro en particular como freno a las agudas diferencias sociales existentes en el país.
  3. Contribuir a la democracia entendida como posibilidad de participación real de las grandes mayorías en los destinos que les pertenecen.
  4. Elevar la productividad social, entendida ésta como la eficiencia para producir y distribuir los bienes socialmente necesarios.
  5. Humanizar el trabajo y el capital.

El proyecto nacional debe fomentar en forma prioritaria la organización cooperativa en la producción, así como otras formas participativas del trabajo que puedan recuperar productivamente tierras ociosas o empresas improductivas al mismo tiempo que contribuyen a la generación de empleo.

Es necesario asimismo que la participación de los trabajadores en la producción y en los beneficios no quede relegada a las áreas marginales de la economía o como formas menos leoninas de crédito y consumo.

Si la esencia del capitalismo es la de producir cada vez mayores beneficios y no la de producir bienes socialmente necesarios, poco importa para éste la humanización del trabajo, el creciente ascenso de las mayorías a la satisfacción de las necesidades esenciales como la salud, la vivienda, la nutrición, la educación o el empleo.

 

QUEDA PROHIBIDA TODA FORMA DE EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE O POR EL CAPITAL, EN CUALQUIERA DE SUS MANIFESTACIONES. LA IGUALDAD JURIDICA Y SOCIAL DE LOS HABITANTES DE  NACIÓN HACEN DELABUSO DE LA LIBERTAD UN DELITO.

 

Producido por la

Dra. Ana Jaramillo

Edgardo Bistock

Director de Derechos Humanos

 

LEY 11.380 (134). – Sociedades cooperativas: préstamos especiales y exención de impuestos (B. O. 20/X/926).

Art. 1° – Autorícese al Banco de la Nación Argentina, para hacer préstamos especiales con o sin amortización y a plazo mayor de los seis meses que fija el reglamento vigente, a las sociedades cooperativas, en la forma y condiciones que establezca el P. E. al reglamentar esta ley.

Art. 2° – Autorízase al Banco Hipotecario Nacional para:

1° Acordar, dentro de las prescripciones de su ley orgánica, préstamos a las sociedades cooperativas, para construir depósitos, graneros, elevadores, instalaciones de industria lechera y otras que tengan por objeto la industrialización de las materias primas de producción nacional;

2° Acordarles asimismo préstamos para la compra de campos o terrenos, destinados a ser entregados en propiedad a los asociados, en lotes, para formar en ellos chacras y granjas y para la construcción de la casa-habitación.

Art. 3° – Los préstamos a que se refiere el artículo anterior, podrán acordarse hasta el 80% del valor de tasación y el banco podrá retener un tanto por ciento para entregarlo cuando están construidas las obras afectadas.

Art. 4° – Los graneros y elevadores que construyan las cooperativas agrícolas, podrán ocupar el terreno necesario sobre las líneas y estaciones de los ferrocarriles, en condiciones de poder cargar directamente a vagones, siempre que las obras a realizar no perturben el tráfico normal de la empresa. El Poder Ejecutivo gestionará de las empresas la cesión gratuita del terreno para esas construcciones.

Art. 5° – Las sociedades cooperativas estarán exentas de los siguientes impuestos nacionales:

  1. Papel sellado y timbre para los actos de constitución, reconocimiento, registro y funcionamiento interno;
  2. De toda contribución sobre el valor de los edificios y construcciones.
  3. Patentes, salvo sobre la elaboración o el despacho de bebidas alcohólicas, tabaco y naipes.

 

 

(134) Ley 11.380. – Antecedentes parlamentarios: D. ses. Dip., 1926, t. V. p. 269; D. ses. Sen., 1926, t. I. p. 1097.

Art. 6° – Comuníquese, etc.

Sanción: 30 setiembre 1926.

Promulgación: 5 octubre 1926.

Ley 11.388 (139). – Sociedades cooperativas (B. O. 27/XII/926).

Art. 1° – Las sociedades cooperativas se regirán por las disposiciones de la presente ley.

Art. 2° -Sólo podrán denominarse “cooperativas” las sociedades que además de ese título reúnan los caracteres siguientes:

1° Acompañar su nombre social con la palabra “limitada”;

2° No poner límite estatutario al número de socios, ni al de las acciones, ni al capital social, ni a la duración de la sociedad;

3° Las acciones serán nominativas e indivisibles y transferibles solamente con acuerdo del directorio en las condiciones que determinen los estatutos. Todas las acciones, una vez integradas, serán del mismo valor;

4° Cada socio no tendrá más que un voto, sea cual fuere el número de sus acciones;

5° Expresarán, en sus estatutos, las condiciones de admisión, cese o exclusión de los socios. Los socios tienen derecho de salir de la sociedad en la época establecida en los estatutos y a falta de ésta, al fin de cada año social, dando aviso con diez días de anticipación;

6° Cuando los estatutos de la sociedad establezcan una cuota de entrada, no podrá elevársela a título de compensación por las reservas sociales;

7° Los socios salientes por cualquier causa no tendrán derecho individual alguno sobre las reservas sociales.

8° En caso de liquidación de las sociedad, los fondos de reserva se entregarán al fisco nacional o provincial según el domicilio real de la sociedad para fines de educación económica del pueblo;

9° No concederán ventaja ni privilegio alguno a los iniciadores, fundadores y

 

 

(139) Ley 11.388. – Reglamentación: ver D. 10 febrero 1927.

Antecedentes parlamentarios D. sen. 1925, t. II, p. 466: Dip. 1926. t. V, p. 194; D. ses. Sen. 1926, t. I, p. 822; D. ses. Dip. 1926, t. VI, p. 854.

directores; ni preferencia a parte alguna del capital;

10°. No podrán remunerar con comisión ni en otra forma a quien aporte nuevos socios o coloque acciones.

11° No podrán tener por fin principal ni accesorio la propaganda de ideas políticas, religiosas, de nacionalidades o regiones determinadas; ni imponer como condición de admisión la vinculación de los socios con organizaciones religiosas, partidos políticos o agrupaciones de nacionalidades o regionales;

12° No podrán conceder créditos para el consumo;

13° De los servicios de la sociedad, sólo podrán hacer uso los socios;

14° El directorio, sin excluir socios, podrá ordenar, en cualquier momento, el retiro de capital a los socios con mayor número de acciones. Si todos los socios tuvieran igual número de acciones el retiro se hará a prorrata;

15° Cuando efectúen préstamos en dinero a los socios, no cobrarán a título de premio, prima o con otro nombre, suma alguna que reduzca la cantidad efectiva prestada a menos del monto nominal del préstamo, salvo el descuento por el pago de intereses, si así se hubiera establecido. El interés no podrá exceder más del 1 % de la tasa efectiva cobrada por los bancos oficiales en operaciones semejantes y no podrá ser aumentado durante la vigencia del préstamo. Los préstamos podrán ser cancelados en cualquier momento por el prestatario sin recargo alguno de interés.

16° De las utilidades realizadas y liquidadas, podrá pagarse sobre el capital empleado en operaciones que no sean de crédito un interés que no exceda del 1% al que cobra el Banco de la Nación en sus descuentos;

17° De las utilidades realizadas y líquidas de cada ejercicio se destinará por lo menos el 5% al fondo de reserva y se distribuirá el 90% entre los socios:

  1. En la cooperativas o secciones de consumo, en proporción al consumo hecho por cada socio;
  2. En las cooperativas de producción, en proporción al trabajo hecho por cada uno;
  3. En las cooperativas o secciones de adquisición de elementos de trabajo y de transformación y venta de productos, en proporción al monto de las operaciones de cada socio con la sociedad;
  4. En las cooperativas o secciones de crédito, en proporción al capital;

18° Los balances y memorias del directorio serán anuales y sometidos con igual periodicidad a la asamblea que se celebrará dentro de los tres meses siguientes al cierre del ejercicio.

19° Las asambleas serán convocadas por lo menos con ocho días de anticipación, en la forma que cada sociedad establezca en sus estatutos, y se celebrarán sea cual fuese el número de los socios concurrentes una hora después de la fijada en la convocatoria, si antes no se ha reunido ya la mitad más uno de los socios;

20° Los estatutos podrán prohibir el voto por poder o autorizarlo. Si autorizan el voto por poder, las representaciones deberán recaer en un asociado y éste no podrá representar más de dos socios;

21° Cuando los socios pasen de 10.000, la asamblea general será substituida por una asamblea de delegados elegidos en asambleas electorales de secciones o de distritos, en las condiciones que determinen los estatutos. Igual procedimiento pueden adoptar los estatutos para la representación de los socios que residan en localidades distantes del lugar de la asamblea general;

22° Para el contralor de las cuentas sociales la asamblea elegirá un síndico titular y otro suplente. Podrá elegir también para el control de la marcha de la sociedad, un consejo de inspección formado por un número de socios doble del de los miembros del directorio y auxiliar de éste.

Art. 3°- Las sociedades cooperativas podrán ampliar su objetivo y fusionarse con otra u otras de la misma naturaleza por el voto de la mayoría de la asamblea ordinaria, siempre que el asunto figure en la orden del día. La ampliación de su objeto o la fusión, serán registradas e inscriptas en la forma establecida en los arts. 5° y 6° de esta ley.

Art. 4° -Las sociedades cooperativas podrán asociarse entre sí por el voto de la mayoría de la asamblea ordinaria, para constituir una cooperativa de cooperativas y hacer operaciones en común, según los principios establecidos en esta ley.

Art. 5° -Las sociedades cooperativas podrán constituirse válidamente sin necesidad de escritura pública, labrándose actas por duplicado, las que deberán ser firmadas por los constituyentes  e inscriptas en un registro especial que llevará el Ministerio de Agricultura.

Art. 6°- Para el reconocimiento y autorización de una sociedad cooperativa, bastará la presentación de la lista de socios, constancia de la instalación de la sociedad, ya en operaciones o bien el depósito bancario de la vigésima parte del capital suscripto. Las sociedades constituidas de acuerdo con las disposiciones de esta ley, serán autorizadas a funcionar dentro de los noventa días de su solicitud.

Art. 7°- Los menores de más de 18 años de edad y las mujeres casadas, pueden ingresar a las cooperativas sin autorización paternal ni marital, y disponer por sí solos de su haber en ellas.

Art. 8°- Las sociedades cooperativas existentes deberán ajustarse, dentro de un año de su promulgación, a las disposiciones de la presente ley si desean conservar la denominación de “cooperativa”. Las que no lo hicieren incurrirán en la penalidad establecida en el artículo siguiente.

Art. 9°- Queda prohibido el uso de la palabra “cooperativa” en el nombre de cualquier sociedad o empresa, posterior a la fecha de promulgación de esta ley, que no se hay constituido de acuerdo con sus disposiciones. La violación de esta prohibición, será penada con multa de 500 hasta 2000 pesos moneda nacional, y la clausura del establecimiento, oficinas, locales de ventas y demás dependencias públicas de la sociedad o empresa, mientras no se suprima el uso indebido de la palabra “cooperativa”.

Art. 10° -El Ministerio de Agricultura tendrá a su cargo el control público de las sociedades cooperativas, revisará y certificará los balances que le sean sometidos por ellas, y establecerá un servicio de información para y sobre el movimiento cooperativo de la República.

Art. 11° – Quedan derogados los arts. 392,393 y 394 del Código de comercio y toda otra disposición que se oponga a la presente. Para las sociedades constituidas, según las normas de esta ley, rigen subsidiariamente las prescripciones del Código de comercio sobre las sociedades anónimas en cuanto no sean contrarias.

Art. 12° -Esta ley se incorporará en título especial al Código de comercio.

Art. 13°- Comuníquese. etc.

Sanción: 10 diciembre 1926.

Promulgación: 20 diciembre 1926.

 

I

CONCEPTOS COOPERATIVOS FUNDAMENTALES EXPRESADOS POR EL GENERAL PERÓN

 

“Los objetivos de los cooperativista son los mismos objetivos que tiene el Gobierno”.

“Es indudable que la cooperativa es una de las formas a la cual hemos dado nosotros preferencia en toda la organización de nuestro sistema social. La cooperativa es, para mí, una forma del gremialismo orientada en otra dirección y con otra finalidad, pero tan útil como todos los demás gremialismos”.

“El Cooperativismo tiene sus formas de resurgimiento universal mejor sentadas en la República Argentina. ¿Por qué razón? Porque el Estado propugna ahora el cooperativismo y porque nuestra idea, nuestro deseo, es suprimir todo lo que sea intermediario en el orden político, en el orden social y en el orden económico, para que, de ese modo, nos manejemos con quienes sean del oficio, elegidos por nosotros mismos, sin que vengan de otros países a introducirnos intermediarios”.

“En esta forma, ayudado por el Estado, y no teniendo su enemigo natural -que es el monopolio- el cooperativismo tiene que triunfar”.

“El monopolio, que se veía reemplazado en el abastecimiento de grandes masas por el sistema cooperativo, le oponía todas sus fuerzas porque era su competidor”.

“Claro que es explicable que este cooperativismo sea combatido. ¿Por quién? En primer término por los monopolios, porque pierden el negocio y tienen que ponerse a trabajar, que es otra cosa distinta. Segundo por los parásitos de la producción, que son otra suerte de intermediarios”.

“El ciclo económico está constituido por la producción de la materia prima, por la transformación que la hace utilizable, por la distribución y por el consumo. El secreto está en llegar al consumo lo más directamente posible. Y eso puede ser llenado por una buena cooperativa”.

“La cooperativa que debe crear el gremio (de Trabajadores del Estado) tiene una finalidad fundamental: prestar su servicio en el abastecimiento de un sector de la población a menos costo por tratarse de una administración más económica y que no tiene que acumular ganancias”.

“En el mundo actual  y especialmente en nuestro país, es menester que el pueblo tenga conciencia de que la solución de los problemas familiares no sólo ha de venir por medidas estatales, es necesaria una amplia colaboración popular y familiar. En este sentido, un 50 % puede solucionar el gobierno  con sus previsiones y disposiciones, pero un 25 % ha de encontrarse cubiertos por las obras mutualistas, cooperativas, que corresponden desarrollar a las organizaciones profesionales y de acción social y un 25 % ha de cubrirse con la organización familiar y la economía doméstica”.

“Asimismo el Estado, mediante todos sus centros de enseñanza, promoverá la creación de una nueva conciencia nacional agraria hacia el cooperativismo”.

“El sector cooperativista forma casi el puntal más importante en la organización del pueblo”.

“Deseo al sector cooperativista organizado no sólo para las actividades de la producción sino también para todas las actividades”.

“La reforma económica que vamos realizando es la base del cooperativismo”.

“Lo importante es que establezcamos una absoluta colaboración y cooperación permanentes entre el Gobierno y las asociaciones cooperativas”.

“El Gobierno puede producir actos que tiendan hacia la progresiva imposición del cooperativismo”.

“El triunfo del Gobierno en la organización de las cooperativas será también el triunfo de una vieja aspiración de los cooperativistas”.

“Fomentaremos el cooperativismo en todos los campos de la actividad nacional, tanto en el orden del consumo como en el del comercio”.

“La cooperativa de producción es la cooperativa madre, originaria y original de todas las asociaciones cooperativas”.

 

II

 

EL SEGUNDO PLAN QUINQUENAL Y LAS COOPERATIVAS ESCOLARES

CAPÍTULO IV – EDUCACIÓN:

 

IV- G-14.- “La difusión de los principios del cooperativismo y la constitución de las cooperativas escolares y estudiantiles, serán auspiciadas por el Estado a fin de contribuir a la formación de la conciencia nacional cooperativista y prestar servicios útiles a los alumnos…”

IV- E- 8.- “En el quinquenio 1953/57 se desarrollará una activa campaña para lograr en 1957 la existencia de cooperativas escolares o estudiantiles en todos los establecimientos educacionales del Estado”.

 

III

 

LEY N° 11.388

 

Régimen de las Sociedades Cooperativas

Buenos Aires, 20 de diciembre de 1926.

Por cuanto;

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina, reunidos en Congreso, etcétera, sancionan con fuerza de

 

LEY

 

Art. 1° – Las sociedades cooperativas se regirán por las disposiciones de la presente ley.

Art. 2° -Sólo podrán denominarse “cooperativas” las sociedades que, además de ese título, reúnan los caracteres siguientes:

 

  1. Acompañar su nombre social con la palabra “limitada”.
  2. No poner límite estatutario al número de socios, ni al de las acciones, ni al capital social, ni a la duración de la sociedad.
  3. Las acciones serán nominativas e indivisibles y transferibles solamente con acuerdo del directorio, en las condiciones que determinen los estatutos. Todas las acciones, una vez integradas, serán del mismo valor.
  4. Cada socio no tendrá más que un voto, sea cual fuere el número de sus acciones.
  5. Expresarán, en sus estatutos, las condiciones de admisión, cese o exclusión de los socios. Los socios tienen derecho de salir de la sociedad en la época establecida en los estatutos, y a falta de ésta, a fin de cada año social, dando aviso con diez días de anticipación.
  6. Cuando los estatutos de la sociedad establezcan una cuota de entrada, no podrá elevársela a título de compensación por las reservas sociales.
  7. Los socios salientes por cualquier causa no tendrán derecho individual alguno sobre las reservas sociales.
  8. En caso de liquidación de la sociedad, los fondos de reserva se entregarán al fisco nacional o provincial, según el domicilio real de la sociedad, para fines de educación económica del pueblo.
  9. No concederán ventaja ni privilegio alguno a los iniciadores, fundadores y directores, ni preferencia a parte alguna del capital.
  10. No podrán remunerar con comisión ni en otra forma a quien aporte nuevos socios o coloque acciones.
  11. No podrán tener por fin principal ni accesorio la propaganda de ideas políticas, religiosas, de nacionalidades o religiones determinadas, ni imponer como condición de admisión la vinculación de los socios con organizaciones religiosas, partidos políticos o agrupaciones de nacionalidades o regionales.
  12. No podrán conceder crédito para el consumo.
  13. De los servicios de la sociedad, sólo podrán hacer uso los socios.
  14. El directorio, sin excluir socios, podrá ordenar, en cualquier momento, el retiro del capital a los socios con mayor número de acciones. Si todos los socios tuvieran igual número de acciones, el retiro se hará a prorrata.
  15. Cuando efectúen préstamos en dinero a los socios no cobrarán a título de premio, prima o con otro nombre, suma alguna que reduzca la cantidad efectiva prestada a menos del monto nominal del préstamo, salvo el descuento por el pago de intereses, si así se hubiera establecido. El interés no podrá exceder del 1 % de la tasa efectiva cobrada por los Bancos oficiales en operaciones semejantes y no podrá ser aumentado durante la vigencia del préstamo. Los préstamos podrán ser cancelados en cualquier momento por el prestatario, sin recargo alguno de intereses.
  16. De las utilidades realizadas y líquidas, podrá pagarse sobre el capital empleado en operaciones que no sean de crédito un interés que no exceda del 1 % al que cobra el Banco de la Nación en sus descuentos.
  17. De las utilidades realizadas y líquidas de cada ejercicio, se destinará por lo menos el 5 % al fondo de reserva y se distribuirá el 90 % entre los socios:
    1. En las cooperativas o secciones de consumo, en proporción al consumo hecho por cada socio;
    2. En las cooperativas de producción, en proporción al trabajo hecho por cada uno;
    3. En las cooperativas o secciones de adquisición de elementos de trabajo y de trasformación y venta de productos, en proporción al monto de las operaciones de cada socio con la sociedad;
    4. En las cooperativas o secciones de crédito, en proporción al capital.
  18. Los balances y memorias del directorio serán anuales y sometidos con igual periodicidad a la asamblea que se celebrará dentro de los tres meses siguientes al cierre del ejercicio.
  19. Las asambleas serán convocadas por lo menos con ocho días de anticipación, en la forma que cada sociedad establezca en sus estatutos y se celebrarán sea cual fuere el número de los socios concurrentes, una hora después de la fijadaen la convocatoria, si antes no se ha reunido ya la mitad más uno de los socios.
  20. Los estatutos podrán prohibir el voto por poder o autorizarlo. Si autorizan el voto por poder, las representaciones deberán recaer en un asociado y éste no podrá representar más de dos socios.
  21. Cuando los socios pasen de 10.000, la asamblea general será substituida por una asamblea de delegados elegidos en asambleas electorales de secciones o distritos, en las condiciones que determinen los estatutos para la representación de los socios que residan en localidades distintas del lugar de la asamblea general.
  22. Para el control de las cuentas sociales la asamblea elegirá un síndico titular y otro suplente. Podrá elegir también para el control de la marcha de la sociedad, un consejo de inspección formado por un número de socios doble de los miembros del directorio y auxiliar de éste.

Art. 3°- Las sociedades cooperativas podrán ampliar su objetivo y fusionarse con otra u otras de la misma naturaleza por el voto de la mayoría de la asamblea ordinaria, siempre que el asunto figure en el orden del día. La ampliación de su objeto o la fusión, serán registradas e inscriptas en la forma establecida en los artículos 5° y 6° de esta ley.

Art. 4°- Las sociedades cooperativas podrán asociarse entre sí por el voto de la mayoría de la asamblea ordinaria, para constituir una cooperativa de cooperativas y hacer operaciones en común, según los principios establecidos en esta ley.

Art. 5°- Las sociedades cooperativas podrán constituirse válidamente sin necesidad de escritura pública, labrándose actas por duplicado, las que deberán ser firmadas por los constituyentes e inscriptos en un registro especial que llevará el Ministerio de Agricultura.

Art. 6°- Para el nombramiento y autorización de una sociedad cooperativa, bastará la presentación de la lista de los socios, de una copia de los estatutos sociales y las constancia de la instalación de la sociedad, ya en operaciones, o bien el depósito bancario de la vigésima parte del capital suscripto. Las sociedades constituidas de acuerdo con las disposiciones de esta ley, serán autorizadas a funcionar dentro de los noventa días de su solicitud.

Art. 7° – Los menores de más de 18 años de edad y las mujeres casadas pueden ingresar a las cooperativas sin autorización paternal ni marital y disponer por sí solos de su haber en ellas.

Art. 8° – Las sociedades cooperativas existentes deberán ajustarse, dentro de un año de promulgación, a las disposiciones de la presente ley, si desean conservar la denominación de “Cooperativas”. Las que no lo hicieran incurrirán en la penalidad establecida en el artículo siguiente.

Art. 9° – Queda prohibido el uso de la palabra “Cooperativa” en el nombre de  cualquier sociedad o empresas, posterior a la fecha de promulgación de esta ley, que no se haya constituido de acuerdo con sus disposiciones. La violación de esta prohibición será penada con multa desde 500 hasta 2.000 pesos moneda nacional, y la clausura del establecimiento, oficinas, locales de venta y demás dependencias públicas de la sociedad o empresa, mientras no se suprima el uso indebido de la palabra “Cooperativa”.

Art. 10° – El Ministerio de Agricultura tendrá a su cargo el control público de las sociedades cooperativas, revisará y certificará los balances que le sean sometidos por ellos, y establecerá un servicio de información para y sobre el movimiento cooperativo de la República.

Art. 11° – Quedan derogados los artículos 392, 393 y 394 del Código de Comercio y toda otra disposición que se oponga a la presente. Para las sociedades constituidas, según las normas de esta ley, rigen subsidiariamente las prescripciones del Código de Comercio sobre las sociedades anónimas en cuanto no sean contrarias.

Art. 12° – Esta ley se incorporará en título especial al Código de Comercio.

Art. 13° – Comuníquese al Poder Ejecutivo.

 

REGLAMENTO DE LA LEY N° 11.388

 

Decreto Reglamentario del Registro, Inspección y Fomento de Cooperativas

 

Buenos Aires, 10 de febrero de 1927

 

CONSIDERANDO:

Que el artículo 2° de la ley General de Sociedades Cooperativas número 11.388 dispone que el Ministerio de Agricultura de la Nación llevará un registro especial para la inscripción de las actas constitutivas de las cooperativas;

Que el artículo 10 de  dicha ley establece que el Ministerio de Agricultura tendrá a su cargo el control público de esas sociedades;

Que el Ministerio de Agricultura debe colaborar para la aplicación amplia de esta ley de Fomento de Sociedades Cooperativas número 11.388 y de su reglamentación;

Que para la más eficaz realización de los propósitos de las leyes sobre régimen y fomento de las cooperativas, conviene concretar en un solo organismo, dependiente del Ministerio de Agricultura, las funciones de asesoramiento en las cuestiones concernientes a la concesión y retiro de la personalidad jurídica de las sociedades cooperativas, aprobación de los estatutos y sus reformas, cuyo conocimiento compete al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, por la Ley de Organización de los Ministerios, y lo referente al contralor público y registro que se lo encomiendan por las leyes citadas al Ministerio de Agricultura, con lo cual se obtendrá una más armónica coordinación de esfuerzos e iniciativas que redundará en beneficio de la rapidez y eficiencia de los trámites administrativos.

 

El Presidente de la Nación Argentina

DECRETA:

 

Artículo 1° – Créase en la Dirección General de Economía Rural y Estadística una sección que se denominará “Registro, Inspección y Fomento de Cooperativas” y que desempeñará las funciones que se establecen en los artículos siguientes:

Art. 2° – El Registro Inspección y Fomento de Cooperativas por intermedio de la Dirección Nacional de Economía Rural y Estadística asesorará al Ministerio de Agricultura en los asuntos a que se refieren las leyes números 11.380 y 11.388 y ejercerá especialmente las siguientes funciones:

  1. Llevar un registro especial de las cooperativas en el que se inscribirán las actas constitutivas y las reformas de los estatutos de estas sociedades.
  2. Ejercer el contralor público de las sociedades cooperativas y revisar y certificar los balances de las mismas;
  3. Fomentar la cooperación por los medios que juzgue conveniente.
  4. Organizar un servicio de información para y sobre el movimiento cooperativo del país.
  5. Cooperar en la aplicación de la Ley de Fomento de las Sociedades Cooperativas número 11.380.

Art. 3° – Toda solicitud sobre reconocimiento y autorización para funcionar, constitución de representantes, aprobación de reforma de los estatutos y extinción de las sociedades cooperativas, o sobre asuntos administrativos relacionados con la misma será presentada al Ministerio de Agricultura de la Nación, quien, a su vez, la remitirá inmediatamente a la Dirección General de Economía Rural y Estadística. El Ministerio de Agricultura la elevará oportunamente al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, aconsejando la resolución que corresponda.

Art. 4° -El Registro estudiará dichas solicitudes exigiendo el cumplimiento de las disposiciones contenidas en este decreto y cuidando que los estatutos se conformen a la ley número 11.388. Estudiará, también, los reglamentos que dicten las cooperativas  en cumplimiento de disposiciones contenidas en sus estatutos, siempre que no sean de simple organización interna de las oficinas. Estos reglamentos no podrán entrar en vigencia sin la aprobación del Registro.

Art. 5° – De toda deficiencia que obste a la resolución pertinente, se dará vista a los interesados, pidiendo permitirse la salida de los expedientes bajo recibo, cuando fuere necesario para el cumplimiento de los requisitos legales o reglamentarios.

Art. 6° – El Ministerio de Agricultura elevará los expedientes al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública con el informe respectivo cuando se hallaren en estado de resolución, por haberse cumplido las exigencias de la ley y de los decretos reglamentarios o bien cuando hubiera algún punto controvertido.

Art. 7° – La Dirección General de Economía Rural y Estadística exigirá a las sociedades cooperativas que soliciten reconocimiento y autorización para funcionar, la presentación:

  1. De copia fiel del acta de la asamblea o asambleas en que se hayan aprobado los estatutos de la sociedad y sus modificaciones, estas últimas si las hubiera.
  2. De los estatutos cuya aprobación se solicite.
  3. De la lista de socios, con expresión de las acciones suscriptas y cuotas pagadas por cada uno.
  4. De la boleta de un depósito de dinero que represente la vigésima parte del capital suscripto, depósito que debe hacerse en el Banco de la Nación Argentina a la orden conjunta, de las autoridades de la sociedad y de la Dirección General de Economía Rural y Estadística; ese depósito será devuelto a la sociedad junto con su testimonio de reconocimiento y autorización para funcionar.
  5. De la indicación del domicilio, que constituya el representante que solicita la autorización.

Art. 8° – Cuando una cooperativa se halle instalada y ya efectúe operaciones, presentará, al pedir autorización y reconocimiento  para funcionar, la lista de socios, los estatutos y un balance e inventario detallado de las existencias y demás documentos comprobatorios, certificados por el presidente, secretario y síndico de la sociedad. Este balance deberá ser comprobado y visado, en su caso por el Registro.

Art. 9° – Los documentos a que se refieren los incisos 1, 2 y 3, del artículo 7°, deberán ser autenticados con las firmas de los miembros del directorio o consejo de administración.

Art. 10° – El Registro podrá hacerse representar en todas las asambleas que celebren las sociedades, siempre que lo estime conveniente, y velará porque aquéllos se realicen con las formalidades legales y las previstas en los estatutos.

Art. 11° -Toda sociedad cooperativa está obligada a comunicar a la Dirección General de Economía Rural y Estadística la convocatoria de sus asambleas y deberán hacerlo quince días antes del fijado para la  reunión, indicando fecha, hora, local y carácter de la asamblea, y acompañando la memoria, balance, proyecto de reforma a los estatutos, en su caso, y copia de todo documento sobre el asunto a tratarse y que haya sido puesto con anticipación en conocimiento de los socios.

Art. 12° – El Inspector que concurra a una asamblea deberá comprobar si la convocatoria se ha efectuado de acuerdo con la ley y los estatutos, si ha habido el quórum requerido, según los asuntos a tratarse, si se han repartido entre los socios los documentos del caso en la forma prevista en el artículo 362 del Código de Comercio, si efectivamente se celebró asamblea anual del año anterior. Debe velar porque la sesión se realice con las formas legales sin apartarse de los puntos incluidos en la convocatoria, cuidando que las resoluciones se adopten de conformidad con los estatutos.

Art. 13° – Celebrada la asamblea con las formalidades legales, el Inspector acreditará el acto, firmando bajo su responsabilidad el libreo correspondiente. Cuando observe alguna irregularidad deberá limitarse a hacerlo notar a la asamblea y a la presidencia y si ella no se subsana, exigirá su constancia en el acta, lo que deberá practicarse so pena de lo dispuesto en el artículo 22 de este decreto. El Inspector sólo podrá presidir la asamblea a pedido de los socios y cuando hubiera asentimiento unánime de la reunión.

Art. 14° – El inspector que concurra a una asamblea deberá presentar por escrito al Registro un informe detallado de los puntos a que se refiere al artículo 12, mencionando el número de concurrentes y de votos, los votos en pro y en contra de cada punto de la orden del día, la resolución tomada respecto a ellos, las irregularidades observadas y todo antecedente necesario como elemento de juicio. Acompañará a su informe un ejemplar firmado de cada documento presentado a la asamblea.

Art. 15° – El Registro resolverá lo pertinente en cada caso, en vista del informe, el que se archivará formando legajo a cada sociedad; cuando corresponda la adopción de una medida superior la comunicará al Ministerio por intermedio de la Dirección General de Economía Rural y Estadística.

Art. 16° – Todo pedido de asamblea hecho por los socios deberá ser resuelto por el directorio dentro de los quince días de presentado, cuando los estatutos no determinen un plazo mayor o menor a tal efecto.

Si no tomase en consideración la solicitud o se la negase infundadamente, los interesado podrán recurrir a la Dirección General de Economía Rural y Estadística, la que por intermedio de las oficinas del Registro estudiará la denuncia y si la encuentra justa, comunicará al directorio que debe convocar a asamblea dentro del término de tres días; si esta convocatoria no se realizara, el Registro la practicará por sí, haciendo los gastos necesarios por cuenta de la sociedad. No servirá de excusa la falta de personal para comprobar las firmas de los solicitantes, y toda traba que se ponga a este procedimiento o a la recepción de socios o expedición de boletas de entrada, dará lugar a que se decrete una inspección inmediata de la sociedad para adoptar las medidas que procedan.

Art. 17° – El Registro deberá vigilar, fiscalizar y, en su caso, investigar a las sociedades cooperativas, cuidando de no entorpecer la marcha regular de la administración social.

Art. 18° – La vigilancia y fiscalización de las sociedades cooperativas se efectuará de una manera permanente, por el estudio de los balances mediante la comprobación especial, cuando el Registro o la Dirección General de Economía Rural y Estadística lo dispusieren  o lo ordenare el Ministerio, de los siguientes puntos:

  1. Si se llevan en forma los libros que exige el Código de Comercio.
  2. Monto del capital realizado.
  3. La existencia del fondo de reserva.
  4. Estado del capital y monto de las pérdidas en su caso.
  5. El número de sucursales o agencias que la sociedad tenga establecidas y su ubicación.
  6. El cumplimiento de los estatutos, de las leyes y de este decreto.

Art. 19° – Todas las sociedades cooperativas deberán llevar sus libros y publicar sus actas, avisos de convocatoria, etcétera, en idioma nacional.

Art. 20° – El Registro procederá a investigar las sociedades cuando observe o tuviera conocimiento de irregularidades o violaciones de los estatutos, de las leyes o de este decreto, cuando a su juicio fuese necesario para mejor proveer, en los asuntos que le estén sometidos o cuando se le presentaren denuncias que merezcan ser atendidas, y toda vez que lo disponga la Dirección General de Economía Rural y Estadística o el Ministerio.

Art. 21° – El resultado del examen de los libros y demás investigaciones será puesto en conocimiento del Ministerio, aconsejando las medidas pertinentes cuando hayan sido infructuosas las gestiones que haga, en su caso, para conseguir se subsanen las deficiencias que se notaren o cuando fuese necesaria una resolución superior.

Art. 22° – Toda sociedad que se niegue a ser inspeccionada u oculte los datos sobre su activo o pasivo o de cualquier modo dificultare las tareas del Registro, violando las disposiciones de este decreto, podrá ser privada de la autorización y reconocimiento para funcionar.

Art. 23° – Le será también retirada la autorización y reconocimiento para funcionar a toda sociedad que entre o deba entrar en estado de liquidación o cuya disolución sea sancionada por la asamblea o declarada por las leyes.

Art. 24° – En los casos del artículo anterior la sociedad presentará copia de las actas de las asambleas o de los documentos comprobatorios de su disolución.

Art. 25° – Toda sociedad autorizada o reconocida, está en el deber de comunicar a la Dirección General de Economía Rural y Estadística el domicilio de sus oficinas, así como todo cambio del mismo, dentro del plazo de quince días de hallarse definitivamente constituida o del cambio del local.

Art. 26° – Vencido el plazo del artículo anterior sin haberse cumplido su disposición, se encomendará a la policía la averiguación del domicilio y una vez comprobado, se investigará inmediatamente el funcionamiento de la sociedad infractora, para adoptar las medidas que correspondan. Para las sociedades ya establecidas regirá el término señalado en la ley.

Art. 27° – El Registro queda encargado de expedir todas las certificaciones que se refieran a asuntos de las sociedades de que habla este decreto, excepto la de legalizar los testimonios de estatutos o reformas, lo que será hecho por la Dirección General de Economía Rural y Estadística.

Art. 28° – La oficina del Registro organizará registros especiales en los que se anoten la concesión y retiro de la autorización y reconocimiento para funcionar, aprobación o reforma de estatutos, con los datos que juzgue  pertinente; las asambleas a que asista, con los antecedentes necesarios y las demás circunstancias que consideren convenientes a los efectos de la estadística.

Art. 29° – El empleado que revele el secreto de las sociedades inspeccionadas, será destituido, sin perjuicio de las acciones penales a que hubiera lugar.

Art. 30° – El personal del Ministerio de Agricultura no podrá ocuparse de tomar o confrontar, por cuenta de terceros, copias de documentos archivados o que se tramiten en sus oficinas.

Art. 31° – Los inspectores no podrán bajo pena de exoneración y sin perjuicio de las demás acciones a que hubiera lugar:

  1. Revelar los actos de las sociedades de que hayan tenido conocimiento por razón de sus funciones;
  2. Ejercer su profesión en asuntos que directa o indirectamente se relacionen con las sociedades;
  3. Intervenir en las sociedades de que sean socios;
  4. Realizar, con las instituciones que tengan reconocimiento y autorización para funcionar, operaciones de crédito sin previo conocimiento del Ministerio, dado por escrito por intermedio del Registro.

Art. 32° – La presentación de los documentos mencionados por Ley número 6.788, y a que se refieren los artículos 361 y 362 del Código de Comercio se hará por las sociedades cooperativas anualmente, en el tiempo y forma que determine el artículo 11. Dentro de los quince días de su aprobación definitiva por la asamblea, y con copia autenticada del acta, se presentará para su publicación, el balance respectivo, con la cuenta de ganancias y pérdidas, indicándose en el encabezamiento la fecha de la asamblea y si ésta modificó el balance sometido por el directorio, o lo aprobó sin modificaciones. Todos los balances se presentarán por duplicado.

Art. 33° – Los balances se presentarán debidamente sellados y autenticados o con las firmas de los directores, síndicos y personal que según los estatutos pueden rubricar los actos sociales.

Art. 34° – De los dos ejemplares a que se refiere el artículo 32, uno se archivará en la oficina del Registro y el otro, sellado y visado por ésta, será pasado para la publicación al “Boletín Oficial”, debiendo la cooperativa girar previamente el importe de la publicación.

Art. 35° – Anualmente el Registro por Intermedio de la Dirección General de Economía Rural y Estadística, elevará al Ministerio una memoria, con el movimiento de la oficina y las indicaciones que la práctica y el estudio le sugiera para el mejor desempeño de sus funciones.

Art. 36° – El archivo de sociedades cooperativas será llevado por la oficina del Registro, Inspección y Fomento de Cooperativas de la Dirección General de Economía Rural y Estadística, debiendo la Inspección General de Justicia pasarle, bajo inventario, todos los antecedentes que se refieren a las sociedades cooperativas existentes.

Art. 37° – La Inspección General de Justicia no ejercerá más, con respecto a las sociedades cooperativas, las funciones mencionadas en el inciso a) del artículo 2° del decreto reglamentario del 27 de abril de 1923, correspondiendo ejercer dichas funciones a la oficina del Registro, Inspección y Fomento de Cooperativas, de acuerdo con lo que establece el presente decreto.

 

LEY N° 11.680

Impuesto a las transacciones

 

Ley N° 11.680. – Impuesto a las transacciones.

Art. 8° – Están exceptuados del impuesto:

3°  – Las ventas o prestaciones de servicios efectuadas por las cooperativas constituidas de acuerdo con la Ley 11.388 inscriptas en el Ministerio de Agricultura, a sus asociados, siempre que éstos sean directamente los consumidores”.

(Actualmente la inscripción se cumple en el Ministerio de Comercio, tal como se informa en el punto 14 de las “Instrucciones para los señores directores y rectores”).

 

LEY N° 11.380

De fomento de Cooperativas

 

Autorizando al Banco de la Nación y al Banco Hipotecario Nacional, para hacer préstamos a las Cooperativas y exonerando a estas sociedades del pago de impuesto nacionales.

 

 

Buenos Aires, 5 de octubre de 1926.

 

Por cuanto:

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina, reunidos en Congreso, etcétera, sancionan con fuerza de

 

LEY

 

Articulo 1° – Autorízase al Banco de la Nación Argentina, para hacer préstamos especiales, con o sin amortización y a plazo mayor de los seis meses que fija el reglamento vigente, a las sociedades cooperativas en la forma y condiciones que establezca el Poder Ejecutivo al reglamentar esta Ley.

Art. 2° – Autorízase al Banco Hipotecario Nacional:

  1. Acordar dentro de las ….. prescripciones de su Ley Orgánica préstamos a las sociedades cooperativas, para construir depósitos, graneros, elevadores, instalaciones de industria lechera y otros que tengan por objeto la industrialización de las materias primas de producción nacional.
  2. Acordarles asimismo préstamos para la compra de campos o terrenos destinados a ser entregados en propiedad a los asociados, en lotes, para formar en ellos, chacras o granjas y para la construcción de la casa-habitación.

Art. 3° – Los préstamos a que se refiere el artículo anterior, podrán acordarse hasta el 80% del valor de tasación y el Banco podrá retener un tanto por ciento para entregarlo cuando estén constituidas las obras afectadas.

Art. 4° – Los graneros y elevadores que construyan las cooperativas agrícolas, podrán ocupar el terreno necesario sobre las líneas y estaciones de los ferrocarriles, en condiciones de poder cargar directamente a los vagones, siempre que las obras a realizar no perturben el tráfico normal de la empresa. El Poder Ejecutivo gestionará de las empresas la cesión gratuita del terreno para esas construcciones.

Art. 5° – Las sociedades cooperativas estarán exentas de los siguientes impuestos nacionales:

  1. Papel sellado y timbrado para los actos de constitución, reconocimiento, registro y funcionamiento interno (Modificado por la Ley N° 14.060);
  2. De toda contribución sobre el valor de los edificios y construcciones.
  3. Patentes, salvo sobre la elaboración y el despacho de bebidas alcohólicas, tabacos y naipes.

Art. 6° – Comuníquese al Poder Ejecutivo.

 

LEY N° 14.060

 

Estarán exentos del impuesto a los socios: Las asociaciones profesionales obreras con personalidad gremial y las sociedades cooperativas constituidas conforme a la Ley N° 11.388 e inscriptas como tales en el Ministerio de Industria y Comercio así como los actos que se celebren para su constitución, registro, reconocimiento y disolución.

 

IV
INSTRUCCIONES PARA LOS SEÑORES DIRECTORES Y RECTORES

GENERALIDADES

1) Los principios fundamentales del cooperativismo pueden sintetizarse así: a) La asociación es de seres humanos como tales y no de capitales; b) los miembros de la asociación son iguales, siendo la regla aceptada: un miembro, un voto; c) el acto de asociación es voluntario y ch) la asociación tiene objetivos que representan un interés  común para sus miembros y cuyo logro requiere el concurso de cada uno.

Su lema: “Todos para uno; uno para todos”.

2) El establecimiento de cooperativas en el medio escolar deber ser el resultado de la enseñanza, persuasión y acción de los organismos. A este fin será prudente aquilatar en sentido selectivo, el espíritu de responsabilidad del o de los organizadores, el fervor de los alumnos, los recursos del ambiente y la decisión y apoyo de los padres.

Es preferible no efectuar la constitución formal de la entidad si los prolegómenos no prometen un normal funcionamiento. (Ver R. M. del 28/1/54, último considerando).

3) Consultar a la Superioridad sobre cualquier inconveniente que pueda afectar la organización o buena marcha de la entidad.

4) La acción cooperativista, por constructiva, no puede ni debe invalidar ningún aspecto de la labor escolar. El señor director o rector y sus colaboradores inmediatos cuidarán todos los detalles a este respecto.

5) Se debe facilitar local, uso de carteleras y todo elemento que apoye a la formación de la cooperativa.

 

TIPOS DE COOPERATIVAS ESCOLARES

 

6) Los tipos de cooperativas más aconsejables serían: a) las de consumo, destinadas a proveer a sus socios los elementos necesarios para el cumplimiento de su labor escolar (libros, papelería, material didáctico, etc.), artículos de vestir, medicamentos y el mantenimiento de comedores escolares, cantinas escolares, etc.; b) de producción, para adquirir por cuenta de los socios, la materia prima destinada al uso en los talleres, huertas o granjas escolares o para vender esta producción, por cuenta de quienes la elaboraron; c) mixtas, que pueden desenvolverse dentro de los dos tipos mencionados.

 

CONSTITUCION DE LA COOPERATIVA

 

7) El señor director o rector aunando esfuerzos y voluntades, mediante el estudio del núcleo social y de sus necesidades, provocará una reunión de los más entusiastas cooperativistas, determinándose en tal oportunidad el tipo de cooperativa que más convenga propiciar.

8) En dicha reunión se designará una comisión provisional para que prepare el anteproyecto de estatuto (ver modelo de Estatuto en el punto V), que dé forma a las bases de constitución y normas para el funcionamiento de la sociedad.

9) Preparar para la asamblea constitutiva el siguiente material:

  1. Libro de actas para transcribir el acta de la Asamblea constitutiva y las sucesivas de la entidad.
  2. Libro de registro de firmas (asistencias).
  3. Formularios de solicitudes para la suscripción de acciones.

10) Convocar luego con quince días de anticipación, a todos los simpatizantes, a una asamblea constitutiva, remitiéndoles copia de los estatutos y el orden del día que sería el siguiente:

  1. Informe de la Comisión Provisoria.
  2. Elección de la Mesa Directiva de la Asamblea (Presidente, Vicepresidente y dos secretarios).
  3. Discusión y aprobación del estatuto.
  4. ch) Suscripción de acciones.
  5. Nombramiento de una comisión escrutadora (3 miembros) y elección de los miembros titulares y suplentes del Consejo de Administración y de un síndico titular y otro suplente.
  6. Designación de dos asociados para firmar el acta de la Asamblea conjuntamente con las autoridades de la cooperativa.

11) Iniciada la Asamblea, a la que asistirán el señor director o rector y la Comisión Provisoria y leído el informe que ésta presente, se designará la Mesa Directiva de la Asamblea. Una vez aprobado el ante proyecto de estatutos, recién se considerará constituida la cooperativa.

A continuación se pasará a un breve cuarto intermedio a fin de obtener las suscripciones del capital cooperativo, llenándose los formularios de solicitudes a que se hace referencia en el punto 9, apartado c). Los que no suscriban acciones en ese momento, no podrán continuar participando en la asamblea ni ser elegidos miembros del Consejo de Administración. Debe prevenirse esto a los concurrentes antes de pasar a cuarto intermedio.

Reanudando la asamblea se dará cuenta del capital suscripto y realizado y de la nómina de accionistas y se proseguirá con el orden del día a fin de dar cumplimiento a lo señalado en los apartados d) y e) del punto 10. Proclamados los elegidos y designados los dos asambleístas que deben firmar el acta, la reunión habrá terminado.

12) De inmediato puede efectuarse la primera reunión del Consejo de Administración, al sólo fin de la distribución de los cargos y fijar los días de reunión.

13) Los estatutos deben ser remitidos a la Superioridad con el objeto de que ella los pase a estudio de la Comisión de Cooperativas Escolares. Podrá requerirse también el asesoramiento de dicha Comisión para los actos previos a la creación y, luego, con respecto a la administración o a cualquier problema que se presente (R. M. del 28/1/51, punto 4°, b)

14) Constituida la Cooperativa, solicitará su reconocimiento ante la Dirección de Cooperativas del Ministerio de Comercio de la Nación, calle Paraguay N° 1536, dando cumplimiento a los requisitos señalados en los artículos 7 (con respecto al punto 4° de este artículo, depósito de la vigésima parte del capital suscripto, las cooperativas escolares podrán prescindir de tal requisito formal) y 9 del decreto reglamentario de la ley N° 11.388 (Ver dicho decreto en otro lugar de este folleto).

La Dirección de Cooperativas citada, gestionará el otorgamiento de la personalidad jurídica para todas las cooperativas ubicadas en la Capital Federal y Territorios Nacionales y luego procederá a su registro, entregando al final las constancias del caso.

Con respecto a las cooperativas situadas en las provincias, serán registradas por la mencionada Dirección de Cooperativas; pero los trámites para obtener la personalidad jurídica, si se la juzga necesaria, tendrán que ser realizadas posteriormente ante las respectivas autoridades provinciales.

Se exceptúa de lo expuesto en el párrafo anterior a las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. Para que la Dirección de Cooperativas registre a las sociedades constituidas en esas provincias, deberán obtener previamente la personalidad jurídica, vale decir, que para requerir el registro deberán acompañar, además de las piezas indicadas en el artículo 7° del decreto reglamentario de la Ley N° 13.388, testimonio del decreto provincial que les haya otorgado personalidad jurídica.

15) Al solicitar el reconocimiento o registro se remitirá a su vez, a la “Comisión de Cooperativas Escolares”, calle Paraguay N° 1661 de la Capital Federal, la siguiente documentación: copia de los estatutos, resumen numérico de socios, clasificados por categorías (alumnos, personal del establecimiento, padres, cooperadores, ex alumnos, etc.), acciones suscriptas y pagadas por cada una de esas categorías y toda otra información que se considere conveniente para el mejor conocimiento y contralor de la referida actividad cooperativista.

 

CONTABILIDAD

 

16) El número y forma de los libros necesarios a la sociedad para el desenvolvimiento contable de sus operaciones, queda librado al buen criterio de sus dirigentes, pero son básicos los prescriptos por el Código de Comercio, a saber: 1° – El libro “Diario”; 2° – el de “Inventario” y 3° – el “Copiador de Cartas”.

17) El sistema de contabilidad que deberá adoptarse es el llamado de partida doble, que indique en cada asiento quién es el deudor y quién el acreedor.

18) En todos los libros debe cuidarse lo expuesto en los artículos 53 y 54 del Código de Comercio que dicen:

“Art. 53 – Los tres libros que se declaran indispensables (art. 44) estarán encuadernados, forrados y foliados; en cuya forma lo presentará cada comerciante al Tribunal de Comercio de su domicilio, para que se rubriquen o sellen todas sus hojas, en la forma que determine el respectivo Tribunal Superior, y se ponga en la primera una nota datada y firmada por el Juez y un Secretario, del número de hojas que contiene el libro. En los pueblos donde no haya Tribunal de Comercio, se cumplirán estas formalidades por el Juez de Paz. Ni en uno ni en otro podrán exigirse derechos o emolumentos algunos”.

“Art. 54 – En cuanto al modo de llevar, así los libros prescriptos por el art. 44, como los auxiliares que no son exigidos por la ley, se prohíbe: 1° – Alterar en los asientos el orden progresivo de las fechas y operaciones con que deben hacerse, según lo prescripto en el art. 2° – Dejar blancos ni huecos, pues todas sus partidas se han de suceder unas a otras, sin que entre ellas quede lugar para intercalaciones ni adiciones; 3° – Hacer interlineaciones, raspaduras ni enmiendas, sino que todas las equivocaciones y omisiones que se cometan se han de salvar por medio de un nuevo asiento hecho en la fecha en que se advierta la omisión o el error; 4° – Tachar asiento alguno; 5° -Mutilar alguna parte del libro, arrancar alguna hoja o alterar la encuadernación y foliación”.

 

MUY IMPORTANTE

 

19) Atento al problema que impone la incapacidad legal de los menores de 18 años, es imprescindible que el Consejo de Administración se encuentre integrado por una mayoría con capacidad legal para contraer obligaciones emergentes de la actividad cooperativista y realizar el movimiento bancario, es decir, mayores de edad.

Los socios menores de 18 años deben contar con la autorización respectiva de sus padres o tutores para cubrir sus acciones.

20) La intervención de los padres y de los maestros en la integración del Consejo de Administración, aparte de la extensión del cooperativismo al medio social, es, como se ha dicho, una medida necesaria para satisfacer requisitos de la Ley N° 11.388, pero ello no supone evitar a los niños y jóvenes su participación activa en el movimiento solidario, de ayuda mutua, de ahorro que, de modo vivo, provee esta promisoria actividad social.

Se recomienda, entonces, que el socio niño o menor de edad, se sienta tan responsable y capaz como los mayores, pues se malograría el fin educativo de esta gestión si aquél soportara la minusvalía de saberse dirigido predominantemente.

Debe dársele toda oportunidad de compartir el hacer social respectivo, conforme a su capacidad de trabajo. El niño o el joven llegarán así a formar su conciencia cooperativista, tal como lo preconiza el Segundo Plan Quinquenal, por ese ensayo experimental cumplido con convicción y entusiasmo. El niño o el joven necesita equivocarse para aprender. Adormece su capacidad de trabajo creador y ablanda su voluntad el exceso de tutela. El maestro, entonces, orientará con tacto, sin predominio directivo, como un compañero mayor.

Nada mejor que el cooperativismo así cumplido, para sedimentar en las nuevas generaciones el digno altruismo que necesariamente hace falta para que sea efectiva la solidaridad que propugna la Doctrina Nacional.

 

CLASES SOBRE COOPERATIVISMO

 

De acuerdo con el punto 2° de la R. M. del 24/1/54, los señores directores, o rectores dispondrán que se explique a los alumnos lo referente a cooperativismo. Esas clases podrían ajustarse al siguiente esquema:

  1. Cooperativismo: Concepto, finalidades sociales. Tener en cuenta los conceptos cooperativistas fundamentales expresados por S. E. el Presidente de la Nación, General D. Juan Perón, que se transcriben.
  2. Relación del cooperativismo con el Segundo Plan Quinquenal.
  3. Sociedades cooperativas: Clasificación. Constitución provisoria y constitución definitiva. Estatutos: fines de la cooperativa, capital, socios, asamblea, administración, fiscalización, disolución. Se relacionará el desarrollo de estos temas con la interpretación de la Ley 11.388 y su decreto reglamentario.
  4. ch) Cooperativas escolares: Propósitos educativos. Proyecciones sociales. La participación de los alumnos. (Aclarados los conceptos generales, el docente procurará que el alumno se interese realmente por las actividades cooperativistas de acuerdo con lo que se piensa realizar en el establecimiento).

 

V

MODELO DE ESTATUTO PARA UNA COOPERATIVA ESCOLAR

(Este modelo, como tal, es susceptible de modificaciones para adaptarlo a las características de las distintas cooperativas que se constituyen)

 

TITULO I

 

Constitución, objeto y duración

Artículo 1° – Bajo la denominación de “Sociedad Cooperativo Escolar……..Limitada”, constitúyese una sociedad cooperativa, la que se regirá por los presentes Estatutos y por la Ley N° 11.388, en todo lo que no hubiese sido previsto en los mismos.

Art. 2° – La Sociedad tendrá por objeto: a) …………….(Véase punto 6° de las Instrucciones); b) Fomentar y estimular entre los asociados el espíritu de ahorro, de cooperación, de mutualidad y propender a la formación de una conciencia cooperativista.

Art. 3° – La dirección de la Sociedad es ilimitada y constituye domicilio legal …………..(indicar localidad)

 

TITULO II

 

De los socios

 

Art. 4° – Podrán ser socios los alumnos de la Escuela (o Colegio) ……………….., su padres, los ex alumnos, el personal del establecimiento, la Asociación Cooperadora y los miembros de su Comisión Directiva.

Art. 5° – Son sus derechos: a) Gozar de los beneficios derivados de la asociación; b) tener voz y voto en las asambleas; c) peticionar ante el Consejo de Administración o ante las asambleas, en la forma determinada por los Estatutos.

Art. 6° – Son sus obligaciones. a) Cumplir las disposiciones de estos estatutos, los reglamentos internos y las resoluciones de las asambleas y del Consejo de Administración, b) efectuar los pagos de las acciones en los plazos establecidos.

Art. 7° – Dejarán de pertenecer a la Sociedad: a) Por renuncia escrita aceptada por el Consejo de Administración; b) por incurrir en mora en el pago de cuotas de acciones, a los treinta días de comunicada aquélla por el Consejo de Administración, pasando en tal caso las cuotas pagadas al fondo de cultura cooperativa; c) por incurrir en falta grave. La resolución del Consejo de Administración que así lo disponga, deberá ser tomada por mayoría de dos tercios de la totalidad de sus miembros, pudiendo apelarse ante la asamblea, por intermedio de aquél.

 

TITULO III

 

Del Capital Social

 

Art. 8° – El capital social es ilimitado y estará constituido por acciones de ……pesos moneda nacional, indivisibles, nominativas, pagaderas al suscribirlas o hasta en …… cuotas a abonarse del 1° al 10 de cada mes. Las acciones serán transferibles con acuerdo del Consejo de Administración.

Art. 9° – Las acciones se emitirán numeradas en orden progresivo y serán firmadas por el Presidente, Secretario y Tesorero.

Art. 10° – Cuando un socio solicitase la devolución del importe de sus acciones, en los casos previstos en los incisos a) y e) del Art. 7°, deberá aguardar la resolución del Consejo de Administración, el cual lo hará respetando el orden de turno de la solicitud.

 

TITULO IV

 

Del Consejo de Administración

 

Art. 11° – La sociedad estará dirigida y administrada por un Consejo de Administración, compuesto de …..(El número conveniente, siempre impar, puede estar comprendido entre 7 y 15) miembros, de los cuales…..(Este número deberá fijarse con el criterio de que los mayores de edad constituyan una estricta mayoría con relación al total de los miembros del Consejo de Administración. Ejemplo: 8, si el total fuere 15) serán mayores de edad y ……, alumnos menores de edad. Guardando la misma proporción, habrá ……. miembros suplentes.

Art. 12° – Los integrantes del Consejo durarán dos años en sus funciones y se renovarán anualmente por mitades.

Art. 13° – La elección se hará en asamblea ordinaria, mediante el voto secreto de los socios. El escrutinio se hará inmediatamente después del acto eleccionario y se proclamará a los candidatos que hubieren obtenido simple mayoría de votos.

Art. 14° – Los titulares electos se distribuirán los siguientes cargos: (Ej. para un Consejo de 15 miembros: Presidente, Vicepresidente, Secretario; Prosecretario, Tesorero, Protesorero y nueve vocales, pudiendo suprimirse los cargos de prosecretario y protesorero para un Consejo de menor número de miembros).

Art. 15° – En caso de cesación, ausencia o impedimento de alguno de los miembros del Consejo, será reemplazado por el que le sigue en el orden enumerado en el artículo anterior. Los suplentes ocuparán las vacantes que se produjeren con carácter permanente, reemplazando, en su caso, a mayores o menores, respectivamente.

Art. 16° – El Consejo sesionará con la presencia de la mitad más uno de sus miembros, siendo válidas las resoluciones adoptadas por la mayoría de los presentes, salvo el caso previsto en el Art.7° Inc. c).

Art. 17° – Para rever una Resolución del Consejo, se requiere que asista a la sesión un número de miembros igual o mayor que el que concurrió al acto en que dicha medida fue tomada y que aprueben la revisión dos tercios de ellos. Para ser discutida una iniciativa de revisión, se requiere el apoyo de un tercio de los miembros presentes.

Art. 18° – El Consejo deberá reunirse mensualmente, sin perjuicio de hacerlo siempre que el Presidente lo considere conveniente o cuando lo soliciten por escrito tres de sus miembros. Las reuniones se efectuarán antes de las dieciocho, cuando hubiera miembros menores de edad.

Art. 19° – Son atribuciones y deberes del Consejo: a) cumplir y hacer cumplir estos estatutos, los reglamentos internos, las resoluciones de las asambleas y las propias; b) dirigir la marcha de la sociedad, administrar sus bienes y resolver por sí todo lo que, sin oponerse a estos estatutos, contribuya a su mejor desenvolvimiento y al logro de los fines propuestos; c) convocar a las asambleas; d) hacer conocer a los socios la memoria y el balance anual, con una anticipación no menor de ocho días a la fecha de la celebración de la asamblea que ha de considerarla; e) aceptar donaciones; f) distribuir los excedentes anuales según el balance aprobado por la asamblea; g) organizar y llevar a cabo un plan de educación cooperativista.

 

TITULO V

De los Miembros del Consejo de Administración

 

Art. 20° – El Presidente es el representante legal de la sociedad; presidirá el Consejo y las asambleas; firmará con el Secretario todos los documentos oficiales, con excepción de lo referente al régimen patrimonial, que deberá suscribir con el Tesorero, convocará a sesiones al Consejo y podrá adoptar por sí resoluciones en casos urgentes, debiendo dar cuenta a aquél en la primera reunión que realice.

Art. 21° – El Secretario redactará y firmará las actas de las asambleas y de las sesiones del Consejo, haciendo constar los nombres de los miembros asistentes; presentará en cada sesión el acta de la anterior; llevará un libro donde consten ordenadamente las resoluciones de las asambleas y del Consejo y tendrá a su cargo la correspondencia, el archivo, los libros, los ficheros y los sellos de la entidad.

Art. 22° – El Tesorero tendrá a su cargo la percepción y custodia de los fondos sociales; abonará mensualmente al Consejo el balance de caja; llevará la contabilidad y confeccionará el balance general de cada ejercicio para que, previa vista de la Sindicatura, el Consejo lo considere y eleve a la asamblea.

Art. 23° – Los fondos de la sociedad se depositarán en el Banco de la Nación Argentina (o en otro, cuando no existiere aquél en la localidad) a nombre de la Sociedad  y a la orden conjunta del Presidente, Secretario y Tesorero.

Art. 24° – El Prosecretario y el Protesorero colaborarán con el Secretario y el Tesorero en sus gestiones respectivas.

 

TITULO VI

 

De la Sindicatura

 

Art. 25° – Anualmente se elegirá en asamblea ordinaria un síndico titular y otro suplente, que reemplazará al primero en caso de ausencia o impedimento. Ambos serán mayores de edad.

Corresponde al síndico examinar el balance anual, el inventario, la memoria y la propuesta de distribución de los excedentes e informar por escrito a la asamblea sobre dichos documentos sin perjuicio de  las demás atribuciones que le acuerda el Art. 310 del Código de Comercio.

 

TITULO VII

 

De las Asambleas

 

Art. 26° – Las asambleas serán ordinarias o extraordinarias. Las ordinarias se reunirán anualmente en la ….. quincena de …. (llenar los claros en forma de que la Asamblea se realice unos quince días, aproximadamente, antes de la fecha de cesación de la mitad de los miembros del Consejo de Administración) con el objeto de 1° Considerar el inventario, el balance y la memoria anuales; la distribución de los excedentes y el informe del síndico; 2° Elegir los miembros del Consejo de Administración y de la Sindicatura; 3° Tratar los demás asuntos comprendidos en el orden del día.

Las extraordinarias se realizarán cuando el Consejo de Administración o la Sindicatura lo consideren necesario o cuando lo soliciten por escrito no menos del diez por ciento de los socios.

Art. 27° – La convocatoria a asambleas deberá ser hecha por el Consejo, con una anticipación de ocho días, por lo menos.

Art. 28° – Las asambleas designarán dos miembros, entre los presentes, para que firmen el acta, conjuntamente con el Presidente y el Secretario.

Art. 29° – Las asambleas se realizarán con la presencia de la mitad más uno de los socios. En caso de no obtenerse quórum, una hora más tarde se sesionará con cualquier número de socios presentes, salvo el caso previsto en el Art. 35.

Art. 30° – Las resoluciones de las asambleas se formarán por simple mayoría de votos. En caso de empate, decidirá el presidente de la asamblea.

Art. 31° – Cada socio tendrá un solo voto, cualquiera sea el número de acciones que posea. Quienes no hayan integrado una acción y estén al día en el pago de las cuotas, tendrán solamente voz en las asambleas.

Art. 32° – En las asambleas no podrán tratarse otros asuntos que los específicos en el orden del día. Los socios que desearan incluir algún asunto en el orden del día, deberán solicitarlo por escrito al Consejo con quince días de anticipación a la celebración de la asamblea. Este pedido tendrá que ser firmado por no menos de diez socios.

Art. 33° – Dentro de los quince días de realizada la asamblea, deberá remitirse a la Dirección de Cooperativas copia autenticada del acta y del balance aprobado.

 

TITULO VIII

 

Distribución del excedente

 

Art. 34° – Los excedentes realizados y líquidos que resulten del balance anual, después de acreditado a las acciones integradas un interés del 4 %, se distribuirán en la siguiente forma: a) un 5% el fondo de reserva legal; b) un 5% al fondo de cultura cooperativa, c) el 90 %  restante se devolverá en concepto de retorno a los socios, en proporción a ….. (”las compras realizadas”, cuando la cooperativa sea de consumo, o “al trabajo efectuado”, cuando sea de producción).

 

TITULO IX

 

Disposiciones Generales

 

Art. 35° – La modificación de estos estatutos corresponde exclusivamente a una asamblea extraordinaria convocada a tal efecto, requiriéndose la presencia de la mitad más uno de los socios, para aprobar las modificaciones.

Art. 36° – En caso de liquidación de la sociedad, los fondos de reserva se entregarán al fisco……(nacional o provincial, según el domicilio real de la sociedad), para fines de educación económica del pueblo.

Art. 37° – El Presidente del Consejo de Administración o la persona que éste designe, queda facultado para gestionar el registro de estos estatutos en la Dirección de Cooperativas y autorizado para aceptar las modificaciones de forma a dichos estatutos que las autoridades respectivas creyeron necesarias.

 

TITULO X

 

Disposición transitoria

 

Art. 38° – El Consejo de Administración, en la primera sesión, establecerá por sorteo cuáles de sus miembros durarán un año en su mandato.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL COOPERATIVISMO EN EL SEGUNDO PLAN QUINQUENAL

 

 

Este curso inaugural se ha dispuesto denominarlo “Clase Magistral” y a fuer de sincero, desearía modestamente que, en vez de ser tomada como tal, fuera interpretada como la simple colaboración de un cooperativista y peronista que se siente compenetrado de la responsabilidad de la hora en que vivimos e interpreta la grandeza de los alcances del segundo Plan Quinquenal, que por su importancia y valor nacional significa sentar un precedente en la historia orgánica de un pueblo que, interpretando a su conductor, ha de llevar a cabo obras y realidades para beneficio de las generaciones actuales y futuras de una magnitud incalculable.

Por mi parte, y siendo ampliamente conocidos por la difusión alcanzada al presente los distintos tópicos que encara el segundo Plan Quinquenal, me he de referir, dentro de la brevedad que el tiempo rige, a la función social de las cooperativas y su importancia dentro del segundo Plan Quinquenal.

Dentro de la concepción de este vasto plan de acción, el Estado, con  notable visión de la importancia del movimiento cooperativo en el país, ha dispuesto proteger y estimular su desarrollo en todas sus manifestaciones, y en tal carácter, auspicia un sistema nacional de organizaciones cooperativas que represente no sólo los sectores económicos de la Nación, sino también los sociales, con el fin de agruparlas en un solo ente y defender sus comunes intereses.

Para ello se ha previsto la aplicación de las siguientes medidas que llevarían a la práctica lo anunciado precedentemente:

Primero.- Dar asistencia técnica a las cooperativas. Nada quedará librado a la improvisación ni a los experimentos sin base nacional. Personal capacitado asesorará a las cooperativas para que ellas rindan en gran escala y sirvan a la economía de sus integrantes y del país para que la producción sea eficiente.

Segundo.- Acordar protección para su desarrollo por medio del crédito bancario. El Poder Ejecutivo facilitará los recursos económicos necesarios para poner en marcha las cooperativas con el fin de consolidarlas y fortalecerlas. Para ello se tendrá en cuenta en forma paralela la utilidad de las actividades cooperativas, y cuanto mayor sea ésta, mayor será la ayuda que se les otorgue.

Tercero.- Establecer un sistema integral de aprovisionamiento. El Estado facilitará a las cooperativas las materias necesarias indispensables para su desenvolvimiento y funcionamiento.

Cuarto.- Protección por medio del régimen impositivo. El ordenamiento de los impuestos tendrá en cuenta muy especialmente el carácter cooperativo de estas empresas a las que aplicará un régimen impositivo que las estimule.

Quinto.- Se les acordará prioridad en los servicios y trámites. Las cooperativas serán atendidas con preferencia en los casos que soliciten determinados elementos o inicien ante la administración nacional cualquier clase de gestión. Si llega a ser escasa la cantidad disponible de algunos artículos o materias primas, ellos serán preferentemente facilitados a las cooperativas. Asimismo se ha previsto con elevado criterio establecer una coordinación ordenada y permanente entre las cooperativas de producción, agropecuarias, industriales y las de distribución y consumo; de tal manera se logrará el anhelo de todos los cooperadores, cual es la supresión del intermediario innecesario, lo que redundará en beneficio directo de los miembros integrantes de las cooperativas y hará que los distintos productos lleguen a los consumidores a precios justos y equitativos.

Señores, la historia nos ha ido legando a través del tiempo enseñanzas de todo orden y tipo que los hombres en su paso por sus distintas actividades han interpretado y, en algunos casos, las han aplicado con sabia prudencia como en el caso presente del cooperativismo, ya que con su divulgación por el modo y la aplicación de sus principios se han obtenido beneficios inmediatos, no sólo para las comunidades, sino también para los pueblos.

El cooperativismo ha ido tomando un decidido impulso y desarrollo al amparo de las reivindicaciones sociales de las épocas, y así tenemos por ejemplo que cuando un núcleo ciudadano, un sector del pueblo, comprende la necesidad de su organización y aglutinamiento en un ente que lo defienda para propender a la defensa de sus trabajos, economía y salud, ha pensado paralelamente a ello en la creación de cooperativas.

Se ha dicho con razón que especialmente en las naciones en que más se ha desarrollado la cultura, más se ha arraigado el sentimiento de la cooperación, en razón de que estas mentes estudiosas han comprendido a través de sus propias experiencias que la cooperación es el único medio que puede llevar a los hombres hacia la organización de los trabajadores, tanto en el aspecto de la producción como en el de los consumidores, lo que ha dado origen a la formación de cooperativas de ambos tipos.

Por ello es que en la nueva Argentina se ha inculcado profundamente el sentimiento de capacitación y educación, ya que es  primordial e indispensable lograr entre los cooperadores un alto nivel intelectual para hacer comprender al público su interés en participar en este movimiento redentor, que es el único que podrá emanciparlos en forma económica, ya que este movimiento es netamente de carácter social y une a seres humanos y no a capitales.

Por otra parte, debo insistir, como lo he expresado en otras oportunidades, en que el abandono de la educación trae aparejado el abandono de los principios de la cooperación y el espíritu de solidaridad tan necesarios para asegurar la evolución progresiva y el triunfo definitivo del lema de hermandad: “Todos para uno y uno para todos”; por eso viene en estos momentos a mi memoria una medida sabiamente adoptada por los probos pioneros de Rochdale, ya que éstos habían previsto este punto incluyendo en sus estatutos, al reformarlos, que de los beneficios anuales se separaría el 2 ½ % para constituir el fondo de educación.

Las primeras cooperativas del país, a fines del siglo pasado y principios del presente, no tuvieron en cuenta una preocupación semejante y sólo se ha registrado vinculación de cooperativas con relaciones más bien de carácter económico que educativo.

En la Argentina esa inquietud se tradujo en leyes estatales que en algunas provincias se cumplen fielmente, dedicando un espacio preferencial a la enseñanza del cooperativismo.

Nuestro ex presidente honorario, don Luis Cruz, hoy gobernador de Tucumán, propició en el Senado una minuta de comunicación al Poder Ejecutivo requiriendo la enseñanza del cooperativismo.

Por eso, señores, insisto que hay en la cooperación un aspecto fundamental que es la educación a los fines de que la cooperativa pueda cumplir eficazmente la función social que su sistema le señala, y sin el cual poco vale cuanto se haga en el aspecto material, pues los intereses económicos no crean el espíritu y la mística que requiere el ideal cooperativo.

Estimo por todo esto que todas las cooperativas, al par que desarrollan una tarea económica para satisfacer las necesidades de sus asociados, deben prestar a la acción social y a la cultura una especial atención, por cuanto sustentando la opinión de los grandes intérpretes de la doctrina cooperativista, podría repetir en esta oportunidad una frase conocida: que una cooperativa no vale tanto por las cifras de sus balances como por las ideas que dominan en ella, ya que si solamente las cooperativas tuvieran una finalidad económica y material de lograr la mayor adquisición de bienes y de riquezas, evidentemente que no justificarían la acción, el entusiasmo de los hombres que anhelan algo más y que es, precisamente, la capacitación, la cultura, la dignificación del trabajo y la elevación moral; factores que sólo pueden subsistir paralelamente con la liberación económica y la valorización del salario.

El cooperativismo, en los momentos actuales de la nueva Argentina, va logrando paulatinamente satisfacer los postulados del justicialismo, que se encuentran concretados en sus tres bases principalísimas: la justicia social, la independencia económica y la soberanía política.

La independencia económica, que se encuentra cimentada merced a las extraordinarias decisiones adoptadas por el líder de los trabajadores, general Juan Perón, debe ser aún más asegurada, y toca jugar a las cooperativas, para ello, un papel de vital importancia y gravitación, por cuanto con su acción es dable asegurar al país índices de producción que satisfagan las reales necesidades de la población.

Al desarrollarse las industrias nacionales, especialmente en forma de cooperativa, se logrará suprimir los intermediarios innecesarios que, tomando parte de los productores y consumidores, han impedido a los primeros obtener el producto íntegro de su trabajo, y a los segundos el valor notable de  su poder adquisitivo, de tal fin que se llegaría a la justicia social porque estaría contemplada la posibilidad de recompensar mejor a los trabajadores, de lograr una más justa distribución de la riqueza y de impedir los abusos de las organizaciones capitalistas y de los intermediarios, cumpliendo así otro de los postulados en materia social.

La soberanía política, afianzada merced a las innegables y patrióticas decisiones adoptadas en cada momento por el libertador de la República, tiene en el movimiento cooperativo un aliado de innegable eficacia, pues impediría que los monopolios, con sus grandes tentáculos dentro y fuera del país, puedan enriquecerse a costa de la miseria y necesidad de un pueblo.

Por último, señores, todos esos fines económicosociales y políticos, que son la base misma de la nacionalidad, pueden ser logrados por el movimiento cooperativo nacional, pero para ello deben compenetrarse todos los argentinos de que se requiere fundamentalmente la unión total y la solidaridad de espíritu y de comprensión, afán de superación para que los esfuerzos mancomunados no se malogren en una acción estéril y no se dispersen en aras de otro ideal que no sea el verdaderamente cooperativo. Con ello se logrará a la postre, un mayor bienestar y una mayor capitalización, a fin de que el pueblo justicialista de la nueva Argentina, de la que todos formamos parte, pueda defender por sí sus derechos y patrimonios, dando una vez más al mundo entero una lección de amor, paz y trabajo, bajo el ondear majestuoso de la bandera de la patria, que flameará orgullosa en esta noble y pujante cruzada de la cooperación argentina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Cooperación practicada íntegramente nivelará social y económicamente los pueblos

 

La palabra de nuestro vicepresidente, Diputado Nacional Ángel L. Ponce:

 

En mi doble carácter de diputado nacional y vicepresidente de la Institución Cooperativa del Personal de los Ferrocarriles del Estado, tócame hoy, dirigir breves palabras a los cuarenta mil asociados de nuestra entidad, y a todos los obreros del riel que forman la gran familia de ferroviarios argentinos y extranjeros, para referirme al movimiento cooperativo del país como medio de defensa económica para los trabajadores, que tienen en la cooperación, el índice más eficaz para que sus nuevos salarios  no sean un simple mito ante los precios exorbitantes de las mercaderías.

Si la Revolución ha podido hacer concretar en forma efectiva la justicia social, que ha llenado de alegría nuestros hogares y nos permite vivir de otra manera; si nos ha otorgado el justo pago a nuestro trabajo; si nos ha encaminado hacia una vida mejor, más justa y más digna. ¡Por qué no habremos de hacer completa esa magnífica obra uniéndonos en nuestros pensamientos y en la acción para mantener las conquistas ya obtenidas!

Luchamos contra los patronos que avasallaban todos los derechos; nos pusimos de frente al capital, para reclamar por las mejoras y triunfamos con la justicia y unidad como armas. Hoy tenemos salarios equitativos, pero, frente a ese aumento de sueldos, chocamos con el terrible fantasma de los precios que elevan el costo de la vida al doble de nuestro valor adquisitivo, haciendo con ello, un endiablado juego de artimañas; y el dinero que percibimos en más por nuestro trabajo, vuelve por conducto de los elevados precios de las mercaderías a llenar en forma desmedida las arcas de los mismos capitalistas  que obligadamente nos cedieron las mejoras.

Analizado así el panorama  actual, que se presenta para el consumidor, queda como única, real y positiva defensa de nuestros salarios, la intensificación de la práctica del Cooperativismo, que propende a la liberación económica y al sentimiento de solidaridad, que es el nervio de organizaciones como la nuestra.

Esta institución, si bien de carácter cooperativo, tiene sus características propias, muy particulares, que la colocan en el trance de tener que declarar satisfactoriamente, que debido a la sincera y sólida conjunción de voluntades que en todo momento han demostrado sus afiliados, se ha conseguido afirmarla definitivamente en bases inconmovibles e imperecederas.

Cabe resaltar, pues, una vez más, que la sana práctica del cooperativismo tiende a simplificar la vida económica, dignifica al trabajador, y reduce a los capitalistas, siempre reacios a reconocer méritos a los asalariados, solidarizando a los hombres y afianzando la justicia en el reparto de los bienes. La emancipación económica del trabajador, sólo puede lograrse cuando los mismos se amparan bajo la bandera de la Cooperación, contribuyendo así al avance de los pueblos, transformando su economía y su aspecto social.

Los que formamos parte de la Cooperativa, en nombre de la cual hablo, no podemos ignorar que merced a su influencia, hemos logrado valorizar nuestros salarios en bien personal y en el de los hogares de cada uno, ello también más visible cuando más apartado sea el lugar donde reside el ferroviario del Estado. Cada trabajador que se incorpora al movimiento cooperativo, mejora desde luego su situación y concurre al propio tiempo a la eliminación de las garras capitalistas y de los grandes monopolios.

Como decía Lavergne entre todos los principios de renovación social y de emancipación a los que pueden recurrir las clases trabajadoras, se encontraron también algunos tan buenos y tan eficaces como el principio Cooperativo, pero ninguno es, por cierto, mejor ni más justo.

Al referirme al caso particular de nuestra Cooperativa, debo manifestar mi amplia satisfacción y las de mis colegas del directorio, por el síntoma auspicioso que venimos observando referente a la compenetración exacta que cada ferroviario del Estado va adquiriendo con respecto a los beneficios que la misma reporta, pues así lo evidencia el número cada vez más creciente de asociados y el monto a que ha ascendido la distribución de mercaderías que podemos decir, supera todos los cálculos previsibles, marcando un récord en este aspecto; el orgullo es doblemente mayor por cuanto ello demuestra acabadamente la finalidad de este movimiento ideológico que por su importancia merece ponerlo de relieve. Es, pues, en esta forma, haciendo que cada uno sea un auténtico cooperativista consumidor que conseguiremos gradualmente vigorizar nuestra institución para que llegue aún más por sus trascendentes valores, a ser ejemplo y escuela de los principios de la Cooperación. Por ello, con el espíritu henchido de orgullo es que alentamos a nuestros socios para que continúen en esa trayectoria, hasta lograr que todos y cada uno de los obreros ferroviarios del país, conozcamos y practiquemos los básicos valores educativos del Cooperativismo.

Abrazar esta idea es entrar en vías de una disciplina saludable destinada a vigorizar ese sentimiento de solidaridad de que hablamos y que es donde se apoya el principio Cooperativo, punto de afanes comunes, que dignifican la conquista del bienestar humano.

Con estas exhortaciones, estrechémonos las manos asociados ferroviarios, unamos nuestros pechos voluntariosamente y así como la fuerza obliga, llevaremos a la Institución que formamos, en pos de sus grandes destinos.

 

Conferencia del señor vicepresidente de la Institución Cooperativa del Personal de los FF. CC. del Estado diputado nacional, don Ángel L. Ponce, sobre cooperativismo propalada el 30 de enero último por Radio del Estado [1948].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PRESIDENCIA DE LA NACIÓN

Subsecretaría de Informaciones

DIRECCION GENERAL DE PRENSA

 

Septiembre 20 de 1949

 

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN ANTE

LOS DELEGADOS DE COOPERATIVAS AGRARIAS

 

En primer término, agradezco las amables palabras del señor Sienra, ya un viejo amigo nuestro, de quien conocemos perfectamente bien su intención y su calidad. De manera que, todo cuanto nosotros podemos hacer para el ordenamiento de la colaboración y cooperación que nos ha sido transmitido por el señor Sienra, lo haremos, porque estamos de acuerdo con ello y apoyaremos fervorosamente sus ideas, porque son las propias ideas del Estado. Tenemos objetivos absolutamente comunes a los de ustedes.

Una de las cuestiones más importantes que nosotros hemos considerado, es el poder organizar nuestra riqueza. Esto es muy simple de decir y muy difícil de realizar, no porque se trate de una cuestión compleja, sino porque hay un sinnúmero de intereses que se interponen y no hacen posible la realización ordenada y rápida. Sería inútil, señores, discutir las ventajas de poseer una riqueza organizada. Eso está en todos los espíritus, y tanto mejor, si se obtienen mayores beneficios con el mínimo de sacrificio. A esta finalidad estamos todos perfectamente encaminados.

Desde que estamos en el gobierno, hemos tratado de tener una orientación para iniciar, diremos así, una perfecta organización en la explotación de nuestras riquezas y si no hemos obtenido mayores resultados que los que están a la vista, ha sido porque las organizaciones no pueden ser tomadas y calcadas en corto espacio de tiempo. La organización es una cosa que marcha junto con el Estado, que hay que actualizar permanente y constantemente durante su marcha. Nunca se tiene una organización perfecta porque la evolución va dejando en formas imperfectas cuanto antes se nos presentaba como perfecto. Pero lo que no varía son los grandes principios, las grandes orientaciones y los objetivos que se tienen en vista.

Al comenzar esta conversación dije, señores, que los objetivos de los cooperativistas son los mismos objetivos que tiene el Gobierno. Y, entre ellos, podría hacer notar el más fundamental de todos. Nuestra política se ha caracterizado generalmente en el orden económico, hasta nuestros días, desde que estamos en el Gobierno, por la inclinación y decisión de suprimir los intermediarios inútiles que hacen imposible la organización de la riqueza y que viven de la explotación de quien produce.

Yo clasifico las actividades de los hombres en tres grandes categorías. Los primeros son los negociantes, actividad simple, fácil, que muchas veces se puede realizar desde la cama, con un golpe de teléfono mediante el cuál se hace una operación que representa millones de pesos. Cuando eso no es posible, los hombres se dedican a comerciar. Ya hay actividad mayor. Hay que comprar, hay que vender, hay que atender el negocio. Y cuando esa actividad, que es distinta, de segundo orden en comodidad y facilidad, no es posible, hay que dedicarse a producir, trabajar, que en el fondo es la extracción natural de la riqueza que el hombre toma de la tierra para transformarla en elemento útil.

En nuestro país, poco a poco, la primera actividad, que es la de intermediario, va desapareciendo. El negociante va desapareciendo poco a poco para que éste sea un país de comerciantes y de productores. Ese es el objetivo nuestro. Ustedes tienen los mismos objetivos que nosotros, es decir, suprimir el intermediario para reemplazarlo con actividades de ustedes mismos, de los mismos productores, lo que significa en otras palabras que el que produce su riqueza sea quien la acopie, quien la manipule y la venda. Eso es lo que nosotros queremos.

Yo he demostrado en el Gobierno esa tendencia. Sólo que eso no se puede organizar, desgraciadamente, en un solo tiempo. Son como todas las operaciones quirúrgicas, que no pueden realizarse en un tiempo. Hay que realizarlas en varios. El cirujano abre primero, extirpa o conecta los órganos que sean necesarios para que después sigan funcionando perfectamente bien, luego cierra y deja que se cicatrice. El organismo económico es como el organismo fisiológico. Hay cosas que no se pueden hacer en un tiempo. No podríamos nosotros haber reemplazado los grandes consorcios y monopolios que manipulaban nuestra producción si antes no extirpábamos a esos monopolios, por ustedes, cooperativistas, hubieran sido totalmente impotentes para luchar frente a ellos. Hubieran sido aniquilados por los monopolios.

Esa es la historia del mundo. Entonces, nosotros hemos preferido que quien luchara en igualdad con los monopolios fuera el Estado. Y el Estado aniquila a los monopolios cuando tiene la decisión porque tiene en sus manos todos los medios suficientes para aniquilarlos. Yo puedo asegurarles que, por lo que se refiere al acaparamiento de la riqueza argentina, los monopolios están totalmente aniquilados en el país y no volverán a surgir. En otras palabras señores, el primer tiempo de la operación está realizado. Las cooperativas pueden ser bien organizadas, fortalecidas y apoyadas por el Estado. La conexión viene en el primer tiempo de la operación.

Es indudable que la cooperativa es una de las formas a la cual hemos dado nosotros preferencia en toda la organización de nuestro sistema social. La cooperativa es, para mí, una forma del gremialismo, orientada en otra dirección y con otra finalidad, pero tan útil como todos los demás gremialismos.

Yo creo que los estados del futuro evolucionarán hacia estas formas. Se dice que las cooperativas han fracasado en el pasado y se dice, también, que pocas cooperativas han tenido éxito en la historia del mundo; que las cooperativas de consumohan muerto; que las cooperativas de producción han sido ineficaces. Yo, en realidad, doy un poco de razón a esto, pero, para tener la certeza de si las cooperativas son elementos eficaces o no, hay que analizar, ante todo, las causas por las que han fracasado, que no son otras que las de haberse enfrentado siempre con los monopolios. Y es un hecho cierto, señores, que tan pronto como las cooperativas se enfrentan con los monopolios, sucumben. Y cómo no van a sucumbir frente a los poderes medios de que los monopolios disponen en los órdenes nacional e internacional. Frente a ellos, las cooperativas no pueden subsistir, si no son apoyadas por el Estado. Y ese apoyo y esa protección es lo que el gobierno ofrece a las cooperativas argentinas. Y se lo ofrece no por otra causa que la de estar persuadido, convencido, de que ha de ser una forma final y definitiva, y de que nosotros podremos suprimir los intermediarios para que el Estado luche contra la posibilidad del retorno de los monopolios y para que los productores mismos, en una sintonía absoluta con la acción de gobierno, puedan también luchar al lado de él para coadyuvar a la extirpación total de esas organizaciones que son nefastas para la producción.

Señores: ustedes comprenderán que hasta ahora han luchado en  condiciones desventajosas. Lo ha referido el señor Sienra cuando habló de sus luchas nada amables del pasado, y estoy seguro de que ha sido así, porque yo mismo lo he experimentado.

No hace mucho, tuve ocasión de conversar con un americano, mister Henderson, quien trabajó durante diez años al lado del presidente Roosvelt en una tarea que yo mismo he emprendido aquí. Él fue quien estabilizó los precios en EE.UU. y quien luchó por la destrucción de los monopolios. En su país tiene fama de comunista, situación que yo considero lógica, porque quienes no tienen otro rótulo que ponernos a los que luchamos por el bien popular, nos califican de comunistas.

Nosotros estamos realizando acá lo mismo que quisieran realizar Roosvelt y este señor, pero con la diferencia de que ellos fueron derrotados y de que nosotros estamos triunfando.

Decía esto, señores, porque las luchas a que se ha referido el señor Sienra son muy bien conocidas por mí, porque yo también las he realizado; quizá lo haya hecho en un tiempo más reducido, pero también un poco más intensamente.

Yo he enfrentado en nuestro país a esos monopolios, y lo he hecho con ventajas, porque las he sabido ganar. Hasta ahora hemos realizado esa obra con el apoyo popular que, a mi juicio, es lo fundamental para poder afirmar en el futuro que en nuestro país no existe explotación.

Señores: no se me ha pasado por alto que en le República Argentina los obreros no fueron los únicos explotados; ellos fueron, quizás los más explotados; pero también los otros sectores de la actividad nacional han sido explotados durante muchos años y, entre ellos, puedo mencionar a los productores.

Yo entiendo, como es lógico suponer, que en la lucha con la explotación hay que eliminar, ante todo, al explotador, que es lo que hemos tratado de hacer en el campo de la producción.

Ahora, señores: en esto no basta con destruir al enemigo. Eso lo sé yo muy bien porque es parte de mi profesión; no basta ganar la guerra; es necesario saber organizar  y ganar la paz.

Nosotros hemos derrotado los monopolios, ahora es menester que saquemos ventajas, porque si no, de qué vale haber derrotado y haber sacado del medio a los monopolios, si no sabemos aprovechar las ventajas de haber sacado al enemigo.

En esa lucha que sigue, es en la que nosotros queremos estar unidos con todos los productores agrarios. Esta unidad con los productores agrarios creemos nosotros que es posible realizarla por las cooperativas. No queremos nosotros intervenir en forma directa, sea económica o políticamente en el campo de los productores argentinos. Preferimos que sean ustedes, porque no queremos anarquizar sino que queremos organizar, reunir y tener una dirección responsable con quien entendernos nosotros en esos problemas.

Esa representación responsable, que son ustedes, con su organización en el interior del país, nos facilita a nosotros la tarea, y nos evita el tener que crear una organización estatal que sería costosa, que sería larga y que traería luchas inútiles. Nos permitirá, además, vivir en contacto permanente con el campo por intermedio de las cooperativas. Para nosotros, la organización agraria, desde este momento, está representada por las cooperativas, y nosotros nos entenderemos con ustedes.

Cuál es nuestro programa? Yo lo diré en pocas palabras, porque ustedes son hombres entendidos y no necesitan mayores explicaciones. Lo que sí es importante es plantear una premisa que para nosotros, especialmente al grupo económico, es ya una convicción, y está en marcha: la planificación y aún la ejecución de algunas medidas.

Señores: he de decirles a ustedes cómo veo el campo argentino a través de la rápida investigación y de la información que poseo. El campo argentino, indudablemente, no está organizado. Aquí se ha trabajado en la tierra con un empirismo que ha hecho que la producción agraria esté un poco en retardo con el progreso alcanzado en otras partes, mediante una explotación científicamente organizada y realizada. Los costos de producción, como consecuencia de eso, no están en el nivel más conveniente para la comercialización de nuestros productos en el mercado internacional. Es menester organizar el agro, tarea en la que podemos trabajar unidos, las cooperativas y el gobierno por intermedio del Ministerio de Agricultura, del Ministerio de Economía y del Consejo Económico en general.

En qué consistiría para mí esto?  Esto es un trabajo, señores, que no podremos realizar en un año o en dos. Es un trabajo para veinte años, que tenemos que iniciar. Iniciarlo ahora para alcanzar un efecto completo dentro de veinte o veinticinco años. Ningún país del mundo organiza su agro en cortos períodos, porque esto implica una tarea de investigación científica de los suelos, una distribución de la producción por zonas, una colonización racional, una irrigación conveniente, una mecanización de los medios de producción, una selección ajustada de todos los regímenes productivos, semillas, etc. Todo eso sería una tarea desmesuradamente grande para que pudiera ser realizada solamente por ustedes. El Estado tiene los organismos para poner a su disposición todos los medios necesarios, desde la política crediticia del Estado hasta la producción de los elementos que científicamente pueden ayudar a un mejor rendimiento y a menores costos de producción.

El programa es bastante intenso y largo: nosotros lo hemos iniciado y los puntos de vista básicos deben ser conocidos por ustedes si han leído el plan de gobierno.

Nosotros comenzamos preparando la ampliación de zonas de irrigación. Existe mucha producción marginal en el país, porque desgraciadamente las zonas donde la precipitación permite la producción sin riego están saturadas en el país. Están todas ocupadas y llegando a las marginales, donde uno expone a la gente a trabajar para no producir nada o a perjudicar al resto de la producción para prorratear los beneficios con las zonas marginales.

Esto hay que organizarlo de una manera definitiva, para evitar esos desniveles de producción. En segundo lugar, en el plan de gobierno está también contemplada la colonización, asunto que las cooperativas agrarias deben tener muy en cuenta.

Nuestro plan de gobierno, conjuntamente con los problemas del agro, encaró la industrialización amplia de un sector argentino. Lo ha realizado en los primeros tres años de gobierno con el centro de gravedad de toda su economía alrededor de la industria. En este  momento, la industria argentina ha dado un gran estirón; se ha puesto en marcha; ha tenido toda la política crediticia del país a su disposición durante tres años y ahora puede andar sola. Pensamos que en estos tres años próximos, el centro de gravedad de la economía argentina va a volcarse íntegramente en el agro. Seguimos en esto una política de economía de fuerzas, vale decir, de acción de masas. Es inútil que hubiéramos dispersado nuestra acción entre el agro y la industria para dar por pequeñas partes una ayuda a cada uno. Hemos preferido hacerlo, con todos los medios a nuestro alcance, en estos tres años, a la industria, que ahora marcha y sigue sola. Los tres años que restan de gobierno, toda esa masa de poder económico que fuera colocada en la industria y que ahora comienza a dar beneficios, será volcada en el agro, lo cual permitirá darle un impulso sin precedentes en el país. Es decir, se le darán los créditos, se ayudará en toda forma a la producción mediante la mecanización del campo. Este es un problema que, si bien es simple en la enunciación, es muy difícil en la realización. Cada uno de ustedes se ha de haber puesto a pensar que tenemos que mecanizar el campo, y para ellos tenemos que introducir cientos de miles de maquinarias. Para atenderlas hay que formar el personal capacitado para manejarlas, para componerlas, para revisarlas, hay que formar miles de mecánicos agrarios. Nosotros no nos hemos dormido; hace ya tres años que están funcionando las escuelas y estamos preparando ese personal y lo iremos destinando a medida que las necesidades del campo lo exijan.

Cada máquina agraria no  presupone, indudablemente, un mecánico común; porque un mecánico común no es nada. Lo que necesitan esas maquinarias es un hombre que las conozca y que las entienda. Esto quiere decir que tenemos que formar un nuevo mecánico.

Yo conozco bien estas cosas porque he sido oficial de movilización durante muchos años. Cuando nosotros teníamos que movilizar un ejército, decíamos: “Movilizamos cien mil hombres”, pero no considerábamos que había que munirlos de cien mil fusiles, cien mil caramañolas, cien mil tapas de caramañolas, cien mil mochilas, cien mil cartucheras y otra serie de elementos. A partir de este momento se comenzaban a complicar las cosas, porque había que empezar a fabricar y tener listos los pertrechos. En la mecanización del campo sucede lo mismo. Es indispensable preparar las cosas previamente, para luego ir mecanizando. Tampoco es posible mecanizar de golpe sino que es necesario hacer las planificaciones correspondientes y, una vez planificado, comenzar la realización racional, que durará, si es necesario, veinte años. Estados Unidos, por ejemplo, tardó cerca de treinta años, a pesar de los inmensos recursos industriales de que dispone.

Pero la mecanización del campo no depende de las posibilidades industriales del país, sino de la asimilación de los chacareros a la producción mecanizada. Estos son problemas, señores, que revisten una gran seriedad y que, por ende, son muy importantes de encarar. Debemos analizarlos cuidadosamente y tratar de resolverlos lo más perfectamente posible. Es indudable que el gobierno solo, sería impotente para llevar a cabo eso, porque no tiene en sus manos la posibilidad de organizar el país científicamente, lo que implicaría un profundo análisis de la tierra y el estudio de otros factores.

El gobierno puede adquirir las maquinarias necesarias y traerlas al país; el gobierno puede formar el personal necesario; pero lo que el gobierno no puede hacer es que los chacareros trabajen con esos medios. Esa es una tarea que corresponde a ustedes, o, mejor dicho, es una tarea que debemos realizar conjuntamente: nosotros, facilitando los medios para realizar la tarea más complicada y ustedes llevando a cabo el movimiento de propaganda, es decir, la instrucción de los hombres de campo. Es en ese momento en que nosotros aparecemos nuevamente para continuar la campaña.

Los chacareros argentinos se dedican normalmente al monocultivo de sus chacras, como se puede advertir en Misiones, donde alrededor de Posadas, y en una faja de aproximadamente cien kilómetros, se hace un solo cultivo. Y hasta hay casos en los que no se planta nada. Porqué? Porque una vez que un terreno ha producido durante veinte años o treinta el mismo cultivo, se torna inepto, y es entonces en esta circunstancia que el chacarero desmonta y continúa sus cultivos en otros terrenos.

En necesario organizar la variedad y el cambio de los cultivos. Yo he citado a Misiones como un ejemplo clásico, pero éste es un fenómeno que se produce en todo el país. Nosotros podemos imprimir la organización donde ustedes nos indiquen, creando las chacras experimentales donde la mecanización sea completa y donde se pueda estudiar perfectamente bien el régimen de semillas y de plantaciones, como así también la diversificación de los cultivos. Estos establecimientos servirán para que los chacareros lleguen hasta ellos y puedan ver cómo se trabaja.

Después de eso, lo que lo va a convencer al chacarero es el mayor rendimiento, la mayor producción.

Esto que se ha hecho en todos los países donde se ha intentado hacer un cambio en los métodos de trabajo y de evolución, lo puede organizar el Ministerio de Agricultura. Yo sólo estoy dando aquí ideas generales, dirigidas a ustedes, para que las cooperativas puedan tener estas chacras experimentales que pondremos a disposición de ustedes con todos los medios científicos para la producción, lo mismo que las granjas.

En las chacras siempre han sembrado el padre, el abuelo, el bisabuelo, como una tradición. Hay que hacer variar los métodos, enseñando a la gente cuál es la forma moderna de trabajar para obtener el máximo de producción a los menores costos.

Todo esto es motivo de un plan que ya el Consejo Económico tiene elaborado en grandes líneas. Lo que nosotros necesitamos ahora es la cooperación de las cooperativas. Es decir, que ustedes no sean cooperativas solamente para ustedes sino también para nosotros, para elaborar los planes de conjunto con estos mismos puntos de vista. Con esta base, ustedes deliberarán en su congreso y nos pondremos a trabajar, una comisión de ustedes, con una comisión del Consejo Económico Nacional, del Ministerio de Agricultura y del de Industria y Comercio. En esta comisión, ustedes podrán elaborar el plan de coordinación de actividades donde dirán ustedes qué quieren industrializar, porque a nosotros nos conviene más que industrialicen ustedes y no señor X que viene de afuera; dirán ustedes qué fábricas necesitan y qué es lo que quieren, y nosotros, podremos facilitarles su acción, dándoles todos los permisos y cambios necesarios para que instalen sus fábricas, y ustedes me entregarán a mí el producto manufacturado en vez del producto de la tierra, por lo que yo les voy a agradecer porque esto vale mucho más. Nosotros estaremos encantados de poder poner el hombro a esto que es un bien para el país. Los demás industriales, allá ellos. Aquí hay más productos para industrializar, veinte veces más de lo que se fabrica actualmente.

De manera que, nuestro plan es que la industria la desarrollen los mismos productores. Si ustedes, en vez de dedicarse a producir y entregar el producto, quieren industrializar, coinciden con el gobierno, porque lo que el gobierno quiere, no es entregar más materia prima sino industrializar, porque eso es trabajo, dinero, actividad, riqueza, que queda en el país y que no se exporta. Esto coincide totalmente son nuestra política.

Lo que queremos es planificar. –Por qué? Porque toda actividad en el campo económico que se inicia bajo un nuevo signo, como sería el de las cooperativas, trae un desequilibrio en otros sectores, y si no planificamos, tan pronto ustedes pongan en marcha su actividad, tendremos un desequilibrio en otros sectores, que nosotros vamos a resolver.

Me dicen por ejemplo, que el problema más grave que tiene la República Argentina en este momento en cuanto al ordenamiento del material humano, es el problema demográfico: Buenos Aires, con cuatro millones y medio de habitantes. -Por qué no se descentraliza la industria concentrada en los alrededores de Buenos Aires? -Acaso puede el gobierno descentralizar la industria? Los únicos que lo pueden hacer son ustedes.

Ustedes verán cómo, de un estudio en conjunto que hagamos la comisión de ustedes, de hombres entendidos, con técnicos nuestros –pondremos lo mejor que tengamos- elaboraremos un plan y yo lo estudiaré, para su financiación, con el Consejo Económico. Se lo financiaremos a ustedes, de la misma manera que financiamos nuestros planes, porque esto no es un regalo que les hacemos, por cuanto se da un peso y se cobra uno con cinco.

De manera que esto no es un servicio que se haga a nadie; es un movimiento de dinero en el cual los bancos obtienen beneficios. No se trata, repito, de hacer un favor a nadie, sino que se resuelve un problema que es tanto de las cooperativas como de la Nación.

Cuando esto esté bien planificado, que podrá ser para los primeros días de 1950, nosotros podremos poner en ejecución un plan de conjunto, porque el año 1949 representa, dentro de nuestro plan, un años de contracción. Y es fácil comprenderlo si se observa el panorama del mundo en estos momentos. Todos los sistemas financieros están en conmoción; toda la economía se encuentra dislocada, como si se tratase de una máquina descarrilada. Nosotros previmos esto para 1949.

No hemos hecho un plan rígido, sino elástico, adaptado a las sinuosidades del terreno que vamos a transitar. El terreno del año 1949 está lleno de curvas; yo lo he llamado la cuneta del plan quinquenal, y en él debemos cuidarnos de no romper la punta del eje. El año 1949 es un año de contracción. Hemos limitado los créditos, fijado una política no tan liberal como en 1946, 1947 y 1948, porque en economía no se hace lo que se quiere sino lo que se puede. Si no hubiéramos obrado de este modo, la situación no sería, en este momento, tan clara ni tan linda como la estamos viendo, sino sumamente difícil, y habría mayor inflación y mayor incapacitación, porque comenzaríamos a tener masas de desocupados en el país. Hemos ido equilibrando estos factores durante 1949. Ni una sola obra pública se ha iniciado, aunque se han continuado las iniciadas en los tres años anteriores.

Tenemos nuestro presupuesto totalmente equilibrado; hemos cerrado nuestro presupuesto con superávit. Si hubieran arrojado déficit, representaría mayor grado de inflación y los productores, y en general todo el mundo, habrían tenido que pagar parte de esos déficits.

Hemos conseguido disminuir totalmente los gastos públicos y hemos hecho, en el presupuesto de este año, una economía de 650 millones. Esa contención en los gastos es uno de los factores de la contracción que estamos realizando. Se han limitado totalmente los créditos en el sector especulativo; no damos créditos especulativos a nadie. Hemos estado actuando sobre el redescuento y, en fin, hemos tomado las medidas tendientes a una contracción financiera para evitar tener que hacer una contracción en la vida del pueblo.

Todo eso terminará, según nuestros cálculos, a fines de 1949. En 1950 podremos iniciar con el agro, lo mismo que hicimos en 1946 con la industria. Todo el impulso que el agro necesita lo podrá recibir si hacemos un plan bien armónico entre ustedes y nosotros. Ustedes conocen el campo; nosotros el resto de la economía, a la cual hay que acoplarle el campo, porque hasta ahora el campo ha sido el caballo, y todo lo demás ha sido el carro. Ahora trataremos de que el agro sea el carro y pondremos el caballo adelante. El éxito dependerá de cómo trabajemos, con la rapidez, el orden y la organización con que lo hagamos. Nosotros tenemos los organismos necesarios; ustedes nos facilitan su colaboración; conectemos ambas fuerzas; nos ponemos a trabajar en lo que resta de 1949 en la preparación de un plan coordinado y planificado, para el cual tenemos ya el Instituto de coordinación necesario.

Tenemos nosotros el instituto de coordinación económica, que va a coordinar el plan industrial y agrario no solamente para la ciudad de Buenos Aires y los demás centros urbanos, sino para todo el país. Ese Consejo es confederal; todas las provincias están representadas, de manera que nosotros desde aquí tenemos la acción sobre todo el territorio nacional. Sobre la Capital Federal y los territorios, por el Consejo Nacional; y por el Consejo Interfederal, sobre todas las provincias. De modo, pues, que desde aquí podemos hacer la planificación total e iniciar la acción de conjunto.

Ustedes van a realizar su congreso este mes. A mí me gustaría llevar la palabra del gobierno a ese congreso, para decir cuales son nuestras intenciones y nuestros deseos; claro que lo haría más ordenadamente que ahora aquí.

Este es un aspecto; el constructivo, el real y efectivo. Pero yo he aprendido aquí en el gobierno, que no basta ponerse a trabajar sinceramente en una acción. Hay que preparar especialmente  el elemento humano, es decir, el agro argentino debe saber todo esto que acabamos de decir ahora. Debe saberlo cada uno y todos, para que pongan su buena voluntad y todo el agro argentino esté en condiciones de saber qué es lo quiere el gobierno, qué es lo que quieren ellos, y que estamos de acuerdo y marchamos en conjunto hacia el logro de esos objetivos. Cuando el agro sepa todo eso, la mitad del trabajo estará ya realizado. Terrible es cuando uno quiere hacer las cosas y no comienza por decírselas a los que tienen que llevarlas a cabo. Debemos hacer que todos en el campo sepan que queremos producir más, perfeccionar la producción, organizar la producción, maquinizar el agro, y que queremos que las perspectivas sean las que inicien y lleven adelante ese movimiento. Nosotros les daremos los recursos del crédito y todo lo demás; el agro debe saber  adónde va, debe saberlo el chacarero, todos y cada uno, para servir así al conjunto del movimiento.

Esto nadie puede hacerlo mejor que ustedes, porque lo harán en forma personal y directa. Por su parte, el gobierno iniciará una campaña que coincida totalmente con lo que ustedes van a decir. Nosotros haremos la parte escrita y ustedes la parte persuasiva, directa, personal. Diremos la misma cosa: qué debe hacer todo el agro y cada uno de los chacareros, individualmente, dentro de ese movimiento de conjunto. Si realizamos esto, el trabajo del agro estará terminado antes de 1950 y entonces 1951 y 1952 serán años de gran progreso e impulso para el campo, como lo fueron 1946 y 1947 para la industria.

Yo voy a poner a disposición de esa comisión todo el Consejo de Planificación, y también colaborará el Consejo Económico Nacional. Nosotros tenemos la decisión, repito, de poner todos los medios económicos del país en apoyo del agro, como antes lo hicimos en apoyo de la industria. Aprovéchenlos, pues!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El problema del campo

 

Sr. Durand.- Llevo más de cincuenta años de trabajo en la agricultura y también en la industria, y, en consecuencia, tengo mi experiencia.

Últimamente he tenido oportunidad de recorrer diferentes zonas rurales.

He de hacer una breve reseña de lo que sucedía en el agro argentino en la post guerra anterior, en momentos similares a los actuales, cuando no había divisas para la venta de nuestros productos y tampoco transportes. Esas fueron las causas de la baja de los cereales en el año 1933, cuando de $ 37 los cien kilos de trigo, bajaron a $3,70 y el maíz de $ 22  a $2, o sea menos que el valor de la bolsa.

Mi cosecha de maíz no la pude vender a 1$ la bolsa, es decir, mucho menos del costo de producción.

¿Qué sucedería si volviéramos a la venta libre, si actuasen Bunge y Born, Dreyfus y otros? No habiendo divisas ni transporte suficientes, el producto bajaría a un precio catastrófico.

Saben ustedes que cuando el agricultor, el productor en general, trabaja por debajo del costo de producción se ve obligado a despedir obreros y se producen las cesantías, en cambio, cuando se trabaja como ahora, por encima del costo de producción, quiere decir que se gana y hay más trabajo para los obreros y éstos ganan más. Es lo que está pasando actualmente y la prueba es que las sociedades rurales argentinas, y la prensa en general claman por la falta de brazos para la agricultura. ¿Cómo se puede hablar de extorsión a la producción cuando faltan brazos? Si se los extorsionara sobrarían brazos y habría cesantías. Si así no sucede es porque la situación es floreciente, puesto que nadie quiere perder; todo el mundo quiere ganar.

Este proceso ha traído como consecuencia la gran valorización de la propiedad, porque hoy pasa todo lo contrario de lo que sucedía en el año 1933. En aquel entonces la propiedad se vino abajo, todo el mundo quería vender. ¿Quién vende hoy? Todos quieren comprar, pues como lo ha dicho el señor Presidente, los bancos están pletóricos de depósitos por los sobrantes de los agricultores y todos se están enriqueciendo.

Todo esto se debe al Plan Perón, que permite tomar la producción argentina por elementos de toda clase es decir, cambiar el trigo por el carbón, por máquinas y otros implementos que necesita el país para incrementar definitivamente su riqueza.

Analicemos el problema del trigo durante el año pasado. Se calculó el remanente de 3.000 millones de pesos argentinos y el señor Miranda hizo el milagro de mitigar el hambre de las naciones hermanas, pero estableciendo el  precio internacional del trigo y no el de monopolio que se acostumbraba a fijar, que hubiera sido de $ 30.

Gran Bretaña tuvo que pagar el precio internacional de $60, es decir el mismo precio que se fijó a las naciones de Europa, con lo cual los 3.000 millones de pesos que nos ofrecían por la totalidad, ascendieron al doble. Esta ganancia no lo fue por divisas, por oro, por dinero en efectivo, sino por trueque de mercaderías que el país necesitaba. Por ello el país se halla en plena evolución de progreso y todo el mundo tiene trabajo, tanto en la agricultura como en la industria, es decir, es un fenómeno general que se observa en toda la república. “Quiero recordar también que los señores agricultores -yo soy uno de ellos- no deben olvidar que hacer pocos años el gobierno compró trigo y maíz para quemarlo porque teníamos la navegación interrumpida. Todo el pueblo argentino gastó centenares y centenares de millones de pesos en cereales que se quemaban. Esa fue la situación.

 

Defensa de nuestra producción

 

“Se dice también que el gobierno argentino paga $20 por el trigo y lo vende a $60, pero acabo de demostrar que esa venta no es por dinero efectivo sino que se hace trueque por mercaderías que se necesitan en el país. No es justo aplicar el precio internacional cuando es bien sabido que las mercaderías que nos venden están triplicadas en sus valores anteriores a la guerra.”

“El artículo tercero de la ley del Banco Central, dice que es consejero y gestor del gobierno argentino”, pero hasta hace dos años el Banco Central, era, en realidad, un Banco extranjero. Era un Banco extranjero que fiaba a esos dumping internacionales, -“cartells”, como le llama el senador Molinari-, cien veces el capital que declaraban, como lo ha afirmado en pleno Senado de la Nación, don Miguel Miranda. ¿ En beneficio de quién?

“¿En beneficio de quién? En beneficio de ellos. ¿Acaso nos han socorrido ellos cuando los precios cayeron verticalmente, llevando a la ruina y la desesperación al agro? En cambio, los miles de millones que nosotros vendemos ahora a interés bajo y en beneficio exclusivo de ellos, nos sirven para levantar las grandes obras que se están haciendo en la Nación; nos han servido para comprar el gas, para hacer el gasoducto, para llevar a nuestra marina mercante ha ser tal vez la tercera del mundo, para adquirir los teléfonos, para fomentar la navegación fluvial, para construir diques en todo el país, etc.

“Si hay diferencia entre los veinte pesos que el gobierno paga al productor y los sesenta pesos en que vende el producto, esa diferencia se traduce en beneficio para toda la Nación, para dar trabajo a todo el mundo…

“GENERAL PERÓN.- Y para subvencionar al mismo trigo.

“SEÑOR DURAND.- Efectivamente, porque todo el mundo sabe que aquí es donde se come el mejor pan y más barato.

“Con respecto a las críticas que se han hecho por la compra de automotores, aduciéndose que se pagaron caros, conviene no olvidar que las circunstancias actuales obligan al país a tener elementos automotores en cantidad suficiente como para no paralizar sus actividades.

“La prensa adversaria critica así mismo la inflación. Cuando asumió la Presidencia el General Perón, la libra esterlina valía $ 72 hoy vale lo mismo o un poco menos. Y eso no es un defecto, sino que es seguir el ritmo de los cambios mundiales, tratando que no haya ni mucha inflación ni mucha deflación.

“Los grandes rotativos de la Capital desearían que con el stock de oro valoricemos nuestra moneda. ¿Qué ocurriría si, por ejemplo, se dictase mañana un decreto valorizando el peso?  Sucedería que la libra, en lugar de valer $70 se pagaría a $35 con lo cual tendrían que cerrar las industrias y se atacaría en su centro vital a la producción agrícola. A nosotros nos  conviene recibir $ 70 por libra, y no $ 35, porque esa diferencia en la que se invierte en la obra de fomento. Es lo que hizo Pellegrini en los años 1899 y 1901 cuando advirtió el peligro que había por costar la libra $5 y por medio de un decreto elevó su valor a $ 11,40, reduciéndose el valor del peso de cien centavos oro a cuarenta y cuatro centavos oro. Es evidente que ello implicaba imponer a la industria extranjera un impuesto indirecto del cien por ciento.

Esa gran prensa eternamente ha de hacer esa crítica porque todavía ellos pagan o pagaban hasta hace poco, papel, tinta, cables, tipos de imprenta, máquinas, todo a oro y aún la corresponsalía extranjera, y venden aquí a papel. Era más cómodo para ellos pagar $5 por un libra y no 11.45 de acuerdo con la medida tomada por Pellegrini, que salvó a la producción y a la industria, pero perjudicó a la banca internacional, porque se encontraron de la noche a la mañana con un capital aguado. Esos grandes diarios, que nunca han sembrado nada, hacen su prédica con la obsesión de la valuación de la moneda y del aumento de la producción. Pero no puede aumentarse la producción castigándola en la forma que acabo de explicar. Hay que buscar un sano equilibrio un término medio, porque si hay mucha inflación, se reajustan los precios, salarios y sueldos de acuerdo al valor adquisitivo de la moneda y al valor de la producción, pero si sigue la inflación no se logra la estabilización y al día siguiente vienen las cuestiones sociales,  los precios siguen subiendo y los salarios quedan estancados. Todo eso lo tiene en cuenta el gobierno.

Yo, que he viajado últimamente por catorce países puedo decir que esta es la única parte del mundo donde se vive bien y hay de todo en abundancia. En otros países hay escasez y una terrible carestía de la vida. Jamás se hubiera podido resolver este problema de postguerra-o hubiera ocurrido lo que en el año 1933- si no hubieran mediado las sabias previsiones del Excmo. señor Presidente y de su ministro de Economía aquí presente. Para mí, han sido la salvación del país.

Con respecto al estado de ánimo de la población agrícola, considero que no puede ser mejor, por más que algunos dirigentes desplazados por la actual política sigan haciendo una propaganda infernal y quieran demostrar que el gobierno lucra y que vende los productos por tres veces el valor que paga; eso sería si vendiera a dinero efectivo, a divisas, pero no venden nada a dinero efectivo, sino que se trueca, se cambia y se fía, se atiende tanto a las grandes naciones como a las que no tienen nada, con un alto concepto de hermandad.

El estado de ánimo del agro es inmejorable, puesto que todos ganan. Si a algunos los ha perjudicado la langosta o han sufrido una sequía prolongada, son la excepción de la regla. Puedo asegurar que las cosechas están dando amplia satisfacción a todo el agro argentino, y eso lo digo yo, que soy agricultor viejo, con más de cincuenta años de experiencia.

Lo mismo ocurre con la ganadería. Nunca ha obtenido tantos beneficios los ganaderos. El gobierno está haciendo lo posible por aproximar el precio nuestro del ganado al precio internacional, que es infinitamente superior. Y como el comercio es un reflejo directo del malestar o de la bonanza de la agricultura y de la ganadería, sin duda el comercio está bien. Eso es indudable.

 

Ayuda a países necesitados.

 

Sr. PRESIDENTE PERÓN. – Lo que nos ha informado el señor Senador es bien claro.

Deseo hacer solamente un ligero comentario sobre el trigo.

Nada más claro que todo cuanto se refiere a la negociación del trigo argentino. Se nos ha hecho aparecer como que cobramos demasiado caro y que estamos aprovechando el hambre del mundo para negociar con nuestro trigo.

La República Argentina produce alrededor de siete millones de toneladas de trigo, de las cuales consume tres millones y medio y exporta otro tanto.

Compramos al chacarero a $20 y entregamos al molino harinero para el consumo interno a $9 el quintal; vale decir que perdemos $11 en quintal. Esos $11, están destinados a la suspensión del consumo interno, porque sería injusto que en el país del trigo sus habitantes pagasen el mismo precio que en los países que no son productores de este cereal. Esta subvención permite comprar el pan a 35 y a 45 centavos el kilo para las clases necesitadas, de modo que en nuestros hogares puede comerse el pan a un precio completamente razonable. Si vendiésemos al molino al mismo precio con que lo adquirimos en el chacarero el pan valdría un peso el kilo.

Como muy bien ha dicho el senador Durand, nosotros vendemos el trigo al exterior a $60 nominales, pero no hacemos el negocio directamente con divisas sino por trueque de mercaderías. La mitad nos la pagan con mercaderías y la otra mitad no sabemos como la van a pagar, pero esos países necesitan trigo, tales son Francia, Italia, España y Grecia. Entonces, el precio se reduce a un 50% porque los demás no pagan pero nosotros no podemos dejar de cumplir. No podemos estar haciendo planes, haciéndoles perder tiempo, y dejando que se mueran de hambre. Hemos hecho un plan y lo hemos puesto en ejecución, porque si seguimos discutiendo y esos países siguen sin trigo, no les arriendo la ganancia. Hemos destinado casi el 50% de nuestro remanente de exportación a países que necesitan del trigo y no pueden pagarlo. Creo que en vez de conversar de planes de abastecimiento es mejor abastecer, porque es más humano y más efectivo para el que tiene hambre y no tiene con qué comprar el trigo.

El Estado, en un ejercicio de 35 cosechas, lleva perdidos casi 400 millones, por lo que a la comercialización se refiere. Esa es la realidad; y el trigo es uno de los factores que ha dado mayores pérdidas.

El Gobierno no hace negocio, está defendiendo la producción y si no se manejara en esa forma tendría que venderla a un trust, a un monopolio comprador, que fijaría los 5,4 y 3 pesos, como en la otra guerra, cuando se dejó la libre comercialización. En ese entonces, el monopolio impuso el precio más bajo porque en materia comercial se va a la realidad y no hay que hacerse ilusiones.

Todo cuanto se habla y se dice sobre esta materia son mentiras, lisa y llanamente. No son equivocaciones. Equivocación es cuando se desconoce la realidad y se dice una cosa por otra, pero cuando se conoce la situación y se afirma todo lo contrario se incurre en mentira. Aquí no hay error; se miente a sabiendas. Me refiero al exterior, porque todo esto obedece a una campaña. Los diarios argentinos no dicen eso porque saben que no es así.

Dicen que estamos cobrando caro y no cobramos ni la cuarta parte de lo que nos cobran por los materiales que ellos nos envían para producir trigo. Si el trigo es un artículo de primera necesidad lo mismo sucede con un tractor, porque sin éste no puede producirse el trigo. Un tractor lo pagamos en forma directa y además tenemos que pagar también por ese tractor en forma indirecta, un permiso de exportación.

El aumento de los precios de los materiales en sí no sería tanto sino que lo que cuesta más caro es el permiso de exportación. El mismo gobierno norteamericano ha anulado unas compras por exceso de ganancias de los intermediarios. Artículos insignificantes que se podrían adquirir a 70 dólares, suben a 214, debido a la acción de los intermediarios. En esta especulación el gobierno americano no tiene nada que ver, pero es evidente que debido a ella estamos pagando precios enormes.

En cambio, nosotros no sólo no especulamos sino que el Estado pierde dinero con la negociación del trigo. Esta es la realidad. Mantiene el precio del trigo en el consumo interno y en el volumen general pierde dinero.

 

Reforma Económica.

 

Sr. MIRANDA.- Cuando se estudiaron estos problemas en el Consejo de postguerra se preparó la reforma económica.

Ustedes saben que anteriormente la economía del país estaba al servicio del capital. La reforma económica de la revolución, más bien dicho de su Jefe, el general Perón, puso el capital al servicio de la economía del país.

La nacionalización del Banco Central constituyó la base que preparó la defensa de la producción nacional.

Ya en el gobierno el general Perón, vimos que las naciones compradoras del mundo se organizaron en el famoso “cartell” de las 21 naciones para fijar precios y cupos de compra a los productos nuestros: la comida. A ello contestamos diciendo que el gobierno era el único vendedor y pudimos desbaratar los planes fijados.

No había aún asumido el Presidente el mando cuando se produjo la cuestión del maíz. Yo vine a la Casa Rosada y le dije al Presidente de la República que el maíz no debía venderse, pero el ministro de Industria y Comercio, coronel Sauri, opinó lo contrario, lo mismo que el director Uriem. Se vendió el maíz, no sé si a $22, y la consecuencia de ello fue que el país tuvo que sacrificar todos los cerdos porque no hubo maíz para alimentarlos. Nos quedamos sin gallinas y los huevos se pagaron a $3 la docena. Todo ello por no haberme hecho caso.

En pocas palabras, era cuestión de oponer al comprador único el vendedor único.

Vino después la cuestión del lino y estudiando a fondo el asunto vimos que era irrisorio venderlo a $17, cuando la Argentina producía el 75% de lo que se cosechaba en el mundo.Tomamos posiciones, industrializamos el lino, dimos trabajo a 50 mil obreros y vendimos a razón de $102…

Luego vino la lucha por el lino. Se había vendido a $17, y nosotros estudiando a fondo el asunto advertimos que se vendía muy mal, puesto que la Argentina produce el 75% del total mundial. Entonces encaramos la industrialización del lino y dimos ocupación 50.000 obreros; y el precio lo elevamos a $112. Es éste el precio mundial del lino, y tan es así que los Estados Unidos venden su producción a ese precio.

Posteriormente vino la campaña del trigo, cuyo precio fue de $20, $22, $26 y últimamente de $69. Se dice que nosotros hambreamos el mundo por vender el trigo a ese precio. Pero yo pregunto si ése es un precio internacional o no. Y si no es un precio internacional, ¿por qué quieren comprarnos?

Si en otros lados puede conseguirse trigo a un precio inferior al nuestro, no vendrían a comprarnos a nosotros.

Otro tanto ocurre con el maíz. Ustedes recordarán aquella época en que los senadores y los diputados estaban peleados por el asunto del maíz. En esa oportunidad dijimos que no íbamos a venderlo hasta que no nos pagasen $ 30; pero nos equivocamos, porque subió a $ 40. La Argentina es el único país exportador de maíz en el mundo, pues los Estados unidos, con su enorme producción de 80 millones de toneladas, no puede exportar porque lo consume todo. En Europa el único exportador es Rumania, pero no es competidor. Por consiguiente, el maíz nuestro se vende al precio internacional. Ese precio internacional está dado por la oferta, y si no hay más ofertante que la Argentina, es lógico que debe pagarse  el precio que nosotros fijamos.

Hemos defendido a los colonos al extremo de que dan cuenta sus depósitos bancarios. Me imagino cual hubiera sido la situación si el gobierno del general Perón no hubiese adoptado esta serie de medidas.

Recuerdo cuando el doctor Le Breton, siendo ministro en Francia en la época del hambre en Europa, ofreció nuestro trigo a $ 4,50 y el gobierno francés manifestó no tener interés en la compra.

Muchos opositores y desplazados critican al gobierno la no intensificación de la siembra de trigo. El gobierno no lo hace por una simple razón: nos encontramos sin bolsas, sin carbón, sin transportes y sin petróleo. Vean ustedes si es esas condiciones conviene intensificar la producción.

Felizmente con nuestro sistema de trueque podemos conseguir las bolsas, el petróleo, el carbón y los transportes. Entre estos últimos están los famosos camiones del I.A.P.I., mediante los cuales pudimos aumentar la carga de exportación de 400.000 toneladas a 1.200.000.

 

Trigo y carne

 

Es curioso señalar que mientras todo el mundo protesta por el precio de nuestro trigo, nadie dice nada sobre el precio de la carne. Con respecto a esto nos encontramos con algunas cosas desagradables. Un novillo de exportación debe recorrer una distancia media de 1.200 kilómetros para llegar desde las zonas ganaderas o campos de pastoreo hasta los mercados de la capital o Avellaneda. Durante ese trayecto, ese ganado viaja en vagones especiales, que luego deben volver vacíos a los puntos de partida. Quiere decir que tenemos un viaje de 2.400 kilómetros. Calculando que un animal de 500 kilos tiene un costo de traslado de 15 centavos por kilómetro, tenemos que ese costo es superior a los que nos pagan por la carne.

Las empresas ferroviarias con sus sistemas perjudiciales para la economía del país transportaban gratis el ganado, y el costo de ese transporte se cargaba a otras mercaderías que consumía el pueblo argentino.

Cuando hagamos un detenido estudio de lo que nos cuesta el ganado, pagando lo que debe pagarse por su transporte, llegaremos a la conclusión de que ni aún vendiéndolo al doble del precio actual, sería negocio.

El único comprador importante que tenemos es Inglaterra, la que nos discute los precios. Pero si tomamos, por ejemplo, al carbón necesario para transportar el ganado, veremos que desde 1938 hasta la fecha él ha aumentado en cuatro veces su valor. Quiere decir que si aplicamos el mismo coeficiente, el novillo que hoy vendemos a 220 pesos deberíamos venderlo a 880 pesos. Entonces sí que estaríamos de acuerdo. Entonces sí estaremos de acuerdo con la realidad.

 

La verdad sobre los precios.

 

Discuten que nuestro precios son caros, pero en un estudio sencillo que hemos hecho consta que, además del carbón, que vale cuatro veces más, el fuel oil vale tres veces más y la nafta ha aumentado en un sesenta por ciento, y ahora tiene un aumento nuevo; el acero en lingotes, 80%; los aceros manufacturados, 120 %, y la soda cáustica, 90%; productos químicos, entre 150 y 300 %; la hojalata,  95%, sin calcular lo que se llevan los intermediarios, que muchas veces es el doble. Estos son los precios oficiales. En fin, que se nos hace aparecer como los hambreadores del mundo, y  un mero análisis demuestra que es a la inversa, que nos están pagando barato y vendiéndonos caro. En una negociación, hace pocos días, yo propuse que se nos entregasen las cosas que precisábamos a los precios de antes de la guerra y nosotros ofreceríamos nuestra carne también al precio de antes de la guerra. No se aceptó. Quiere decir, que tenemos razón, que lo que se pretende es vendernos caro y comprarnos barato.

Cuando exportábamos toda nuestra cosecha de lino, por toda la producción cobrábamos 220 millones de pesos. Ahora, en la primera etapa de nuestro plan, hemos ido casi a mil millones, y ahora viene la segunda fase; con el aceite a producir, el linoleum, las pinturas, el hule, todo lo que se calcula en unos 300 millones. Vamos a poder exportar 4.000 millones. Quiere decir, que de 220 millones vamos a aumentar a 4.000 millones. Ese es el resultado de lo que muchos dicen inflación.

Yo pregunto: ¿Inflación de qué? Nuestra inflación es muy diferente de la otra; no es que se emitan billetes porque hay producción. Hay muchos técnicos que dicen que hay mucho dinero en manos del pueblo. Puede ser; pero es que el pueblo antes no tenía ni cinco centavos y hoy tiene pesos en el bolsillo. Y eso no es inflación. Yo pregunto a los técnicos si la Argentina de hoy se podría manejar con menos circulante. No se podría, porque el circulante tiene que estar de acuerdo con la producción. Creo, pues, que toda esa teoría de la inflación ha pasado de moda, o es intencionado.

 

El valor del peso

 

Corren rumores -y al respecto nos han consultado muchos banqueros- de que se va a devaluar el peso, o, que se va a convertir en el San Martín. ¿Por qué? ¿Nuestra situación es acaso la del franco o de la libra esterlina? Es a la inversa. Nosotros este año, si no tenemos inconvenientes vamos a poder exportar de 8 a 10 millones. ¿Qué objeto tendría  la desvalorización? Ella se explica cuando hay necesidad de vender; pero si el mundo es comprador de nuestros productos ¿qué interés o conveniencia podríamos tener en esa desvalorización? Ninguna.

De paso podemos desmentir estos rumores insólitos.

Lo que ocurre, es que al comprador se le hace pagar mucho lo que vale poco, como ellos nos hacen pagar lo que necesitamos. En las carnes estamos en desventaja; no podemos cobrar lo que vale, porque no la podemos guardar, pero esto no ha de durar mucho, porque yo supongo que si los compradores no pagan lo que vale la carne habrá que cambiar de rumbo. No puede seguirse vendiendo un kilo de carne, a 52 centavos, a menos que un kilo de trigo. No podemos pagar la carne a 52 y el maíz a 40, cuando se necesitan doce kilos de maíz para hacer un kilo de carne.

El agricultor nunca ha estado mejor que ahora, y puede estar seguro que el gobierno del general Perón lo va a defender a capa y espada. Ya dijo nuestro Presidente el año pasado que se trataba de estabilizar los precios del campo y a eso vamos; y la industrialización traerá el equilibrio de la producción y el consumo, y traerá también como consecuencia una mayor cantidad de personas ocupadas. Eso se va a poder llevar adelante tan pronto como podamos organizar nuestros transportes. Si hoy exportamos el 25% de nuestra producción es debido a que no tenemos transportes, porque si los tuviéramos no habría ese porcentaje para exportar, porque la gente tiene con qué comprar carne, pero no la encuentra.

Sr. Senador DURAND.- Supongamos que volviéramos a la libre comercialización de la producción agraria: ¿Les sería posible a esas firmas esa enorme producción, no habiendo divisas? ¿Les sería posible trocar por mercaderías máquinas, buques, carbón? No. Entonces quiere decir que las medidas sabias que ha tomado el señor Presidente, con su secretario de economía, señor Miranda, salvan al agro de la Nación, sin la menor duda. Vivimos de nuestra producción y eso es lo que hay que salvar en primer término, reajustar todo lo demás de acuerdo con el precio de la moneda y de los productos.

Sr. Presidente PERÓN.- Aquí se ha dicho alguna vez: que se pierda la cosecha, pero que se salven los principios, nosotros estamos de acuerdo con salvar los principios, pero salvando también la cosecha.

UN PERIODISTA.- ¿Se podrían concretar las medidas que va a tomar el gobierno en adelante?

 

Plan concreto

 

Sr. Presidente  PERÓN.- Ya están todas tomadas.

Sr. MIRANDA.- Se va haciendo por orden, por etapas, de acuerdo a nuestros planes.

UN PERIODISTA.- Se habla mucho en el exterior respecto a la posible colaboración argentina con el plan Marshall de recuperación.

Sr. Presidente  PERÓN.- Nosotros no tenemos inconveniente en ayudar como estamos ayudando. Nosotros no solamente hemos vendido trigo a quienes no sabemos, cuándo y cómo van a pagar, sino que hemos regalado medio millón de toneladas. ¿Qué mejor plan para nosotros? Tenemos que cumplir con nuestro deber, como lo estamos cumpliendo y lo hemos cumplido ya. Nosotros no prometimos, sino que realizamos; pensamos que mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar.

Sr. MIRANDA.- El plan Marshall fija 700 millones de dólares, para toda América Latina, y nosotros solos ya hemos sobrepasado eso, porque vamos por los 5.000 millones. Y el plan Perón está en ejecución desde junio de 1946.

Lo mismo que sucede con los cereales, pasa con los cueros, que se venden a $ 2,30 el kilo.

Sr. DURAND.- Ningún productor de cueros ha perdido, pues han vendido a buen precio en todo momento. Los que han perdido algo son los acopiadores, que se han opuesto al plan de nuestro actual gobierno. Las grandes barracas que especulaban pueden haber sufrido algunos quebrantos, pero no los productores, que han obtenido buenas ganancias.

Sr., Presidente  PERÓN.- Defender la producción es lo único que el gobierno ha hecho.

Sr. MIRANDA.- Con respecto a los textiles, recuerdo que en 1939 alguien dijo la Argentina era un país eminentemente textil: y como siempre, la gente se rió. Pero hoy nos encontramos con que las crisis que periódicamente sufría el algodón se han terminado. Nuestra producción de algodón no alcanza para nuestra industria. El valor del algodón lo está dando la industria, y eso no es inflación, sino riqueza.

Con la lana ocurrirá lo mismo dentro de unos dos años. Consumiremos toda nuestra lana y aún podremos comprar. Y eso tampoco será inflación.

Quiere decir que la Argentina es un país textil por excelencia, y a pesar de eso siempre hemos dependido del exterior. Se decía que el agua no servía y no sé cuántas cosas más, pero la realidad era otra.

Alguien ha dicho que el Gobierno ha gastado las divisas. El señor Presidente ha dicho en una ocasión lo que eso nos ha producido. Si no hubiésemos gastado las divisas en la adquisición de buques, estaríamos gastándolas en el pago de fletes, con lo cual al final no nos quedaría nada. En cambio, tenemos una flota.

Sr. Presidente PERÓN.- Una de las cosas que se menciona con más insistencia es la relativa a las compras de materiales por la I.A.P.I. La realidad es que todo el material adquirido por esa cantidad hace un año, esta valiendo ya más del 50 por ciento de lo que costó.

 

La obra del Estado

 

Sr. MIRANDA.- Los resultados están a la vista. El I.A.P.I., que creímos nos iba a dar una utilidad de dos millones, produjo un beneficio aún mayor. Sin los elementos  traídos por el I.A.P.I. no tendríamos cosecha, porque la langosta se habría comido todo. Con esos elementos y la ayuda del Ejército, salvamos la cosecha.

Sin los medios de transporte suministrados por el I.A.P.I., no se hubiese elevado de 400.000 a 1.200.000 toneladas nuestra exportación. Antes de que llegaran los camiones los cereales se perdían en el campo; ahora no se pierde un solo kilo.

Todo lo que el I.A.P.I. ha traído ha costado la mitad. Con respecto a los “jeeps” se dice que alguien cobró la comisión. Muy bien; pero costaron $ 4.400 y en cambio cuando se hizo una licitación, costaban $ 12.000.

Sr. Presidente PERÓN.- Lo notable es el sistema de distribución. Esos camiones se han entregado a todo el que quiera trabajarlo, con prenda agraria. Algunos han pagado el precio a los siete u ocho meses de poseer el camión, cuyo costo ha sido cubierto por los fletes ganados. Esto es una muestra de lo que el Estado debe hacer, puesto que la reactivación económica debe venir del Estado y no de otra parte.

¿Qué hubiese sido de nosotros si no hubiésemos comprado entonces, ahora que no puede comprarse nada? ¿Cuál hubiese sido la situación de la cosecha argentina con el abandono de los ferrocarriles, sin el material rodante necesario?

Sr. MIRANDA.- Aunque los ferrocarriles, estuviesen en buen estado, no habrían alcanzado, pues el país ha crecido mucho.

Los teléfonos se compraron para hacer una sociedad mixta. Nosotros nos encontramos con que el sistema bancario existente le prestaba dinero a una empresa extranjera para explotar un frigorífico; pero ahora es otra cosa. Ahora el sistema bancario presta para comprar los teléfonos, se forma una empresa mixta, se colocan las acciones entre el público y se paga a los bancos que prestaron.

El sistema bancario garantiza la economía del país, de los capitales que pertenecen al público. Se trabaja con el crédito. El capital es reducido. Es una garantía para los ahorristas que antes no existía.

Sr. MIRANDA.- Hay más. Antes había 6 mil millones y se prestaban tres mil, quedando los otros 3, para responder a cualquier eventualidad. Hoy tenemos seis mil millones y los prestamos todos, es decir todo lo que tenemos en circulación.

Sr. Presidente PERÓN.- En 1945, había 6 mil millones y se prestaban 3 mil. Hoy tenemos 12 mil millones y se presta todo.

Sr.  DURAND.- Se nos ha criticado nuestra forma de compra, es decir que en vez de nacionalizar negociamos amigablemente. Les quiero hacer notar la diferencia. Si se hubiesen nacionalizado los ferrocarriles nos habría aplicado el principio de la reposición, confirmado en fallos de la Suprema Corte. ¿Qué quiere decir esto? Castigar cada artículo por el uso que ha tenido estableciendo el precio del día y, entonces, supóngase la estación Retiro, ¿cuánto vale en ese punto el metro cuadrado? Lógicamente se ha centuplicado el valor. Una locomotora dura 40 años pero consideren el precio de hace 40 años y el actual. Los rieles duran 80 años, pero piensen lo que valían hace 80 años y el precio de hoy; si se han usado durante 40 años les corresponde una amortización del 50%, pero le aplican el precio actual. Como este precio ha subido enormemente no existe y habríamos salido con una pérdida inmensa.

Entonces es mejor ir a la discusión amistosa, como se ha hecho con los teléfonos y con los ferrocarriles.

Sr. MIRANDA.- En el caso de los ferrocarriles nosotros calculamos simplemente la tierra y fijamos el precio 1,12 el metro cuadrado. En ese precio iba incluido puertos, hoteles, aguas corrientes, luz eléctrica, etc. La gente dice que se han comprado los ferrocarriles, pero en realidad se han comprado los ferrocarriles con todos sus anexos.

 

Independencia económica es soberanía

 

Hay que pensar que hemos comprado también nuestra soberanía, porque con los ferrocarriles se dirigía la economía del país. Cuando hacían falta vagones para transportar un producto no se conseguían. Con respecto a los fletes hemos visto lo que ocurría con la ganadería. Como se ve se han comprado los ferrocarriles y nuestra soberanía.

Sr. DURAND.- Se ha procedido con  criterio argentino y no con criterio de lucro como antes. Se ha actuado con criterio de fomento para solucionar los problemas sociales y evitar la descapitalización de alguna rama de la industria y la producción.

Antes se prestaba únicamente con el criterio del accionista; había industrias que estaban paralizadas; no se podían transportar a los puertos los productos del interior.

Sr. MIRANDA.- Lo mismo pasa con la lana. Cuesta lo mismo la lana en Bahía Blanca que traerla a la capital. Y eso porque iba directamente a Inglaterra. Está todo calculado. Cuando se estudia el desarrollo económico de nuestro país ustedes ven que todo estaba al servicio de Inglaterra. Digo esto, no por criticar a los ingleses sino a los hombres que hemos tenido antes. A los ingleses los admiro y aprendo de ellos.

Cuando le expliqué al jefe de la misión inglesa, que es australiano, lo del transporte de novillo, dijo que en Australia sucedía lo mismo.

Sr. Presidente PERÓN.- Los integrantes de la misión son buena gente y discuten los negocios, nada más.

Sr. MIRANDA.- Para resolver el transporte de la carne en el interior trajimos 300 camiones frigoríficos, que no pueden circular aún porque hay que reparar y ensanchar algunos caminos, como por ejemplo los de San Luis, cosa que ya se está haciendo Con estos 300 camiones queda resuelto el problema de la ganadería y proveeremos de carne al interior donde no se come.

Sr. Presidente PERÓN.-  Y sin embargo, el dinero de un santiagueño vale lo mismo que el de cualquier otro habitante de la República.

Sr. MIRANDA.- El problema del interior hay que resolverlo con transporte y civilización. Dentro de 6 ó 7 años tendremos 20 millones de habitantes que consumirán como 80. No podemos pensar en hacer ganadería en terrenos de riego. Ahora se consumen ciento cincuenta mil kilos más que el año pasado. Lo mismo pasa con el trigo.

Sr. Presidente PERÓN.- Quiere decir que había gente que no comía lo suficiente por falta de poder adquisitivo.

Sr. Presidente PERÓN.- Quiere decir que había que “vendían” directamente sus novillos a los frigoríficos, y no era así, porque la llave de venta la tenían otros. Hoy la llave de venta la tiene el gobierno gracias al sistema actual de comercio implantado por nuestro Presidente que es el único que permite la defensa de nuestra producción. Anteriormente el intermediario se llevaba las ganancias y ahora se defiende al productor.

Sr. MIRANDA.- El intermediario que se llevaba la ganancia no era de aquí sino del exterior. El sistema implantado consistía en que el país era gobernado políticamente por la clase ganadera. Los ingleses se arreglaban con ellos y por su intermedio manejaban al país, pero cuidando de que los ganaderos nunca ganaran más del 5%. Fíjense qué barato lo conseguían. Cuando uno estudia estas cosas saca conclusiones aterradoras. La Argentina ha sufrido una explotación científica en su economía.

Sr. Presidente PERÓN.- El paso que había que dar y que constituiría la base de todo, era obtener la independencia económica.

Sr. MIRANDA.- Sin nacionalizar el Banco Central nada se podía hacer.

 

Otros problemas capitales resueltos

 

Sr. Presidente PERÓN.- La independencia económica trae aparejada un sinnúmero de problemas. Por ejemplo, hacía falta una flota mercante. Con ella podemos ir con nuestros productos a los puertos francos de los Estados Unidos y de otros países europeos y constituir los antepuertos de distribución. Es muy lindo decir que somos libres, pero hay que afirmarlo mediante las medidas que estamos adoptando. Creo que hemos hecho lo fundamental y todo el sistema está en marcha; es cuestión ahora de no retroceder.

Sr. MIRANDA.- Si en la época del bloqueo económico hubiéramos contado con el millón doscientas mil toneladas de buques, no habríamos tenido que quemar nuestros cereales perdiendo 7 mil millones de pesos por diferencia de precio y dos mil millones por lo que quemamos, en total 9 mil millones en 3 años.

Sr. Presidente PERÓN.- El milagro ya está realizado. Hemos cuidado de no decir palabra hasta ahora, pero ya que todo está listo no tenemos en estos instantes secretos de ninguna naturaleza porque no puede haber contramedida que anule lo realizado.

Sr. MIRANDA.-El mundo aumenta anualmente en 20 millones de habitantes, pero la tierra no se estira, se desgasta, y la única solución está en la Argentina. Con elementos mecánicos podemos triplicar nuestra producción. Piensen ustedes por un momento si Norteamérica perdiera una de sus cosechas lo que ocurriría en el mundo.

Piensen que el maíz no sirve solamente para la alimentación sino que de él se extraen muchos productos químicos.

Nosotros carecíamos de fábricas para elaborar el lino y en cambio las tenía Chile, España, Italia, Francia y Bélgica, que no producen lino. Ni bien instalamos nuestra fábrica le dimos el valor que le correspondía al lino. Lo mismo ocurre con el maíz. Éste se utiliza para obtener glucosa, azúcares, bebidas y hasta celulosa. Poseemos dos fábricas pequeñas para industrializar el maíz. Cuando terminemos con el lino la emprenderemos con la industrialización del maíz y verán el valor que adquirirá. Todo de golpe no se puede hacer.

Si no vendemos más barato nuestro maíz subirá el precio de nuestros cerdos, en cambio con los precios actuales del maíz nosotros mismos nos hacemos la competencia.

Lo mismo sucedía con el lino y yo prefiero que la torta de lino se pudra y no venderla barato, porque sino nos haremos la propia competencia. En vez de producir carne hay que hacer progresar el tambo. Inglaterra y Dinamarca producen leche, ningún país civilizado produce carne.

Sr. Presidente PERÓN.- Una vaca rinde en leche 3 mil pesos y nosotros la vendemos a los 3 años en 300 pesos.

Sr. MIRANDA.- Para formar un novillo se necesitan 4 años y hay que dedicarle una hectárea. Esa hectárea dedicada a maíz produce $ 900 y un novillo rinde $ 400. Y téngase en cuenta que para producir novillos debemos dedicarles las mejores tierras, despoblando nuestro territorio porque donde hay vacas hay grandes despoblados. Y todo para perder dinero encima.

Sr. DURAND.- En los países que visité he observado la producción de trigo, llegando a la conclusión que el mejor trigo se produce en el nuestro. Esto se debe a factores de orden climático porque en nuestra atmósfera hay un grado de humedad adecuado. En otras partes del mundo para conseguir esa humedad hay que regar, lo que encarece el costo de la producción. Cuando se sale de la patria no se come buen pan hasta que se regresa. Recuerdo que en una oportunidad nuestra población creyó que los panaderos echaban bromo a la masa y no era así, porque el bromo era natural del grano. Durante muchísimos años tendremos una producción a un costo reducido y de inmejorable calidad.

Sr. MIRANDA.- Téngase en cuenta que para la producción de granos hay una sola pampa en el mundo. Nuestra próxima cosecha de maíz la calculamos entre 8 y 10 millones de toneladas, pero si industrializamos para cerdos no va a ser mucho el saldo exportable. Nuestro país ha carecido siempre de dirección económica. También se critica que el Banco Central preste a la industria porque se dice que con ello se fomenta la inflación. Pero es necesario que eso se haga, pues de otro modo no hay industrialización posible. La Argentina es el único país en la historia que ha podido industrializarse sin inflación.

 

 

 

 

 

 

 

En el acto inaugural del VI Congreso Agrario Cooperativo Argentino, realizado en el Teatro Colón, de la Ciudad de Buenos Aires, el día 8 de noviembre de 1949, el Presidente de la Nación, General Juan Perón, pronunció el siguiente discurso:

Señoras y señores cooperativistas:

Quizá hubiera sido simple para mí preparar para esta ocasión un discurso. Prefiero realizar en su reemplazo, una conversación amistosa con los hombres del campo que traen hasta Buenos Aires, las inquietudes del agro argentino, inquietudes que en estos momentos son del Gobierno y, podemos decir, de todo el pueblo argentino.

No se me escapa que en el juego político en que se encuentran siempre empeñadas las fuerzas que piensan de una o de otra manera, se ha señalado que en nuestra acción de gobierno habríamos olvidado al campo o menospreciado al mismo en la apreciación que del problema de gobierno hemos realizado en todos los aspectos contenidos en el plan quinquenal. Nada más incierto que ello.

Yo sé que así lo hemos consignado en nuestro plan de gobierno, que la producción de la materia prima es la base de toda otra actividad nacional. La riqueza sale solamente de una parte de la tierra mediante el trabajo y todos los demás actos del ciclo económico están basados en esa explotación de la tierra, que ha sido llamada con tanta propiedad “madre tierra”.

Recuerdo siempre un cuento que hace muchos años escuché de boca de un agricultor. Se trataba, como hoy, de una reunión de hombres, que se congregaban para discurrir sobre la organización de la sociedad en relación a la riqueza agropecuaria. Contaba un viejo galense que en su pueblo, como en todos los pueblos de Gales, había una plaza, en el costado de la cual había una iglesia y en su campanario, un viejo reloj que marcaba los cuartos de cada día.

A las seis de la mañana por un aparato giratorio aparecía en el frente de la torre, un personaje con una leyenda al pie. El personaje era un pastor, y debajo, decía la leyenda: “Yo cuido vuestra almas”. Al cuarto siguiente, aparecía un policía y abajo una inscripción que decía: “Yo cuido el orden y aseguro la justicia”. Al cuarto siguiente aparecía un abogado, con su toga, y decía: “Yo cuido vuestra libertad y vuestros derechos”. En el último cuarto salía un agricultor y decía: “Yo pago a todos los demás”.

Esta es una de las más viejas verdades que conoce la humanidad; y yo, que soy un hombre de buena memoria, no he olvidado, no olvido ni olvidaré jamás esa eterna verdad; cuando la humanidad se ha alejado  de ella ha sido castigada con el más grande de los castigos que puede sufrir: el hambre y la miseria. Tocándome dirigir los destinos de la Nación, se imaginarán ustedes cuánto he pensado en ella.

 

Los problemas del agro argentino

 

Cuando me hice cargo del gobierno, no comencé a pensar desde ese momento sobre las soluciones que había que encarar dentro del país, sino que venía pensando en ellas desde hacia muchos años. Ya en el gobierno anterior había montado un organismo que permitió estudiar minuciosamente los problemas que habrían de derivarse de la terminación de la guerra.

¿Cuáles eran esos  problemas? Muchos de ustedes, que peinan canas, los conocen quizá mejor que yo, porque yo los he presenciado y los he leído, y tal vez ustedes los hayan sufrido, lo que constituye una escuela que enseña mucho más y graba más profundamente sus enseñanzas.

Cuando terminó la primera guerra mundial, en 1918, el panorama del agro argentino llegó a ser pavoroso, porque los precios sufrieron un descenso sin precedentes en la historia de la comercialización de los granos. ¿Cómo consecuencia de qué? De que los países empobrecidos por la guerra no podían pagar ni siquiera su comida; y entonces se reunieron y establecieron un solo comprador para que, no existiendo diversidad de demandas, pudieran conseguir mejores precios frente a la diversidad de ofertas.

El otro problema pavoroso fue el descenso vertical de las posibilidades industriales del país, durante el cual quebraron la mayor parte de las industrias que se habían establecido durante el tiempo que duró la primera guerra mundial, defendidas por la no importanción en esos años de guerra.

Cualquiera de los dos problemas que hubiera vuelto a reproducirse en el país, nos habría llevado a la situación que todos conocimos entre los años 1919 y 1924. Las masas urbanas pauperizadas produjeron la paralización de la actividad.

Grandes huelgas y, señores, terribles represiones fueron la consecuencia de esos hechos, por no haberse encarado una solución con la suficiente anticipación.

Con respecto al campo, lo mismo pasaba y ustedes saben cómo comercializaron las cosechas los que tuvieron en aquella época la desgracia de haber sido agricultores. Mis padres, en ese entonces, no querían esquilar las ovejas porque la lana no pagaba el flete ni el trabajo de la esquila, y muchos chacareros querían abandonar sus cosechas porque no alcanzaban a pagar siquiera la bolsa con su cereal. Eso no lo han de haber olvidado ustedes.

 

Lucha contra el monopolio

 

El Consejo Nacional de Posguerra encaró la solución oponiendo al único comprador un único vendedor, para lo cual tuvo que librar la batalla más terrible que pudo haberse librado en el orden de la lucha contra el imperialismo, los monopolios y los intermediarios. En estos momentos, puedo decirles que esa batalla ha sido ganada y que, si el cooperativismo pudo comenzar a actuar libremente en el panorama de la actividad nacional, ha sido solamente merced a la desaparición de los monopolios, frente a los cuales ustedes no pudieron hacer nunca nada ni podrían haberlo; pero, el gobierno ha librado una batalla decisiva, definitiva, suprimiendo totalmente los monopolios. Sin su supresión, hoy podríamos conversar aquí muy animadamente, pero no arribaríamos a ninguna solución cooperativa, porque no se puede enfrentar a la buena fe y el deseo de colaborar entre un gobierno y las cooperativas, cuando de por medio están los monopolios que dominan al gobierno e impiden toda acción cooperativista.

Señores: el Estado, para poder abatir a los monopolios, ha tenido que convertirse en monopolista, porque para vencer a un elefante con las mismas armas, hay que tener otro elefante, sino es difícil que lo peleemos a mano limpia. Nosotros hemos conseguido el elefante, lo hemos hecho pelear, y nada impide que ahora lo montemos y marchemos tranquilamente sobre él, en colaboración y en cooperación.

El Estado no tiene ningún interés en seguir comercializando por su cuenta, porque, señores, cuando nosotros nos hicimos cargo de la comercialización, la Comisión de Granos llevaba perdidos más de 500.000.000 de pesos en la comercialización de las cosechas; sabíamos y sabemos que ese negocio era para poco tiempo, porque después sólo obtendríamos pérdidas. Y es natural que así sea, porque los mercados cambian de situación anualmente y porque no vamos a pretender comercializar la producción nacional para perjudicar a nuestros productores sino para beneficiarlos como cámaras de compensación: en los buenos tiempos, el producto del agro será para los agricultores y en los  malos tiempos, nos defenderemos todos unidos, como podamos. Esa ha de ser la ley.

El otro problema es el de la industria. Es natural que si los productores entregan su materia prima y no existe en el país industria para su transformación, la materia prima se irá desvalorizando paulatinamente porque no habrá ningún elemento de valorización como es la industrialización. Si no hubiéramos defendido la industria argentina no hubiéramos desarrollado notables sectores de la misma, dándoles todas las facilidades posibles y ayudándolos con todos los recursos del crédito. De no haber sido así, la industria argentina habría sucumbido durante esta posguerra como sucumbió entre los años 1919 y 1925. Para salvarla ha sido necesario apuntalarla con toda la defensa que el Estado y el Gobierno ha podido prestarle a esa industria. Por esa razón, en los años 1947, 1948 y 1949, nos hemos ocupado de defenderla, y hoy está en marcha y próspera, lo que nos permite dejarla continuar por sus propios medios y disponer, como ya he dicho anteriormente, de todos esos recursos para aumentar y perfeccionar la producción del agro argentino.

Señores: todo esto, que tiene innumerables facetas, sería de ningún valor si solamente nos hubiéramos propuesto realizar un programa de asuntos esporádicamente elegidos. El gobierno tiene un plan y ha realizado una planificación que se ha ido y se va cumpliendo paulatinamente. Toda esa planificación, aunque a muchos no se les haya ocurrido pensarlo, no es de carácter sectorial sino integral para el país. Ustedes, por ejemplo, cooperativistas, tienen la sana y plausible intención de industrializar en sus lugares de producción gran parte de la materia prima. Yo no sólo lo alabo, sino que lo aplaudo calurosamente, porque el Gobierno en eso está obligado a cooperar, no sólo para favorecer la pequeña industria de transformación que debe realizarse localmente, beneficiando en forma directa a los productores, que son quienes más lo merecen, sino que tiene un problema terrible por resolver, como es el de la mala distribución demográfica de la población, que hace aparecer a la Argentina como una de las criaturas en gestación, que tienen una inmensa cabeza y un pequeño cuerpo.

 

Descentralización de nuestra industria

 

Desde que yo era chico se viene diciendo: “Es necesario descentralizar la industria naciente. No es solución concentrar toda la industria del país en Buenos Aires”. Linda idea, magnífica, pero con la idea no hacemos nada si no posibilitamos su realización. Yo también tengo esa idea y tengo una inmensa alegría de que ustedes la compartan, pero yo les puedo decir que esa industrialización se va a desarrollar hasta un límite quizá no económico, y más adelante va a quedar estancada. ¿Por qué? Porque para industrializar no es necesario tener la fábrica, la materia prima, los obreros, el capital y el deseo de trabajar. Lo que hay que tener son mercados de consumo y mercados de consumo en condiciones económicas.

Supongamos que mañana un agricultor que cultiva lino instale su fábrica en su región para industrializarlo; pero, ¿qué es lo que resulta? Tiene que hacer enormes gastos para el almacenaje y como no puede colocar todo su lino en la región porque ahí no se utiliza, debe exportarlo, pero, para ello, tiene que pagar fletes ferroviarios prohibitivos. Los puertos están en malas condiciones porque son extranjeros y no les interesa el abaratamiento de esta exportación. El flete marítimo también suele ser prohibitivo. Los seguros son muy elevados en algunas ocasiones y, además, están los reaseguros. Cuando supera todas estas etapas, que se cargan sobre el precio de la producción, ¿qué va a vender? Cuando cargan todos esos gastos al precio de la mercadería tiene que colocarla fuera de competencia en los mercados consumidores.

Para poder industrializar en la región, por otra parte, tengo que darle energía barata, porque con energía a cuarenta y cinco o cincuenta y cinco centavos el kilowatt, no se puede hacer mucha industria a buen precio. Mientras no tengamos la energía hidroeléctrica, por la que estamos trabajando sin descanso, para suplir con ella a la energía termoeléctrica, no hay solución económica posible. Tengo que traer el combustible más conveniente, que es el gas. El gasoducto lo inauguraremos en los meses próximos y mediante él podremos ofrecer un combustible a mitad del precio actual, probablemente, y de doce mil calorías por metro cúbico, en cambio de las cuatro mil que tiene el gas destilado del carbón que actualmente se está utilizando. El gasoducto permitirá dar el combustible barato para el que necesite ese combustible y ganar todavía seis millones de pesos por año, aproximadamente, que son los beneficios que van a quedar después de amortizarse el costo del gasoducto.

Tengo que darles, también, transportes baratos y el transporte barato no se lo puedo dar con  los ferrocarriles actuales, que están anticuados cien años. Hay que renovar ese material y electrificar todos esos ferrocarriles para que yo les pueda ofrecer a ustedes, productores e industriales locales, un transporte mínimo para poder exportar su producción en las mejores condiciones económicas para competir en los mercados internacionales. Por eso, el plan quinquenal, que toma todo ese sector, está trabajando para que los agricultores puedan también, en su tierra, industrializar y me permita sacar su producción con ferrocarriles argentinos a mínimo precio, con energía barata, con combustible barato, con transportes marítimos baratos, con carga y descarga en los puertos baratos, con seguros argentinos y con reaseguros argentinos. Ese es el programa que hay que realizar.

 

Los beneficios de nuestra independencia económica

 

Señores: nosotros sabemos lo que hacemos. No estamos improvisando. No estamos realizando sin plan. Tenemos un plan perfectamente establecido y en cuanto a lo de que los cooperativistas coinciden totalmente con el gobierno, yo lo sé, lo he sabido siempre. No es el primer contacto que tengo con los cooperativistas. La Ley de Cooperativas ha sido creada por nosotros, porque nosotros tenemos interés en desarrollar el cooperativismo, que es el único que nos puede ayudar para barrer definitivamente los monopolios.

La independencia económica, por la cual nosotros hemos luchado denodadamente, ¿a quién va a favorecer especialmente? Va a favorecer a todos los sectores argentinos, pero especialmente al campo, que es el que ha pagado el colonialismo hasta nuestros días. Todos los imperialismos del mundo han bebido y han engordado en los campos de sus colonias, no en las ciudades.

De manera que nuestra lucha contra el imperialismo y contra el colonialismo, y contra los monopolios internacionales, que son los instrumentos de ese imperialismo, por una independencia económica, permitirá que el día que ello esté consolidado, cada argentino tenga unos cuantos pesos más en cada bolsillo.

Cuando se dice que nosotros hemos defendido a la industria y no al agro, se dice una cosa que no es cierta. Nosotros no hemos descuidado que el problema del país comprende a las masas urbanas y a las masas rurales. Es exacto. Que hemos mantenido un contacto más directo con las masas urbanas que con las masas rurales, también es cierto. Pero, es que nosotros hemos encontrado masas urbanas organizadas y masas rurales desorganizadas. ¿Con quién nos entendíamos? ¿Es éste, acaso, el primer contacto que yo tomo con las sociedades cooperativas? No. En 1944 yo ya tenía contacto establecido con las cooperativas. Pero, en ese momento no podíamos hacer nada porque entre las cooperativas y yo –que tenía el contacto- estaban los monopolios que no dejaban que las cooperativas me vieran a mí, ni me dejaban a mí ver a las cooperativas. Esa lucha, señores, que ha durado cuatro años, es la que nos permite hoy conversar en forma directa, como yo quiero, como yo anhelo conversar con el campo argentino, un campo argentino organizado.

Señores: los países modernos no se pueden gobernar como debe gobernarse una democracia si no están organizados.

¿A qué llamo yo organizado? A esta organización para el campo. El gobierno no puede ir a consultarle a cada agricultor, pero sí puede ir a consultarle y a trabajar en colaboración con los representantes de todos los agricultores.

En las masas urbanas, tampoco es posible hablar con todos los trabajadores, todos los industriales y todos los comerciantes, pero sí nos es factible hablar con sus representantes, que es lo que hacemos desde que yo he llegado al gobierno.

Uno de los fenómenos que mucha gente todavía no se ha explicado sobre el tipo de gobierno que nosotros realizamos y que todavía tiene pensando a muchos políticos, es cómo en tan poco tiempo nos hemos impuesto en la política nacional. Algunos dicen que es porque somos demagogos.

 

Una democracia bien entendida

 

Discutía con un señor opositor a mi política y él me dijo: “Yo no encuentro explicación que usted, un hombre hasta hace pocos años totalmente desconocido, sin ninguna organización política frente a nosotros que tenemos un siglo de organización política, que somos políticos de toda la vida, que tenemos innumerables hombres con capacidad política, nos enfrente en una elección limpia y nos gane lejos”. Y concluyó diciendo: ¿Cómo explica usted ese fenómeno?”

Yo le contesté: “nada más simple. Vea señor -le dije- en las democracias, desde la primitiva “demos” griega, hasta nuestros días, el fenómeno democrático ha sido siempre igual. Una democracia realmente libre y representante es el nacimiento esplendoroso de todas las democracias y, a poco que andan, los políticos la van deformando en su provecho.

En la democracia primitiva el político habla con su pueblo; en la democracia deformada, los políticos hablan entre ellos y, de cuando en cuando, se acuerdan del pueblo.

Yo, en la Argentina, me encontré con una democracia deformada donde el pueblo no elegía a sus representantes. Votaba por ellos, que es otra cosa. Lo que elegían era el horizonte directivo donde estaban los dirigentes políticos, los grandes consorcios capitalistas y los que hacían, algunas veces, de dirigentes gremiales que marchaban de acuerdo con los monopolios y con el gobierno.

Esa era la realidad y yo que no era político, en vez de dirigirme a ese horizonte, me dirigí a la masa popular, hablé con ella, la convencí de que eso no podía ser, y cuando llegaron las elecciones, yo no tenía organización, no tenía políticos capaces, pero tenía votos que era lo que necesitaba.

“Ahí tiene, señor, -le dije- cuál es la explicación que yo encuentro a mi fenómeno.” Y seguiré así; no he de permitir que en mi política se formen horizontes políticos que trabajen a espaldas del pueblo. Yo me he de entender con el pueblo mismo.

Por eso, señores, estos actos, donde están los representantes auténticos de los hombres del campo, son las reuniones que me satisfacen. No me interesaría tener aquí cinco mil avezados políticos, porque con ellos no haría nada buenos; me encanta tener tres, cuatro, cinco mil o los que sean, agricultores con quienes cambiar opiniones, recibir de ellos las inspiraciones que necesito y ponerme a trabajar para satisfacer sus aspiraciones.

Es una nueva política que sigo, y si estoy hoy hablando con todo entusiasmo con ustedes, no es porque vengo a ganar votos. ¿Para qué quiero más votos? Ya tengo suficientes y demasiados. Si vengo aquí es para hablar de un problema nacional; a cambiar ideas sobre actividades que benefician al país, beneficiando al agro. La parte política me tiene totalmente sin cuidado; no me interesa cómo piensen ustedes políticamente o cómo dejen de pensar: me interesa lo que van a producir en el agro; lo demás no me importa.

Señores: hablando con la franqueza con que lo estoy haciendo, he de decirles que del plan originario trazado por el gobierno, que se ejecuta ininterrumpidamente en todas partes, con mayor o menor ritmo, se va cumpliendo paulatina y estrictamente todo cuanto hemos planificado, y en estos momentos podemos encarar, en forma decisiva y definitiva, la organización del agro argentino. Nuestra tarea de gobierno, en lo económico, es la organización de la riqueza argentina. Hemos trabajado estos tres años para eso, asegurando al campo la defensa de su producción con buenos precios. Tanto es así, que nos hemos peleado con todos nuestros compradores, porque dicen que hemos cobrado precios demasiado altos. Yo estoy en el gobierno para cobrar los mejores precios, no los peores.

 

Etapas promisorias de nuestra industria

 

Hemos sostenido y ayudado a la industria nacional, que es la que valoriza esa producción, y seguimos cumpliendo etapa por etapa esta organización de la riqueza: defensa inicial de lo alcanzado; ayer, la industria con el centro de gravedad de los recursos; mañana, el agro, con el mismo centro de gravedad.

Las actividades económicas no se pueden cumplir por gotas; y si yo hubiera querido darles a todos durante los seis años, les habría dado gotitas. Es necesario actuar con idea de masa, con verdadera economía de fuerza, lanzando todos los recursos para llevar adelante una actividad, recogiéndolos después y lanzándolos en otra parte para levantar a ésta. Sólo con impulsos ciclópeos se crean las grandes naciones; no se crean con temor de realizar una empresa grande.

Los que se enferman de pequeñeces, suelen morir anémicos de corazón y de conciencia. Y así como no debemos temer para jugar la suerte de la Nación en apoyo de nuestra riqueza y de nuestra industria, no tendremos temor tampoco para lanzar todos los recursos de que disponemos en apoyo del agro. Solamente así podrán llegar a alguna parte. Si tuviéramos temor, les aseguro que ustedes no saldrían nunca de pobres.

Señores: sería largo que yo enumerara todas las numerosas fases que el problema económico argentino presenta en su integridad. Sería, por otra parte, inútil que yo hiciese una exégesis analítica de cuanto estamos realizando; pero hay una cosa que quiero explicarles en pocas palabras, para que ustedes abarquen el problema en su totalidad. Podría hablarles horas y horas, porque todo lo que se hace, esté bien o esté mal, soy yo quien lo hace. Yo no entrego mi responsabilidad a nadie; yo cargo con ella, porque soy quien ejecuta. Les aseguro que nadie ejecuta en mi lugar. Si alguna vez hay que colgar al presidente de la República por haber hecho mal las cosas, estaré colgado con justicia, porque yo soy el responsable de todo lo que se hace en mi gobierno.

Vean, señores: en la vida de los hombres, como en la vida de los pueblos, hay gente que es capaz de hacer y gente que es capaz de concebir. Yo tengo algunas personas que tienen ideas magníficas, que me dejan a veces asombrado de cómo ellos lucubran un problema y lo resuelven teóricamente. Pero cuando les digo, por ejemplo: “Pásenme este cenicero de aquí hasta aquí”, lo llevan para allá. Inmensas concepciones; negación absoluta de la acción. Por esa razón, hay muchos buenos para criticar y pocos buenos para hacer.

Nosotros no nos hemos distinguido nunca como país realizador. Si la República Argentina hubiera tenido espíritu de empresa, valor para encarar la solución y arrojo para realizarla, seríamos hoy un país poderoso y feliz. No hemos trabajado lo suficiente y no hemos realizado ni la milésima parte de cuanto hemos lucubrado y cuanto hemos dicho en discursos de distinta naturaleza. Nos pasamos el tiempo diciendo lo que hay que hacer, y por eso, no tenemos tiempo de hacer. Debe llegar el día en que el hacer no nos dé tiempo para decir que lo tenemos que hacer.

Como digo, señores, debemos encarar el problema de gobierno de un pueblo que no es muy realizador. Tenemos que despertar el espíritu de empresa y la decisión para realizar las cosas.

En los pueblos que no se han destacado por las realizaciones, lógicamente, pueden presentarse dos casos: los estados o las naciones que tienen soluciones para sus problemas económicos y los que no las tienen.

 

Nosotros tenemos soluciones para nuestros problemas

 

Si ustedes echan una mirada por el mundo observarán que hay muchos países que no tienen solución para sus problemas, pero sí miran a la República Argentina podrán tener la convicción absoluta de que en este país no hay un solo problema que no tenga solución, porque el país tiene una riqueza inmensa de la cual puede echar mano y de la que surgen a miles las soluciones para encarar los distintos problemas que puedan presentarse.

En los países donde el problema económico no tiene solución el gobernante debe esconderlo y no hacerlo aparecer, porque si así lo hiciera el problema no tiene solución, no le arriendo la ganancia a ese gobernante. Pero en los países, como en la República Argentina, donde todos los problemas tienen solución, la tarea principal del gobernante es hacerlos aparecer para resolverlos.

¿Cuál ha sido en ese sentido la política seguida por mi gobierno? Cuando todos me decían: “Cuidado, no eleve el standard de vida, que la elevación del standard de vida va a traer el encarecimiento de los costos de producción, va a traer la infra producción, va a traer la infra industrialización, y todas las “infras” que tiene el léxico de la economía política”, yo contestaba: “De todas esas infras, temo una sola: el infra consumo, el hambre, la miseria del pueblo. Esa es la única “infra” peligrosa, porque si no la vida feliz de los pueblos se convertiría en miseria.

Los problemas de divisas, agitados políticamente son totalmente ficticios. Dicen que el peso vale poco, pero a mí que me importa que valga poco el peso con relación al dólar o a la libra esterlina si acá no compro ni vendo nada en el orden internacional en pesos. Todo lo vendo y lo compro en dólares y en libras esterlinas.

El peso es para el orden interno, porque no tiene cotización en el orden internacional. Y yo pregunto: sacando el dólar, la esterlina, el franco suizo y la corona sueca, ¿qué moneda tiene cotización en el orden internacional? ¿Quién compra y vende en otra moneda en el mercado internacional? El peso sirve al mercado interno. Para comprar en el mercado internacional tampoco empleamos nosotros ni libras ni dólares; empleamos trigo y carne, que es una moneda que no se desvaloriza en todos los tiempos.

Lo que la gente no entiende o no quiere entender es que en el actual estado económico caótico del mundo, todos los valores antiguos y el fetichismo del oro y de las monedas has desaparecido totalmente. Hoy se cotizan valores en productos y trabajo, no en monedas, porque la solución del mundo ha de venir con la alimentación y no con el oro.

Señores: yo no quiero seguir fatigándolos con esta conversación, pero quiero tratar concretamente algunos problemas de los temas que ustedes van a encarar en la realización del sexto Congreso, que conozco en forma general por las conversaciones tenidas con la comisión directiva.

Comparto totalmente los puntos que me han sido expuestos. Por nuestra parte, podemos afirmar que trabajamos conjuntamente con el agro argentino para que no retornen los monopolios, que son los que han asfixiado durante casi un siglo a la economía argentina. Ello lo podremos conseguir de una sola manera: trabajando en cooperación, en entendimiento y en absoluta unión los agricultores argentinos, por intermedio de sus representantes cooperativistas, y el gobierno. El  gobierno necesita tener el campo organizado; organizado social y económicamente, que es lo único que interesa para que podamos recibir del  campo la sensación de sus necesidades y de sus aspiraciones, y para que podamos poner en marcha las medidas de gobierno destinadas a satisfacer esas necesidades y a colmar esas ambiciones.

Un asunto interesante sobre la consideración del agro y las medidas que el gobierno tomará con la Corporación Argentina de Productores de Carne: entendemos que ese organismo ha sido creado por el privilegio y que es necesario devolverlo al agro en toda su representación, especialmente en los modestos productores del agro argentino en ganadería, que siempre han sido invitados de piedra en esa asociación.

 

Esperanzas en este Congreso

 

El gobierno tiene fundadas esperanzas en lo constructivo de los resultados a que arriben ustedes en este Congreso. Creemos que la organización de la agricultura y ganadería argentina no podrán realizarse en mejor forma que organizando el campo de acuerdo a lo previsto por la ley 11.388 de creación de las Cooperativas.

En esta organización, el gobierno va a seguir una política tras dos objetivos y les pido a los representantes del agro argentino que reflexionen muy seriamente sobre esos dos objetivos.

Necesitamos aumentar la producción y bajar los costos de producción. Estos son los dos objetivos tras los cuales se está elaborando un plan concreto en el Gobierno para poner en ejecución en el año 50 que se iniciará dentro de poco tiempo.

No escapa a la percepción del Gobierno que el problema del aumento de la producción y la baja de los costos de producción no es cosa simple que pueda realizarse de la noche a la mañana. Es todo un programa a cumplir en varias etapas y en largo tiempo. Lo que no se ha hecho en un siglo, difícilmente puede realizarse en uno o dos años.

Es necesario reaccionar contra el estado inorgánico de la producción argentina. Para el aumento de la producción, deberemos trabajar, codo a codo, los organismos del Gobierno y los productores agrarios. Ello es necesario para alcanzar un cierto grado de cientificismo en la producción, para lograr también un estudio de las tierras, para obtener la selección de semillas, para el riego y para cincuenta mil circunstancias a las cuales habrá que recurrir para conseguir el máximo de rendimiento con el mínimo de fatiga y de sacrificio. Esta es la forma de aumentar la producción.

No se trata de tomar ahora todos los campos y comenzar a sembrarlos, porque con eso, quizás, vamos a disminuir la producción. Se trata de asegurar, de estudiar, de organizar científicamente la producción y con ello, sin gran esfuerzo, vamos a obtener el aumento paulatino y seguro de la misma.

Para la disminución de los costos, el trabajo no será menos ímprobo, ni será menos necesario recurrir a la organización y a la ciencia en la producción.

En primer lugar, todo problema de abaratamiento es cuestión de organización. Es menester organizar el campo en su conjunto y es imprescindible organizar la chacra en su detalle. Esta organización traerá indefectiblemente la mecanización, sin la cual los costos de producción difícilmente van a bajar de su actual nivel. También será necesario conseguir un sinnúmero de distintas operaciones, que en beneficio de la brevedad no voy a detenerme a considerar.

Pero esos dos objetivos han de ser motivo de una planificación que hemos de realizar en conjunto los cooperativistas, el agro mismo, cuando no esté agrupado en las cooperativas, y el gobierno en todas sus actividades por todos sus organismos.

 

Un programa integral para el agro

 

El gobierno entiende que tampoco el agro solo por bien organizado que esté, puede llenar la totalidad de las funciones y, en consecuencia, se realizarán los estudios previos por los ministerios técnicos correspondientes. Pondremos a disposición del agro los técnicos, las escuelas, los cursos de capacitación, y lo que sea necesario para esos estudios. Trataremos asimismo de llevar la capacitación agraria por todos los medios: en la escuela primaria, en la enseñanza secundaria, en la universitaria, en el ejército, -a los soldados incorporados también les daremos capacidad agraria-, formaremos las escuelas especializadas para estudios tecnológicos de todo orden, como así también para la capacitación manual de los obreros, operarios mecánicos, trabajadores especializados para el agro.

Señores: De esta ligera y sintética enumeración, pueden ustedes estar seguros que haremos una buena planificación y la pondremos en marcha. Muchos organismos ya están funcionando desde hace dos o tres años en previsión de esto, y muchas medidas del agro han venido actualizándose en defensa de los productores agrarios. Ustedes saben que si en este sentido no hemos aplicado un programa drástico y avasallador, muchos de los programas enunciados hoy por mí están en plena realización.

Yo soy, como he dicho, partidario de la industrialización regional cooperativa, y el gobierno ha de ayudarla en todo lo que sea necesario. No habrá esfuerzo que no realicemos, tanto en el sentido de los transportes, como de los trasbordos, transportes de ultramar, seguros, reaseguros, créditos, etcétera. Repito que no habrá esfuerzos que no realicemos para posibilitarles a ustedes esa aspiración tan justa: que sean ustedes mismos quienes industrialicen gran parte de sus propios productos. En todo aquello que beneficie directamente al agro tendremos la posibilidad técnica de aconsejarles qué es lo que conviene y qué es lo que no conviene, porque nosotros conocemos todos los sectores de la industria, con los cuales habrá algunos casos en que no será conveniente entrar en competencia, mientras que quedarán infinitos sectores que pueden ser explotados perfectamente por el agro y solamente por los propios productores de la agricultura.

Si yo obedeciese a impulsos y conveniencias fáciles, tan pronto estuvieran organizadas les entregaba toda la comercialización de su propia producción; pero sé que con eso les haría un mal terrible a ustedes mismos, porque los volvería a entregar a las posibilidades de avance de los mismos monopolios, que todavía no han muerto: muchos están agonizando.

Sin embargo, la dirección del Estado es indispensable par la comercialización. Muchos dicen que el gobierno compra a  20 y vende a 40.Claro que si a nosotros nos pagaran como nosotros pagamos a los chacareros, eso sería cierto. Pero, ¿quién paga hoy en el mundo? Yo pregunto, ¿quién paga? Se paga tarde, mal y a veces nunca. Esa es la realidad. ¿Cómo haría en este momento una asociación cooperativa para comercializar la producción en el exterior, sin la intervención del gobierno? Yo pregunto con qué la iban a pagar, quién la iba a pagar y con quién iban a hacer los tratados? Hoy, en el mundo entero se vende de gobierno a gobierno y paga con lo que se tiene. Ya veo a los chacareros con un galpón lleno de agua de colonia, de whisky y otras cosas por el estilo. Es un problema más complejo de lo que muchos creen. ¿Quién iba a cargar con algunos que nos deben 1.800 millones de pesos? ¿Les íbamos a dar papelitos a los chacareros para que comprasen y vendiesen con obligaciones, cupos de bonos o acciones, colocadas a 18 ó 20 mil kilómetros de este país?

Señores: a poco que uno observe el problema del mundo, se da cuenta de que hoy no hay más que una manera de comercializar: el trueque directo de mercaderías entre los países. Y eso no puede realizarse sin una intervención directa y ajustada del propio Estado. Sin embargo, el gobierno no tiene inconvenientes en servir de intermediario para que todos realicen la comercialización por su intermedio. Sabemos que es un mal negocio para nosotros, que es un mal negocio para el gobierno, pero no tenemos ningún interés en hacer buenos negocios. El interés que tiene el gobierno es que sus productores, sus industriales y sus comerciantes hagan un buen negocio, porque ellos están para negociar; nosotros no estamos para realizar negocios.

Lo que digo en el orden internacional, lo digo también en el orden interno. Tan es así, que el propio gobierno acaba de donar 20.000 metros cuadrados de sus tierras para que ustedes construyan sus frigoríficos y sus depósitos; y si ustedes quieren vender, puedan hacerlo directamente. Aquí ya no hay mercados de concentración que nos interesen; aquí se va a vender y comprar al que venda más barato y mejor en el futuro, sin atarse a ninguna reglamentación que permita la explotación de los consumidores. Yo he de suprimir a todos los intermediarios el día que la República pueda abastecer de la producción al consumo, en forma directa.

También es una aspiración mía que la tierra sea para el que la trabaje. Yo vengo sosteniendo desde hace tiempo la realización de este programa. Mucha tierra ha sido ya entregada y ustedes saben que hace pocos días el campo de “El Pilar” ha sido entregado en esas condiciones. De la misma manera miles de latifundios han sido entregados y vendidos a los propios productores que los ocupan.

Pero este es un problema que hay que pensarlo muy bien. No se resuelve esto entregando cualquier parcela de tierra a cualquiera que desee hacerla producir, porque eso puede traer en el futuro terribles problemas, muchos más graves que los que nos afligen en estos momentos.

No se puede hacer la entrega para la agricultura en las mismas condiciones que para la ganadería. Una cosa que enseña la historia del mundo es que la parcelación y entrega de las tierras se ha venido practicando desde hace muchos siglos antes de Jesucristo. En Grecia, ya a Licurgo se le ocurrió, por primera vez, quitar la tierra a los terratenientes y entregársela al pueblo de Esparta. Desde entonces hasta nuestros días, se han realizado miles de programas similares. Y en la actualidad, la reforma agraria en Sudamérica pasa del inmenso latifundio al terrible minifundio. Y hoy, los dueños de la tierra quieren devolverla porque no pueden  vivir en las parcelas que les entregaron hace diez años.

Yo no quiero que a ustedes, o a vuestros hijos o nietos, les pase lo mismo, y lo veamos vagando por los caminos después de haber entregado su tierra porque no  pueden sostenerse en ella.

Esto hay que estudiarlo y hay que realizarlo “despacito y con buena letra”, como dicen los paisanos. Muy despacito, porque el hombre en sus aspiraciones y en sus necesidades, según la vida va cambiando, va aumentando en necesidades y en aspiraciones.

Al que no tiene nada y es solo, si le damos veinte o treinta hectáreas, él dice: “Con esto estoy satisfecho”. Ocupa esas treinta hectáreas, empieza a producir y vive. Se casa, después tiene cuatro o cinco hijos y cuando se quiere acordar, dice: “¿Qué voy a hacer con esta miseria que me han entregado? Ya no puedo vivir. Antes era feliz, pero con el tiempo ya no lo soy con esto”.

Muchos lucharán por obtener una pequeña parcelita de tierra, pero es necesario pensarlo antes. Estados Unidos de Norteamérica, después de setenta años de colonización tuvo que reestructurar toda su campaña, desalojando a la mitad de sus agricultores para aumentar los predios en forma que constituyeran una unidad económico-familiar.

Señores: yo podría entregar toda la tierra; total, dentro de cuatro, cinco, diez años, no sé cuándo me he de morir y, después, el que venga detrás que se arregle. Pero yo no pienso así los problemas de Estado; yo estoy pensando para los nietos y biznietos de ustedes para que ellos no tengan el problema. Por eso, en muchos casos me he opuesto a la división de las tierras. Un día, un representante del Banco de la Nación vino y me dijo: “Vamos a entregar cien chacras”. Pregunté: “¿De cuántas hectáreas cada una?” Me contestó: “de treinta hectáreas”. Yo dije: “Treinta bolichitos van a entregar. ¿Para cuánto van a servir?”

“Son tierras maravillosas”, me dijeron. En la República Argentina, por maravillosas que sean las tierras, pensando en el futuro, no se pueden entregar chacras que sean menores de cien hectáreas, si no queremos tener un terrible problema en el  futuro.

Otros, para la ganadería, quieren tomar extensiones de dos mil o mil quinientas hectáreas. Hacer pequeñas explotaciones ganaderas, cuando no están combinadas con una diversificación agraria, o completadas con la agricultura, es realizar unidades ganaderas antieconómicas. Para crear agricultura hay que destinarle zonas agrícolas. Para crear ganadería, hay que ir fuera de las zonas agrícolas. Proceder en forma distinta sería como desmantelar grandes fábricas que producen a bajo costo para instalar en su lugar cien o doscientas fábricas pequeñas que producirán a un costo diez o doce veces superior. Es necesario estudiar todos estos problemas.

Entregar la tierra es fácil, pero lo difícil es entregarla bien. Por eso nosotros no nos apresuramos en este problema. Si durante cien años hemos sido arrendatarios, podemos continuar siéndolo durante dos o tres años más hasta que organicemos la entrega de la tierra. Con la ley de arrendamientos y aparcerías tenemos para defendernos. No quiero decir con esto que no estemos decididos a entregar la tierra, pero queremos entregarla bien, dándosela al hombre que se va a quedar en ella para trabajar, y no al que la va a vender al día siguiente. Es necesario que se arraigue a la tierra; es necesario que el agricultor quiera a su tierra y que la haga producir. Cuando en la entrega de la tierra comienza a producirse el éxito especulativo es muy terrible la especulación. Por esa razón esto lo queremos realizar despacio, y lo hemos de realizar entre ustedes y el gobierno, con un programa perfectamente establecido, a realizarse por ciclos.

El gobierno ha de financiar la entrega de la tierra, pero esta etapa también debe ser progresiva. Aspiramos a que dentro de diez o doce años no haya ningún agricultor que no sea propietario de la tierra que trabaja. Ese es el programa a seguir.

Cuando hablamos de la disminución de los costos de producción, yo sé bien que ustedes no piensan que para realizarlo debe hacerse a costa del hambre y la miseria de los trabajadores del agro. El Estatuto del Peón con todos los defectos que pueda haber tenido ha terminado en el campo argentino con una situación que no podía seguir. Aspira el gobierno a que la disminución en los costos de producción sea lograda por el perfeccionamiento de ella misma, y no a expensas del dolor, de la miseria o del hambre de los trabajadores argentinos. Y lo digo con la inmensa satisfacción de saber que ustedes comparten estos puntos de vista.

Es claro que habrá que ajustar resortes. Cómo no vamos a tener que ajustar resortes nosotros, que hace tres o cuatro años estamos realizando todo esto, cuando países que hace dos o tres siglos que lo están haciendo están más embarullados que nosotros y tienen que ajustar muchos más resortes. Estamos naciendo a una organización. Ustedes serán los defensores de esa organización. Yo estoy seguro de ello, porque ninguno de ustedes puede estar por la defensa de la injusticia en cualquiera de los casos en que la injusticia se presente.

Sé bien cuáles son las intenciones y cuáles son las ideas de ustedes. Son las mismas que tenemos nosotros: buscar la felicidad de todos basándola sobre la tranquilidad nacional, sobre la grandeza nacional, sin sacrificar en esa lucha por la vida nada a los otros para agregar a la propia felicidad.

Por eso, señores, es que yo quiero agradecerles el que ustedes, en los temarios del congreso, se hayan acordado de los aposentos para los obreros rurales. Y feliz me he sentido al firmar la expropiación del latifundio de “El Pilar”, cuando he sabido que ustedes han resuelto dedicar cien hectáreas para entregarlas para el aposentamiento de los trabajadores rurales de esa zona. Esos hombres de campo, argentinos como nosotros, hermanos nuestros, quizá con menos fortuna que nosotros, tienen derecho a que nosotros, en todas las ocasiones les tendamos la mano.

Yo nunca he tratado estos problemas como una obligación de lucha, sino como un deber de conciencia y de corazón. Creo que el día que todos los argentinos estemos persuadidos de que el bien que hagamos nos resarcirá la conciencia en mayor grado cuanto más desgraciado sea aquel a quien le demos la mano, en esta tierra donde todo abunda, donde nada puede faltarle a nadie, donde todos llevan el porvenir y la felicidad en sus brazos, en su cabeza o en su corazón, tomaremos como un deber el ayudar al que tiene menos suerte, ya sea porque es más vicioso o aun porque es un bandido. Muchas veces ese mismo no tiene la culpa, sino que ésta habría que cargársela a sus padres o a sus abuelos. Ese más desgraciado, el que no ha progresado en la vida, es el que merece nuestra ayuda y a quien debemos llevársela.

Si todos entendemos el problema social así, ¡alabado sea Dios!, porque en el futuro podremos constituir un país donde todos seremos verdaderamente amigos y verdaderamente hermanos. Y, cuando en el país se realice esto, todos habremos alcanzado un grado mayor de felicidad y, sobre todo, una tranquilidad de conciencia que permitirá a los hombres sentirse felices y grandes en medio de nuestra pequeñez.

Agradezco también que ustedes hayan incluido en su temario palabras y resoluciones en beneficio del plan forestal iniciado por el gobierno. Cuando yo paso por los campos argentinos y veo una chacra que, muchas veces no tiene más que un rancho y no hay un solo árbol, pienso: ¡cuánto tiempo hemos perdido los argentinos en nuestro trabajo!

Es necesario que ustedes nos ayuden para llevar al campo argentino la persuasión absoluta de la necesidad de plantar árboles. Si todos los argentinos plantásemos un solo árbol por año, en diez años la República Argentina valdría casi cien veces lo que actualmente vale como patrimonio nacional.

Es cuestión de que todos los argentinos nos pongamos de acuerdo y empecemos a realizar esta obra que es para bien de todos.

El egoísmo produce pobreza; solamente el altruismo y el desprendimiento producen grandeza y riqueza. Los argentinos hemos estado un poco enfermos de egoísmo. Es necesario que nos desprendamos un poco de ese sentimiento. Sé bien que ustedes han sido de los menos egoístas. Sé que ustedes han trabajado en las buenas y en las malas con el mismo ímpetu, con el mismo desinterés y con el mismo patriotismo, por eso estoy hablándoles en el tono con que lo hago. No me hubiera tomado el trabajo de aburrirles durante más de una hora si no estuviera seguro de hablar con hombres con esas cualidades que conozco porque, afortunadamente, no he vivido en la ciudad, sino que he vivido en todos los campos argentinos.

Para terminar, quiero cerrar con pocas y simples palabras todas estas consideraciones, quizá mal hilvanadas, pero de absoluta claridad.

El gobierno tiene en ejecución un amplio plan para la organización y para las futuras realizaciones del agro.

La cooperativa es un instrumento representativo y directivo del campo, que trabajando en unión y cooperación con el gobierno, podrá llenar mejor sus fines propios y facilitar los fines del mismo gobierno. En consecuencia, esperamos en el gobierno el resultado a que ustedes arriben en el Congreso que van a realizar, para después, con las comisiones que ya existen, discutir y armar un plan definitivo a desarrollar en el agro. El gobierno, repito, pondrá a disposición de ustedes todo lo que puede ofrecerles y que ustedes necesiten y, en compensación, ustedes deberán llevar al campo argentino ese plan, impulsarlo y ayudarnos a ejecutarlo.

Lo primero que ustedes deben hacer en beneficio del gobierno y de su plan, que es decir en beneficio del país, es llevar a cada zona del campo argentino la convicción de que comenzamos en el año 1950 la realización de un plan que haremos llegar a cada agricultor. De manera que ustedes con él y con el plan que haremos entres ustedes y el gobierno, puedan decirle al campo argentino qué hay que hacer en todo el campo y a cada chacarero qué hay que hacer en cada chacra.

Cuando eso hay sido realizado y cuando cada agricultor se ponga en marcha tras el mismo objetivo, y el gobierno inicie hacia él su marcha de conjunto, podremos decir que el campo trabaja con unidad de concepción y el país trabaja en el campo con unidad de acción. Si conseguimos esto y realizamos el plan, marchando todos unidos en una misma dirección, el triunfo en el campo no se hará esperar ni dos años. Habremos triunfado antes de ese plazo, realizando todo cuanto es la aspiración de ustedes y cuanto es el deseo y la obligación de realizar por el gobierno que tengo el honor de presidir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Perón y el cooperativismo agrario. Bs. As. 1951.

Discurso del 23-02-1950 a las cooperativas agrarias de la Pcia. de Buenos Aires

 

Señores, cuando un pueblo debe desarrollar un esfuerzo de conjunto, lo primero que necesita es que esté bien informado, que todos pensemos que tenemos que hacer eso. Es lo primero para llegar a hacerlo: saber que lo tenemos que hacer y poner nuestra voluntad en realizarlo, pensando que es la solución para todos. Y después hay que llevarlo a cabo. Por esa razón, vamos a hacer una amplia difusión de todo esto que yo les adelanto aquí, en rueda de amigos; y en eso, ustedes pueden prestarnos una ayuda extraordinaria, difundiendo la propaganda que ustedes recibirán en las cooperativas, hablando a todos los chacareros y diciéndoles que produzcan más, que se les va a pagar por lo que produzcan los precios que se van a fijar en estos días, los que serán perfectamente remuneradores y más bien de protección, para llevar adelante el aumento de la producción. De manera que para esta difusión necesitamos la ayuda de ustedes.

Señores: entendiéndonos y poniéndonos de acuerdo ustedes y nosotros en la distribución de maquinarias evitaremos la intervención de personas extrañas: nosotros esperamos que se haga todo eso por intermedio de estas cooperativas, de tal manera que los mismos productores intervengan en ello en forma directa, así como en la venta de sus productos.

La mecanización del campo es, señores, un problema difícil. Nosotros ya tenemos escuelas que preparan motoristas, mecánicos, etc., porque la introducción mecánica es necesario estudiarla bien y exige llevar al campo también la instrucción necesaria, porque de otra manera puede ser un factor de encarecimiento y no de disminución de los costos de producción. Así, por ejemplo, si el chacarero recibe un motor y no lo sabe manejar y lo rompe al primer año, el costo de la producción se va a las nubes. En cambio, si la maquinaria se cuida y se conserva mucho tiempo, el costo de la producción se abarata.

Toda esa instrucción puede prepararse por las cooperativas con la ayuda técnica del Ministerio de Agricultura de la Nación y de los Ministerios de Agricultura provinciales. Todos unidos nos vamos a poner a trabajar en una obra común para que el agro vaya adelante.

Yo sé bien que el ritmo de la economía argentina, su aumento en riqueza, depende en un ochenta por ciento de la labor del agro. Todos creen que Estados Unidos es grande porque es un país industrial, pero se equivocan, porque su mayor riqueza no es la industria, sino la agricultura y la ganadería. Claro que allí hay 150.000.000 de habitantes con un clima un poco más difícil que el nuestro, que tienen que criar ganado en forma artificial para poder subsistir como país ganadero. En cambio, nosotros, que ahora producimos lo necesario, tenemos que activar nuestra producción para aumentar los saldos exportables y comprar con ellos la maquinaria de trabajo para el campo, que no la producimos.

 

Cooperativismo integral

 

En esta tarea tan extraordinaria, importante y decisiva para el futuro argentino, la cooperativa del tipo que se ha formado en la provincia de Buenos Aires es el ideal para poder realizar integralmente el programa que el gobierno se ha propuesto. Por eso, no solamente veo con simpatía la formación de estas cooperativas, sino que lo aprecio con alegría y felicito muy especialmente a todos los que están en esta tarea, al gobierno de la provincia y al señor ministro, quienes han interpretado el verdadero sentir de las cooperativas. Los cooperativismos aislados están destinados a desaparecer; solamente los cooperativismos integrales y apoyados por la acción estatal pueden subsistir. El mundo es un ejemplo del fracaso de los cooperativismos aislados; ninguno ha progresado en su desarrollo en forma constructiva. Solamente haciendo intervenir en forma integral a todas las fuerzas que labran el ciclo económico y a todas las actividades, es como se puede asegurar su subsistencia. Cuando esto se haya realizado y cuando el país haya equilibrado su economía, habrá llegado el feliz momento para el gobierno de decirles a las cooperativas “Señores: arréglense ustedes; produzcan, industrialicen y vendan por su cuenta que el gobierno no hace ningún negocio con ustedes”.

Señores: esto explica por qué hemos suprimido los monopolios y ahora creamos y ayudamos al cooperativismo, porque el gobierno sabe bien que si pone la cooperativa frente al monopolio, está lista la cooperativa, porque no puede enfrentar sola al monopolio. La única manera de realizarlo es como lo hemos hecho nosotros. Aniquilar el monopolio por la suplantación de un monopolio del Estado y después organizar las fuerzas que administrarán honradamente -porque son sus propios intereses- la organización de esa producción, la venta y la exportación. Entonces, sí, habrá llegado el momento de decir que ya no hace falta el monopolio del Estado, porque se ha creado otro más conveniente: el monopolio de los que producen.

Por eso, señores, se trata de ir creando los monopolios más convenientes, como el de los propios productores, en primer término; luego, el estatal, pero nunca el monopolio capitalista, que es nefasto y terrible, porque ése le chupa la sangre a todos, al Estado, al productor y al que no produce. A cada uno le saca cuanto puede sacarle, y eso es lo que queremos evitar. Así lo hemos puesto en la Constitución, pero observen ustedes que a la Constitución le hemos dado una gran elasticidad, porque según ella es el Congreso el que aprecia cuando es estatal y cuando debe entregarse al capital privado. ¿Por qué? Para no entregar al productor atado de manos y pies a la voracidad de los grandes monopolios capitalistas. Ahí está todo el sistema constitucional en lo económico; dar elasticidad para que se aprecie cuándo es conveniente que lo tome el Estado y cuándo el particular.

Sobre este problema podría hablar muchos días porque lo he pensado años y no improvisamos nada. Ustedes ven que todo se va produciendo a su debido tiempo y ordenadamente sin que nadie se perjudique. Si en vez de hacer esta labor de evolución mediante un plan razonado y estudiado, hubiéramos improvisado, se habría provocado un cataclismo económico del cual quién sabe cuantos siglos hubiéramos necesitado para salir. Pero hemos hecho una evolución racional y ordenada en forma que ha permitido que, sin que nadie se perjudique, cada uno vaya obteniendo un mayor beneficio.

Estabilizar esto con nuevas instituciones –entre las cuales el cooperativismo puede ser el auxiliar más poderoso y más perfecto del Estado- es nuestra orientación.

Lo mismo estamos haciendo ya con los ferrocarriles y con todas las empresas del Estado. No queremos ganar exageradamente, queremos dar un buen servicio al menor precio. Para ello, no queremos dividendos, porque no necesitamos dividendos. Que se costeen los ferrocarriles. Que a sus obreros se les pague decente y adecuadamente, y que si se gana más, haciendo un mejor servicio sin cobrar más, el dinero sea de los obreros, pues estará bien ganado. Si pierden, que sean ellos también los que sufran las consecuencias de no administrar bien su empresa. Eso es lo que el Estado quiere. No quiere el servicio público para cobrar más, ni para medrar. El Estado no tiene necesidad de medrar con un servicio público. Este ha de ser el mejor, al menor costo. Si se producen ganancias, las ganancias serán para el personal que lleva adelante los ferrocarriles. Así, tendrán el aliciente necesario para lograr el fin citado del mejor servicio al menor precio.

Para los servicios que hoy son estatales, el pensamiento del gobierno es de que lo mejor sería que ellos se manejasen por los mismos interesados. Pero lo que no queremos hacer, es entregar el manejo de los servicios públicos a los de afuera, a los que no tienen en cuenta otra cosa que el rendimiento económico que les pueda significar.

Lo realizaremos todos o no lo realizaremos ninguno;  pero uno de afuera no lo va a llevar adelante.

 

Sentimiento de cordialidad

 

Señores: yo, encantado, voy a concurrir al Azul, para la concentración agraria, y hago presente que me siento inmensamente feliz de poder ir. Yo sé que ustedes -y para ello me basta con sólo estrecharles la mano y verles la cara- son hombres del agro, que trabajan honradamente para todo el agro, sin ánimo de hacer ninguna clase de especulación y pensando en el bien común. Y eso es, precisamente, el cooperativismo. El cooperativismo es un sentimiento, más que una acción, un sentimiento de cordialidad, de compañerismo, con miras a una bien entendida distribución del trabajo y de la retribución. Es el sentimiento que yo quiero que haya en toda la República; no solamente en el agro, sino para todos los argentinos que trabajan, para que sean más felices y para que nadie, en su lucha, tenga que ponerle el pie al que está debajo, para poder mejorar.

Por ello digo que me siento muy feliz de concurrir a esa concentración del Azul: iré con el alma inflamada de mis mejores deseos y de agradecimiento hacia ustedes, que son quienes en realidad van a realizar la grandeza argentina. La Argentina no puede forjarse por la acción de solamente un hombre, ni por la de veinte, sino por la de todos los argentinos. Esa solidaridad nacional es la que nos va a llevar al triunfo, esa solidaridad y hermandad entre todos los argentinos es lo que llevará a la República Argentina al triunfo, en el corto tiempo que todos queremos.

Les agradezco la amabilidad que ustedes han tenido, de llegar hasta aquí, y me despido de ustedes hasta el Azul.

Aunque esté de más decirlo, les reitero que estamos aquí para servirlos. Yo no soy de los que creen que el Presidente es un personaje de adorno, sino de los que opinan que el país, ustedes, el pueblo, me paga para que cumpla con mi deber. Estamos totalmente a las órdenes de ustedes, porque nosotros trabajamos para posibilitar a todos los organismos una mejor remuneración y una vida más digna.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

8 DE JUNIO DE 1953

 

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, GENERAL

JUAN PERÓN, A DELEGADOS DE LA COOPERATIVA

DEL PERSONAL DE LOS FF.CC. DEL ESTADO

 

Yo comienzo por agradecerles a los compañeros ferroviarios que hayan tenido la amabilidad de llegarse hasta aquí para darme la inmensa satisfacción de poderles estrechar de cuando en cuando la mano.

Termino de escuchar las amables palabras del compañero Moya. Indudablemente la existencia de la Cooperativa de los Ferrocarriles del Estado trae a mi espíritu la gran satisfacción de ver cómo se van realizando los verdaderos actos de solidaridad que unen a las organizaciones sindicales. Las cooperativas practicadas como las practican los ferroviarios, realizadas como las realizan los ferroviarios, son instituciones orgánicas de bien público y, sobre todo, de bien social. Y son casualmente las instituciones de bien público y social las que llevan a las organizaciones a la verdadera solidaridad, que es la única fuerza indestructible de aglutinación en las organizaciones sindicales.

Nunca existirán en el país ni en el mundo, organizaciones sindicales estables hasta que ellas no estén ligadas por una verdadera solidaridad. Esas que se reúnen y se organizan alrededor de intereses materiales caen; se arman y desarman con el tiempo. Pero, las que se unen alrededor del sentido de solidaridad social son indestructibles. Son como la familia, que nadie puede destruir en el mundo porque está afirmada sobre el sentido de solidaridad familiar. Si las organizaciones llegan a conseguir que ese cariño y esa solidaridad familiar se extienda a esta gran familia que es una organización sindical, los trabajadores habrán conseguido contar con organizaciones indestructibles.

Vamos por ese camino. El camino para alcanzar ese ideal es, indudablemente, el mismo que ha seguido la familia, que ha llegado a conseguir en el derecho positivo del mundo, una organización de derecho natural.

Lo ha hecho porque sus miembros son de la misma sangre, pero además de eso, porque viven bajo un mismo techo y se ocupan de la misma actividad. Además, porque cuando a cualquiera de los miembros de la familia le pasa una desgracia, la sienten con igual intensidad y con idéntico dolor todos los demás integrantes, vale decir que se ha llegado en la familia a una absoluta solidaridad entre sus miembros. El mal de uno repercute como el de todos y el bien de uno produce la alegría también de los otros. Cuando en las organizaciones consigamos esto, quedarán completadas.

En este sentido, yo he dicho siempre que la creación de las organizaciones ha de basarse en la defensa de los intereses profesionales, o sea una cosa única por la cual todos luchan mancomunadamente; en la defensa del poder adquisitivo de sus salarios contra la voracidad de los agiotistas y especuladores, creando las organizaciones propias que puedan ejercer esa defensa, que es también otra cosa de todos que refluye en bien de todos por el cooperativismo; en la defensa de la salud de los asociados a través de las mutualidades –que los ferroviarios tienen también muy bien realizado-, y finalmente, en las escuelas sindicales que elevan la cultura social y general de la masa, le hace comprender los beneficios de esa solidaridad y van encarnando en el espíritu y en la inteligencia de cada uno de los miembros del sindicato la verdadera realidad y la verdadera causa por la cual todos luchamos.

Este proceso lo veo surgir en el gremio ferroviario con una intensidad extraordinaria. El gremio podrá tener sus pequeñas cosas, sus pequeñas luchas, pero lo fundamental ya está realizado. La solidaridad comenzará a hacer su efecto y cada día se irá grabando más profundamente en la organización hasta hacerla indestructible o indeformable.

Compañeros: ustedes no solamente están realizando esa obra, sino que la Cooperativa de Consumo de los Ferrocarriles del Estado está dando el ejemplo, no sólo a los demás ferroviarios, sino al país entero. Nosotros hemos dicho que en el panorama argentino han de desaparecer los intermediarios políticos, los intermediarios sociales y los intermediarios económicos, para que de esa manera todos podamos ser un poco más felices que lo que somos hoy bajo la férula de esos intermediarios que disfrutan de todo y no hacen absolutamente nada.

La desaparición de los intermediarios se realiza por tres caminos muy fáciles. Para que desaparezca el intermediario político hay que terminar con el político profesional, para que desarrolle la función política el hijo del pueblo,-diputados, senadores, gobernantes, todo el pueblo en acción política. Entonces, el intermediario, ése que estudió para político y que vivió de la política, se morirá de hambre o tendrá que ir a trabajar en otra cosa. Esto hará desaparecer a ese intermediario, que ha sido nefasto para la vida de la República.

El intermediario social desaparece cuando los propios trabajadores, los auténticos trabajadores, toman el timón de sus instituciones y lo dirigen ellos, impidiendo que lo hagan quienes nada tienen que ver en el asunto.

En el orden económico, se logrará reemplazando a esos intermediarios -que hacen al negocio por teléfono, desde la cama, y no se ocupa más que de comprar a uno y vender a otro, quedándose al final con el santo y con la limosna- para que se hagan cargo de la comercialización y distribución de la riqueza los mismos productores y consumidores a través de las cooperativas de producción y de consumo. Unos se encargan de repartir lo que consumen, mediante instituciones por ellos mismos organizadas, y los otros se encargan de la distribución y producción hecha por los mismos que la producen, conectando de esa manera los consumidores y a los productores a través de las cooperativas de producción y de consumo. El intermediario, entonces, tendrá que ir a levantar la cosecha de maíz, porque si no, no podrá vivir.

Es claro que para que esto se pueda realizar es necesario que todos nos pongamos a luchar contra ese enemigo común. Porque, en manos de quién estaba el país? En manos de los intermediarios políticos, sociales y económicos.

Ellos han sido los que manejaron el país y han hecho las leyes. Entonces, cómo iban a progresar las demás organizaciones que los iban a reemplazar? Ha sido necesario que llegáramos nosotros barriendo con todos esos parásitos de la vida nacional para hacer posible el desarrollo y la implantación de esta clase de organizaciones. Mientras fueran los intermediarios los que manejaron el país. Cómo iban a progresar las cooperativas?

 

 

 

 

 

 

El cooperativismo peronista a través del pensamiento de PERÓN

 

 

AVANZADA del Justicialismo Social es, sin duda, el cooperativismo de la Nueva Argentina, estimulado y apoyado decididamente por el general Perón.

Nunca escuchó el país de mandatario alguno, conceptos doctrinarios más modernos ni mejor orientados que los vertidos por el Jefe del Estado en las distintas ocasiones en que debió hablar a los trabajadores de la ciudad o el campo sobre cooperativismo.

La recopilación ordenada que contiene este folleto de las frases y capítulos descollantes de cada uno de aquellos discursos, presenta la obra que lleva realizada el gobierno en este aspecto fundamental de la recuperación nacional. Emerge de ella una señera unidad de ideas, ideales y propósitos admirablemente cumplidos.

 

1949

 

Ante delegados de Cooperativas Agrarias. Septiembre 20 de 1949.

 

Los objetivos de los cooperativistas son los mismos objetivos que tiene el gobierno.

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Las cooperativas pueden ser bien organizadas, fortalecidas y apoyadas por el Estado

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Se dice que las cooperativas han fracasado. Se dice también que pocas cooperativas han tenido éxito en la historia del mundo; que las cooperativas de consumo han muerto; que las cooperativas de producción han sido ineficaces. Yo, en realidad, doy un poco de razón a esto; pero, para tener la certeza de si las cooperativas son elementos eficaces o no, hay que analizar ante todo las causas por las que han fracasado, que no son otras que las de haberse enfrentado siempre con los monopolios.

Es un hecho cierto que tan pronto como las cooperativas se enfrentan con monopolios, sucumben. ¿Y cómo no van a sucumbir frente a los poderosos medios de que los monopolios disponen en los órdenes nacional e internacional? Frente a ellos, las cooperativas no pueden subsistir sino son apoyadas por el Estado. Ese apoyo y esa protección son los que el gobierno ofrece a las cooperativas argentinas.

 

En el acto inaugural del IV Congreso Agrario Cooperativo Argentino. Noviembre 8 de 1949

 

El gobierno tiene un plan y ha realizado una planificación que se ha ido y se va cumpliendo paulatinamente.

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La Ley de Cooperativas ha sido creada por nosotros, porque nosotros tenemos interés en desarrollar el cooperativismo, que es el único que nos puede ayudar para barrer definitivamente los monopolios.

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La cooperativa es un instrumento representativo y directo del campo, que, trabajando en unión y cooperación con el gobierno, podrá llenar mejor sus fines propios y facilitar los fines mismos del gobierno.

 

1950

 

Ante una delegación de agrarios de Buenos Aires 23 de febrero, “Año del Libertador General San Martín”, 1950

 

El cooperativismo no puede ser una actividad confiada exclusivamente a la buena voluntad de unas pocas personas, pues con su buena voluntad no podrán abarcar ni dominar el inmenso panorama que el agro argentino representa.

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Sin la ayuda del gobierno de las provincias y sin el apoyo incondicional del gobierno federal, el cooperativismo agrario sería una institución siempre débil y carente de la fuerza y el apoyo que necesita para desarrollarse integralmente.

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Cuando el cooperativismo no es integral deja de ser cooperativismo.

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En esta tarea tan extraordinariamente importante y decisiva para el futuro argentino, la cooperativa del tipo que se ha formado es ideal para poder realizar integralmente el programa que el gobierno se ha propuesto.

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Por eso no solamente veo con simpatía la formación de estas cooperativas, sino que lo aprecio con alegría y felicito muy especialmente a todos los que están en esta tarea, porque han interpretado el verdadero sentir de las cooperativas.

 

Ante representantes de la Asociación Trabajadores del Estado. 2 de agosto, “Año del Libertador General San Martín”, 1950.

 

En el Estado capitalista era lógico que el cooperativismo muriese, porque el Estado lo combatía, ya que era una parte del sindicato o una forma del sindicalismo económico. El Estado lo ponía fuera de la ley, lo perjudicaba o no lo dejaba funcionar, obstaculizándolo, cosa sumamente fácil de hacer desde el gobierno.

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El monopolio, que se veía reemplazado en el abastecimiento de grandes masas por el sistema cooperativo, le oponía todas sus fuerzas porque era su competidor.

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Muchas veces, vendiendo con pérdida, derrotaba el monopolio a las cooperativas, para después imponer su mercadería a precios más altos a las grandes masas.

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Todo cooperativismo muere en el régimen capitalista. En el Estado Justicialista los que mueren son los monopolios.

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El cooperativismo tiene sus formas de resurgimiento universal mejor sentadas en la República Argentina. ¿Por qué razón? Porque el Estado propugna ahora el cooperativismo y porque nuestra idea, nuestro deseo, es suprimir todo lo que sea intermediario en el orden político, en el orden social y en el orden económico, para que, de ese modo, nos manejemos con quienes sean del oficio, elegidos por nosotros mismos, sin que vengan de otros países a introducirnos intermediarios.

En esa forma, ayudado por el Estado y no teniendo su enemigo natural –que es el monopolio-, el cooperativismo tiene que triunfar.

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Los intermediarios eran un verdadero tumor que teníamos entre el lugar de producción -Argentina- y el lugar de consumo de nuestra producción -Europa-. En el medio estaba ese tumor que no dejaba pasar nada. Para esto, como en los casos médicos, hay dos procedimientos: un tratamiento para reducir el tumor o una operación quirúrgica para extirparlo. Nosotros nos decidimos por la operación quirúrgica. Cortamos el tumor y le pusimos una cánula. La cánula, para que siga pasando, es el I.A.P.I. actual. Cuando se saque le cánula, la cooperación de comercialización, dentro de los sindicatos, reemplazará a los intermediarios y a todos los demás. Entonces las cooperativas estarán representadas por los productores. Ellos mismos acopiarán, harán el transporte, venderán en Europa, traerán la plata y se la repartirán entre los demás compañeros del agro.

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Claro que es explicable que este cooperativismo sea combatido. ¿Por quién? En primer término por los monopolios, porque pierden el negocio y tienen que ponerse a trabajar, que es otra cosa distinta. Segundo, por los parásitos de la producción, que son otra suerte de intermediarios.

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¡Cómo no van a protestar si cuando el sindicalismo rural haga cooperativismo las divisas que utilizan los intermediarios para irse a pasear a Europa no las van a conseguir, porque irán al chacarero, que es, en definitiva quien las produce!

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Esta es la forma del sindicalismo agrario por el sistema cooperativo: dentro de los gremios rurales nuestros se podrán hacer -con los beneficios obtenidos- hospitales, casitas y todos los elementos y comodidades en el pueblo en que viven.

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Doy el ejemplo del agro, que es más integral y más comprensivo, porque en el sindicato urbano el proceso cooperativo es exactamente el mismo.

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La cooperativa que debe crear el gremio (de Trabajadores del Estado) tiene una finalidad fundamental: prestar un servicio en el establecimiento de un sector de la población a menos costo, por tratarse de una administración más económica y que no tiene que acumular ganancias.

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El ciclo económico está constituido por la producción de la materia prima, por la transformación que la hace utilizable, por la distribución y por el consumo. El secreto está en llegar al consumo lo más directamente posible. Y eso puede ser llenado por una buena cooperativa.

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Esta cooperativa puede abarcar todos los aspectos. Si puede producir, produce. Si no, adquiere y se encarga de distribuir por el medio más barato, porque su finalidad no es el lucro.

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Indudablemente, poseer una cooperativa es poseer un pequeño capital.

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No sólo se puede vender más barato, produciendo a un costo menor o adquiriendo a bajo precio, sino también  obteniendo dinero en otra actividad. La cooperativa gremial debe ser una cooperativa general; si se le presenta un negocio en que pueda ganar un millón de pesos, por ejemplo, la cooperativa lo realiza.

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Es indispensable que los gremios hagan eso. Nosotros estamos para ayudarlos en ese sentido, como lo estamos haciendo constantemente. El cooperativismo es la orientación natural del obrero.

 

 

 

 

Ante delegados del Comité Confederal de la Confederación General del Trabajo. 9 de agosto, “Año del Libertador General San Martín”, 1950.

 

En el Estado Justicialista el sindicalismo ha dejado de ser una organización exclusivamente para la lucha para pasar a ser una organización que defiende los intereses profesionales.

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Es mucha la labor de elevación de su nivel cultural y social y de carácter cooperativo que pueden efectuar los sindicatos, abriéndose interesantísimas perspectivas en ese aspecto para que puedan hacerse grandes organizaciones cooperativas.

 

1951

 

Ante cooperativistas agrarios de la provincia de Buenos Aries.  Julio 13 de 1951.

 

Ustedes saben que el nacimiento de este tipo de cooperativas ha sido, indudablemente, apoyado por el gobierno.

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Nosotros hemos creado el clima. Así como es inútil que ustedes siembren en una tierra que no produce, era inútil el cooperativismo en la tierra del capitalismo que no da, no produce ni marginalmente siquiera. De manera que nosotros hemos tratado de crear el medio de cultivo necesario para que las cooperativas puedan progresar y afirmarse.

***

El día que las cooperativas puedan hacer todo el trabajo, ¿qué más queremos nosotros?

***

La organización de la cooperativa de producción es una cuestión fundamental en la organización de la colectividad campesina. Ustedes tienen los medios para hacerlo. Hay que desarrollar ese espíritu social entre los agricultores para que todos sepan que la defensa de todos no la puede realizar cada uno por sí, sino que la deben realizar todos juntos.

***

La organización campesina debe estar hecha a base de la cooperativa. Cooperativa que ustedes mismos manejen.

***

Que llegue un día en que ustedes mismos puedan comercializar sus cosechas, o sus materias primas, o sus mercancías aquí y en el exterior. Para eso hay que organizarse. Que llegue el día en que ustedes puedan hacer la industrialización y exportación de sus productos.

***

Si ustedes lo hacen solos, yo no tengo por qué tener una organización enorme como tenemos para poder servir al pueblo. El I.A.P.I., señores, es una organización que fácilmente podrá ser reemplazada, porque los sueldos de los empleados los paga el presupuesto, no los pagan ustedes. Es una organización que cuesta muchos millones de pesos, y esos millones no los paga nadie, no se recargan sobre las mercaderías de venta.

***

Lo que se descuenta de las mercaderías es para ir formando un seguro para que, en el futuro, venga mal o venga bien la cosecha, se tenga ese seguro que permitirá afrontar las crisis o malas cosechas.

***

Pero si algún día las cooperativas pueden hacer una cosa mejor y más barata que eso, yo les entrego a las cooperativas para que ellas hagan la industrialización y comercialización por su cuenta. Para nosotros es mucho mejor, porque representan 10 ó 12 millones de pesos en el presupuesto de cada año.

***

El Estado está en esa orientación de asegurarles el rendimiento de su trabajo.

***

Mi interés coincide con el de ustedes. La defensa que ustedes hacen con sus cooperativas la hago yo también desde aquí con los mercados.

***

Estamos viendo que hay que unificar todo y, sobre todo, ir haciendo que los propios agricultores manejen sus propias cooperativas.

***

Les agradezco todo ese trabajo que están haciendo por el bien de la agricultura y del país en cada una de las cooperativas, y les pido que transmitan estas palabras a los demás agricultores. Que nos crean que estamos trabajando de buena fe.

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Yo para no trabajar de buena fe no me quedo ni un minuto aquí, porque esto no es un lecho de rosas, como ustedes se imaginarán. Aquí hay que estar peleando todos los días, porque los problemas, señores, tienen solución, pero los que no tienen solución son los hombres.

***

Cuando ustedes estén organizados tendrán su destino en sus propias manos. Sin organización, el destino de ustedes estará en las manos de cualquiera, y no es prudente colocar el propio destino en las manos de otro. Yo prefiero tener mi destino en mi mano y no abrirla nunca para que no venga otro a manejarme.

 

1952

 

Discurso por radiotelefonía sobre el Plan Económico de 1952. Febrero 18 de 1952.

 

En el mundo actual y especialmente en nuestro país es menester que el pueblo tenga conciencia de que la solución de los problemas familiares no sólo ha de venir por las medidas estatales, sino que es necesaria una amplia colaboración popular y familiar. En este sentido, un 50% puede solucionar el gobierno con sus previsiones y disposiciones, pero un 25% ha de encontrarse cubierto por las obras mutualistas, cooperativistas, etc., que corresponde desarrollar a las organizaciones profesionales y de acción social, y un 25% ha de cubrirse con la organización familiar y la economía doméstica.

***

El equilibrio de la economía familiar hay que buscarlo en la adopción de medidas de diversos órdenes concurrentes al logro de la finalidad indicada:

  • Organizar el desenvolvimiento económico familiar sobre la base de consumir menos y producir más.
  • Intensificar la actividad sindical mejorando y extendiendo los beneficios sociales.
  • Mejorar salarios, aumentar la producción y rebajar costos.

***

La familia debe organizarse para ordenar su desenvolvimiento equilibrado. Para ello deben observar sus componentes una inflexible austeridad en el consumo y un esfuerzo decidido en producir.

Consumir menos. La regla debe ser:

Ahorrar, no derrochar.

Economizar en las compras, adquirir lo necesario, consumir lo imprescindible.

No derrochar alimentos que llenan cajones de basura.

No abusar en las compras.

Efectuar las compras donde los precios son menores, como cooperativas, mutuales y proveedurías gremiales o sociales.

***

La actividad gremial, dirigida al beneficio social de sus componentes, representa un 25% para el logro del equilibrio económico.

Cada gremio debe realizar una intensa acción de cooperativismo y mutualismo para satisfacer necesidades en las condiciones económicas.

El Estado apoyará el incremento de las cooperativas, mutualidades y proveedurías destinadas a lograr ventajas en los precios por compras directas en fábricas o fuentes de producción para ser vendidas económicamente al consumidor.

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Auspiciamos la organización cooperativa de los hombres de campo. Las cooperativas agrarias tendrán preferencia en todas las medidas que se adopten en relación con la producción y comercio agropecuarios.

 

Disertación dirigida a todo el país, por Radio del Estado, sobre ejecución y control del Plan Económico 1952. Marzo 5 de 1952.

 

El pueblo, por medio de sus organizaciones, es también responsable de llegar con la difusión a todos los lugares. En este sentido pido una inteligente y activa colaboración a la Confederación General del Trabajo y a todos los sindicatos; a la Confederación Económica Argentina y a todas las organizaciones dependientes de la producción, la industria y el comercio; a las cooperativas de la producción y sindicatos de obreros rurales; a las organizaciones profesionales, culturales, artísticas, políticas y a toda otra organización existente.

 

Mensaje al inaugurar el 86° período ordinario de sesiones del H. Congreso Nacional. Mayo 1° de 1952.

 

Subordinamos nuestra producción al consumo nacional, establecimos los precios de nuestra producción de acuerdo con la justicia que debíamos  a nuestros productores; instauramos una nueva política monetaria, convirtiendo el dinero en servicio público interno; hicimos la inversión absoluta de nuestro sistema crediticio, que ya no sirve al capital, sino a la economía del bienestar social; iniciamos la  distribución de la tierra; fomentamos la creación de centenares de cooperativas como unidades básicas justicialistas para la organización nacional de la producción, la industria y el comercio; nacionalizamos los servicios públicos; realizamos las 76.000 obras de nuestro primer Plan Quinquenal; limitamos a su realidad absoluta el monto de los servicios que remitía al exterior el capital extranjero, estableciendo y respetando su verdadera condición de extranjero; reformamos nuestro sistema impositivo y aduanero con sentido social; fijamos tipos de cambio acordes con las nuevas finalidades justicialistas de la economía, dirigiendo sus beneficios al pueblo que trabaja; mantuvimos la plena ocupación del país, etcétera.

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Las cooperativas agrarias has merecido nuestro total apoyo, como que ellas son, en la economía social de la doctrina peronista, unidades de acción económica que realizan el acceso de los hombres que trabajan a la posesión total de instrumento y del fruto de su esfuerzo.

La ayuda crediticia a las cooperativas alcanzó en el quinquenio a la suma de 1.000 millones de pesos y va en progresivo aumento.

Señalo como norma tendida hacia el futuro la de preferir en el crédito a las organizaciones cooperativas sobre las empresas de carácter individual.

Llegaremos progresivamente a dejar en manos de la organización cooperativa agraria todo el proceso económico de la producción.

No debe haber en el país un solo agricultor que no sea cooperativista, porque la organización cooperativa es al trabajador agrario lo que la organización sindical es al trabajador industrial, sin que signifique que la industria no pueda organizarse en forma cooperativa, porque es un ideal justicialista que todo proceso económico quede en manos de los “hombres que trabajan”, y el sistema  cooperativo tiende a ello.

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Los fracasos del cooperativismo, en tiempos de la economía capitalista, son explicables y perfectamente lógicos: una cooperativa, exponente perfecto de la economía social, no podía conciliar sus intereses ni podía enfrentarse con los monopolios del capitalismo. Ahora la economía social ampara y defiende a sus cooperativas y ellas tienen el campo abierto para una intensa y decidida acción cuyos límites están solamente determinados por la capacidad y el afán de sus organizadores y de sus componentes.

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Quiero declarar, no obstante, que así como no concibo un dirigente sindical capitalista, tampoco concibo una cooperativa de productores con mentalidad opuesta a la economía social justicialista.

Yo los señalo como infiltraciones peligrosas para el cooperativismo, que triunfará en la medida en que los separe de su seno como elementos de ruina y destrucción.

El cooperativismo agrario ha crecido extraordinariamente en los últimos cinco años, y ya se puede decir que el campo está representado en él. Más de 700 cooperativas agrarias van conformando un poderoso movimiento que agrupa a más de 200.000 afiliados.

Debo señalar y agradecer la adhesión casi unánime que el gobierno ha recibido oficial y públicamente de las entidades cooperativas como una prueba más de que el campo argentino apoya nuestra acción, a pesar del abandono en que lo tenemos, según la oposición.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Historia y Doctrina del Cooperativismo

 

 

El doctor Erico Emir Panzoni, desarrolló en su primera clase el tema: “Historia y Doctrina del Cooperativismo”, cuyo texto fue el siguiente:

 

  • Introducción.
  • Manifestaciones y solidaridad Precooperativas.
  • Precursores de la Cooperación Moderna: Plockboy; John Bellers; Roberto Owen; William King; Charles Fourier; Philippe Bouchez; Louis Blanc.
  • La Cooperativa de los Tejedores de Lancashire.
  • Los Principios del Cooperativismo. 1– Adhesión libre. 2– Control democrático. 3– Devolución de excedentes en proporción a su formación. 4– Interés limitado al capital. 5– Neutralidad política y religiosa. 6– Venta al contado. 7– Fomento de la Enseñanza.
  • Causas del Fracaso de Algunas Cooperativas: Desviaciones.

 

1) INTRODUCCIÓN

 

El cooperativismo que constituye el motivo de este curso, tiene por finalidad ayudar al hombre a satisfacer sus necesidades mediante  la acción coordinada de éste con sus semejantes. Es por eso importante analizar someramente lo que se entiende por necesidades y los elementos que utiliza el hombre para satisfacerlas. Para poder cumplir con su ciclo vital el ser humano, necesita obtener del medio exterior los elementos que permitirán a su organismo funcionar en condiciones fisiológicas, las únicas que hacen posible el desarrollo y el progreso de la especie, hasta llegar al cumplimiento de sus fines materiales, morales y espirituales. Las necesidades que experimenta el hombre son diversas, pero de todas ellas la que no puede dejar de cumplir es precisamente la de alimentarse, porque el alimento lleva al cuerpo la energía, que necesitan las múltiples células de sus diversos tejidos, para poder cumplir con las funciones que tienen asignadas en ese taller maravilloso que es el cuerpo del hombre, anatómica y fisiológicamente hablando. Si la necesidad de alimentarse no es satisfecha, en la medida correspondiente, todo empieza a andar mal y el déficit que éste provoca desembocará en un desequilibrio, que concluye en la muerte del individuo.

Esta necesidad de obtener un objeto determinado lleva al deseo de ese objeto y al esfuerzo consiguiente, que se conoce con el nombre de trabajo. El hombre primitivo tuvo como el actual la necesidad de alimentarse y también la de vestirse, pero el medio en el cual se desenvolvía su vida, la naturaleza, le brindaba en sus frutos y sus animales los alimentos y los vestidos. Se deduce entonces que el esfuerzo que tenían que realizar no era tan penoso, porque se limitaban a obtener del árbol o por la caza esos alimentos que les permitían el desenvolvimiento a sus actividades fisiológicas -y no intervenían para nada en el cultivo de esos árboles o en la cría de esos animales- todo lo cual implica un esfuerzo que en este caso ellos no realizaban. Su trabajo era mínimo. Lo mismo surge para con los vestidos, las obligaciones sociales no intervenían y todo se limitaba a cubrir su cuerpo para protegerse del clima en las regiones donde éste hacía necesario el uso de abrigos. Pero el hombre va progresando continuamente, merced a la evolución de su inteligencia que se traduce en nuevos descubrimientos que no hacen otra cosa que aumentar sus necesidades. El día que el hombre dejó de andar, empieza su vida sedentaria porque formó la familia, y la especie se multiplicó con mayor rapidez. Y surgen entonces nuevas necesidades y la marcha de los siglos lleva a la multiplicación del hombre y sus necesidades. Las nuevas condiciones de vida hacen inapropiadas las pieles que cubrían parte del cuerpo y la naturaleza deja de prodigarse al hombre que no se esfuerza por arrancar de ella los elementos vitales que le ha de brindar y a medida que van evolucionando sus costumbres, van aumentando las necesidades y se hace más penosa su existencia. La civilización de nuestro siglo veinte del que tan orgullosos estamos no es otra cosa que el cúmulo de necesidades del hombre a través de sus existencia. Pero no entremos en un terreno que pueda complicar esta introducción que debe ser sencilla ya que su propósito es iniciar el estudio de la doctrina cooperativista, para lo cual debemos tener nociones elementales de economía política, pero fundamentales del cooperativismo como doctrina moderna que se apresta a servir el hombre promoviendo una vida más justa y más humana, donde los valores morales y espirituales tengan un lugar preferente.

La multiplicación del hombre obliga a éste a producir más, merced al trabajo de la tierra en la siembra de las especies vegetales útiles. De allí surge el valor de la tierra y de sus productos y el deseo del hombre de aumentarlos en su propio beneficio. En ese momento nace también la injusticia que se traduce a pesar del progreso permanente, en la pobreza en que viven grandes sectores de la humanidad. Hombres que se aprovechan del trabajo de sus semejantes promoviendo las injusticias que se atemperan o agudizan según traten o no de hallarle solución mediante la asociación en comunidades de productores, de consumidores y de trabajadores en general.

Las asociaciones son de lo más diversas, con finalidades distintas, pero de manera especial nos vamos a referir a las sociedades cooperativas que constituyen lo corpóreo, es decir lo práctico, la realización de la doctrina cooperativista.

El cooperativismo que es un sistema económico-social con bases profundamente morales, tiene su mayor aliado en la educación y difusión de su historia, doctrina y todo aquello que ha ido configurando su personalidad, debiéndose afirmar que por el contrario la ignorancia es su mayor enemigo. Pero es evidente que para formar al hombre cooperativista se lo debe dotar de una cultura cooperativista que va a fructificar si reúne las condiciones que requiere este tipo social, es decir si posee en su espíritu desarrollado el sentido de la solidaridad. Esto que lo señalo al comenzar esta exposición no tiene otro fin que demostrar cuales son las condiciones que debe reunir el hombre para que tan nobles ideales de comprensión humana, de amor al prójimo, brinden los frutos que la humanidad espera con tantas ansias. Es una doctrina que si bien es cierto, tiene una base eminentemente económica con vistas a solucionas las necesidades que la vida impone al ser humano, está cargada de amor.

Esa es la diferencia fundamental que existe entre el cooperativismo y cualquiera de los otros sistemas desprovistos de valores espirituales y morales, donde el hombre y todo lo que se refiere al mismo no encierran un valor primario, y que por el contrario carentes de éstos, buscan en sus necesidades los medios para ponerlas a su exclusivo servicio, en un afán insaciable de lucro; enemigo declarado de la cooperación y al cual ésta se ha propuesto abolir.

Contribuyendo a ello, estaremos trabajando por un mundo mejor, lleno de paz, que no aleje para siempre del odio y toda otra manifestación negativa. Los dirigentes del movimiento cooperativo en nuestro país y en otros países se han preocupado a veces demasiado de la parte material de la cooperación y han restado importancia al aspecto espiritual pretendiendo ver en esto un lujo, y como tal innecesario para la marcha de estas instituciones y alimentaban sin sospecharlo con esta actitud al germen del fracaso, porque hay que decirlo y no quiero pecar por ello de teórico, que aquí no caben las improvisaciones, es decir que no puede pretenderse un cooperativismo sólido si quienes lo constituyen no tienen desarrollada una conciencia cooperativa y carecen del conocimiento que los guiará permanentemente, siendo necesario señalar el valor de la escuela en la preparación del futuro cooperador. Ya habremos de volver a esto oportunamente y comenzaré, porque es sumamente necesario, a tratar aquellas manifestaciones que han terminado por configurar el cooperativismo moderno tal como se lo practica y entiende en todos los países del mundo actualmente, con sus reglas, que constituyen los pilares, sobre los cuales descansa.

 

2) MANIFESTACIONES DE SOLIDARIDAD PRE-COOPERATIVAS

 

Hay autores que estudiando los orígenes de la cooperación se han remontado a épocas lejanas, creyendo ver su comienzo en ciertas comunidades y hasta a veces en ciertas actitudes que no son otra cosa que manifestaciones de solidaridad, que revelan la necesidad del hombre de vivir en sociedad, como medio de defensa. Así por ejemplo, si nos detenemos en la lectura de Historia de las Doctrinas Cooperativas, de Mladenatz, podremos observar lo expresado, Los babilonios han practicado el arriendo de tierras en común y su explotación colectiva. Las comunidades agrarias alemanas desde épocas remotas han realizado trabajos en común, orientados hacia la solución de determinados fines, como ser la irrigación, construcción de diques y explotación forestal como es el talado de bosques, poseyendo además aserraderos colectivos.

Suiza, Francia, Italia, muestran sociedades lecheras cuyos orígenes se remontan a la edad media para la industrialización de la leche, que era transformada en quesos, los cuales se repartían en proporción a la materia prima aportada. Algo parecido ocurre en la actualidad con las campesinas del Erivan donde llevados por el propósito de ahorrar combustible y hacer posible la transformación de la leche en queso se han formado especies de cooperativas. Serían éstos esbozos de producción cooperativa.

Otras etapas diríamos así del cooperativismo de producción, la constituyen la zadruga servia, así como también el mir ruso y en época más reciente el artel que toma trabajos para realizarlos en común. Sería esta institución antecesora lejana de las cooperativas de trabajo. Brentano considera que los ágapes de los primeros cristianos constituyen formas primitivas de consumo cooperativo y así si seguimos estudiando vamos a encontrar infinitas formas de asociaciones tendientes a solucionar problemas comunes o realizar actos comunes, pero que sirven desde el punto de vista de este estudio para demostrar y enseñar en ellas simples manifestaciones de solidaridad que es un sentimiento que ha acompañado al hombre desde épocas remotas, muy necesarias por cierto para la conquista del sistema económico-social que nos ocupa, pero que evidentemente nada tienen que ver con el mismo ya que éste constituye un fenómeno reciente, concreto al existir una causa que lo genera y reglas determinadas que se crearon buscando una solución a esas causas.

El capitalismo moderno engendrado por la llamada revolución industrial da origen al cooperativismo, el cual fue creado con el noble propósito de humanizar el capital, abolir el lucro mediante el self-help (ayuda a sí mismo) en la unión con las demás personas que tienen problemas semejantes y aspiran a idénticas soluciones.

Pero antes de entrar en la historia de la cooperación moderna, debemos considerar en qué medida contribuyeron a ella los pensadores que por esto han sido considerados como los precursores verdaderos reformadores, que en su propósito de aliviar los males de la sociedad fueron allanando el camino de la cooperación.

 

3) PRECURSORES DE LA COOPERACIÓN MODERNA

 

Entre ellos nos vamos a referir a P.C. Plockhoy, Bellers, Owen, King, Fourier, Blanc y Bouchez, haciendo resaltar lo más saliente de su pensamiento y su obra dado el propósito de esta clase y siempre que importen conceptos que permitan dar una idea panorámica a todos aquellos que comienzan a estudiar el cooperativismo.

PLOCKHOY, publicó en 1659 en Inglaterra un panfleto que tituló: Ensayo sobre un procedimiento que haga dichosos a los pobres de esta nación y a los de otros pueblos”, consistentes en reunir a cierto número de hombres competentes en una reducida asociación económica, y pueda sin necesidad de recurrir a la fuerza ser empleado en la clase de trabajo para la cual sea más apto. Medio de librar a esta nación y también a las demás, no sólo de los vagos y de los malvados, sino también de las personas que han buscado y encontrado la manera de vivir a expensas del trabajo de los demás.

Como anexo, publícase una invitación para afiliarse a esta asociación o pequeña república. Vemos que el título constituye de por sí una definición, quería la abolición de la explotación del hombre por el hombre. Se constituiría la sociedad con los aportes de cada uno de sus miembros, pero no se le reconocían intereses, respetándose en todos los casos la propiedad privada y el derecho a la herencia.

En ingreso y el egreso eran libres, pudiendo hacerlo el interesado cuando así lo estimase. Los socios debían trabajar seis horas por día y los obreros o empleados doce horas, tratando de promover un intercambio de tareas entre los que habitan en la ciudad y el campo.

JOHN BELLERS pertenecía a una secta religiosa de puritanos ingleses y publicó en 1695 un trabajo que tituló “Proposiciones para la creación de una asociación de trabajo de todas las industrias útiles y de la agricultura”. Eran estas colonias cooperativas de trabajo que debían producir en primer término para satisfacer las necesidades de los socios, vendiéndose los sobrantes cuyo producido iba a fortalecer las finanzas sociales. Para Bellers lo fundamental es el trabajo, más aún que el capital, y era justamente a lo que concedía mayor importancia. Consideraba necesario a los comerciantes como elementos de la distribución pero si su número aumentaba los estimaba un peligro para el país.

Así sintetiza Mlandenatz, la contribución de estos dos autores a la concepción cooperativa contemporánea:

  • Coincidían en la idea de la propia ayuda.
  • Veían la realización de esa propia ayuda en asociaciones económicas.
  • La estructura democrática de esas sociedades, puesto que todos los socios podían intervenir en la dirección de la sociedad y en su administración.
  • Pensaban en la necesidad de suprimir el intermediario, que en realidad no presta una utilidad activa en la vida económica.
  • En el valor de las relaciones entre las producción y el consumo.

ROBERTO OWEN: Ha sido considerado como el padre de la cooperación inglesa y se caracterizó por el amor hacia los semejantes y en forma especial hacia los obreros a quienes dirigió su pensamiento y su acción. De clara inteligencia, a los 21 años de edad era socio de una gran empresa industrial. Ese contacto con los obreros le permitió ver el grado de miseria en que vivían y se dio a la tarea de forjar planes conducentes a mejorar las condiciones de vida que reinaban en las fábricas de entonces, donde la jornada de trabajo duraba 17 horas, en su establecimiento la redujo a 10 horas y aumentó los salarios. Pero la solución del problema social la entrevió en la creación de comunidades basadas en la propiedad colectiva que debían producir por sí, todo lo que sus socios necesitaban para vivir -no había gobernantes y todos serían iguales económica y políticamente- su primer intento en NewSanark tuvo resultados alentadores pero luego organizó otras colonias similares que fracasaron.

Fue quien dio a la masa trabajadora esta simple fórmula “La competencia debe ser reemplazada por la cooperación”. Pero lo más importante de sus pensamientos consistió en señalar el lucro o ganancia como una de las causas generadoras de los males que vive la sociedad.

Esa y otras medidas constituyen la obra se este precursor del cooperativismo, pero su defecto capital fue no darle al principio de la propia ayuda todo su valor. Su acción no se continuó, pero dejó discípulos, algunos de las cuales formaron la Cooperativa Rochdale.

WIILLIAM KING: Otro de los precursores fue un hombre que perteneció a la clase media, pero profundamente cristiano, quiso ver realizado el precepto que nos enseña a amar al prójimo como a sí mismo. Creyó además, como otros reformadores en la propia ayuda, al extremo que basaba la suerte de las sociedades que él creó en esta idea. Su teoría es en el fondo la organización del trabajo para beneficiar sólo a quienes lo suministran y libertarse así de su dependencia del capital.

CHARLES FOURIER: francés, estimaba que la solución del problema social vendría de la organización de los  obreros en sociedades que llamó falangsterios que organizarían la vida en común. La sociedad se fundaría con capital aportado no por los socios, si no que se obtendría al mismo por otros medios, pero, no llegó el filántropo que pondría el dinero para organizar estas falanges. Es que evidentemente la razón ha estado de parte de aquellos que estimaron la propia ayuda como el medio fundamental para la subsistencia de estas organizaciones de tipo colectivo y veremos más adelante que es adoptada por los realizadores.

Sus discípulos se esparcieron y con ellos sus ideas pero nunca llegó a tener otro mérito que el de haber contribuido en parte también a las nuevas ideas de agrupaciones de carácter social, tan en boga como consecuencia de los males que afligen al hombre por la acción del capital que busca el beneficio, sin importarle mejorar las condiciones de vida humana, aspiración de todos los pensadores y luchadores que hemos mencionado.

PHILIPPE BOUCHEZ: Discípulo de Saint Simón creía en la transformación social de los hombres dentro del un sistema cuyo lema era “a cada uno según su capacidad y a cada capacidad según sus obras”, considerando injusto cualquier ingreso que no provenía del trabajo.

En Bouchez volvemos a encontrar la idea de la propia ayuda y no creía en la filantropía, sino en lo que el propio obrero podía darse.

Él propugnaba la unión de los obreros de un mismo gremio quienes organizarían una empresa para tomar trabajo en común y evitar a los empresarios, que son lo que se quedan con los beneficios. Durante el año todos los socios estaban sujetos a un  salario pero al finalizar el año se repartían el 80% del excedente neto de la sociedad a prorrata entre ellos quedando el 20 % restante para formar el capital social.

LOUIS BLANC: El hombre que mayor influencia ha dejado en la clase obrera de Francia, consideró de gran valor a las cooperativas de producción.

Fue agitador popular y sus ideas en sus lineamientos en nada se apartan de las de Fourier, Bouchez y Saint Simon, pero fue directamente a los obreros de la gran industria que eran los que mejor podrían comprender sus ideas.

Resumiendo la labor de estos pensadores que son verdaderos precursores del cooperativismo como sistema económico-social, podemos decir que sin soñarlo siquiera habrían de ver coronadas parcialmente sus ideas en la cooperativa que fundaron los pioneros de Rochdale, de la que enseguida nos vamos a ocupar para terminar así con la primera parte de esta exposición; la historia del cooperativismo moderno que al decir de algunos autores tiene un prehistoria, criterio éste que no es compartido por muchos. Reconozco el gran valor de la etapa señalada por los autores mencionados, y considero justo que se los haya calificado de precursores, ya que sin proponerse llegar a la cooperativa del condado de Lancaster contribuyeron indirectamente a su fundación.

Veamos cual es esta contribución extractando nuevamente a Mladenatz.

  • Idéntica idea de asociación, en busca de una meta común, apelando a la solidaridad.
  • Parte de la idea de organizar los intereses del trabajo.
  • Debe realizarse por propia iniciativa self-help de los ingleses (ayuda propia).
  • En estas sociedades la función del capital es de subordinación a los intereses de los hombres quienes se sirven de él para eliminar el provecho.

Estos son los elementos que han utilizado los realizadores, que es el nombre con que se los distingue a sus fundadores, de la primera cooperativa para crear su doctrina, experimento social de gran valor como lo señala Claudio JANNET, cuando dice “que es el único experimento social del siglo pasado que ha tenido éxito”, y ahora pasemos al escenario donde hace su aparición la primera cooperativa.

 

LA COOPERATIVA DE LOS TEJDORES DE LANCASHIRE

 

Estaba situada en Rochdale, condado de Lancaster, región industrial y próspera por los tejidos que allí se producían, contrastando ésta con la situación de los obreros, quienes solicitaron mejoras en salarios, pero después de reiterados pedidos quedó todo en la nada por lo cual su poder adquisitivo continuaría siendo tan reducido como antes. Y nace entonces el propósito de mejorar sus condiciones económicas con arma nueva para todos los hombres ansiosos de paz; ella fue la idea cooperativa.

La acción decidida de 28 de estos tejedores, “viejos tejedores” como se les llamó irónicamente, se encaminó a la formación de una sociedad que a poco de empezar reunió la exigua suma de 28 libras, con las cuales se proponían realizar los siguientes objetos según consta en sus estatutos y que son estos:

“La sociedad tiene por finalidad y objeto realizar un beneficio pecuniario y mejorar las condiciones domésticas y sociales de sus miembros mediante el ahorro de un capital integrado por acciones de una libra esterlina a fin de llevar a la práctica los siguientes planes:

“Abrir un almacén para la venta de provisiones, ropas, etc.”.

“Comprar o construir un cierto número de casas destinadas a los miembros que deseen ayudarse mutuamente para mejorar sus condiciones domésticas y sociales”.

“Iniciar la fabricación de los artículos que la sociedad estimare conveniente para proporcionar trabajo a los miembros que estuvieran desocupados o sujetos a repetidas reducciones de sus salarios”.

La sociedad comprará o adquirirá tierras que serán cultivadas por los socios desocupados o cuyo trabajo fuera mal remunerado. Tan pronto como sea posible, la sociedad procederá a organizar las fuerzas de la producción, de la distribución, de la educación y de su propio gobierno, o en otros términos establecerá una colonia indígena que se bastará a sí misma y en la cual los intereses estarán unidos.

La Sociedad ayudará a otras sociedades cooperativas a constituir colonias similares.

“A fin de propagar la sobriedad, la sociedad establecerá tan pronto como sea posible un salón de templanza”.

Dice el historiador de los pioneros de Rochdale que “la mayor dificultad es la de obtener los medios de acción”, esto es el dinero necesario que pueda permitir a la sociedad cumplir los fines propuestos en beneficio de sus socios y ellos lo sabían muy bien y tanto que a pesar de hallarse diseminados por toda la ciudad, las personas encargadas de cobrar las cuotas a los consocios tenían que recorrerla en toda su extensión, sin desmayos, con la resignación de quien tiene una fe tan profunda en el ideal que sustenta que nada puede contra su voluntad, ni aún los mayores sacrificios. Los primeros tiempos fueron como es lógico sumamente difíciles, no sólo por la falta de recursos sino también por falta de capacidad, de organización y de sentido comercial, todo lo cual se fue adquiriendo no sin haber experimentado sinsabores y críticas, pero –y aquí debemos pensar que fue así porque Dios quiso dar a la humanidad un medio de mucho valor para su defensa. De otra forma no se explica que en una sociedad individualista desde muchos siglos antes, se pudieran encontrar en una organización nueva gente de tan escasos medios pero de tanta prudencia y voluntad para soportar tantos esfuerzos.

Cuán equivocados están aquellos que llegan a una cooperativa y si no encuentran de inmediato el beneficio que imaginaron se retiran o protestan contribuyendo a beneficiar a los muchos enemigos de la cooperación.

Esta es la causa por la cual destaco siempre el valor de la historia y la doctrina cooperativa, las que deben ser para los buenos cooperativistas su catecismo.

Los precios no siempre fueron lo bajo que se esperó, ni tampoco la calidad fue siempre la mejor, mas supieron disimular estos inconvenientes porque no era posible servir de otro modo desde la difícil situación en que los colocaba la falta de capital unas veces y la incompetencia comercial de sus dirigentes otras.

Pero ellos sabían que no existía mala voluntad, que todo se superaría y la buena calidad y el precio justo llegarían como también la medida exacta, porque estas son las normas que rigen en el comercio honesto, y porque ellos eran cooperadores sinceros, y a pesar de la distancia que tenían que recorrer para adquirir sus artículos en la cooperativa lo hacían gustosos ya que sabían que sus esfuerzos darían resultados inesperados para muchos. Cuán simple parece esto dicho así y sin embargo cuánto valor encierra.

He tenido oportunidad de hablar con dirigentes de cooperativas que expresan con pena la falta de colaboración de los socios para con la cooperativa y he pensado también cuán imperioso es poner esta gente en contacto con la historia de los pioneros de Rochdale, Alexander Campbell, fue quien descubrió el principio de la distribución de utilidades, pero la cooperativa de Rochdale la que demostró el gran valor de este principio, correspondiéndole el honor esta vez a Charles Howarth quien abogó y convenció a sus compañeros sobre la importancia de aplicar este principio en la incipiente sociedad. Su valor permitió evitar las quiebras que habían sufrido antes las cooperativas por falta de recursos, al no ser necesario colocar los productos a precios de costo, como siempre se pretendió, ya que lo que se cobraba de más volvía al término del ejercicio a quien había contribuido a su formación.

De esta manera se llegó a contar con recursos para hacer frente a la administración y se evitaron nuevos desastres que tanto dañan al sembrar el desconcierto entre los cooperadores, acrecentándose por otro lado el capital social, lo que no puede ocurrir nunca con el sistema de venta al precio de costo.

William Chambers expresó que sin el principio de la acumulación de utilidades la cooperación no es más que una cosa “insignificante”.

 

LOS PRINCIPIOS DEL  COOPERATIVISMO

 

La Alianza Cooperativa Internacional ha concretado los principios o reglas de oro del cooperativismo en el Congreso celebrado en París en el año 1937 de la forma siguiente:

1° Adhesión libre.

2° Control democrático.

3° Devolución de excedentes en proporción a su formación.

4° Interés limitado al capital.

5° Neutralidad política y religiosa.

6° Venta al contado.

7° Fomento de la Enseñanza.

 

Poseen estos principios la gran virtud de sintetizar las condiciones que hacen de una sociedad tan heterogénea por su constitución, un órgano firme que ha sorprendido a todos por el progreso alcanzado.

Cuando se tiene oportunidad de hablar acerca de los comienzos de las cooperativas con sus socios fundadores, todos nos hablan de las dificultades que han tenido que atravesar pero lo hacen con cariño, mayor cuanto más próspera es la sociedad que los enorgullece.

Se da el caso de sectores importantes de productores que tienen conocimiento de los fundamentos cooperativos y están seguros que por su aplicación pueden mejorar su situación económica, evitando su explotación de los intermediarios, pero encuentran en otros productores sus más enconados adversarios precisamente por desconocimiento y no pueden concretar su liberación.

Del análisis de los principios surge que:

  • ADHESIÓN LIBRE: tiene por objeto establecer que la Sociedad Cooperativa debe ser una conjunción de voluntades conscientes, porque sólo así puede cumplir con sus finalidades. De nada vale una cooperativa numerosa si quienes forman parte de ella no están convencidos de su valor en la defensa de sus intereses y en el mejoramiento social.
  • EL CONTROL DEMOCRATICO: se realiza dando a cada socio derecho a un solo voto. Esto no permite los privilegios, que si son irritantes en toda actividad humana, en la sociedad cooperativa están totalmente fuera de lugar, porque la idea de solidaridad es la que domina a todos los integrantes, quienes actúan en beneficio de intereses comunes y no a los de grupos, que fatalmente llevan al fracaso por el descrédito y las divisiones internas. Es muy importante que siempre los socios ejerzan este derecho.
  • LA DISTRIBUCIÓN DE LOS EXCEDENTES SE REALIZA EN PROPORCIÓN A LAS COMPRAS REALIZADAS: porque la cooperativa procura eliminar el lucro. En ella se establece por este principio que los excedentes, acumulados al término del ejercicio social han de volver a los socios, que con su consumo, su producción o su trabajo, según sea el tipo de cooperativa, han contribuido a formarlo. Esta distribución es proporcional a las operaciones realizadas, cumpliéndose aquello que dice: Los beneficios a quienes lo formaron.
  • LA NEUTRALIDAD POLÍTICA, RELIGIOSA Y RACIAL: siendo los propósitos de la cooperación altamente humanos no pueden buscar la selección, ideológica o racial de los hombres que la forman y por sobre ellas busca la unión de todos en el mutuo respeto.
  • El Capital de toda cooperativa se forma con el dinero de sus asociados, quienes adquieren tantas acciones como deseen, las que al término de cada ejercicio reciben un INTERÉS LIMITADO que no excede el establecido por los bancos oficiales. En las sociedades capitalistas las acciones reciben los dividendos, es decir reciben los beneficios de la empresa, lo cual no ocurre en las cooperativas.
  • LAS VENTAS DEBEN SER AL CONTADO: Se quiere evitar que los buenos asociados tengan que pagar las cuentas de los malos socios, porque no es justo que nadie cargue con los gastos de otros. Además tiene una función altamente moralizadora al tratar de acostumbrar a las personas a que adecuen sus gastos a sus ingresos, mediante una inteligente distribución de su salario.
  • EL DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN: es fundamental en la sociedad cooperativa, tanto que se puede asegurar que sin educación no es posible el progreso de la cooperación.

Desde los primeros tiempos los cooperativistas se han preocupado por la educación destinando el 2% de los excedentes anuales para dicho fondo. Los estatutos sociales de casi todas las cooperativas lo establecen.

Para el éxito del cooperativismo, es muy importante observar fielmente sus principios, de allí que su difusión sea una consigna para todos los que actúan en sus filas.

No hay que olvidar que ellos han asegurado el éxito de la cooperación.

 

CAUSAS DEL FRACASO DE ALGUNAS COOPERATIVAS; DESVIACIONES:

 

Hemos visto que la sociedad cooperativa es un organismo sumamente delicado cuyo éxito o fracaso depende del interés que ponen sus asociados en su desarrollo. Generalmente los asociados carecen de los conocimientos comerciales necesarios para adquirir los artículos que han de consumir o para vender los productos obtenidos merced a su esfuerzo.

Para ello, designan a la persona que habrá de reemplazarlos en estas tareas, el gerente quien en lo sucesivo será el elemento decisivo en la vida de la cooperativa. Si es honrado y capaz para las tareas que ha de desempeñar, el triunfo está descontado. No siempre los gerentes son honrados y capaces y no son pocas las cooperativas que han tenido que cerrar sus puertas por causa de una mala administración. Es por eso que deben los socios por intermedio de sus organismos, Consejo de Administración, Asambleas y Síndico, vigilar su marcha permanentemente. La indiferencia de los socios es otro de los grandes males de las cooperativas y para ello el único remedio es la educación cooperativista. La colaboración está en ejercer el control contable por intermedio de inspectores, que recorriéndolas periódicamente, no sólo vigilarán su funcionamiento, sino que también asesorarán a los organismos directrices para ir formando un sentido de la responsabilidad, que no se tiene por ignorancia de los elementos básicos para una buena administración. Actualmente la Dirección de Cooperativas dependientes del Ministerio de Industria y Comercio de la Nación, ejerce ese control, pero lamentablemente el número de inspectores es escaso. Algunas provincias atentas al momento cooperativista argentino, tienen organismos que fomentan en una u otra forma el cooperativismo, pudiendo servir mejor si se les autorizara al control contable permanente.

La falta de capital es otro de los grandes males de las cooperativas.

Muchas son las actividades que desarrollan las cooperativas, para las cuales se requiere poseer un capital, que les permita una evolución constante. Su falta conspira contra los auténticos intereses populares. Así, por ejemplo, no es difícil ver a una cooperativa de agricultores llegar por sus autoridades, hasta las oficinas de un Banco a solicitar un crédito para la instalación de elevadores, fábricas, transportes, etc. Sin los cuales no puede ejercer una auténtica función de defensa a sus intereses. Pero ocurre muy a menudo que aquellos asociados que tanto necesitan del crédito, poseen en esos mismos bancos el dinero que habrá de ayudarlos, si lo ponen a su servicio depositados en caja de ahorro y sirviendo a veces a las empresas capitalistas, que lo utilizan para lucrar a expensas del pueblo. Esto es consecuencia de la falta de confianza y también de la poca seguridad y capacidad en el manejo de los intereses colectivos demostrados por muchas cooperativas.

Esta etapa debe ser superada con urgencia. Para ello nada tan serio como la formación cultural de los cooperativistas. Antes de dejar este aspecto tan importante del tema que nos ocupa, señalaremos las desviaciones a que puede dar lugar el desconocimiento de su doctrina. Dijimos que tiene el propósito de abolir el lucro, el beneficio del comerciante, del intermediario por el autoservicio, o ayuda mutua, entre sus asociados. Justamente por eso es que no podemos contemplar, sin que surja de inmediato el análisis, a las cooperativas de comerciantes, las que constituyen evidentemente una desviación que es necesario combatir. No es el propósito destacar el sector del comercio, a que no referimos, pero sí debemos tener presente que estas sociedades así constituidas se proponen defender los intereses de grupos, que busca abolir el cooperativismo.

 

Bibliografía

 

1) Mladenatz, Gromosiav: “Historia de las Doctrinas Cooperativas”, 2) Gide, Charles: “Curso de Economía Politica”, 3) Holyoake, George Jacob: “Historia de los Pioners de Rochdale”, 4) Frola, Francisco: “La Cooperación Libre”, 5) Del Río, Jorge: “El Cooperativismo en el Segundo Plan Quinquenal”, 6) Moirano, Armando A.: “Introducción a un Curso de Cooperativismo”, 7) Bottini, Emilio B.: “Cartilla Cooperativa”, 8) Primer Curso de Cooperativismo Agrario. Publicación Ministerio de Asuntos Agrarios. Eva Perón Rep. Argent. 1953.

 

 

Realizaciones Cooperativas

 

 

Sobre el tema “Realizaciones Cooperativas” versó la segunda clase ofrecida por el Dr. Erico Emir Panzoni, siendo el texto de la misma el siguiente:

 

INTRODUCCIÓN

 

Ya hemos visto en la clase anterior cuál fue el origen de la doctrina cooperativa y quiénes fueron sus realizadores. Hoy vamos a estudiar las distintas clases de sociedades cooperativas nacidas al calor de esa doctrina y los servicios que prestan a los hombres que se asocian a ellas, para solucionar en común los problemas que los afectan o prevenir aquéllos que pueden afectarlos en un futuro.

De acuerdo con ello y teniendo en cuenta el lugar donde se desarrollan sus actividades, ya sea el campo o la ciudad, podemos clasificar a las cooperativas, en urbanas y rurales.

Las urbanas más comunes son las de consumo, crédito, trabajo y edificación. Las rurales más comunes son las agrarias, tamberas, ganaderas, créditos, seguros y las que se proponen las transformación industrial de la producción de sus socios. El objeto de cada sociedad se halla establecido en el estatuto social, y señala la actividad para la cual ha sido creada la cooperativa.

 

COOPERATIVAS DE CONSUMO

 

Constituye el tipo de cooperativa más común en las ciudades, aunque entre nosotros no han alcanzado el impulso ni la difusión necesaria para hacer del movimiento de  los consumidores una gran fuerza, con vistas a mejorar las condiciones domésticas del pueblo todo. Es decir que no se ha logrado su generalización. Y a ello evidentemente ha contribuido el nivel económico de nuestro pueblo y su falta de cultura cooperativa.

En los medios pobremente desarrollados, los obreros o los consumidores en general, aisladamente, compran en condiciones desventajosas, pagando por los artículos que adquieren precios superiores a la calidad de aquéllos. No debemos olvidar que la primera cooperativa se propuso mejorar las condiciones de vida de sus asociados brindándoles mejor calidad a precios más reducidos y el peso exacto, normas éstas que constituyen la piedra angular en las aspiraciones del que acude a adquirir lo que necesita para satisfacer sus necesidades. Las cooperativas de consumo tienen por objeto: a) adquirir o producir por cuenta de la sociedad y distribuir entre los socios, artículos de consumo de uso personal y del hogar; b) fomentar entre los socios el espíritu de ayuda mutua en el orden económico social. Las cooperativas de consumo no tienen por otro lado los vicios del comercio ordinario ya que justamente se propone abolir el lucro, es decir, la ganancia o beneficio que es lo que se cobra de más para beneficiarse.

Ocurre a menudo que el intermediario comerciante, con el fin de acrecentar su beneficio, procede a adulterar su producto o bien éste no tiene el peso justo, Las cooperativas devuelven a los socios los excedentes que resultan al término de cada ejercicio en proporción a las compras realizadas.

Se deduce entonces que no tiene objeto en la cooperativa realizar fraudes adulterando la calidad o robando en el peso porque significaría engañarse a sí mismo.

Para asegurar su normal funcionamiento es muy importante observar fielmente el principio del pago al contado. Sus ventajas ya fueron señaladas en la conferencia primera. Los socios cooperativamente adquieren volúmenes importantes de alimentos y otros artículos, beneficiándose en la compra global por la que obtiene rebajas importantes.

En el caso de las cooperativas de consumo que producen los artículos que luego serán adquiridos por sus socios, los precios son sin lugar a dudas más bajos. Un ejemplo clásico de la producción por el consumo, nos brindan las cooperativas inglesas al por mayor, las que han adquirido hectáreas en Ceylán donde tienen sus propias plantaciones de té.

Otro ejemplo nos da Suecia -país donde el cooperativismo abarca casi todos los sectores de su economía- cuando instala la fábrica de lámparas eléctricas que derrumba el trust internacional “Phoebus”. Los precios de los artículos en las cooperativas de consumo deben ser los corrientes de plaza. No hay que olvidar que es una sociedad que se propone la defensa por la auto ayuda y no como muchos creen una organización que va a competir con el comercio corriente. Entrar en este terreno significa iniciar el camino del fracaso.

 

COOPERATIVAS DE CREDITO

 

El objeto de esta sociedad es acordar crédito a sus asociados. Schulze-Delitzsch fue el fundador de las primeras cooperativas urbanas de crédito, también conocidas con el nombre de Bancos Populares, en Alemania en el año 1850 y operaba sobre la base de la responsabilidad ilimitada de los socios.

La necesidad del crédito hace con frecuencia que los trabajadores de las ciudades caigan en manos de los usureros, quienes exigen en concepto de interés sumas tan grandes que al poco tiempo éstas superan a la cantidad prestada. La necesidad de crédito es difícil de prever, ya que generalmente se debe a causas de fuerza mayor como ser enfermedades, adquisición de muebles, fallecimientos, reparar o construir las viviendas, enviar hijos a la escuela o adquirir ropas con urgencia, etc. A veces se presenta su adquisición con aspectos engañadores, por lo fácil de su obtención, y los espíritus pocos prevenidos caen fácilmente en la telaraña tejida por los profesionales del dolor ajeno. Un ejemplo -que he tomado de una publicación, “Las cooperativas y la educación fundamental”- nos va a ilustrar al respecto: “Un ama de casa fue inducida por una de sus amigas a tomar un préstamo de 50 dólares que le facilitó un prestamista ilegal a un interés convenido del 20 % semanal”. “Como al cabo de la primera semana la deudora no estaba en condiciones de reintegrar la cantidad tomada, la deuda ascendió a 60 dólares que al final de la segunda semana se convirtieron en 72 dólares”. “Ello no pareció inquietar al prestamista, quien animó todavía a su cliente a tomar prestada otra cantidad”. “Pero cuando la deuda fue creciendo, el acreedor empezó a hacer presión para el pago”. “Desesperada la deudora se lanzó a buscar dinero, retiró ilegalmente cantidades de la cuenta de ahorro de un familiar y falsificó certificados postales de su madre por valor de 2.500 dólares”. “Pero los intereses crecían más de prisa de lo que a ella, le era posible conseguir fondos”. “Al cabo de 2 años había pagado un total de 4.395 dólares por una cantidad de 250 dólares tomados en préstamo, el que tenía aún sin reintegrar cuando fue detenida por la policía acusada de falsificación y confabulación”.

Este ejemplo, como vemos, nos ilustra con su elocuencia.

La solución del problema del crédito no es difícil de prever cuando el pueblo decide organizarse con forma de cooperativa. Fue Alfonso Desjardins uno de los hombres a quien más se debe la expansión de las cajas de créditos urbanas. Mediante una legislación adecuada se extendió rápidamente en los Estados Unidos. Sus propósitos son: a) fomentar el horro entre sus miembros ofreciéndoles un medio seguro, conveniente y atractivo de inversión al capital; b) trata de eliminar la usura y la opresión, permitiendo a sus miembros tomar dinero prestado para fines que se consideren legítimos; c) instruye a los socios en métodos mercantiles y manejo de capitales para desarrollar el sentido de la responsabilidad y mostrarles el valor de la cooperación. Estas sociedades difícilmente corren el peligro de no recibir el dinero cedido en préstamo, ya que los socios se conocen muy bien entre ellos y antes de conceder un préstamo se le estudia y se tiene en cuenta muy especialmente las posibilidades del socio peticionante y la razón del préstamo. Esta clase de sociedad cooperativa juega un gran papel en la ecuación del hombre, y en forma muy especial contribuyen a su formación moral.

 

COOPERATIVAS DE TRABAJO

 

Las cooperativas de trabajo son prácticamente desconocidas en nuestro país. Se proponen suprimir el asalariado, mediante la eliminación del empresario. Están constituidas por trabajadores que organizan todas las actividades de una empresa distribuyéndose los beneficios de la misma en proporción al trabajo realizado. Donde mayor cantidad de adelantos tuvo esta clase de sociedad fue en Francia, y sus propagadores creyeron ver en ella la solución del problema social creado por la explotación del hombre por el hombre mismo. Pero lamentablemente no prosperaron de acuerdo con los deseos de estos sostenedores, siendo la falta de capital lo que más conspiró contra su éxito.

Las ventajas de orden moral que derivan de las cooperativas de trabajo son muy importantes y especialmente dignas de ser estimuladas. Allí el hombre que trabaja lo hace con la tranquilidad de saber que sus esfuerzos han de beneficiarlo a él y que estos beneficios serán mayores en la “medida que trabajen y prestigien a la organización de la cual forman parte”. Se aseguran también ocupación con carácter permanente, ya que al eliminar el lucro de las empresas capitalistas, hacen posible la contratación de sus servicios por parte de sectores modestos de población, como sería el caso de obreros de la construcción así organizados, contribuyendo de esta forma al advenimiento de una sociedad más feliz. En nuestro país estas cooperativas pueden jugar un papel de mucho valor en el momento actual, para ello habría que estimular su formación mediante el crédito necesario para la adquisición de las herramientas y capital que les permitan tomar empresas de cierta envergadura. Un paso más avanzado en este tipo de organización lo constituyen las cooperativas obreras de producción, donde los trabajos que se encaran son ya de mucha importancia por los capitales que se requieren y por la cantidad de gente que en ellas intervienen. Existen actualmente en el mundo 20.345 de estas cooperativas, con un total de 2.222.727 millones de socios, estando la mayoría en Europa. En América hay 1.178 siendo Méjico el país donde más se han desarrollado, con más de 1.000 cooperativas y 93.000 miembros.

COOPERATIVAS DE VIVIENDA

 

Constituye la vivienda, conjuntamente con la alimentación y el vestido, una de las necesidades primordiales del hombre. Su solución es un problema que en la mayoría de los países adquiere carácter nacional, y se presenta por los elevados costos insoluble a las personas de condición modesta que son quienes se ven más apremiadas, por alquileres alejados de sus posibilidades. Define el doctor del Río a la cooperativa de vivienda como la “asociación de personas que funciona de acuerdo a una organización democrática emanada de una igualdad de derechos y deberes que mediante la unión de los esfuerzos y ahorros procura vivienda para sus asociados”.

Constituye, como se deduce de la definición anterior, la mejor posibilidad para las personas que aspiran a la vivienda propia. Se siguen por lo general, dos procedimientos distintos para la organización de estas cooperativas. Uno es aquel por el cual la cooperativa construye para dar las casas en arrendamiento a largos plazos a los socios, perteneciendo siempre a la cooperativa, que en ningún momento pierde sus derechos sobre cada vivienda. La ventaja de este sistema radica en el hecho que los socios que las habitan pagan alquileres razonables al no perseguir la sociedad beneficio alguno. Otro tipo es aquel en el cual la cooperativa se propone construir viviendas para los asociados, pero al término de la construcción entrega cada departamento en propiedad al socio respectivo. La adquisición de las materiales en común permiten la reducción en los costos y la administración corre por cuenta de la cooperativa, que también contrata la mano de obra.

Los dos sistemas son interesantes, sobre todo como dije antes, en nuestro país, donde merced a las ventajas que se ofrecen a esta clase de organizaciones tienen mucho porvenir, pudiendo ser uno de los métodos capaces de solucionar el serio problema que constituye la vivienda propia o alquilada. Dentro de las cooperativas urbanas son las enumeradas las más comunes pero no las únicas.

 

COOPERATIVAS RURALES

 

Es nuestro medio agrario donde el cooperativismo ha progresado más y allí fue precisamente donde comenzó este movimiento en la República Argentina. El productor se va convenciendo cada día más que de nada vale adquirir la mejor semilla certificada, cuidar los sembrados con amor, esperar las lluvias con permanente preocupación, cosechar el mejor grano que es el producto de todos sus desvelos con la maquinaria más moderna, si cuando lo va a vender no obtiene el precio que realmente merece, capaz de permitirle ingresos para vivir como hombres que trabajan y producen; una vida con todos sus atractivos y en las condiciones más perfectas, tal como lo dicta la última palabra del progreso y la comodidad.

Tan importante es saber vender como producir, y justamente las cooperativas rurales en general cumplen con esa finalidad. Allí, mediante la solidaridad, es posible reemplazar a los intermediarios que se quedan con los beneficios sin sacrificio alguno.

En cada actividad del campo aparece la sociedad cooperativa dando una solución a los problemas que ésta tiene ya en el terreno de lo económico o de la técnica haciéndose posible obras que por su magnitud, están vedadas a cada productor en particular.

 

COOPERATIVAS AGRICOLAS

 

Tienen por objeto: “a) adquirir por cuenta de la sociedad y proveer a los socios o adquirir por cuenta de los socios, artículos de consumo, productos, instrumentos, maquinarias, repuestos, enseres, bolsas, hilos, etc. necesarios para las explotaciones agropecuarias y para el consumo de la familia de los socios y del personal empleado en la actividad o tarea a que se dedique cada asociado; b) vender los cereales y los demás productos, vegetales y animales de sus asociados; c) adquirir y arrendar campos para los socios; d) otorgar créditos a sus asociados para las operaciones inherentes a sus trabajos y concederles adelantos en dinero efectivo y a cuenta de productos entregados a la sociedad o sobre la cosecha a recoger; e) fomentar los hábitos de la economía y de la previsión, f) crear secciones de cuentas personales u otras que armonicen con los fines mencionados, g) establecer fábricas para la producción de abonos, maquinarias, semillas, bolsas y otros materiales necesarios para la industria agropecuaria y para la transformación de los productos de ésta; h) gestionar el establecimientos de bancos agrícolas; i) propender al mejoramiento de la industria agraria; j) solicitar de los poderes públicos composturas o arreglos de caminos y organizar consorcios camineros; k) instituir premios para estimular el mejoramiento de la industria agropecuaria, fomentar la celebración de exposiciones y la creación de semilleros cooperativos; l) propiciar la apertura de nuevos mercados en el extranjero y procurar el mejoramiento de la economía de los transportes; y m) dedicarse al estudio de la defensa de los intereses económicos agrarios.” La lectura de los objetivos anteriores que pertenecen al estatuto de una cooperativa agraria es en su amplitud toda una definición, de lo que puede realizar el agricultor, sumando su esfuerzo su voluntad y sus ahorros al bien común. Argentina, Canadá, Australia y Estados Unidos son los países donde el movimiento cooperativo agrario está más desarrollado.

La unión de los agricultores en cooperativas es el mejor medio de eliminar a las grandes empresas cerealistas que, dueñas de los elevadores, imponían sus condiciones.

A pesar de ello no han cesado de luchar contra estas organizaciones tomando esa lucha las formas más variadas.

El desconocimiento de los negocios y la propaganda interesada han hecho fracasar a muchas cooperativas en los primeros tiempos.

Los resortes del gobierno de la sociedad por no muy bien conocidos no fueron utilizados para asegurar el progreso de aquélla, quedando en manos de unos pocos que sí eran  buenos y de intenciones nobles no había problema, pero que en numerosos ejemplos que ilustran la evolución del movimiento cooperativo, torcieron su marcha en beneficio propio.

Esto constituye un peligro latente en la vida de las cooperativas.

 

COOPERATIVAS DE CRÉDITO RURAL

 

El crédito es una de las mayores necesidades del productor rural.

La primera cooperativa de crédito rural fue fundada en Alemania, por Federico Raiffeisens, en 1862, y tenía dos finalidades: por un lado proporcionar el crédito a sus asociados y por otro promover el ahorro.

Este tipo, con algunas variantes, es el que han seguido las cooperativas de crédito rural fundadas en todo el mundo.

Se lo ve muya menudo en los objetivos de las cooperativas de productores como una actividad complementaria pero no exclusiva, como ocurre en nuestro país.

Raiffeisens reunió su pensamiento en los siguientes principios:

  • Responsabilidad ilimitada mancomunada e individual de los socios.
  • Limitación del radio de acción de la actividad social.
  • Prestación voluntaria y gratuita para el desempeño de las funciones administrativas.
  • Reducidísimo valor de las acciones.
  • Exclusión de cualquier forma de dividendo e interés.
  • Constitución de capital social indivisible.
  • Concesión de créditos exclusivamente a los socios mediante constitución de sólidas garantías.

 

COOPERATIVAS DE SEGUROS RURALES

 

Tienen por finalidad: “a) indemnizar mediante el concurso mutuo de sus propios socios asegurados, el daño que ocasione el granizo en sus sembrados de cereales y oleaginosos en pie; b) crear otras acciones de seguros contra otros riesgos referentes a la industria agropecuaria; c) contratar reaseguros siempre que el Consejo de Administración lo estime necesario.”

Fue una cooperativa de seguros la primera que funcionó en el país, en el partido bonaerense de Pigüé, en el año 1898.

“El Progreso Agrícola” de  Pigüé, ese es su nombre, se mantiene aún en nuestros días. En la época de su aparición no existía en el país legislación cooperativa, pero a pesar de no llevar el nombre que distingue a estas sociedades por su espíritu y sus fines era una verdadera cooperativa.

  1. Rocca define el seguro como “la unión de personas, con el fin de precaver necesidades futuras mediante la acumulación de capital y transferencia de riesgos”. La diferencia que existe entre las cooperativas de seguros y las sociedades que se dedican al seguro radican en el vínculo social que une a los asegurados, lo cual no ocurre en las sociedades anónimas.

El Dr. Domingo Borea expresa: “No hay duda que en materia de previsión individual el seguro ocupa hoy el lugar más prominente y en el campo de la previsión social constituye la más sólida, eficaz y noble conquista de la humanidad en los tiempos modernos”.

Basta conocer la cantidad de riesgos a que está expuesta la producción agrícola en nuestro país, para darnos cuenta del valor que tiene el seguro. Entre ellas están las de carácter climático, como ser: sequías, granizos, heladas, etc.; las provocadas por los insectos como la langosta, isocas, lagarta, etc.; las enfermedades producidas por hongos o bacterias como el polvillo, carbón, pietin, etc. los animales dañinos considerados plagas de la agricultura; las malezas que invaden los sembrados destruyéndolos, y los incendios de campos. Las enfermedades infecto-contagiosas del ganado señalan la importancia que tiene para los ganaderos el seguro de sus animales. Esta última clase de seguros está muy difundida en algunos países de Europa.

 

COOPERATIVAS TAMBERAS

 

La principal finalidad de estas cooperativas según se desprende de sus estatutos sociales, es la elaboración de la producción de sus socios, en común. También algunas colocan la producción al estado natural en los grandes centros de consumo. A fin de asegurar los objetivos sociales instalan usinas y depósitos para la venta de su producción.

Se proponen además el mejoramiento de la industria lechera abarcando todo el proceso desde la elaboración, expendio y transporte, también procuran el mejoramiento de las condiciones higiénicas del producto. Asesorar a los tamberos asociados en la elección de los elementos y medio de trabajo y producción más adecuados; facilitar el mejoramiento del ganado y el control permanente de su producción, así como también cuidar el estado sanitario de los animales. El cooperativismo tambero en nuestro país constituye un movimiento serio y muy bien organizado. Córdoba y Santa Fe son el escenario donde se desarrollan en toda su grandeza. Allí funcionan cuatro Federaciones de cooperativas, las que poseen cuantiosos medios realizados con el esfuerzo de todos los tamberos asociados.

Poseen plantas industrializadoras propias y se dedican a la elaboración del producto de los socios, vendiendo luego éste dentro y fuera del país. El cooperativismo tambero de la Provincia de Buenos Aires, tiene sus más elevados exponentes en las cooperativas que abastecen a la Capital Federal y Gran Buenos Aires y existe allí una federación de cooperativas. El cooperativismo tambero tiene tres aspectos de gran importancia que vamos a señalar brevemente. Ellos son el económico, el técnico y social.

El económico es común en todas las cooperativas de productores agropecuarios. Por él se eliminan a aquellos intermediarios que reciben el producto y lo venden obteniendo por este simple hecho y sin mayores riesgos, grandes beneficios. Aquí, contrariamente a lo que puede ocurrir en otros sectores cooperativos, tienen un papel principal la industrialización del producto, para transformarlo en manteca, queso, caseína, etc. El técnico es aquel aspecto que permite llevar a las prácticas tamberas los progresos señalados por la ciencia como los más eficaces y que tienen por finalidad mejorar el producto, con el consiguiente progreso, tales como la adquisición de ganado específicamente lechero, alimentación racional, ordeñe en las mejores condiciones, etc.

Soluciona un problema social cuando su afán de asegurar el normal abastecimiento a una población, permite la llegada al consumo de un producto noble por sus condiciones de higiene y además libre de las falsificaciones tan comunes y antiguas en este alimento de primerísima necesidad.

 

COOPERATIVAS GANDERAS

 

Son cooperativas constituidas entre los ganaderos con el propósito de vender sus ganados en común o para industrializarlo en frigoríficos propios vendiendo luego a los consumidores que están fuera del país. Contrariamente a lo que hemos dicho antes de hablar del crédito rural -que los socios deben pertenecer a la misma región porque es fundamental el conocimiento de todos- en las cooperativas ganaderas deben agruparse los productores de extensas y distintas regiones por la magnitud de la empresa que se abarca.

En nuestro país que es uno de los mayores exportadores de ganado vacuno y ovino este sector del cooperativismo no se ha desarrollado, al extremo de poder afirmar que aún tenemos que empezar.

Es en Canadá y en los Estados Unidos donde el cooperativismo ganadero se ha desarrollado más ocupando en este último el tercer lugar entre las cooperativas agrarias, de venta. Es de esperar que los ganaderos en nuestro país se organicen en fecha no muy lejana en cooperativas. No debemos olvidar que el grueso de nuestra ganadería está integrado por productores considerados modestos, por la menor magnitud de sus explotaciones y que reúnen las condiciones propias para el desarrollo de este sistema económico social.

 

OTROS TIPOS DE COOPERTAVIAS

 

También han prosperado en el país cooperativas de fruticultores cuya finalidad es vender la producción de sus asociados en los mercados nacionales y extranjeros y propender al mejoramiento de la producción frutícola de los socios.

Las cooperativas hortícolas tienen funciones parecidas a las frutícolas.

Digna de mención por el progreso que han alcanzado son los cooperativas algodoneras en la provincia Presidente Perón, cuyos objetivos son fomentar este cultivo en fibra, e industrializando la fibra y la semilla.

Comercializar la producción en común es otro de sus propósitos. Atiende una sección de fomento de la producción algodonera mediante la selección de semillas en semilleros propios para ser distribuidas entre los asociados, e instituyendo premios estímulos a la mejor producción.

Las cooperativas yerbateras se proponen asegurar una mejor retribución al productor, para también permitir al consumidor un producto de calidad al vender la yerba mate libre de mezcla. También existen cooperativas vitivinícolas para vinificar la uva de los asociados y vender el vino así obtenido.

 

COOPERATIVAS SANITARIAS

 

Constituye un tipo de cooperativa que se ha desarrollado especialmente en los medios rurales de algunos países europeos y asiáticos, aportando una importante contribución a esas poblaciones. Actúan en el campo de la medicina preventiva, ya mediante la vacunación, o bien por la enseñanza de la higiene individual y colectiva. Han tenido éxito no sólo en el campo de la salud, sino también en el terreno de las posibilidades económicas, porque zonas antes insalubres afectadas por la malaria y otras enfermedades se han recuperado, convirtiéndose en lugares prósperos merced a la acción de esas cooperativas de sanidad.

En ciertos medios alejados de nuestro país tendrían estas cooperativas un papel muy importante a desempeñar, inclusive si la encaran en forma de sección o servicio.

 

DISTINTOS GRADOS DE LA COOPERACION

 

Es muy común oír hablar de cooperativas de primer grado, de segundo grado y también de tercer grado. Para aclarar dudas y eliminar los inconvenientes que pueden derivar de esta nomenclatura, vamos a explicar su significado.

Las cooperativas formadas por personas, que trabajan, consumen o producen en común y que actúan casi siempre en un radio de acción reducido, constituyen una célula del organismo cooperativo. Es una cooperativa de primer grado. El éxito de la idea cooperativa se transmite y contribuye a que otras personas imiten a los que organizados cooperativamente han mejorado su nivel de vida. Así van desarrollándose las cooperativas en distintas regiones, y dentro de la variedad de cooperativas hay muchas que se proponen idéntico objetivo, es decir que tienen la misma actividad. En ese momento comprenden que si se unen entre sí en forma de federación regional, las operaciones que realicen se harán en condiciones más ventajosas e inclusive podrán encarar empresas imposibles a una cooperativa. La unión de cooperativas de primer grado entre sí, constituye una cooperativa de cooperativas, federación o también cooperativa de segundo grado. Existen en la actualidad en nuestro país 15 entidades agropecuarias de segundo grado. La unión de las cooperativas de segundo grado constituye una confederación de cooperativas o cooperativa de tercer grado. Las federaciones antes mencionadas, se han constituido en una comisión consultiva de cooperativas agrarias como un paso previo a la integración de la Confederación Argentina de Cooperativas Agrarias. Las ventajas de una entidad de tercer grado han de ser inestimables, al poder llegar directamente las cooperativas por su entidad máxima a los mercados mundiales con su producción y también a comprar en las condiciones más ventajosas lo que éstas necesitan para su buen funcionamiento. Se desprende de este breve análisis que la clasificación de la cooperativa en grados no es un capricho, sino una necesidad. Debemos destacar que las sociedades cooperativas al unirse no renuncian a su personalidad, ni a sus derechos, sino que libremente aceptan una disciplina que se imponen a sí mismas.

El Dr. Fourquet la resume así “Atribuyendo la soberanía a esas pequeñas unidades -primer grado- la cooperación sitúa al origen y el ejercicio del poder en el mismo lugar donde nacen las necesidades. El hombre sigue siendo dentro de ella dueño del sí mismo; la organización cooperativa está a su servicio”.

 

Bibliografía

 

1) Colombain, Maurice: “Las cooperativas y la educación fundamental”; 2) del Río, Jorge:“Cooperativas de trabajo”; 3) del Río, Jorge: “El problema de la vivienda en el 2° Plan Quinquenal”; 4) Publicación de O.I.T.; “El movimiento cooperativos y los problemas actuales”; 5) Borea, Domingo: “Tratado de la cooperación”; 6) Warbasse, Peter James: “Democracia Cooperativa”; 7) Warbase, Peter James: “El sistema cooperativo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gobernador de la Provincia de Buenos Aires

Sr. Carlos Aloé

Vice Gobernador de la Provincia de Buenos Aires

Dr. Carlos A. Díaz

Ministro de Asuntos Agrarios

Ing. Agr. Héctor G. Millán

Subsecretario de Asuntos Agrarios

Ing. Agr. Pedro Mollura

 

Justicialismo y Cooperativismo

 

El Ing. Agr. Juan José Gómez Araujo, Director General del Ministerio de Asuntos Agrarios, al hacer uso de la cátedra en el Segundo Curso de Cooperativismo, disertó sobre el tema: “Justicialismo y Cooperativismo”, siendo el texto de su exposición el siguiente:

 

Señora Vicedirectora de la Escuela Normal, que nos ha acogido tan gentilmente, prestando una eficacísima colaboración en esta nueva campaña de difusión que realiza el Ministerio de Asuntos Agrarios; jóvenes estudiantes; niñas, de quienes solamente podemos decir que son el baluarte más serio sobre el que reposa el futuro de la Nación, porque, en la Argentina nueva, estas niñas serán mañana, no solamente como ayer, las madres de los futuros ciudadanos, sino también ciudadanas ellas mismas, desde que, por imperio de la obra de esa gran mujer que no se ha ido de nosotros sino corporalmente, todas las mujeres argentinas tienen igualdad de derechos con el hombre; me dirijo a vosotras y a este grupo de productores que, indudablemente haciendo sacrificios, porque han debido abandonar sus tareas para allegarse hasta aquí, trayéndonos el prestigio de su presencia, a este grupo de hombres, de los cuales nosotros, los de la ciudad, aunque fuera cierto todo lo que ha dicho mi presentante, tenemos mucho que aprender, porque estáis todos los días del año realizando el milagro infinito de la transformación de la semilla en fruto, porque estáis realizando eso que parece una maravilla solamente efectuada por Dios, de multiplicar una cosa pequeñita, al parecer inerte, en un ser vivo y luego en fruto, en pan; a vosotros que, como ha dicho el General Perón, son la base de la riqueza de la Patria, porque es de los campos de donde salió el fundamento de la economía del país, y es de los campos, de nuestros pródigos campos argentinos, bendecidos por Dios en la fecundidad de su tierra, de donde han de seguir saliendo todos los bienes materiales que el país necesita para su engrandecimiento; a vosotras, maestras, que estáis en el taller, en el laboratorio del aula modelando esa sociedad del futuro; y a vosotros, muchachos de la Escuela de Capacitación, a la cual me ligan tantos afectos, porque la Dirección General de Aprendizaje, esa hija predilecta del General, se realizó con mi colaboración, púes tuve el privilegio de ser el primer Director General de Aprendizaje de la Nación; y como el maestro debe enseñar siempre, quiero relatar algo que me ha ocurrido hace apenas 48 horas, para ejemplo y para estimulo de estos muchachos de la Escuela de Capacitación: en el año 1925 instalé en Trenque Lauquen una Escuela de Artes y Oficios, hoy Escuela Industrial como todas las demás, como la de esta ciudad. Salió de esa Escuela un grupo de muchachos, modestos todos, pero con inquietudes. Inauguré hace 48 horas en esa misma ciudad una exposición industrial, representando al señor Ministro de Asuntos Agrarios. Las casas más importantes, las fábricas que más definen el adelanto industrial de esa ciudad, los talleres que hacen honor a la Provincia de Buenos Aires, están, en su inmensa mayoría, en manos de aquellos muchachos modestos del año 1925.

Quiero decir estas palabras porque recién descubrí unos uniformes de trabajo y la señora vicedirectora me explicó de qué alumnos se trataba. Perdonadme que me hay desviado un poquito del objeto de esta disertación para llevar a estos muchachos una palabra que, posiblemente, ha de significarles algo en esta lucha que están por iniciar.

Y bien, señores: hablar de cooperativismo después de este curso que está realizando el Ministerio, aquí en San Nicolás, ha de ser ya un poquito habitual.

El tema que a mí me toca, yo no sé si en razón de que soy menos técnico en el problema o de que me saben más sentimental, es, tal vez, para mí, el más lindo que se pueda pedir; porque comparar, contemporizar el cooperativismo con el justicialismo, es, tal vez, la exacta interpretación espiritual de la doctrina.

Dice Mendé, uno de los teóricos del justicialismo. Ministro de Asuntos Técnicos de la Nación, en el libro que prologa el propio General Perón, que la eterna lucha del hombre es la de la unidad frente a la totalidad; lo que se ha dado en llamar el individualismo y el colectivismo; y en lo interno de cada hombre, esa especie de antinomia, esa especie de antitesis y que, sin embargo, no es tal, porque define la unidad humana: el cuerpo y el alma, lo material y lo espiritual.

Los técnicos en Ciencia Naturales creen que la vida del hombre sobre la tierra lleva un millón de años; indudablemente, en los primeros tiempos de la humanidad, los hombres fueron individualistas. La idea de la asociación -más que la idea de asociación- la necesidad de la asociación, surge cuando el hombre se encuentra en contacto con fuerzas superiores a él; es indudable que en la tribu, que es el clan, el hombre, mientras no se vió frente al ataque de los animales feroces, mientras no se vio en la necesidad de juntarse con otro hombre para buscar sus alimentos, mientras no tuvo la necesidad de reunir sus fuerzas con las del vecino para, unidas las dos, levantar una piedra que obstaculizaba un paso, hasta ese momento el hombre fue exclusivamente individualista. Pero cuando debió luchar con las fieras -y no ignorarán ustedes la fuerza que tenían las fieras de aquel entonces-, ese hombre, instintivamente, buscó la ayuda, la cooperación con otros hombres e, indudablemente, allí nació sin ninguna doctrina, sino por una necesidad de “imperiummaterialis”, la idea de asociación; de manera que la idea de asociación no es de origen espiritual sino material: al hombre le es indispensable reunir sus fuerzas físicas con otros para poder defenderse y actuar en un mundo material muy superior a él.

 

ASOCIACION

 

La unión con la mujer: es indudable que si nosotros nos atenemos a la doctrina religiosa, que no habla de Adán y de Eva, vamos a encontrar en el propio Dios, esa otra asociación de hombre y mujer, que constituye la célula del hogar, que constituye la célula de la sociedad y que constituye la célula de la humanidad.

Si la asociación entre hombres es, entonces, de origen material, la asociación entre hombres y mujeres es de origen divino y por eso que nosotros podemos radicar en el hogar todas las virtudes, que podemos encontrar en el hogar la base moral, espiritual y estética del mundo; porque, indudablemente, y esto no es un elogio a las mujeres sino un reconocimiento histórico, el hombre debe haberse sentido más completo, más feliz, más pleno cuando, despertando del sueño a que lo condujo Dios para sacarle la costilla, se encontró con una compañera.

Las asociaciones tiene, entonces, este origen: de hombres con hombres, la necesidad material; de hombre con mujeres, las maravillas que nos cuenta el Génesis, etc. Ya en ese momento, si somos creyentes, si somos católicos con respecto de las creencias de los que no lo son, ya en ese momento surge la antítesis, surge la lucha entre el yo, entre el individuo y el colectivismo, porque, cuando el ángel malo, egoísta, ese ángel bellísimo que dicen que fue Satanás, sintió envidia por los demás, en ese momento nació la lucha entre el individuo y la totalidad de los hombres, en ese momento nació el individualismo y el colectivismo.

 

HISTORIA

 

Leyendo lo que se ha dicho en las conferencias anteriores, releyendo lo que se dijo en el curso del año pasado de la Facultad de Agronomía sobre cooperativismo, tendríamos que recordar que no es allá, en noviembre de 1843, vale decir, hace hoy justo 110 años, cuando los textiles de Rochdale constituyeron su primera cooperativa, no es allí donde nace la idea cooperativista. La cooperativa surgió mucho antes como una de las tantas formas de la asociación, a que me he referido inicialmente y, ya aún con algunos de los aspectos de ella, habían existido tentativas anteriores: el propio Owen, en Inglaterra, estuvo pregonando la idea con mucha anterioridad a 1843.

Pero es necesario radicar en algún momento histórico, en algún dato concreto, en alguna fecha exacta, el nacimiento de las cosas para poder tener un término de comparación y hasta un día que dedicar a su recuerdo y como respeto a la memoria de los que nos dieron esa forma de colaboración humana que es la cooperativa, porque la cooperativa, que forman miles y miles de ciudadanos que en el país y en el mundo entero están constituidos o para realizar compras en común -como nos dicen los textos habituales-, o para trabajar en común, o para producir en común o para cualquiera de las tantas formas del cooperativismo, apareció cuando, vencido el individualismo, un buen día el primer hombre se dio cuenta que tenía necesidad de colaboración, que era muy poca cosa y que tenía muy poca fuerza para luchar él solo contra un mundo generalmente hostil pero por lo menos difícil por sus realizaciones materiales.

 

SENTIDO SOCIAL

 

He querido dar esta iniciación a mi disertación porque quiero llevar las cosas al sentido que tiene, precisamente, el tema que a mí me han dado. Respecto a lo económico, ya les han hablado, ya han agotado el tema de las formas de la cooperativa, de la acción, de cómo proceder, de las ventas al contado, de la idea democrática, etc.; yo no vengo a repetir eso; vengo a decirles que la cooperativa, si tiene un sentido económico, posee un más hondo, un más profundo un más completo sentido; pruebas, simplemente las siguientes: en las organizaciones económicas de tipo capitalista, donde la acción vale 100 pesos, hay una diferencia sideral entre el pobre obrero que tiene una acción de 100 pesos y el poderoso capitalista que tiene un millón de pesos en acciones, aquél es un ser con voto pero cuenta en la proporción minúscula de la relación numérica que existe entre 100 y 1 millón; para la organización de tipo cooperativo, puede un hombre tener un millón de pesos en acciones y otra apenas 100 pesos y los dos valen lo mismo, porque lo que se está valorando, no es el dinero capitalista, completo, individual, vale decir, se está valorando un hombre frente a otro, iguales como los hizo Dios, iguales como los está haciendo Perón.

Otra prueba: dicen los conceptos cooperativistas enunciados entre los iniciadores de Rochdale, en noviembre de 1844, ratificados en la conferencia de París, de 1937, que interesa el origen moral del capital que se aporta a la cooperativa, que interesa el origen moral del hombre que contribuye. En una gran sociedad anónima de tipo capitalista, puede haber un aporte de 5 millones de pesos en acciones que provengan del crimen, del lucro, de la explotación del hombre y tienen el mismo valor y aún un valor superior por su número, que aquella modesta contribución de un obrero que, sudando sangre, aportó 1.000 pesos; el uno está originado en el mal, en el crimen, en el lucro; el otro es el producto del bien y del esfuerzo y aquél vale más. En la cooperativa no es así: el concepto cooperativo dice que hay que investigar hasta la moralidad, hasta la conducta del asociado.

Entonces, señores, hay una diferencia fundamental, ancestral casi, entre este concepto soberbio de moral y aquel otro concepto inconsciente e inmoral. No es que se combata al capital por el hecho de combatirlo; lo que se desea, como cuando una madre castiga a su hijo, que no es porque no lo quiera sino para llevarlo al bien; la lucha que se libra en el mundo contra el capitalista, la lucha que lleva Perón en este país contra el capitalismo, no es para anularlo; es para conducirlo a la senda del bien, para humanizarlo, como son sus propias palabras.

 

EDUCACIÓN

 

Yo les pregunto a ustedes, sobre todo a los que hayan estudiado los temas económicos, si en alguna reglamentación, en algún libro que hable de los sistemas capitalistas netos, hay una cláusula que hable de educación: ninguna; ha habido sociedades que han hecho esos colegios particulares, monstruos, de Buenos Aires o de Londres, pero en ellas había una diferencia neta entre el niño rico y el pobre, una diferencia fundamental entre el que tenía dinero para pagar los costosos aportes y los lujosos uniformes y aquel otro niño modesto, que tenía derecho a la educación y que ni siquiera podía asomarse a las verjas que rodean los verdes jardines de los castillos y de los parques de las viejas escuelas inglesas.

En cambio, en la cooperativa, desde Rochdale, vale decir, desde 1844, ratificada en París en 1937, uno de los 7 preceptos que la definen es precisamente la educación; al principio, solamente la educación de los niños, porque como antes costaba educarlos, había que procurar, entonces, por ese medio de colaboración, que tuvieran los padres los recursos materiales para educar a sus hijos; pero hoy va más lejos: cuando se habla de educación en el cooperativismo, no se refiere solamente a la educación de los niños, sino también a la educación de los propios padres, de los adultos.

 

JUSTICIALISMO

 

Han de permitirme que retrotraiga otra anécdota que viene al caso: cuando en el año 1944 proyectábamos con el General  Perón, la organización de las Escuelas Fábricas y de la Dirección General de Aprendizaje, me ordenó que pusiera en marcha los primeros cursos para niños en Buenos Aires. Había entonces escuelas industriales, pero faltaban los que permitieran concurrir al chico que, por su situación económica familiar, tenía que trabajar medio día. Un viejo obrero que formaba parte de la comisión que redactaba el estatuto, que después fue aprobado y que hoy es ley de la Nación, me dijo un día y lo recojo ya en un libro mío: “Ingeniero, eso está muy bien, eso es resolver el problema, pero, ¿y los viejos obreros, los que ya están trabajando, los que se formaron al lado del taller y al lado de la fragua, los que aprendieron sufriendo, para esos no hay nada?” Y yo transmití al General Perón el deseo de este hombre, y el General Perón me dijo que tenía razón. Al inaugurarse las primeras escuelas para niños, se inauguraron también las escuelas para adultos, para que los mayores, los que no se educaron a tiempo, los que no tuvieron en su niñez la suerte de tener una Argentina como la de hoy, puedan hacerlo ahora y recuperar el tiempo perdido. Hoy son miles los ciudadanos que, a pesar del cansancio de la labor del día, concurren a las escuelas nocturnas para terminar de capacitarse y está funcionando ya otra idea magnífica del General: la Universidad Obrera, en la cual estos muchachos que concurren a esas escuelas, podrán llegar con todo derecho para adquirir un diploma que los habilite como ingenieros de fábricas; vale decir, que Perón les ha abierto todos los caminos, porque si bien él ha establecido un privilegio y es el de los niños, ha creado, en cambio, una igualdad de posibilidades. Si bien todos los hombres no pueden ser iguales, porque no todos pueden ser dignos, ni ricos, ni cultos, lo que el Gobierno tiene la obligación de darles es la igualdad de posibilidades, para que la única diferencia sea entre los que pueden aprender y los que no pueden-pobrecitos de los que no pueden-, pero que no ocurra que no se puede aprender por falta de recursos. Tal vez todos nosotros hemos de ver, dentro de algunos años, el país en manos de estos niños que están saliendo de las Escuelas de trabajo; hemos de ver en el parlamento a obreros que ayer trabajaban en las calles, utilizaban la lima, el martillo, hacían menesteres al parecer modestos y los veremos dirigiendo el país. Yo espero que Dios me ha de dar los años de vida necesarios para ver la Argentina que se está gestando en estos momentos, para tener el placer de comprobar que la doctrina que se está realizando ahora, doctrina de amor, cuya finalidad última es buscar la felicidad del pueblo, ha de producir, en este país -que ya es una tierra fértil y óptima para el grano- la levadura fértil para que estas ideas sociales de ahora germinen en realizaciones para felicidad de los pueblos.

 

EL TEMA

 

Pero ustedes se preguntarán qué relación hay entre lo que yo estoy diciendo, a pesar de la generosidad con que me pagan en aplausos mis palabras, con el tema: “Justicialismo y Cooperativismo”. Un poquito forzadamente, me voy a meter dentro del tema. Mi mente me llevaría a otros campos: yo quisiera aprovechar este momento, en que hombres de manos callosas, mujeres intelectuales, niñas que se están formando y futuras madres, están aquí reunidas, para decirles todo el deber que tenemos unos y otros de colaborar o cooperar, por que cooperativa no es sino operar en común (co: común; operar: obras); entonces, obras en común, ese es el sentido de cooperativa; todo lo demás vino después por las distintas formas técnicas, pero como un resultado de la orientación y el encauzamiento que debió darse a una idea social. Los autores hablan de la cooperativa como de una organización de tipo económico y social. De tipo económico: ya les han dicho todas las distintas formas de actuar, cuál es el objeto de cooperativa –la reunión de los hombres que aportan un pequeño capital para realizar uno de los tantos fines de la cooperativa: el consumo, trabajo, producción, vivienda, industrialización, vale decir, los distintos aspectos materiales que puede tener entonces esta organización completa llamada cooperativa. Pero en el fondo, ¿qué es todo eso? Es cooperar, trabajar unidos por algo; y el justicialismo ¿qué es? Hemos estado habituados a otras terminologías: radicalismo, conservatismo, liberalismo. El radicalismo fue una reunión de hombres que, actuando en un momento determinado en el país, sintieron la necesidad de obrar radicalmente, vale decir, poniendo un empeño decidido, firme, casi revolucionario, dadas las circunstancias de la acción que ellos tenían que realizar. En esa política diré que la historia de nuestro país, ya puede pronunciarse respecto de si eso fue realizar o no. Conservatismo: los conservadores no tenían el carácter de los conservadores ingleses, que realmente conservaban la doctrina y las costumbres y defendían una serie de factores económicos opuestos al liberalismo; se llamaban conservadores porque, en determinado momento, ellos, que estaban en el Gobierno, querían conservarlo oponiéndose a las aspiraciones de estos hombres que, con medidas radicales, querían quitárselo. Si vamos a estudiar el origen de los partidos políticos, nos vamos a encontrar con que hay como una especie de robo, un “quítame esto y dame esto”, y no encontramos una doctrina, excepción hecha tal vez del socialismo, que en determinado momento, recogió las doctrinas de carácter internacional y quiso introducir en nuestro país costumbres ajenas.

Voy a citar un hecho; años ha, cuando se hacían reuniones obreras y aún agrarias, la bandera argentina brillaba por su ausencia; llevaban una bandera roja y no cantaban el Himno Nacional sino la internacional. Qué diferencia con el momento actual, en que, cuando vosotros salís a la calle, tenéis orgullo de llevar la bandera argentina y cuando cantáis algo cantáis el himno nuestro, que no tiene nada que aprender de ningún himno extranjero, porque es más liberal que todos ellos y tiene en substancia lo que ningún otro tiene, porque esas tres libertades que se citan en el himno -libertad, libertad, libertad!- no son una exigencia del metro, no, son una exigencia del compás; definen tres situaciones: la libertad política, la libertad económica y la libertad social.

 

NUESTRA BANDERA

 

Hoy, en todas nuestras fiestas escolares, y de obreros agrarios o industriales, solamente la bandera Argentina está al tope, solamente el himno nuestro eleva sus estrofas; señores: eso es peronismo, eso es haberse puesto de acuerdo la inmensa mayoría para cooperar en el sentido de patria, para obrar en común en el sentido de país. Yo no quiero negar el pasado, nadie podría negarlo; yo no puedo decir que la Argentina ha nacido ahora, porque sería renegar de todos los hombres que antes la hicieron, de aquellos que, como San Martín, cruzaron los Andes, y de aquellos que conquistaron el Desierto, y de esos otros nobles gringos, italianos y españoles que, detrás de los ejércitos, iban conquistando la tierra con el surco. Pero sí quiero decir que, desde algún tiempo a esta parte, los valores están reviviendo; no estaban muertos, la prueba es que cuando alguien los aglutinó, dando la idea de cooperar en esta obra de bien que es la Nueva Argentina, todos surgieron, lo que se puede demostrar por el hecho de que -aunque está bien que hayan venido las niñas y los muchachos porque sus maestros los han traído- estos señores concurrieron voluntariamente, dejando su trabajo, sus intereses, no para aprender sino para prestigiar este acto con su colaboración espiritual.

Y bien: sigamos con la definición de justicialismo.

Cuando llegó Perón a la Secretaría de Trabajo, sus primeros actos (alguien se los ha criticado, todos esos señores que bebían whiskys ingleses, que vestían telas inglesas y que gastaban sus millones en París, todos se sintieron lesionados porque Perón, con el sacrificio de los excesos de sus ganancias, aumentó el sueldo de los peones y los salarios, porque la Argentina, en ese momento, no era justa, ya que no lo podía ser cuando había una cantidad de hombres sumergidos ganando menos de lo necesario para vivir, cuando había una cantidad de pobres que no tenían escuela, de hambrientos, cuando no había justicia social), sus primeros actos fueron en beneficio de los trabajadores. ¿Por quién comenzaría? ¿Por los universitarios? Empezó por lo más urgente, por los trabajadores, y bien hecho está, y siguió con los hombres del campo y después ha llegado a todos los límites de la Patria; porque hoy, al difundir las universidades, aumentar los centros de cultura, traer a este país todas las posibilidades, incluso al campo, al campo donde antes estaba la gleba, el sacrificado, el olvidado, aquel que solamente lo llamaban el día que había que votar -como dice Martín Fierro-; cuando todas esas mejoras ha traído al país, señores, no hay necesidad de decir qué es el justicialismo: justicialismo es la realización de  todo eso, es haber llevado la justicia al Gobierno y al pueblo, es haber hecho una sociedad justa, eso es justicialismo.

 

CELULA BASICA

 

En octubre del año pasado, el General Perón dijo en el teatro Colón que la cooperativa agraria era la célula básica de la economía de la Nación; y lo es realmente, porque todo el progreso industrial en nuestro país -lo ha reconocido él, hace muy pocos días, en un discurso- se hizo sobre la base de la adquisición de máquinas, de motores, que se compraron gracias a los sobrantes que quedaron después de haber vendido vuestras cosechas, con una ganancia que no fue para él, que no fue para Dreyfus, que no fue para Bunge y Born, que fue para el pueblo; y hoy todos están recibiendo los beneficios; hace pocos días les dijo a la gente del campo en Pergamino, que ellos tenían la dicha de haber contribuido al progreso actual del país y a eso se debe el respeto que se tiene por vosotros, productores del campo; por eso yo digo ante estas niñas que van a ser maestras y van a ir a predicar esta buena doctrina en sus aulas, y ante aquellos otros muchachos que van a llegar al campo de la responsabilidad y del trabajo, yo afirmo que todos debemos respetar -así como respetamos a nuestros padres- a estos hombres, que son los herederos de aquellos otros que, cuando había que luchar contra los elementos, la miseria, el indio, fueron llevando como jalones de nuestro progreso en el pentagrama de los surcos, de los arados, con la canción del optimismo, del progreso, de la tierra.

 

COMERCIALIZACION

 

Y Perón dijo más: que las cooperativas que primero fueron de consumo, después de producción, que ahora estamos procurando que sean de industrialización y vamos arribando a la etapa de la comercialización interior, va a llegar un momento que van a tener en sus manos -las cooperativas- la comercialización exterior de los productos. Lo ha dicho y lo ha repetido; vale decir, que esas organizaciones las creó porque no estaban en manos del pueblo dichas actividades, sino que las realizaban los Bunge y Born, los Dreyfus, etc., y no había organismo popular capaz de realizarlas.

Perón ha querido que en la última etapa, en la del comercio exterior, también actuéis vosotros por vuestros propios medios. Por eso que en la cooperativa hay que cuidar dos cosas: no solamente el aspecto democrático de que habla la Convención de París del año 1937, sino también el aspecto moral, porque la moral es la base de la cooperativa; ningún pícaro debe estar en vuestras filas; la cooperativa debe ser una escuela de moral; así como coopera en la educación, debe cooperar también en la moral para que sea un gran ente de prestigio y entonces el pueblo todo y el Gobierno pueden confiar en ella.

Perón, cuando llegó al país,  pues él había estado en Europa, y allá, siendo un hombre curioso, un hombre inquieto, había estudiado muchas cosas, estuvo actuando -salvo dos o tres años antes de la revolución, en que estaba en la Secretaría del Ministerio de Guerra- en los puestos de más trabajo; estuvo en la zona militar, y por eso quiere mucho a todos estos cuerpos nuevos que él ha creado; Perón trabajó, Perón enseñó, dijo vez pasada que un hombre y una mujer, posiblemente lo más suyo que pueden llevar, lo más caro, lo más sagrado que puedan llevar cuando se vayan de este mundo, entre todos los esfuerzos del trabajo, es la satisfacción profunda de haber enseñado. No hay oficio más noble que el de enseñar; todos los oficios practicados con virtud, son nobles, pero el que enseña da lo mejor de su espíritu, da su cultura, lo que más siente, lo que más quiere, como enseña la madre al hijo para prevenirlo y para orientarlo en la vida; así enseña el maestro; el que no enseña así, el que no enseña poniendo amor,el que no enseña poniendo fe, ese es un profesional que podría estar en un teatro repitiendo palabras, pero no es un maestro, no es un padre, no es una madre que está dando de su espíritu lo mejor para que otro espíritu se eleve, se eduque; ésa es la misión del maestro. Quiero rendirles, antes de terminar, a las maestras el tributo que ellas merecen, porque ellas, en este momento, están desempeñando un doble papel: están ayudando a realizar este presente, pero, sobre todo, están preparando al ciudadano de mañana. Muchos de vuestros hijos estarán deseando ir a la ciudad, porque la universidad les atrae; no hay que oponerse a ello no hay derecho a retener a gente en el campo, aunque es necesario que el campo esté más poblado; lo que sí hay que hacer es llevar al campo las comodidades, las escuelas, todo lo que el agro necesita para que las personas se sientan felices, y entonces algunas seguirán trabajando, aquellas cuya mente no les de para ser abogados, para ser ingenieros; pero el que puede serlo déjenlo que lo sea, porque será para su propio bien.

 

PALABRAS DE PERÓN

 

Perón, al prologar el libro de Mendé, dice lo siguiente: “El peronismo necesita de realizadores pero también de propagadores. En la historia existieron dos escuelas de propagadores: la de los filósofos y la de los sofistas; los primeros, los filósofos, fueron investigadores honrados de la verdad; los segundos fueron demostradores ingeniosos al servicio de la conveniencia”.

Digo estas palabras porque, para muchos, va a ser posiblemente una desilusión ver que yo haya dado este tono; no he venido a traer ciencia, que tal vez no la posea, he venido a despertar una emoción.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gobernador de la Provincia de Buenos Aires

Sr. Carlos Aloé

Vice Gobernador de la Provincia de Buenos Aires

Dr. Carlos A. Díaz

Ministro de Asuntos Agrarios

Ing. Agr. Héctor G. Millán

Subsecretario de Asuntos Agrarios

Ing. Agr. Pedro Mollura

 

LEGISLACIÓN COOPERATIVA AGRARIA

 

En su primer clase del curso, el Dr. Emilio A. Bottini trató el tema Legislación Cooperativa Agraria, y el texto de su exposición fue el siguiente:

 

Señoras, Señores: En la tarde de hoy nos vamos a ocupar de la Legislación Cooperativa Argentina.

La Legislación Cooperativa Argentina data en nuestro país, desde la sanción del Código de Comercio del año 1889. En ese Código se establecieron, en tres artículos -los números 392, 393 y 394- algunas disposiciones relativas a sociedades cooperativas. Me voy a permitir leer estos tres artículos para poder comprobar la pobreza de esas disposiciones respecto a un movimiento cooperativo que ya en Europa tenía un amplio desarrollo, porque, seguramente no es ignorado por ustedes que la primera cooperativa fundada en Rochdale, data del año 1844; quiere decir que, a la fecha de la sanción del Código de Comercio argentino, habían transcurrido 45 años.

Estas tres disposiciones son las siguientes: “Las sociedades cooperativas deberán adoptar, para su constitución, algunas de las normas establecidas en los capítulos anteriores y quedarán sujetas a las respectivas prescripciones, con las modificaciones del presente capítulo. Deberán siempre acompañar su firma o denominación social por la palabra Sociedad Cooperativa Limitada o Ilimitada, según fuere. En el acto constitutivo deberán siempre expresar las condiciones de admisión y cese o exclusión de los socios, así como el mínimun del capital social y la manera de constituir. El capital podrá aumentar conforme el Acta constitutiva. Las acciones serán siempre nominales y cada socio no tendrá más que un voto, sea cual fuere el número de ellas que posea; salvo estipulación expresa en contrario, los socios tienen derecho a salir de la sociedad en las épocas establecidas o, a falta de esto, a fin de cada año social, dando aviso con diez días de anticipación”.

 

CADA SOCIO, UN VOTO

 

Quiere decir que en estos tres artículos hay un solo principio consagrado por los fundadores del cooperativismo universal: el único principio que se ha establecido aquí es que cada socio no tiene más que un voto, cualquiera sea el número de las acciones que posea.

Dije recién que el Código que contiene estos tres artículos es el del año 1889; dichos artículos han sido derogados en al año 1926, al sancionarse la Ley 11.388. Esta es la ley básica, fundamental, que conforma y satisface al espíritu cooperativista más exigente, porque en ella están contenidos los principios esenciales de las sociedades cooperativas, que son los siguientes:

1°) – Esta ley, en el Inciso 2° de su artículo 2°, consagra el acceso libre y voluntario; éste es un principio fundamental en el sistema cooperativo; voluntario y libre acceso en el sentido de que ingresan a las cooperativas aquellas personas que sienten el deseo de colaborar, de participar en la vida activa de la sociedad cooperativa. Se ha recomendado principalmente este principio porque es el que asegura el éxito: Ya se ha dicho muchas veces que el éxito de las sociedades radica en la espontaneidad, en la libertad, en el deseo íntimo que tiene cada ser de incorporarse a la masa de asociados para poner su contribución desinteresada, espontáneamente y con amplio espíritu de ayuda. Todo aquello que se hace por la violencia, todo aquello que se hace por la fuerza, todo aquello que se hace por la conminación, todo eso no tiene más que un valor transitorio, esporádico, frágil y no rinde ningún resultado eficaz; es por eso que los cooperativistas le asignan a este principio del libre ingreso, de la adhesión voluntaria una importancia fundamental. Vuelvo a repetir: la cooperativa es de puertas abiertas, entra el que quiere y se va cuando quiere, a nadie se le retiene por la fuerza; todo el que hace una cosa por obligación, por cumplir con un mero requisito, muchas veces estorba: es preferible que haya pocas personas pero con buena voluntad, personas correctas, personas bien educadas, personas que vienen a ayudar y a colaborar. Esas personas que, simplemente, se incorporan para hacer número, en la sociedad cooperativa como en toda asociación -vuelvo a repetir-, perturban, molestan y es preferible que se vayan.

 

CENTROS DEMOCRATICOS

 

Otro principio que consagra esta ley 11.388 es el llamado “del control democrático”, es decir que en la sociedad cooperativa cada socio influye por un voto; nadie, en la sociedad cooperativa, tiene más que un voto, cualquiera sea el número de las acciones que posea, es decir que se organiza una verdadera democracia económica; no es como en las sociedades capitalistas de tipo comercial en que domina el capital: es muy común y todo el mundo lo sabe que, por lo general, en las sociedades anónimas, un socio tiene tanto votos como acciones posee; en consecuencia, un grupo reducido de accionistas, una oligarquía capitalista es la que domina y la que se impone en las sociedades anónimas. Pero, en cambio, en las sociedades cooperativas lo que interesa es el valor moral, es el valor espiritual, es la inteligencia, es la buena voluntad, es el cariño, es la simpatía, es el espíritu de iniciativa y ésos son los hombres que hacen andar y triunfar a la cooperativa.

En la cooperativa se elige para los cargos directivos y de responsabilidad, no a los hombres más fuertes económicamente, no a los hombres que tienen más capital, sino a los hombres que tienen más inteligencia, más buena voluntad y un gran don de simpatía, de cordialidad, de compañerismo y de amistad.

Un tercer requisito o principio que consagra la ley número 11.388 es el interés limitado al capital; quiere decir que, en las sociedades cooperativas, el capital es un asalariado; no puede ganar más de lo que le fija la ley en el inciso 16) del artículo 2°, que dice no excederá del 1 por ciento a lo que cobra el Banco de la Nación en sus operaciones de descuento. Si ustedes meditan un instante, este principio significa una verdadera revolución, desde que, mientras en la sociedad capitalista el asalariado es el trabajador, mientras el asalariado es el hombre que realiza una función, un trabajo y a veces es el que contribuye a la formación de los beneficios, el capitalista es el que recoge el provecho, la ganancia o el dividendo.

En la sociedad cooperativa procedemos a la inversa, diríamos que damos completamente vuelta las cosas: queremos que el capital sea un auxiliar, una herramienta, un instrumento que nos ayude, que nos facilite, que nos permita el desenvolvimiento de nuestras actividades, pero nunca se quiere que el capital sea prepotente, que domine, que se lleve los beneficios y que reduzca a la masa de los trabajadores a un mísero salario que apenas le permita vivir.

 

PAGO AL CONTADO

 

Otro principio que consagra la ley es el pago al contado en los artículos de consumo, no en los artículos o elementos de trabajo sino en los artículos de consumo, porque el pago al contado ordena la economía doméstica y trata de que nadie gaste más, invierta más de su disponibilidad: esa contabilidad complicada a que dan lugar las operaciones a crédito, obliga a realizar una serie de gastos administrativos que van a significar un recargo en los precios de los artículos y por lo tanto los encarece. Por otra parte, operando a crédito, se requiere mayor capital y en consecuencia habría que pagar mayores intereses. Es decir que el régimen  cooperativo, en cuanto se refiere a las operaciones de consumo, quiere simplificar, quiere ordenar, porque entendemos que no se puede ordenar la vida colectiva, la vida en común si no empezamos por ordenar nuestra propia economía ajustando nuestros gastos a nuestros ingresos.

Luego consagra también la ley, la neutralidad política y religiosa; en las cooperativas no hay cuestiones políticas ni religiosas; por eso se habla de neutralidad; puede ingresar cualquier persona, de cualquier raza, de cualquier religión, de cualquier partido político, de cualquier lugar de la Nación; lo único que se les requiere es que se trate de hombres buenos, de hombres generosos, de personas que quieran ayudar, de personas que quieran colaborar, de gente que tenga el alto espíritu y el sentimiento de ayuda mutua, de reciprocidad; eso es lo único que se les pide a las personas que se incorporan al régimen cooperativo. Todos los hombres tenemos una finalidad fundamental que cumplir: elevar nuestras condiciones económicas y superarnos moral y espiritualmente, que es la única vía para poder convivir de una mejor manera de lo que lo estamos haciendo en estos momentos en el mundo.

 

LOS EXCEDENTES

 

Otro principio es la devolución de los excedentes. En el régimen cooperativo los beneficios no son para el capitalista, son para aquellos que contribuyeron a formarlos. Si se trata de agricultores, los beneficios son para los agricultores, si de consumidores, para los consumidores; si de obreros o de trabajadores, los beneficios son para ellos: se le cobra un poco de más o se le paga un poco de menos, pero al  final del año se le devuelve lo que se le ha cobrado de más o se le reintegra lo que se le ha cobrado de menos; ése es un procedimiento que da seguridad al desenvolvimiento de la sociedad y, por otra parte, fomenta el ahorro; decía un autor francés que es “un ahorro sin pena”, porque al finalizar el ejercicio económico, hemos formado una cierta suma de dinero que la podemos emplear para un fin útil; por lo general, en las sociedades cooperativas, los excedentes que se devuelven o se retornan, se invierten o se colocan nuevamente en la misma cooperativa para fortalecerla y consolidarla.

El último principio fundamental de las cooperativas es el estímulo a la educación; las cooperativas no solamente tienen una finalidad económica, no solamente se proponen elevar las condiciones materiales; quieren también estimular a los hombres en su capacitación, en su preparación, en sus estudios, en sus conocimientos, porque ésta es una sociedad, podemos decir, de aquellas que se bastan a sí mismas, en el sentido que está administrada y controlada por los mismos asociados. Entonces, si los asociados, si los socios no tienen la cultura, la capacidad, la conciencia, el conocimiento, no han aprendido cuáles son los principios fundamentales, no están en condiciones de poderla administrar y controlar; es por ello que es indispensable que los socios adquieran ese conocimiento y esa capacidad. Hay un principio anglo-sajón, cargado de sabiduría y de experiencia, que dice; “primero aprender y luego hacer”; de manera que sería un error querer hacer cooperativas sin haber previamente estudiado qué es una cooperativa, porque entonces entraríamos en la cooperativa como entramos en un negocio común y silvestre y ése es un grave error: confundir a la cooperativa con un negocio; es un grave error porque -lo dijo también un autor francés- cuando la cooperativa no es más que un negocio, que se sepa que es siempre un mal negocio y que, si no es más que un negocio, ya tenemos demasiados negocios.

 

LIBERACION ECONOMICA

 

Lo que se quiere, en una palabra, es la liberación o emancipación económica y eso lo tienen que alcanzar los mismos asociados.

Los fundadores del sistema cooperativo, aquellos trabajadores de Rochdale, habían establecido en sus estatutos que el 2 ½ por ciento de los beneficios sociales se destinarían a formar un fondo para educación. ¿Y para qué les servía ese fondo para educación? les servía para formar una biblioteca, una sala de lectura, comprar libros, revistas, hacer excursiones, realizar actos culturales, conferencias, es decir, todos los medios indicados para elevarse, para superarse.

Nosotros tenemos que tender a hacer hombres buenos, hombres mejores y la única manera de conseguirlo no es desatando el apetito de los bienes materiales, no es con el afán de acumular riqueza, sino incitando y estimulándolos en el estudio, la comprensión, en el espíritu de tolerancia y en saber cada vez más.

Decía entonces que la ley 11.388 consagra los principios fundamentales de las sociedades cooperativas. Esta ley, que es del año 1926, es tan buena que hasta ahora no ha sido objeto de ninguna reforma; posiblemente, con el andar del tiempo, como en todas las cosas, se introduzcan algunas modificaciones; pero en los 27 años que lleva de vida, hasta ahora ha permitido contemplar y solucionar todos los problemas que en materia cooperativa se han presentado. Tenemos que decir también, en honor a la verdad, que esta ley ha estado en manos de buenos funcionarios, es decir de funcionarios compenetrados del espíritu cooperativo; porque para ser cooperativista no basta formar parte de una sociedad cooperativa ni es suficiente a veces, haber leído libros cooperativistas; es necesario tener el sentimiento cooperativista, lo que se suele decir corrientemente tener encendida de manera permanente la llama del ideal cooperativista; es decir estar compenetrado de la doctrina cooperativa, siempre animado de un propósito noble, de un propósito generoso, siempre tendiendo al bien común y alentando a los hombres para que cada día hagan algo que los dignifique y los honre.

Esta ley número 11.388 es muy probable que requiera alguna reforma, pero tal vez, se pueda sancionar alguna ley especial; por ejemplo, en lo que se refiere a las cooperativas de seguros, no es posible someter a las cooperativas de seguro al mismo régimen actuarial, del cálculo de las reservas matemáticas, etc., que a las sociedades capitalistas. Es muy probable que se requiera alguna ley especial con respecto a las cooperativas de créditos, de vivienda, pero sería tal vez como en otros países, por ejemplo Francia, en que, para cada tipo de cooperativa se sanciona una ley especial porque cada una tiene sus particularidades.

Es muy probable que el legislador, en 1926, haya sancionado esta ley general dado que el movimiento cooperativo no estaba muy desarrollado; en consecuencia, las necesidades pueden ir determinando las disposiciones jurídicas reglamentarias que sean menester.

 

LEY COMPLETA

 

La ley 11.388 es completa, satisfactoria; hasta ahora ha llenado perfectamente bien los fines que se ha propuesto el legislador. La administración de la sociedad cooperativa está en manos de los mismos socios, es decir que los socios, en asambleas, eligen a sus consejeros, a su consejo de administración; por lo general, estos consejeros son las personas que han demostrado la mayor buena voluntad, el mayor empeño, el mayor esfuerzo por colaborar, por contribuir al éxito de la sociedad cooperativa y tienen que realizar un verdadero sacrificio, porque los miembros del consejo de administración, por lo general trabajan sin retribución alguna; no ocurre como en las sociedades anónimas, en que tienen una retribución; los de las sociedades cooperativas les roban horas al sueño, se reúnen días feriados o de noche, porque son personas que están imbuidas de ese sentimiento a que me refería recién, de hacer bien a los demás, de prodigarse, porque el movimiento cooperativo siempre tiene el propósito de servir a los demás; partimos de la base de la ayuda mutua, de la reciprocidad; ayudando a los demás, es muy posible que alguna vez nos ayuden a nosotros.

Las asambleas de las sociedades cooperativas son ordinarias y extraordinarias. Las asambleas ordinarias son las anuales para aprobar la memoria y el balance y para elegir las autoridades. El estudio de la memoria y de los balances requieren una preparación previa, porque los socios tienen que compenetrarse de la lectura de la memoria, del comportamiento y de la orientación del consejo de administración; y en cuanto a lo que se refiere al balance, también se necesita tener algún conocimiento, porque sino, se prestaría una aprobación sin conciencia de la verdad de lo que contiene. Por eso nosotros insistimos sobre la necesidad de capacitarse, porque el consejo de administración necesita que los socios lo estimulen con su palabra de aliento, como son las sugerencias, las expresiones de deseo, el plan que pueda trazarle o la opinión que pueda vertirse a la asamblea y que el consejo de administración los va a recoger para interpretar la voluntad de la sociedad. Por eso que se trata de asambleas en que los socios, por lo general, intervienen y se plantean verdaderos debates sobre distintas cuestiones de carácter económico, de carácter financiero, de carácter social o de carácter contable; es una verdadera escuela; nosotros, de cada cooperativa, queremos hacer una escuela, una escuela de capacitación, porque lo que nos interesa es hacer conciencia en al pueblo para que, al organizarse, el pueblo sepa por qué está la cooperativa y por qué debe defenderla, ya que, al defender a la cooperativa, está defendiendo su propio trabajo y su propio salario, porque el cooperativista sabe que él está contribuyendo a la formación de un nuevo mundo económico. La pretensión de los cooperativistas es llegar a una organización social y económica distinta a la actual: la actual organización social y económica está fundada en el egoísmo, en el individualismo, en el capitalismo, en el poder económico, en la dominación; que son todas formas de lucha, de competencia del hombre contra el hombre, que nos llevan a todas estas alteraciones que se desencadenan, a veces, en las guerras, que tanta sangre y tantos hombres cuestan, porque las guerras son siempre movimientos de lucha. Nosotros queremos construir un mundo de paz, de trabajo, de entendimiento; los hombres deben comprender alguna vez que es necesario sustituir la lucha por la unión, la competencia por la solidaridad y que nuestra felicidad no esta en posesión de la riqueza sino en el bienestar de toda la población.

DOS TIPOS DE CONTROL

 

En esta ley de cooperativas también se organiza el control, la fiscalización y hay dos tipos de control; el llamado privado y el público. El control privado está a cargo del Síndico. El Síndico es designado por la asamblea de socios; el Síndico puede o no ser socio de la entidad, puede o no percibir retribuciones, representa a todos los asociados y es el que revisa las cuentas sociales; puntea, controla, fiscaliza o revisa los libros con la documentación, y es el que, al finalizar el año, informa a la asamblea sobre la conducta o comportamiento de los miembros del consejo de administración y sobre el cumplimiento de la ley, de los estatutos y de la contabilidad; de manera que la función del Síndico es muy importante, es trascendental; eso no quiere decir que en las sociedades cooperativas deba privar la desconfianza; de ninguna manera, precisamente, lo fundamental es la confianza, porque en la sociedad cooperativa deben tener preeminencia los sentimientos espirituales de amistad, de cordialidad, de compañerismo, de honradez por sobre todas las cosas; si en una cooperativa no hubiera honradez, ella no merecería el nombre de tal; siempre debe haber buena fe, confianza, honradez, cordialidad y simpatía. Pero el Síndico colabora, contribuye a la buena marcha de la sociedad, puede llamar la atención sobre un hecho, una resolución o cualquier medida que se adopte; es el órgano llamado, a veces, a tirar un poco de la orejas o a llamar a la reflexión, pero como dice el Código de Comercio, siempre que el Síndico, en el desenvolvimiento de sus actividades, no entorpezca la marcha administrativa de la sociedad. El Síndico tiene hasta la facultad de llamar a una asamblea extraordinaria y en ésta informará a los socios sobre los hechos que a él le parecen objetables; la asamblea, en definitiva, que es la soberana, dirá si el Síndico está o no en lo cierto; de todas maneras, como aquí no hay ningún interés particular, ninguno lleva a su bolsillo un beneficio individual, nadie gana absolutamente nada de lo que no le corresponde, saldrá beneficiada la entidad. Es preferible dilucidar, cambiar ideas, conversar, porque todas éstas son manifestaciones de cultura, de capacitación y es lo que nosotros siempre buscamos en las sociedades cooperativas.

El control público está en manos del Estado. El Estado tiene funcionarios, inspectores, que intervienen en las sociedades cooperativas y a veces asisten a las asambleas, verifican el libro de asistencia. El Estado también quiere informarse acerca de la marcha de las sociedades cooperativas y este órgano de control lo ejerce la Dirección de Cooperativas Nacional y también los órganos cooperativos de las provincias.

 

FUSION DE SOCIEDADES

 

En la ley de cooperativas está prevista también la fusión de las sociedades.

Este punto de la fusión es muy importante porque la fusión de las sociedades cooperativas, es decir, la unión, tiene la ventaja de que las fortifica. En vez de existir dos o más sociedades que realizan operaciones análogas o semejantes en le misma localidad, es preferible que haya una sociedad que reúna el conjunto de las operaciones, porque es una centralización de operaciones que va a determinar una economía en el desenvolvimiento de la misma, ya que, como el lógico, si el volumen de las operaciones es mayor, los gastos generales van a incidir menos. ¿Para qué vamos a tener cuatro cooperativas en un mismo lugar, que requieren cuatro gerentes, cuatro locales, cuatro tenedores de libros, etc., si todo lo podemos hacer en un mismo local, con un solo gerente, un solo contador, etc.?

Es necesario desarrollar el espíritu de solidaridad y de entendimiento; compenetrarse bien de cuál es la finalidad superior del cooperativismo; no es hacernos la guerra; es, por lo contrario, unirnos, porque precisamente en la unión está la fuerza; si el capitalista lo hace, si ustedes por ejemplo estudian todas las combinaciones monopolistas, si ven lo que es el trust, el cartel, el pool, en fin todas estas combinaciones de los capitalistas que hacen grandes concentraciones de capital, de enorme magnitud y a veces no les alcanzan las fronteras del país, van más allá y son verdaderos pulpos que comprenden países. ¿Por qué los cooperativistas tenemos que diferir en cuanto se refiere a la organización? Para simplificar y para obtener el mayor beneficio del esfuerzo que realizamos.

 

LA FEDERACIÓN

 

Además, en las sociedades cooperativas nos unimos en federación. Gran Bretaña, por ejemplo, está tan bien organizada en este sentido que tiene una federación para Inglaterra, una federación para Escocia, una federación para Irlanda y, a su vez, Inglaterra, Escocia e Irlanda tienen una organización central; imagínense ustedes los grandes beneficios que se pueden obtener de una unión de los esfuerzos de esta manera por las operaciones de gran magnitud que se pueden hacer.

En ese sentido tenemos que decir que en nuestro país, desde que se aprobó el Segundo Plan Quinquenal, hay una tendencia, también, a la centralización; tanto para los consumidores como para los productores agropecuarios, está prevista en este Segundo Plan Quinquenal, una unión Nacional; es decir, se quiere, a través del mismo,que los consumidores cooperativistas estén organizados en una central nacional cooperativa. Ustedes se pueden dar cuenta de la importancia enorme que va a tener esto, porque si nosotros, en esta primera etapa de la evolución cooperativa Argentina (porque hay que decirlo, estamos en la primera etapa, nuestro movimiento cooperativo data de hace pocos años, en realidad de verdad la ley 11.388 tiene 27 años de existencia), si nosotros organizamos a los consumidores de todo el país, y a todos los productores y podemos llegar a un entendimiento directo de productores y de consumidores, vamos a suprimir todas esas etapas del proceso económico que encarecen tanto los artículos de consumo, de uso y de trabajo, porque vamos a suprimir a los corredores, a los comerciantes, a los consignatarios, a los mayoristas, a los importadores, a los exportadores, a una cantidad de gente que, precisamente, está viviendo por la desorganización de los consumidores y de los productores.

 

LEY 11.380

 

Explicada entonces, así, un poco rápidamente, esta ley 11.388, vamos a decir dos palabras sobre la ley 11.380, que data de la misma fecha es decir del año 1926.

La ley 11.380 se llama de “Fomento Cooperativo”. Esta ley ha fomentado las sociedades cooperativas por dos medios: por el crédito bancario y por la exención impositiva; por el crédito bancario disponiendo que el Banco de la Nación acuerde préstamos a las sociedades cooperativas agropecuarias por un plazo mayor de los 180 días que disponía la carta orgánica; y en los artículos 2° y 3° establece que el Banco Hipotecario Nacional hará préstamos a las cooperativas agropecuarias para la construcción de depósitos, graneros, elevadores y para la compra de campos con el fin de ser entregados en propiedad a los socios. Esta ley, en esta parte del crédito bancario ha prestado algún servicio; digo así, ha prestado algún servicio, porque en lo que se refiere al Banco Hipotecario -hay que declararlo- en estos 27 años ha sido casi nulo y voy a decirles por qué: porque no obstante la amplitud que establece la ley -el 80% del valor de tasación se puede prestar a las sociedades cooperativas-, en la reglamentación de la ley se ha dicho que no se puede prestar más de $ 25.000, es decir, que la reglamentación ha venido a anular a la ley, y es así que ninguna cooperativa agropecuaria ha podido gozar de los beneficios de la ley 11.380.

Pero, con respecto a este crédito bancario, se ha operado últimamente una transformación profunda, porque estos beneficios crediticios a favor de las sociedades cooperativas se han ido ampliando por otras leyes, especialmente por la ley 11.684 del año 1933, que crea la Sección de Crédito Agrícola en el Banco de la Nación Argentina, y se volvió a ampliar aún más por la carta orgánica del Banco de la Nación Argentina, y últimamente, con el crédito agrario planificado y con la ley 14.184 que aprueba el Segundo Plan Quinquenal.

En la ley 11.380 se habla también de la exención impositiva, se exime a las cooperativas del impuesto de sellos, es decir que se pueden constituir en papel simple y también se les exime de la contribución territorial para sus edificios y construcciones y se las libera de patente. Esta exención impositiva es la que establece  el artículo 5° de la ley 11.380, y ha sido ampliada; por ejemplo, por la ley 14.060 que ha establecido un criterio más amplio en lo que se refiere a la exención impositiva; dice “que están exceptuadas las sociedades cooperativas constituidas conforme a la ley 11.388e inscriptas como tales en el Ministerio de Industria y Comercio, de papel sellado, así como los actos que se celebren para su constitución, registro, reconocimiento y disolución”. Con esta ley se han terminado todas las cuestiones y pleitos que se suscitaban en cuanto se refiere a la exención del papel sellado.

También se ha establecido, luego, exenciones posteriores, por ejemplo en lo que se refiere a impuesto a los réditos, impuestos eventuales, impuestos a las ventas, beneficios extraordinarios, etc., es decir, que el Estado ha tenido siempre un interés especial en fomentar el desarrollo de las sociedades cooperativas, porque las sociedades cooperativas tienen un fin de bien común, cumplen un beneficio social, no van buscando el lucro, la ganancia, el dividendo, la acumulación de beneficios para hacer hombres poderosos; la sociedad cooperativa va buscando especialmente que los socios se puedan beneficiar por la asociación, por la ayuda mutua, por la cooperación; es por eso que “tiende a que se forme” y se desarrollen sociedades cooperativas y últimamente en el Segundo Plan Quinquenal, se ha establecido otra forma, a mi modo de ver, de fomento de las sociedades cooperativas, a la que yo le asigno una importancia extraordinaria y es a la educación cooperativa y a la creación de cooperativas escolares; en el capítulo 4° de ese Segundo Plan Quinquenal por primera vez en el país, se establece la obligación de enseñar cooperativismo en las escuelas y de crear cooperativas en cada establecimiento de enseñanza. Esto tiene una importancia enorme, porque imagínense ustedes si en esta ley 11.380, que favorece a la cooperativa con el crédito bancario y con la exención impositiva, se hubiera establecido la enseñanza de cooperativismo en las escuelas y la creación de cooperativas en ellas, hoy tendríamos a los jóvenes y a  los hombres preparados y sabrían qué es una sociedad cooperativa, porque en el aula, las maestras o los maestros les habrían enseñado esas nociones teóricas de lo que es el compañerismo, la ayuda mutua, la solidaridad y no solamente les habrían enseñado estos conceptos teóricos a los niños, a los alumnos, sino que habrían tenido oportunidad de practicarlos, que eso es lo fundamental, la práctica. Y debo decirles a ustedes que, en este sentido, algunas provincias ya han demostrado un deseo vehemente de educar y de organizar cooperativas escolares; por ejemplo, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ha creado una Dirección de Educación Cooperativista y ya tiene reunido un material amplio, porque posee la parte doctrinaria, la parte relativa al trámite para organizar una sociedad cooperativa y también la parte administrativa y contable, de manera que el maestro, leyendo ese material ya compilado, tiene las nociones suficientes para saber qué es una sociedad cooperativa. Vuelvo a repetir que, si en cada escuela se organiza una cooperativa escolar, como ya se están organizando y les puedo decir a ustedes, con gran satisfacción, que son realmente halagadoras, por su espíritu cooperativista. Estas sociedades cooperativas escolares, no tienen finalidad económica solamente: persiguen, sí, que el niño compre el cuaderno, la lapicera, el lápiz, la regla más baratos pero lo que más interesa son los valores morales y espirituales: que el niño sepa qué es una cooperativa desde que se realiza la asamblea constitutiva, desde que se discuten los estatutos, desde que se eligen las autoridades y el niño participa en toda su vida y funcionamiento. Yo tengo oportunidad de asistir regularmente a las asambleas de la cooperativa escolar “Andrés Ferreyra”, de la Capital Federal, la que este mes de noviembre cumple el cuarto año, el cuarto ejercicio y es estupenda, no solamente por la ventaja material -y de paso podemos decir que los niños economizan el 30% de lo que gastan en la compra de libros y útiles de enseñanza -, sino también porque están realizando un ahorro, ya que dejan ese 30% en la sociedad para integración de nuevas acciones y luego también porque el niño ya participa, sabe por qué se compra una cosa y por qué no se compra otra, y conoce que a veces es mejor gastar cinco centavos más pero que el artículo sea de más alta calidad y entonces va aprendiendo que la economía no está en los cinco centavos más baratos sino en el peso exacto, en el volumen exacto y sobre todo en la buena calidad. El director de una escuela industrial me comentaba los otros días que, a los niños, no solamente les cobran caro, sino que les dan un material que a veces no sirve. Nosotros buscamos calidad, que el artículo sirva, que nos preste el servicio que queremos. Hay luego una finalidad económica, en cuanto al ahorro, y moral en cuanto a esa compenetración, ese espíritu de tolerancia, de amistad, de compañerismo y de ayuda mutua que se va desarrollando en el aula y que el niño no lo olvida nunca, porque lo que se aprende en la escuela no se olvida jamás; imagínense ustedes cuántos beneficios se van a poder lograr, porque se podrá formar cooperativas de consumo, de crédito y de mil formas, en que estos niños egresados van a poder participar con criterio exacto y con conciencia formada. En el aula han adquirido esos conocimientos teóricos y en la cooperativa escolar los has practicado.

 

LEY DE FOMENTO

 

Yo me ocupé, hasta ahora, de las leyes nacionales; del Código de Comercio de la ley 11.388, de la ley 11.380, de la ley 14.060 y de la 14.184 sobre el Segundo Plan Quinquenal, pero también podríamos decir dos palabras, ya que este acto está organizado por el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires, sobre la ley 3.721 que rige a las cooperativas de la Provincia de Buenos Aires. A decir verdad, ha sido la Provincia de Buenos Aires el primer Estado Argentino que ha sancionado la primera ley de fomento de la sociedad cooperativa, la número 3.721 del año 1922,es decir antes de sancionarse las leyes 11.380 y 11.388.

Es una ley breve pero sumamente interesante porque en ella ya se consagran algunos principios fundamentales; fíjense ustedes con qué generosidad está redactada esa primera ley; “Desde la promulgación de la presente ley declárese eximida del pago de todo impuesto provincial creado o a crearse a todas las sociedades cooperativas de consumo, de crédito, de edificación”, etc., y establece como condición: siempre que no tenga “capital ni acciones preferidas”. En las sociedades cooperativas ya sabemos que no hay acciones preferidas, no hay fundadores ni nadie tiene privilegios. Hay absoluta igualdad de derechos y obligaciones. Segundo, que no den participación especial en los dividendos o ganancias a sus fundadores, directores; éstos, señores, repito, no perciben ninguna retribución. Yo les pregunto si se puede exigir más de hombres que dedican sus horas de descanso y hasta sus horas de sueño y que se las restan al hogar mismo, si se puede exigir más de estos administradores en cuanto a ese espíritu de generosidad, de hacer el bien por el bien mismo, porque, evidentemente, les puedo decir a ustedes que la organización, la administración de las sociedades cooperativas suele dar lugar a veces a tareas un poco pesadas y deparar algunas amarguras, pero como se hacen con tal convicción, con tal espíritu de generosidad y de bien, esas horas no se sienten.

En tercer lugar dice que no esté vinculada, por sus estatutos o reglamentos, a sectas o partidos políticos. Ya les dije que las sociedades cooperativas son de puertas abiertas y no se les exige más que una condición: que sean hombres buenos, que vengan a colaborar desinteresadamente, que quieran hacer el bien, que se sientan humanos, que quieran a los demás, porque en la sociedad cooperativa debe regir el principio de solidaridad; el Presidente de la República ha dicho muchas veces que éste es el año de la solidaridad social y la solidaridad social es un sentimiento que nos une y nos vincula y hace que cada uno de nuestros actos repercutan en bien o en mal, con respecto a nuestros semejantes. Es muy posible, tenemos que saberlo bien, que si hay desgraciados, enfermos, miserables, sea por nuestra culpa, por la forma de dirigir nuestros negocios, por el mal ejemplo que les hemos dado y que esas enfermedades desgraciadas pueden repercutir en nosotros, en nuestros hijos y ser las víctimas de esas miserias y de esas enfermedades. Ese es el concepto de solidaridad: hay que darse a los demás para poder recoger un poco de su agradecimiento.

 

DOS PILARES

 

Y termino, señores, la charla de hoy diciéndoles a ustedes que el porvenir del movimiento cooperativo radica en dos bases fundamentales, en dos pilares primordiales: en un pilar económico y en un pilar moral. Yo podría decir que ningún régimen social futuro puede descansar sino sobre estas dos bases. El liberalismo económico ha engendrado el capitalismo y ese capitalismo, que domina prepotente, que se impone por la fuerza del dinero y que, a veces, se impone económica y políticamente y pretende hasta gobernar por el poder del dinero, ese capitalismo solamente descansa sobre una base material, egoísta e individualista; por eso que el régimen capitalista, hoy, en siglo XX podemos decir que ha cesado, está en su ocaso y hay otro espíritu, un espíritu social, un espíritu más humano, un espíritu más altruista.

La sociedad cooperativa y el régimen cooperativo descansan sobre dos bases: una base económica y una base moral. No buscamos solamente que los hombres defiendan su trabajo para obtener un ingreso mayor; eso no sería suficiente, porque eso podría hacer un poco más ricos a los hombres, pero nosotros vamos a algo más: si bien se persigue el bienestar material, que los hombres puedan satisfacer un número mayor de necesidades, también se va buscando el aspecto espiritual, el de hacerlos un poco más buenos y mejores; por eso es que decimos que el porvenir del sistema cooperativo descansa sobre dos bases. Es indispensable que los hombres comprendan que deben llevar el ahorro a las sociedades cooperativas, pues, si no tienen reunidos los recursos y medios económicos para desenvolverse, éstas no van a poder cumplir sus fines. Por eso insistimos en que es necesario suscribir e integrar acciones, formar el capital social; en ninguna sociedad, en ninguna parte, hay que saberlo bien, el ahorro va a tener un destino más útil y más social que en las sociedades cooperativas y si nosotros fortificamos a estas sociedades para que puedan realizar un desenvolvimiento holgado de su economía y sus finanzas y vamos desarrollando esos sentimiento de afecto, solidaridad, amistad, cordialidad, si tendemos a educar más, que al fin y al cabo educar quiere decir elevar, levantar esos sentimientos de cordialidad, sentirse un poco más buenos y mejores, entonces sí podemos decir que alguna esperanza podemos tener de que en el futuro tendremos un mundo mejor del que tenemos ahora.

 

Función Económico-Social de las Cooperativas

 

En su segunda clase el Dr. Bottini desarrolló el tema: “Función Económico Social de las Cooperativas”, y su exposición fue la siguiente:

 

I – INTRODUCCION – HISTORIA

 

Señoras, señores: estimados amigos cooperativistas: en la tarde de hoy nos corresponde desarrollar el tema “La función económica-social de las cooperativas”.

Para poder considerar este tema, me parece interesante que hagamos una referencia al origen del movimiento cooperativista. Lo vamos a hacer en forma breve, pero considero que conviene refrescarlo, tenerlo presente, para justificar la conclusión a que vamos a llegar:

Este movimiento cooperativista, es conocido por todos ustedes que se inicia en el año 1844, y tiene un origen eminentemente humanista y eminentemente altruista. Los obreros, trabajadores, hombres del pueblo, que organizaron la primera cooperativa de Rochdale en el año 1844, no se propusieron solamente realizar una organización económica, es decir, no se propusieron únicamente obtener beneficios materiales; además de eso, además de la ventaja económica, también consideraron que el movimiento cooperativista debía tener una proyección de carácter social. Para no extenderme demasiado sobre este origen, me parece que lo mejor es leer las palabras del Estatuto que se dieron estos fundadores de la primera cooperativa, que, si bien se inspiraron en los autores precursores, como Carlos Fourier y como Roberto Owen, tienen el inmenso mérito de haber concretado en la realidad las bases para asegurarle el éxito a esta cooperativa. Veamos lo que dice el Estatuto de esta primera cooperativa de Rochdale, fundada en 1844:

“Esta sociedad tiene por objeto conseguir un beneficio pecuniario y mejorar las condiciones domésticas y sociales de sus miembros, reuniendo un capital dividido en acciones de una libra esterlina, para poner en práctica el siguiente plan:

1°) Abrir el local para la distribución de los artículos de uso y consumo; comprar o construir casas para los asociados; emprender la fabricación de artículos que la cooperativa considera corresponde producir, para procurar a aquellos de sus miembros que se encuentren sin trabajo o que sufran una reducción repetida de su salario; comprar o arrendar tierras que cultiven aquellos de sus miembros que se encuentren sin trabajo o cuyo salario esté mal remunerado. Tan pronto como sea posible, la Sociedad procederá a organizar la producción, la distribución, la enseñanza y el gobierno, o, en otros términos, se constituirá en colonia autónoma en la cual todos los intereses estarán solidarizados y ayudará a otras sociedades que deseen construir colonias semejantes. Para el fomento de la abstinencia de bebidas alcohólicas, se abrirá, tan pronto como sea posible, un local donde se expenderán bebidas desprovistas de alcohol”.

Y luego, en una reforma de los Estatutos realizada en el año 1852, establecieron que, con el dos y medio por ciento de los beneficios sociales, constituirán un fondo para educación.

Con esta lectura, he querido demostrar cómo los fundadores del movimiento cooperativista -hombres humildes, sencillos, de trabajo, del pueblo- no solamente querían mejorar sus condiciones de existencia, valorizar su salario, obtener una ventaja económica, sino que, al mismo tiempo, anhelaban desenvolver los valores morales, los valores espirituales, capacitar a los hombres, educarlos, elevarlos, para que ellos mismos estén en condiciones para administrar y fiscalizar su propia entidad cooperativa. De manera que estos hombres humildes, algunos de los cuales no sabían leer ni escribir, como por ejemplo Roberto Howart, que sin embargo era un hombre de mucha iniciativa, de buen corazón, no solamente tuvieron la preocupación de la ventaja económica sino también de la ventaja espiritual, moral, en cuanto sea posible, para desarrollar las facultades intelectuales y mentales de los socios de las cooperativas.

Quería traerles este recuerdo para que ustedes vean cuánto hay que aprender de esta gente, que -vuelvo a repetir- no habían cursado ninguna Universidad (ninguno de ellos era sabio, ninguno era doctor), pero sin embargo, habían, sí, aprendido la lección de la vida práctica, habían sufrido y habían penado; por eso, un autor francés, Charles Gide, dice que el movimiento cooperativista no ha surgido del cerebro de un sabio ni de un reformador social sino de las entrañas mismas del pueblo; debido a este motivo, siempre se insiste en que el movimiento cooperativista es un movimiento popular, eminentemente popular. Porque lo que se propone la organización cooperativa es crear un nuevo orden económico-social tendiente a reemplazar el mundo en que vivimos, egoísta e individualista, que solamente se ha caracterizado por el afán de lucro, de ganancias, por los dividendos, por la especulación y por todas las maniobras monopolistas y capitalistas para ser cada día más fuertes, más poderosos y dominar a los pueblos y a las naciones.

 

II – COOPERATIVISMO – DEFINICIÓN

 

Entonces, podemos decir qué entendemos por una sociedad cooperativa: una sociedad cooperativa es una asociación de personas, asociación de personas que reúnen sus ahorros, sus modestos ahorros, para formar el capital social y realizar obras de bien común. Esta definición o concepto de lo que es una sociedad cooperativa, ex profeso se presenta de esta manera para señalar la diferencia fundamental con la definición, por ejemplo, que da el Código de Comercio cuando define lo que es una sociedad anónima; el Código de Comercio, cuando define una sociedad anónima, que es la típica capitalista,dice que la sociedad anónima es una simple asociación de capitales para realizar un objeto cualquiera. La cooperativa no es eso: la cooperativa es asociación de personas, es decir, que anteponemos el hombre al capital; para nosotros, el capital está subordinado al trabajo, el capital es un auxiliar, el capital es la herramienta, es el instrumento, es la máquina que nos ayuda a producir, pero no debe dominar al hombre sometiéndolo como un engranaje más dentro del mecanismo económico.

De manera que nosotros -vuelvo a repetir- debemos considerar, en primer término, al hombre; el objeto fundamental es procurar el bienestar económico y espiritual del hombre; por eso decimos “asociación de personas”, y de ahí también que hayamos dicho que es una sociedad humanista, humanista porque procura realizar los valores humanos, los valores del espíritu, los valores morales.

En segundo lugar decimos que reúnen sus ahorros para formar el capital social, y este concepto de ahorro no tiene solamente un alcance económico: tiene un alcance moral. Procuramos, en lo posible, aplicar el principio cooperativo de bastarse a sí mismo, entendiendo por bastarnos a nosotros mismos el poder desenvolvernos con nuestros propios medios económicos y con nuestro propio personal, factor humano, es decir, nuestros propios asociados; porque creemos que nuestra liberación o emancipación ha de ser obra de nosotros mismos en lo posible.

 

III – CAPITAL SOCIAL

 

Entonces, opinamos que el capital social con el cual se ha de desenvolver la cooperativa debe ser el resultado del esfuerzo, aún del sacrificio; y no nos olvidemos nunca del sacrificio y del esfuerzo de aquellos humildes obreros; fíjense ustedes que me estoy refiriendo al año 1844; hombres que apenas recibían un salario para no morirse de hambre y con largas jornadas de trabajo, hombres que luchaban por elevarse, por mejorar; y, si bien no descuidaban el aspecto político y reclamaban el sufragio universal, y si bien no descuidaban el aspecto sindical de la lucha contra el capital prepotente, y si bien, asimismo, aconsejaban la abstinencia en el consumo de bebidas alcohólicas, consideraban que mediante la asociación, podían dar a su salario un mayor valor de compra. Y, si esos obreros, tan humildes, con salarios tan miserables, esperaban todas las semanas dos peniques para llegar a formar esa libra esterlina; si ellos, después de tantas penalidades, no sabiendo muchas veces de dónde sacar esos dos peniques, sin embargo, se impusieron ese sacrificio y ese esfuerzo, lo hicieron porque el movimiento cooperativo procura su independencia, su emancipación, el bastarse a sí mismo, que es a lo que nosotros debemos tender en todo lo posible. No hay que olvidarse nunca de lo siguiente: las cosas que nos cuestan son las que nosotros amamos, las cosas que nos exigen un sacrificio son las que nosotros estimamos. Queremos que a los socios de las cooperativas les cueste sacrificio formar la cooperativa y defiendan la cooperativa poniendo en ella sus ahorros, porque en ninguna asociación, en ninguna parte, el ahorro del pueblo va a ser mejor defendido y va a tener una finalidad más útil que en la misma cooperativa.

Y, por último, decíamos que debe tener una finalidad de bien común, porque en el régimen cooperativo rige el principio de la igualdad de derechos y de obligaciones: en el régimen cooperativo no hay nadie, absolutamente nadie, que valga más que otro; todos valemos absolutamente igual, todos influimos de la misma manera, porque no debemos olvidarnos que cada uno de nosotros tenemos un voto cualquiera sea nuestro capital, por ese concepto que decíamos hoy de que el capital no manda; lo que nosotros estimamos, lo que nosotros tratamos de estimular y de llevar a los más altos niveles de la consideración es el trabajo, es la simpatía, es la cordialidad, es el compañerismo, son los valores morales y espirituales, la capacidad, la inteligencia; en una palabra, lo que nosotros estimamos es el corazón que ponemos en la realización de la obra. Para nosotros valen en el movimiento cooperativo esos aspectos morales; lo dijo un economista, LuiggiLuzzatti: que una cooperativa no es fuerte por las cifras de sus balances sino por las ideas que dominan en la cooperativa, es decir, que si una cooperativa está dominada por buenas ideas, por un sentimiento noble y generoso, por un sentido de responsabilidad y solidaridad, esa cooperativa no pude caer de ninguna manera, porque va a ser defendida por ese cariño, ese afecto, ese sentimiento de unión que caracteriza a todas las cooperativas: una cooperativa que no está formada sobre esas bases morales de la unión, de la cordialidad, del sentimiento de solidaridad, no es una cooperativa; podrá serlo en la forma, podrá tener muchas instalaciones y paredes, pero no es una cooperativa, porque le falta el alma, el sentimiento y cuando a una cooperativa le falta el alma, el sentimiento, como dijo Carlos Gide, entonces, no es más que un negocio y hay que saber que, cuando no es más que un negocio, es siempre un mal negocio; y dijo más: si la cooperativa es un negocio, ya negocios hay demasiados. No queremos más negocios: queremos asociaciones de hombres libres, inteligentes, responsables, que quieran sacrificarse por el amor al prójimo.

 

IV – FACTORES ECONOMICOS Y SOCIALES

 

Dicho esto, vamos a analizar un poco cuáles son los factores económicos y sociales de las cooperativas. Como yo me tengo que ocupar de la función económico-social, me parece lógico que  primero enunciemos y comentemos algunos de los factores económicos y sociales.

Los fundadores del movimiento cooperativo, según un autor francés, tienen el inmenso mérito de haber producido el hecho económico más importante de la historia económica; que es la creación de estas asociaciones cooperativas; y ¿por qué lo ha dicho? Lo dijo porque, como nosotros lo comprobamos todos los días, las cooperativas han venido a llenar una realidad, una necesidad, han surgido de los hechos mismos, no son una utopía; habrá, indudablemente, algunos espíritus generosos, como por ejemplo Carlos Fourier y Roberto Owen -uno creando sus falansterios, y otro sus bazares cooperativos, etcétera-, pero el movimiento cooperativo descansa en los hechos y una doctrina que no descansa sobre los hechos es una doctrina que no se impone a los hombres. Los hechos son los que dan base y fundamento a la doctrina y sobre todo una doctrina como ésta, que descansa en esos dos aspectos que yo insisto siempre en recalcar y señalar: un aspecto económico, que tiende a mejorar las condiciones de existencia del hombre, es decir, procurar que el hombre satisfaga el mínimun de las necesidades materiales, por aquello de que “primumvivere y dende filosofare”; pero, una vez que hemos procurado satisfacer esas necesidades materiales, inmediatamente,debemos procurar elevarnos, perfeccionarnos, mejorarnos; en una palabra, estrechar filas; como dice un autor,“la perfección se hace posible cuando los hombres se reúnen en asociaciones pacíficas, y cuanto más vasta y apretada sea la asociación, mayores son las probabilidades de su perfeccionamiento”.

Nosotros entendemos que en la asociación los hombres se perfeccionan, porque la asociación destruye el individualismo, el egoísmo: el hombre ignorante, el hombre que permanece apartado, el hombre que no llega a percibir la importancia de la vida en común, ése no puede desenvolverse dentro de este régimen de asociación, porque en la asociación se desenvuelven esos nobles sentimientos; cuando vivimos en común, cuando aplicamos la ayuda mutua, cuando recíprocamente nos damos a los demás para recibir un poco de los demás, cuando aplicamos estos nobles sentimientos de reciprocidad, de ayuda mutua y de solidaridad, es cuando el hombre tiende a perfeccionarse y a mejorar.

Entre los factores económicos, vamos a mencionar en primer término, el ahorro. Para nosotros los cooperativistas, el ahorro tiene una gran importancia porque formamos el capital social, como dije hace un instante; todos los capitales que se forman, todo el desenvolvimiento del crédito en general, está, en gran parte, formado por ese ahorro del pueblo.

 

V – AHORRO DEL PUEBLO

 

¿Cómo los señores capitalistas, cómo estas empresas monopolistas han tenido los medios financieros para desenvolverse? Sencillamente, sobre la base del ahorro del pueblo; el pueblo ha llevado sus ahorros a los bancos y los bancos no se los han prestado a los hombres del pueblo, porque los bancos piden, por lo general, la garantía y la responsabilidad; entonces, ese dinero del pueblo ha sido casi siempre para los fuertes, para los poderosos económicamente; con el ahorro del pueblo se ha explotado al mismo pueblo, porque se han formado estas sociedades y ya lo han explotado del punto de vista del trabajo o del punto de vista del consumidor. Ahora le tenemos que decir al pueblo que no lleve sus ahorros a aplicaciones o a instituciones que no sean para real y directo beneficio de ellos. Tenemos que enseñarle al pueblo, repetirle hasta el cansancio, que debe llevar sus ahorros a las cooperativas; hay que capitalizar a las cooperativas; entonces, capitalizando, fortificando y consolidando a las cooperativas, nos defendemos nosotros mismos, porque vamos a consolidar y fortificar nuestra propia economía; eso hay que repetirlo e insistir hasta el cansancio. La gente cree que cuando ve un edificio grande y con grandes escudos, ahí sus ahorros van a estar mejor defendidos; es un grave error; van a estar mejor defendidos cuando estén en manos limpias y de uñas cortas y cuando se trate de aplicarlos en bien del pueblo.

En segundo lugar nosotros tenemos que decir que en el régimen cooperativo tendemos a que todos sean copropietarios; nosotros queremos que todos los socios tengan una participación en el capital, en la propiedad de las cooperativas; no debe haber un solo hombre que no esté vinculado a la entidad o a la asociación cooperativa, ya sea como productor o ya sea como consumidor; en las cooperativas de producción para obtener los productos; en las de consumo para consumirlos en las mejores condiciones de precio y calidad. De manera que tendemos a expandir la propiedad, tendemos a que todos estén vinculados en esa sociedad cooperativa bajo la forma de acciones; todos al entrar a una cooperativa, suscribimos una o varias acciones y, al mismo tiempo, con una parte de los beneficios sociales, vamos constituyendo una propiedad común, una propiedad colectiva. De modo que podemos decir que, dentro del régimen cooperativo, hay dos clases de propiedad: una de tipo individualista, o sea la que a mí me pertenece por el monto de las acciones suscriptas e integradas, y otra de carácter colectivo o común, que se ha formado con una parte de los beneficios sociales. En muchas sociedades cooperativas, ya este capital común es muy importante, porque, separando una parte de los beneficios sociales, del excedente, todos los años vamos integrando o formando un capital que no pertenece a ninguno individualmente y pertenece a todos socialmente y a cuyo capital no le pagamos ningún interés.

Ustedes, ven cómo en el régimen cooperativo podemos llegar, a la larga, a no pagar interés al capital, es decir, nos podemos desenvolver con un capital que no nos va a costar ningún interés. Cuando nosotros le pagamos un interés al capital accionario, le pagamos un interés módico, le pagamos un interés reducido: nuestra ley dice que no excederá del uno por ciento a lo que cobra el Banco de la Nación en sus operaciones de descuento. Pero si nosotros llegamos a constituir ese capital común con una parte de los beneficios sociales, nos podemos ahorrar ese capital que pagamos individualmente a cada uno de los dueños o poseedores de las acciones. Ustedes ven qué campo ilimitado tiene las sociedades cooperativas. De manera que, no sólo han transformado al capital en su asalariado; no solamente han establecido que el capital sólo tendrá derecho a un interés módico y limitado; sino que aun se proponen -con el andar del tiempo, con el espíritu de consecuencia y de adhesión de los socios y según el monto de las acciones y de las operaciones- ir formando un capital tal que nosotros nos podamos desenvolver sin pagarle ningún interés. Y entonces habremos llegado a conseguir que ya no haya parásitos sociales que quieren vivir a expensas de su capital, sin desarrollar ningún trabajo útil.

 

VI – DEVOLUCIÓN DE LOS EXCEDENTES

 

Y así podríamos seguir con otros conceptos de carácter económico. Por ejemplo, es característico en el régimen cooperativo devolver el excedente, es fundamental: no puede haber una sociedad cooperativa que no devuelva el excedente, o sea el retorno, lo que hemos pagado de menos o lo que le hemos cobrado de más; porque muchas veces pagamos de menos y otras cobramos de más. Eso, que va a parar al bolsillo del capitalista, nosotros se lo devolvemos; es el excedente o el retorno, o, en otras palabras, establecer el justo precio. Ese problema, que ya viene, diríamos de la Edad Media -Santo Tomás de Aquino siempre hablaba del justo precio-, los cooperativistas lo hemos resuelto de un punto de vista práctico: nosotros hemos llegado al justo precio, porque no le cobramos de más al consumidor ni le pagamos de menos al productor; al cerrar el ejercicio anual le devolvemos el excedente y es una forma de estimular el ahorro, es una forma de incrementar el capital de los socios dentro de la cooperativa. De modo que, como ustedes ven, nosotros llegamos a una perfecta justicia social, porque hacemos una justa y equitativa distribución de la riqueza: le damos a cada cual lo que cada cual ha obtenido mediante su trabajo o el uso que ha hecho de los servicios sociales. Yo creo que no se puede pedir más a una sociedad económica y social como esta: por eso llegamos siempre a esta conclusión: el régimen cooperativo es un régimen justo, equitativo y altruista; solamente se fomentan los valores del trabajo, de la adhesión, de la consecuencia y ese sentimiento de solidaridad.

 

VII – CONCEPTO DE LIBERTAD

 

Ahora voy a analizar, más o menos rápidamente, los valores sociales o morales dentro del régimen cooperativo. Lo primero que queremos mencionar es lo que se refiere a la libertad: en el régimen cooperativo, nosotros tenemos muy en cuenta ese concepto de la libertad; es decir, que la cooperativa debe formarse por hombres que, libremente, espontáneamente, quieran formar parte de la misma; de manera que no hay ninguna imposición, no hay ninguna fuerza, no se le obliga de ninguna manera, y, precisamente, en ese aspecto y carácter libre y espontáneo de la formación de las sociedades cooperativas, está el éxito de las mismas: todo aquello que se hace por la fuerza, todo aquello que se hace por obligación, todo aquello que se hace por obligación, todo aquello que nos imponen, eso no tiene una vida larga, eso es frágil, eso se desmorona enseguida; en cambio, lo que hacemos por nuestra propia convicción, por nuestro propio discernimiento, por nuestra propia voluntad, por el convencimiento absoluto que tenemos de que estamos realizando una obra buena, esa obra está llamada a tener un gran resultado.

Después, ese control democrático tiene un valor enorme, como yo les decía hoy. En una sociedad capitalista, pongamos por caso en una sociedad anónima, ¿quién manda en la sociedad anónima? ¿Quién se impone? Se imponen los que tiene más acciones, porque saben que en el régimen capitalista, en la sociedad anónima, cada acción da derecho a un voto, y los que tienen más acciones -que generalmente es un pequeño grupo capitalista con varios testaferros- son los que se imponen siempre en las decisiones de las asambleas. Eso no puede ocurrir en la sociedad cooperativa, porque como dijimos antes, cada socio tiene derecho a un voto, cualquiera sea el número de las acciones que posea, y esto tiene un valor inmenso, considerable, porque entonces nosotros vamos a resolver, designar, elegir, votar, según las más nobles iniciativas, los mejores propósitos, los hombres más buenos, más cordiales, más honestos, más generosos, de más buena voluntad. Por eso es que, si en la sociedad cooperativa  no se eligen mejores, si no elegimos a los más capaces, si no elegimos a los más honestos, a los de manos más limpias y uñas más cortas, es porque nosotros no queremos; porque, si obramos libremente, lo hacemos con discernimiento e inteligencia, nosotros nos podemos imponer, porque es una asamblea democrática; la culpa de haber elegido malos dirigentes será nuestra. Por eso es que los socios tienen una gran responsabilidad, inmensa responsabilidad, y eso es lo que hay que tender a inculcar: es muy triste, a veces, asistir a asambleas de sociedades que poseen mil socios, por ejemplo, y que apenas un grupito concurre a dichas asambleas; es decir, si hay un diez por ciento es mucho; y eso revela la incultura, la incapacidad, la falta de responsabilidad, la incomprensión del movimiento cooperativo. Eso no es posible: si la sociedad cooperativa tiene mil socios, deben estar presentes los mil socios, porque se está jugando el destino de la cooperativa. Hay que elegir a los mejores, a los más inteligentes, de mayor iniciativa, más honestos y más capaces. De manera que el futuro de la cooperativa, el porvenir de la cooperativa, será lo que los socios quieran que sea: si los socios se desentienden, si no concurren, si abandonan, si dejan librado así, al azar, evidentemente las cosas no van a ir bien; y si van bien, por lo menos nosotros no habremos tenido la satisfacción de poder decir que hemos colaborado porque hemos votado muy bien el balance, hemos elegido muy bien a los miembros del Consejo de Administración, al Fiscalizador, etcétera. Eso es lo que también hay que inculcar en los socios de las cooperativas; es necesario educar; la cooperativa es una escuela, es una escuela de capacitación; no hay que olvidarlo, es una escuela de capacitación, no hay una mejor escuela que la escuela cooperativa, que la sociedad cooperativa. ¿Por qué es una escuela? Porque nos informamos de todos los problemas, los libros están a nuestra disposición, los miembros del Consejo nos deben toda clase de explicaciones, y todo ese movimiento de carácter social es lo que contribuye a elevarnos, a darnos la capacidad necesaria para desenvolvernos con nuestros propios medios. Es muy corriente que, por no formar nuestros propios hombres en el movimiento cooperativo -es decir, hombres que, además de su técnica, de su inteligencia, de su capacidad, tengan el sentimiento cooperativo y la fe cooperativista-, nos veamos precisados a recurrir al campo enemigo, tengamos que ir a buscar los hombres en otros campos; de ahí que a veces tenemos que nombrar como empleados, gerentes, contadores, a personas que han actuado en el comercio, en la industria, pero que tienen costumbres y mañas muy distintas a las de los cooperativistas.

Y así podríamos seguir mencionado todos estos factores sociales que son de gran importancia en al movimiento cooperativo, de grandísima importancia, porque no hay que olvidarse nunca de esa frase que les cité de LuiggiLuzzatti, es decir, que no debemos procurar formar sociedades fuertes económicamente, con grandes cifras en los balances: tenemos que ir formando esos valores morales, espirituales, esos hombres buenos, generosos, honrados, que se dan a los demás, que se brindan a los demás, que quieren servir a los demás. Si no formamos esos hombres -vuelvo a repetirles- , el movimiento cooperativo no va a poder progresar mucho: andará dando tumbos, con algunas caídas, y tendremos resultados bastante desagradables.

En el movimiento cooperativo no hay mejor lección que una cooperativa que triunfa; una cooperativa que triunfa por estos valores económicos y por estos valores morales es la mejor lección que podemos dar del movimiento cooperativo. Cuando podemos decir y enorgullecernos de que la nuestra es una buena cooperativa, esa es la más grande satisfacción que podemos experimentar, porque podemos afirmar que ha triunfado gracias al esfuerzo y la constancia de los hombres que han luchado por el éxito de esa cooperativa.

 

VIII – MENTALIDAD POLITICA Y RELIGIOSA

 

En el movimiento cooperativo tenemos también otro principio muy generoso y muy altruista; no hay ninguna sociedad, ningún movimiento ideológico, que tenga esta particularidad del régimen cooperativo: nosotros consagramos la neutralidad política y religiosa; para nosotros no hay problemas raciales, no hay problemas de nacionalidades, de regiones; nosotros estimamos al hombre, queremos al hombres, no le preguntamos de dónde viene ni adónde va; queremos al hombre que está dispuesto para colaborar; queremos el hombre bueno que esté dispuesto a poner el hombro y a apoyar la obra que se está realizando; por eso, pueden entrar todos; las puertas están abiertas y al socio que ha entrado ayer le acordamos los mismos derechos que al de la primera hora; yo pregunto si hay otra sociedad que pueda decir lo mismo que nosotros, o sea con estos caracteres de generosidad, de altruismo con que acogemos a todos los hombres de todos los puntos de la tierra, cualquiera sea su pensamiento político, su sentimiento religioso; lo único que queremos es que sea buena, amable, cordial y nos ayude a transformar este mundo egoísta e individualista, y nada más.

 

IX – EDUCACIÓN COOPERATIVISTA

 

Y para terminar estos aspectos morales podríamos decir la importancia enorme que le damos a la educación; yo le dije hoy que aquellos obreros de Rochdale, ya en el año 1852 habían separado el dos y medio por ciento de los beneficios para formar un fondo para educación,  y esta previsión ya se ha extendido por casi todo el mundo: casi todas las cooperativas tienen el fondo para educación. Esto es de una importancia enorme, porque a la cooperativa debemos considerarla una familia, un segundo hogar; nuestros hijos debe ir a la cooperativa como van, por ejemplo, a la biblioteca, como van a una sala de lectura, como van a un ateneo, porque en nuestras cooperativas siempre hay un rinconcito donde tenemos una serie de libros, de libros de carácter general y de libros de carácter cooperativo; ponemos revistas, periódicos y muchas otras cosas; de manera que los chicos nuestros van siendo atraídos por las cooperativas, porque ya saben que allí no solamente se tratan problemas económicos, se habla de precios, de cantidades: también ahí se habla de amor, de estudio, de expansiones sanas, se arman excursiones. En las cooperativas, nosotros tratamos de educar, de elevar, de capacitar. Por eso, con ese fondo para educación, nosotros realizamos todas estas obras que tienden a nuestra mayor cultura y a nuestra mayor capacitación. Donde no hay educación no hay cooperativa. Las cooperativas se desarrollan en los medios cultos; si yo les cito algunos países, por ejemplo, la cuna del movimiento cooperativo: Gran Bretaña. Gran Bretaña tiene doce millones de socios; aquellos veintiocho obreros del año 1844 hoy son doce millones de socios; y les puedo citar casos de países que están casi cooperativizados: Finlandia, por ejemplo, es un modelo; Dinamarca tiene toda su explotación agropecuaria en forma cooperativa; Suecia ha terminado con todas las empresas capitalistas y monopolistas; y así podríamos citar países y países y hoy en el mundo somos más de doscientos millones de hombres adheridos al movimiento cooperativo; y parafraseando, podríamos decir que somos de ayer y ya estamos llenando el mundo. Eso está demostrando que estamos en la buena senda. Es cuestión de desenvolver esos factores morales; lo que a nosotros nos hace falta es el factor humano, hombres que nos ayuden; posiblemente nos sobre plata: lo que nos falta son hombres de buena voluntad; eso es lo que hace falta, ese sentimiento de solidaridad, que tiene una fuerza y un poder extraordinario; la gente a veces no medita sobre la trascendencia de esta solidaridad social. Si nosotros recapacitáramos un poco qué es la solidaridad social, comprenderíamos que es un sentimiento que no reúne, nos envuelve, hace que cada uno de nuestros actos repercuta, en bien o en mal, con respecto a nuestros semejantes; es una norma de conducta, un deber moral; cada uno de nosotros debemos comportarnos de tal manera que no hagamos a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros, es decir, ver en nuestro semejante, un amigo, un hermano, hacer por él todo lo que nosotros estaríamos dispuestos a hacer por nosotros mismos; eso es lo que nos hace falta en el movimiento cooperativo. Si logramos desenvolver estos sentimientos morales y espirituales, les puedo decir que el desarrollo del movimiento cooperativo en la Argentina será extraordinario; no quiero decir que ya no sea una fuerza grande, una fuerza poderosa; lo es, en realidad, ya estamos cerca de las tres mil cooperativas, cerca del millón de socios; pero tenemos que arar la tierra con rejas profundas, tenemos que meter la reja bien abajo para que el edificio no se caiga, tenemos que hacer hombres con conciencia, con fe cooperativista, que tengan siempre la llama encendida y, por sobre todas las cosas, que sean buenos y generosos.

Dicho esto, voy a cerrar la charla de hoy sobre la función económico-social de las cooperativas; pero, como estoy en una escuela, me van a permitir que diga dos palabras sobre las cooperativas escolares:

 

X – COOPERATIVAS ESCOLARES

 

Las cooperativas escolares han venido a llenar una sentida necesidad. Se están creando a raíz de lo establecido en el Segundo Plan Quinquenal. Nosotros no teníamos todavía la enseñanza del cooperativismo en las escuelas, ni tampoco la obligación de crear cooperativas escolares en todos los establecimientos de enseñanza. Esto tiene una importancia enorme frente a esos valores morales y espirituales a que yo me referí. Si cuando se sancionaron aquellas célebres leyes Nros. 11.380 y 11.388 los legisladores hubieran por ahí intercalado un artículo diciendo que debían crearse cooperativas escolares, estoy seguro que, después de veintisiete años que llevan esas leyes Nros. 11.380 y 11.388, tendríamos grandes colaboradores, porque en el aula ya les habrían enseñado los maestros o las maestras esos conceptos de amistad, de compañerismo, de solidaridad, de bondad, ya habrían aprendido lo que es eso; y además, y eso sí tiene una importancia enorme, habrían practicado: esa es la importancia enorme de las cooperativas escolares, en que el niño, el alumno, el estudiante va a aplicar en su cooperativa esos conocimientos teóricos impartidos en el aula. Lo que se aprende en las escuela, diríamos lo bueno que se aprende en la escuela -y esto sería bueno, por ciento-, eso no se olvida nunca más. Por eso que los egresado de las escuelas comunes, de las escuelas secundarias y de las escuelas universitarias serían excelentes colaboradores y hoy no tendríamos que andar mendigando por ahí un empleado, un contador o un gerente, porque ya tendríamos hombres avezados desde el punto de vista moral, intelectual y sobre todo con un hermoso corazón cooperativo. Por eso le damos tanta importancia a las cooperativas escolares. Las cooperativas escolares tienen un porvenir maravilloso; yo les puedo decir que las veo surgir diariamente; los otros días, nomás, en Lomas de Zamora se formaron cuarenta cooperativas escolares, y lo mismo en muchos otros lugares: Azul, Tandil, San Miguel, etcétera. Se darán cuenta ustedes qué colaboradores tendremos nosotros: hombres capacitados, hombres entusiastas, hombres que tienen toda su fe en el éxito del movimiento cooperativo. Por eso es que yo creo que la revolución cooperativa se inicia precisamente con esta enseñanza del cooperativismo en las escuelas y con la creación de la cooperativas escolares en todos los establecimientos de educación.

Podría darles un ejemplo: aquí tengo la memoria y el balance de una cooperativa escolar, la Cooperativa Escolar Andrés Ferreira, que ha cerrado su cuarto ejercicio y lo ha cerrado en forma maravillosa, no solamente por el aspecto económico, aunque el aspecto económico, evidentemente, es halagador: se les devuelve a los niños el 31 % de las compras que han realizado; pero eso no importa tanto, importa más el hecho de ver a esos chicos cómo participan en la vida activa de la sociedad cooperativa, cómo desenvuelven el espíritu de iniciativa, el espíritu de creación, cómo esos chicos se sienten ya hombres, se sienten responsables, ya son personas que toman con cariño esta acción cooperativa, y me van a permitir que les diga unas pocas palabras al respecto: “el niño de hoy, el hombre de mañana, deberá ser formado con un concepto de permanente e irrenunciable personalidad; aprenderá d dirigirse a obrar conscientemente sin mandar con despotismo ni obedecer a ciegas; así como los individuos se acostumbran a respirar aire enrarecido y se marean al salir de él, así los niños se habitúan a que alguien resuelva por ellos, decidan por ellos, piensen por ellos. Se van creando así seres sin voluntad propia, refractarios al esfuerzo, temerosos de toda responsabilidad, seres en los que repercuten y persisten las determinaciones de la vida infantil, seres que, una vez salidos del mundo familiar, necesitan un régimen social que piense, que decida y que resuelva por ellos”.

Eso es lo que se pretende por medio de las sociedades cooperativas, y en el decreto que el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires dio creando la Dirección de Educación Cooperativista, hay dos considerandos a los que voy a dar lectura, porque son interesantes para demostrarles la trascendencia de la creación de cooperativas escolares: “…la creación y desarrollo de las cooperativas escolares contribuyen, desde la más temprana edad, a la formación de una conciencia de solidaridad social…”

Y en otra parte: “…la creación y actividades de las cooperativas escolares encuadran perfectamente dentro de las modernas corrientes pedagógicas que propugnan que el niño, dentro de la sociedad a la cual pertenece, sea un factor activo de su propia formación mediante tareas que le despierten plena conciencia de responsabilidad en la vida colectiva”.

Eso es, señores, lo que se busca por medio de las cooperativas escolares, y entonces el niño aprenderá cómo se forma una cooperativa, cómo él ha contribuido, con su ahorrito, a formar el capital de la cooperativa, cómo se administra una cooperativa y cómo se fiscaliza, todo eso lo va a aprender y sabe lo que es personería jurídica, sabe que hay personas de derecho, seres ideales que hacen por la voluntad del Poder Ejecutivo y que hay un Código Civil que las reglamenta, y sabe que hay una Dirección de Cooperativas y un inspector de Sociedades Cooperativas. Todo eso que va aprendiendo, lo va a volcar después en la vida ciudadana, cuando salga a la calle y vaya a formar muchas otras cooperativas -de consumo, de producción, de seguros, de créditos, eléctricas, mil cooperativas-; porque es necesario que el pueblo, de una vez por todas, aprenda a administrarse por sí mismo, es necesario que el pueblo, una vez por todas, sepa que la economía está en sus manos, nada puede hacer un gobernante ni un grupo de gobernantes, si no hay un pueblo consciente, que respalde la acción del Gobierno; no le pidamos tanto al Gobierno; pidámonos a nosotros mismos,  que lo que nos pedimos a nosotros mismos es lo que podemos obtener por ese esfuerzo y por ese sacrificio que hagamos. Eso es lo que hay que inculcarle a la juventud, que no hay que tender tanto la mano, hay, más bien, que tender a decirle que, sin sacrificio y sin esfuerzo, no se pueden realizar estas obras sociales; es necesario inculcarles que en la vida todo se consigue con esfuerzo, con trabajo y con inteligencia.

Y, para terminar la clase de hoy, después de lo que hemos expuesto, diremos que los cooperativistas tendemos a formar una economía de servicio, en sustitución de la economía lucrativa. El régimen económico que nos caracteriza es un régimen fundado a base de lucro, de dividendos, de ganancias, de acumulación de bienes materiales; nosotros queremos organizar una economía para servirnos recíprocamente, para ver en nuestro semejante no un ser a quien vamos a explotar, ya como trabajador, y como consumidor, sino un ser semejante a quien vamos a ayudar, porque -vuelvo a repetir- los cooperativistas fundamos nuestra felicidad, no en la desgracia ajena, sino, al contrario, en la felicidad de todos.

Este régimen cooperativo tiende a suprimir todo parasitismo social, toda intermediación innecesaria, todos los intermediarios que viven marginalmente, a expensas de los productores y de los consumidores; vamos a tender a suprimirlos; por eso, ya habrán leído y oído que, en el Segundo Plan Quinquenal, se tiende a agrupar a los productores  y a los consumidores; ya tenemos el Consejo Consultivo de las Asociaciones Agropecuarias y de los Consumidores, y ya pronto, nomás, como también lo dice el Segundo Plan Quinquenal, se van a poner de acuerdo los productores por un lado y los consumidores por otro. De manera que vamos a abreviar etapas, vamos a suprimir etapas del proceso económico, vamos a terminar con esa gama infinita de corredores, comerciantes, consignatarios, mayoristas, minoristas, etcétera, para que, de una vez por todas, nuestro trabajo sea defendido por la unión y por la asociación. A eso es lo que tiende el movimiento cooperativo.

Luego, también, queremos sustituir la competencia -la competencia, para nosotros, es lucha, es lucha despiadada y egoísta-, queremos sustituir esa competencia de precios. Cuántas veces nos dicen que en la esquina de enfrente o en el negocio tal se vende cinco centavos más barato tal producto. Hay que inculcarles a los socios de las cooperativas que no está ahí el mérito, en rebajar cinco centavos el precio del un artículo, porque los cooperativistas, por sobre todos esos valores materiales y económicos –por unos centavos más no comprometemos la salud-, lo que queremos es que los socios sepan que en la cooperativa van a encontrar productos genuinos, de buena calidad y de peso exacto, que es lo que se olvidan a veces los compradores; eso es lo que nosotros queremos: sustituir ese régimen de lucha egoísta, por un régimen de unión y de solidaridad.

Y voy a terminar con una frase del gran maestro Charles Gide, que dice así: “Aunque la cooperación no realice todo lo que muchos esperan de ella, habrá llevado a millones de hogares esos pequeños goces, que son a veces los más exquisitos: un plato más en la mesa, un mueble más en el taller, un vestido más en el ropero, la liquidación de una antigua deuda, la seguridad del mañana y en ninguno de esos hogares habrá dejado la menor desazón”.  Y termina así: “Y si un día los que escriban la historia económica, encuentren algunas faltas que reprocharle, espero, al menos, que la posterioridad será indulgente con él, ya que sus errores habrán sido inocentes. En efecto: ninguno de ellos habrá costado una gota de sangre ni una lágrima a nadie”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PROVINCIA BUNEOS AIRES

MINISTERIO DE ASUNTOS AGRARIOS

Segundo  Curso de Cooperativismo Agrario

Justicialismo yCooperativismo

 

Por el Director General de Ministerio de Asuntos Agrarios,

Ing. Agr. Juan José Gómez Araujo

 

VOLUMEN II  EVA PERON (R.A.) DICIEMBRE DE 1953 N° 53

PUBLICACIONES SERIE: B, 3ª.

 

Gobernador de la Provincia de Buenos Aires

Sr. Carlos Aloé

Vice Gobernador de la Provincia de Buenos Aires

Dr. Carlos A. Díaz

Ministro de Asuntos Agrarios

Ing. Agr. Héctor G. Millán

Subsecretario de Asunto Agrarios

Ing. Agr. Pedro Mollura

 

 

ADHESION DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRESAL SEGUNDO PLAN QUINQUENAL DE GOBIERNO

 

Estatutos de las sociedades Cooperativas

 

El Dr. Antonio Moirano, pronunció sobre el tema: “Estatuto de las Sociedades Cooperativas” en el Segundo Curso de Cooperativismo Agrario, la siguiente conferencia:

 

TEMARIO

 

  1. Generalidades.
  2. El contenido doctrinario.
  • La terminología.
  1. La reglamentación.
  2. La denominación social.
  3. La masa social.
  • Orden de aplicación de los estatutos y la ley.
  • La enunciación de los fines sociales
  1. El Capital social cooperativo.
  2. Los órganos de la administración y fiscalización.
  3. La voluntad social.
  • Los excedentes.
  • La difusión

Conclusiones.

 

I

 

GENERALIDADES

 

Estamos todos empeñados en el conocimiento y en el cumplimiento del Segundo Plan Quinquenal de Gobierno, de cuya realización depende el engrandecimiento del país y la felicidad de sus habitantes.

Nuestras sociedades cooperativas, por su importancia numérica, humana y económico-financiera, y por la diversidad de aspectos de las economías de bienes y de servicios que firmemente van enfrentando, tienen en ese magnífico Plan un programa de amplia y real colaboración, con un papel descollante y de grave responsabilidad.

Hace más de un año, hablando por Radio del Estado el Día de Cooperación, dije que, en nuestra Patria, las costas del mar, los ríos, las llanuras, el subsuelo, los bosques, el transporte, la construcción, la enseñanza, todos eran escenarios propicios al desarrollo y al acrecentamiento del trabajo cooperativo, y que era así como en el policromo panorama de nuestra cooperación, contábamos con cooperativas de consumo, agrícolas, ganaderas, tamberas, algodoneras, yerbateras, vitivinifrutícolas, granjeras, forestales, de electricidad, de seguros, de transportes, escolares, mineras, pesqueras, de vivienda, de construcción, de crédito, de artesanía, de abastecimiento para la industria, etc., es decir, que se advertía una incursión del régimen cooperativo en casi todas las actividades.

Al reafirmar en esa oportunidad mi confianza en el cooperativismo, dije que debíamos contribuir a su desarrollo haciendo efectivo el lema: “Más cooperativas para el Segundo Plan Quinquenal”.

Para la constitución de nuevas sociedades cooperativas, estudiado el ambiente social y económico en que han de actuar y después de constatada la necesidad de su creación tenemos que empezar por planear su base contractual, o sea, por la redacción de sus estatutos sociales.

Por “estatuto” debe entenderse el conjunto de normas escritas que rigen las relaciones de los socios con la cooperativa, de ésta con los terceros y las de los asociados entre sí, como igualmente la exposición de los objetivos sociales tenidos en vista al constituir la sociedad, la forma de llevarlos a la práctica, los órganos de su administración y contralor y las bases de su funcionamiento y liquidación.

La carta social o estatuto es, por lo tanto, la base fundamental para la constitución de toda cooperativa y es la primera tarea a que deben dedicarse los iniciadores o fundadores, teniendo siempre presente que a sus disposiciones deberán someterse sus asociados como a la ley misma.

La ley nacional N° 11.388, sobre régimen legal de las sociedades cooperativas, deja la mayor libertad para fijar las bases estatutarias, dentro de ciertos límites y prescripciones que se estiman imprescindibles para salvaguardar los intereses generales y los de los propios asociados.

Los puntos básicos que ha de contener el estatuto de toda cooperativa son: el nombre social, el domicilio legal, los fines que se propone alcanzar, los derechos y obligaciones de los socios, la formación del capital social, su administración y fiscalización, la constitución y funcionamiento de las asambleas, la distribución de los excedentes anuales, etc.

Es costumbre dividir la carta social agrupando las disposiciones atinentes a cada tema en “títulos” subdividiendo estos, a veces, en “capítulos”, indicando sumariante el tema tratado al comienzo de cada una de estas divisiones, pero nunca al comienzo de cada uno de los artículos, por innecesario.

En casi todos los casos, los proyectos de estatutos son redactados por comisiones formadas entre los iniciadores de las cooperativas, con el fin de someterlos a la consideración y aprobación de la respectiva asamblea constitutiva.

Después de celebrada esta asamblea, al solicitarse para la sociedad la autorización para funcionar como persona jurídica y su inscripción en el Registro a cargo de la Dirección de Cooperativas del Ministerio de Industria y Comercio de la Nación, los estatutos quedan aprobados por las autoridades administrativas correspondientes, tanto nacionales como provinciales, en su caso.

Los estatutos surgidos de la asamblea constitutiva no son inmutables. Con el andar del tiempo y el desarrollo de las actividades sociales aparece muchas veces la necesidad de modificarlos, tarea que queda a cargo de las asambleas subsiguientes, sean ordinarias o extraordinarias, debiéndose requerir en cada caso la aprobación por el órgano gubernativo y su inscripción en el Registro nacional para que puedan entrar en vigencia loas modificaciones introducidas.

 

II

 

EL CONTENIDO DOCTRINARIO

 

Todo estatuto cooperativo debe comprender en sus disposiciones los clásicos principios doctrinarios que conocemos con el nombre de “Reglas de Oro de la Cooperación”. Ellas nos vienen desde la histórica cooperativa de los Probos Pionners de Rochdale, fundada  en 1844, cuyos sufrimientos, trabajos y éxitos, no vamos a recordar ahora, ya que al decir de Gide, es, después del Evangelio, la historia que más veces se ha contado en todas las lenguas del mundo.

Pero, en cambio, haremos una rápida revista de dichas Reglas, dado que son fundamentales en nuestra materia. Ellas son:

1°.- LIBRE ACCESO Y ADHESION VOLUNTARIA: El estatuto debe abrir las puertas de la cooperativa a todos los individuos que voluntaria y espontáneamente quieran adherir a ella, o sea como quisieron los famosos tejedores de Rochdale: “que toda persona digna y de buenas costumbres pudiese ingresar a la sociedad.”

Este primer principio doctrinario está previsto por nuestra ley al decir que las cooperativas no pueden limitar el número de socios, sino simplemente fijar las condiciones de admisión y además, que no pueden poner como condición de ingreso la vinculación de los socios con otras organizaciones.

Es claro que tratándose, por ejemplo, de una cooperativa agrícola, se exija como condición de admisión la calidad profesional de agricultores y análogamente en cualquier otro tipo de sociedad, no siendo en las de consumo, ya que todos pertenecemos al gremio de los consumidores.

2°.- CONTROL DEMOCRATICO: El principio de la igualdad de todos los socios en el manejo de la sociedad, o sea el llamado del control democrático está previsto al decirse en la ley y, por lo tanto, en todo estatuto, que cada socio no tiene más que un voto en las asambleas, cualquiera sea el número de acciones que posea.

3° y 4°.- DISTRIBUCIÓN DEL EXCEDENTE EN PROPORCIÓN A LAS OPERACIONES E INTERÉS LIMITADO AL CAPITAL.- Al decir del profesor doctor Bórea, en estos dos principios está caracterizada la teoría cooperativista.

Dice el maestro: los excedentes a quienes han contribuido a formarlos, la remuneración al capital. Téngase en cuenta que, mientras en la sociedad formada sobre bases capitalistas, al capital corresponden todas las utilidades y al trabajo solamente el salario, en la sociedad cooperativa, las condiciones están diametralmente invertidas, vale decir, que el capital resulta asalariado y que el consumidor, el productor, el trabajo, gozan de los excedentes que resultan de su esfuerzo.

Es imprescindible en todos los estatutos la estricta aplicación de este principio, que se llama de Carlos Howarth, en homenaje a su creador y que fue uno de los famosos tejedores de Rochdale que hemos recordado antes.

5°.- NEUTRALIDAD POLITICA Y RELIGIOSA: Conviene que los estatutos hagan alguna referencia a este principio. A su respecto, el Comité Especial designado a moción del Congreso de la Alianza Cooperativa Internacional celebrado en Viena en 1930, dejó establecido ante el Congreso de París de 1937 que “el Comité desea insistir en el hecho de que la neutralidad política de la cooperación, no significa la renuncia a la responsabilidad que tienen los cooperadores de defender los intereses legítimos de sus sistema económico ante los poderes públicos”.

Entre nosotros, es costumbre que los estatutos contengan una cláusula disponiendo que la Cooperativa no podrá ocuparse principal ni accesoriamente de la propagan de ideas políticas, religiosas o de nacionalidades.

El apoyo incondicional de las cooperativas al justicialismo no significa en modo alguno una infracción a esta Regla, ya que el cooperativismo es la máxima expresión del justicialismo en lo económico.

6°.- DISTRIBUCIÓN AL CONTADO: El sistema de la distribución de las mercaderías al contado inmediato a los socios de las cooperativas de consumo, es un rasgo nacional de las mismas.

El maestro Gide expone los argumentos económicos y morales de esta regla: “Razones económicas -dice- pues todo negocio que vende a crédito está obligado a aumentar los precios; de lo contrario, corre el riesgo de arruinarse. Además, necesitará un capital más grande porque no podrá renovarlo rápidamente. Las sociedades cooperativas no deben ponerse en estas condiciones de inferioridad”.

“Razones morales, pues es inmoral hacer soportar a los buenos pagadores, es decir, a los asociados más escrupulosos, bajo la forma de aumento de precios, las pérdidas ocasionadas por lo que no pagan sus deudas. Y por otra parte, el hábito de comprar a crédito, constituye para una familia que se ha dejado tomar por esta engranaje, una verdadera servidumbre; la palabra no es exagerada, pues aquel que debe a su almacenero o a su panadero, no puede discutir los precios, ni el peso, ni la calidad; no se atreve a ir a otra parte, está obligado a aceptarlo todo bajo pena de ver cerrada su cuenta”.

En lo que hace al ambiente del campo, es de recordar que el crédito agrario comprende la provisión del dinero y todo lo que se precisa para la explotación agropecuaria, o sea todos los gastos necesarios a la producción, inversiones que deben ir haciéndose a lo largo de todo el proceso económico, hasta que son recuperadas con la comercialización de los productos. Lógicamente que allí no puede regir el principio de la distribución al contado.

7°.- FOMENTO DE LA ESNEÑANZA: en un acto público que tuvo lugar en 1947, con la concurrencia de representante de gran número de cooperativas de la Capital Federal y del interior, dije, entre otras cosas, que desde mi cargo en el histórico Registro de Cooperativas del Ministerio de Agricultura, había visto nacer muchas sociedades de este tipo en las más diversas regiones del país, habiendo quedado buena parte de ellas como simples iniciativas generosas y habiéndose malogrado otras en los tramos primeros del camino. Agregué en esa oportunidad: las causas fueron diversas, pero la deficiencia en la educación cooperativa y la falta de enseñanza regular de la cooperación, contribuyeron en grado suficiente a crear aquellos entorpecimientos. La aspiración, tantas veces puesta de manifiesto de ver implantada la enseñanza de esta doctrina -dije también- debe afrontarse en forma metódica y decidida.

Algunos ensayos meritorios, pero aislados, no habían dado el resultado que se esperaba de ellos. Dije que era preciso imponer la enseñanza de la materia, por lo menos en los cursos secundarios y -dentro de ellos- en las escuelas de comercio, promoviendo al mismo tiempo el funcionamiento de cooperativas escolares.

Nuevamente en 1952, en una conferencia pronunciada en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, sostuve que el amplio campo de acción que se abre ante nuestro movimiento, presenta como dificultad principal, la deficiente educación cooperativa de las masas. Ya se ha dicho que la cooperación sólo adelanta en los medios cultos y que sin educación ella no puede existir o por lo menos no puede dar los resultados morales y económicos que todos esperamos.

Es necesario implantar la enseñanza de esta materia en las escuelas primarias y secundarias.

Hay que preparar futuros empleados, contadores y gerentes que no sólo conozcan su materia específica, sino que estén compenetrados de la idea de solidaridad social que significa el cooperativismo.

Es necesario también fomentar la organización de cooperativas escolares, para que los niños y jóvenes aprendan prácticamente la administración y fiscalización de este tipo de sociedades.

Por su parte, la Dirección de Cooperativas trató de promover la constitución y el desarrollo de cooperativas escolares, cuyo objeto es producir o adquirir para distribuir entre los alumnos asociados, el material necesario para sus estudios y fomentar entre ellos el espíritu de ahorro, cooperación y mutualismo.

Una realización concreta tenemos ya en la Provincia de Buenos Aires, en la que se ha creado, para el fomento y fiscalización de cooperativas escolares, la Dirección de Educación Cooperativista a cargo del distinguido profesor doctor Emilio B. Bottini, y dependiente del Ministerio de Educación provincial.

Pero es recién con el Segundo Plan Quinquenal que se verán cristalizadas estas justificadas aspiraciones de los cooperativistas argentinos.

Hay que tener presente que cuando fundamos una sociedad cooperativa, fundamos una entidad económica que es, ante todo, una institución de dignificación y perfeccionamiento moral. Si no se conoce a fondo este segundo aspecto, si no se lo enseña, si se conoce a medias la doctrina de la cooperación, difícilmente podrá actuarse con éxito en el ambiente del cooperativismo.

Es por ello que el Plan Quinquenal tiende a la enseñanza práctica y a la difusión de esos principios básicos en las escuelas.

Esto es porque el Plan no ha perdido de vista  el axioma según el cual “sin educación no hay cooperación”. Solamente en los pueblos cultos y civilizados prospera esta noble doctrina pudiéndose afirmar que su desarrollo está en función directa a esa cultura y civilización.

Luego, donde no haya personas con conocimiento adecuados, no podrán fundarse cooperativas, y aunque lleguen a constituirse no podrá esperarse de ellas los beneficios económicos y sociales que deben despertar al medio actual en que se constituyeron.

Al redactar los estatutos de una cooperativa, no hay que olvidar el principio del fomento de la enseñanza y destinar aunque sea un pequeño porcentaje de los excedentes para la creación de bibliotecas, cursos especializados, etc.

La Asociación Cultura de Cooperativistas “Casa de Rochdale”, de la Capital Federal, se ha pronunciado en igual sentido.

 

III

 

LA TERMINOLOGÍA

 

En el estatuto cooperativo es necesario emplear palabras que lo más posible lo diferencien de los que rigen el funcionamiento de cualquier otra clase de empresa.

Y así, si nos proponemos redactar el estatuto de una cooperativa de consumos, hay que hablar de “provisión o distribución de bienes de uso y consumo” más que de “vender mercaderías”.

En efecto; como dice Warbasse, las cooperativas de consumo no “venden” a sus miembros: lo que hacen es “producir” o “comprar” para ellos que contribuyen con el capital inicial. Cuando los socios concurren a adquirirlos entregan en efectivo el valor de los que llevan para que sean repuestos, a pesar de que son suyos y de que ya les han pagado. A esto agregan la diferencia entre el precio de costo y el de plaza, diferencia que, en esencia, es un préstamo hecho a la cooperativa, constituyendo sus economías, que retornan a los socios como economías excedentes después del cierre de cada ejercicio.

Del mismo modo, hay que decir “socio” o “asociado” y no “accionista”;  “Consejo de administración” y no “Directorio”; “consejeros” y no “directores”; “excedentes” y no “utilidades”, etc. recomendación que aprovechamos esta oportunidad para hacer extensiva a las cuentas de la contabilidad y a los balances de estas sociedades.

Es lo que siempre he llamado el aspecto cooperativo de la contabilidad cooperativa.

 

IV

 

LA REGLAMENTACIÓN

 

El estatuto sólo contiene disposiciones de carácter fundamental y directivas generales para el mejor cumplimiento de los fines sociales. Corresponde a los reglamentos internos ampliar aquellas disposiciones, cuidando de no alterar su espíritu ni ir más allá de lo que aquéllas se proponen.

Estos reglamentos deben ser redactados por el Consejo de administración y una vez aprobados por la asamblea, tienen que inscribirse en la Dirección de Cooperativas del Ministerio de Industria y Comercio de la Nación, salvo aquellos que sean de simple organización interna de las oficinas respecto de los cuales no se exige llenar este requisito para su validez.

Entre los reglamentos más importantes, podemos citar los de asambleas, los de las funciones y derechos del gerente, los de emisión de bonos cooperativos, los que regulan las actividades de cada una de las secciones que componen la sociedad, etc.

Recordados así los principios básicos de nuestra materia y la necesidad de respetar la terminología doctrinaria, veamos ahora los puntos esenciales de todo estatuto cooperativo.

 

V

 

LA DENOMINACIÓN SOCIAL

 

La primera manifestación que debe figurar en todo estatuto es aquella por la cual se declara constituida la sociedad, entre quiénes y de qué clase o tipo. En esta primera declaración debe figurar el nombre social, el cual tiene que responder a diversos requisitos:

1°.- La designación debe ser por el objeto u objetos para que se hubiese formado, según resulta del artículo 314 del Código de Comercio, aplicable a las sociedades cooperativas en virtud del artículo 11 de la ley 11.388.

Es inadmisible la inclusión del nombre de uno o más de los asociados, ya que significaría para éstos la responsabilidad por todas las obligaciones de la sociedad, lo que además estaría en pugna con el principio de la limitación de la responsabilidad al aporte de cada uno.

No puede llegarse a igual conclusión cuando se adopta como denominación social el nombre de alguna persona, -generalmente no asociada- que se haya hecho merecedora de tan honrosa distinción.

Es evidente que no puede aplicarse al pie de la letra la disposición legal recordada cuando dice que la sociedad tiene que denominarse por el objeto u objetos para que se hubiese formado.

Sea en materia de sociedades anónimas, como en materia de cooperativas, los objetivos sociales se repiten en muchísimos casos y no sería posible diferenciarlas entre sí. Luego, la solución es agregar a la referencia que se haga al objeto principal, alguna denominación de fantasía o el nombre de la localidad o lugar de la constitución.

Por lo tanto, las cooperativas agrícolas se pueden llamar, por ejemplo, “Cooperativa Agrícola Ltda. de San Nicolás”, o “Cooperativa Agrícola Ltda. La Estrella”, o sea, en un caso el nombre del lugar y en otro una denominación de fantasía, pudiéndose decir lo mismo de cualquier otro tipo de cooperativas o sea que será suficiente que en el nombre figure la clase, más un agregado que la distinga de otra sociedad similar.

Lo que siempre hay que tratar de evitar es la confusión, el posible error sobre el tipo de cooperativa que se constituye o la falta de claridad acerca del principal objetivo social.

2°.- Hay dos términos que siempre deben formar parte integrante del nombre: ellos son la pala “cooperativa” y la palabra “limitada”, pudiendo aparecer colocados dentro de la denominación en cualquier orden.

Es innecesario decir que la palabra “cooperativa” formando parte integrante del nombre, es la verdadera determinación del carácter de la sociedad que la distingue, en este aspecto, de todas las demás admitidas por la ley: anónimas, colectivas, de responsabilidad limitada, de capital e industria, en comandita y civiles.

El término “limitada” quiere decir que la responsabilidad de sus miembros por las obligaciones o deudas de la cooperativa, queda circunscripta al monto de las acciones a que se hayan suscripto para formar el capital social. Al efecto, dice el artículo 315 del Código de Comercio que la masa social es sólo responsable de las obligaciones contraídas por persona legítima y bajo la forma prescripta en los estatutos, salvo los derechos de los terceros contra los titulares del Consejo de Administración, agregando el artículo siguiente que los socios no responden sino hasta el valor de las acciones.

Conviene recordar aquí que la limitación de la responsabilidad hasta el monto del capital suscripto sólo rige, en cuanto a los consejeros, recién cuando la cooperativa ha sido reconocida como persona jurídica y autorizada para funcionar con su inscripción en el Registro nacional.

3°.- Según el artículo 300 del Código mercantil, la denominación social debe ser distinguida claramente de la de cualquier otra, constituyendo una propiedad que no puede ser adoptada por ninguna otra sociedad, principio que ratifica la ley 3975 sobre marcas de fábrica, de comercio y de agricultura.

4°.- Por su parte, las autoridades de la aplicación de la ley 11.388, tratan que no se autoricen cooperativas con el nombre de otras ni con nombres que puedan confundirse o llevar al error con relación a instituciones o reparticiones del Estado (nacional, provincial o municipal), quedando, además, prohibido el uso de la palabra “nacional” (decreto del 23 de mayo de 1934).

5°.- Cuando formando parte integrante del nombre aparezca el de otra entidad, institución o repartición pública que se acostumbre a llamar por sus iniciales, por ejemplo: I.A.P.E., C.G.T. o Y.P.F., debe escribirse totalmente. Así, si se constituyera una cooperativa entre el personal del I.A.P.I., habría que decir “entre el personal del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio”.

6°.- Lo mismo debemos decir en cuanto a la palabra “limitada”, que aunque la costumbre lo tolere, no debe admitirse su uso en forma abreviada.

7°.- No se puede incluir en el nombre palabras que signifiquen la enunciación de un propósito deliberado en contra del principio legal y doctrinario de la neutralidad, dificultando así el ingreso de personas para quienes el carácter religioso o de nacionalidades, resulta un impedimento.  De acuerdo con lo dicho, no podría inscribirse una cooperativa que se llamara, por ejemplo, holandesa o israelita, aunque el estatuto exigiera como condición de admisión la calidad de holandés o la obligación de pertenecer a esa religión.

8°.- No es aconsejable utilizar en el nombre las palabras “sociedad” o “asociación” por ser redundantes y contribuir, sin ventaja alguna, a hacer más larga la denominación.

9°.- Una última recomendación: los nombres deben ser lo más breves posible; si una cooperativa tiene diversos fines sociales, sólo debe indicarse en su denominación él o los principales.

 

VI

 

LA MASA SOCIAL

 

Es costumbre que en el primer artículo de todo estatuto se diga ente quiénes se constituye la sociedad. Si se trata de una cooperativa de consumos, lo aconsejable es hacerla abierta para todo vecino que quiera ingresar, respetando así el principio del libre acceso o sea la primera de las Reglas de Oro de la Cooperación.

Sin embargo, es corriente la formación de cooperativas de consumo circunscriptas a ciertos gremios o al personal dependiente de determinadas reparticiones públicas o empresas privadas.

En el primer caso, el estatuto puede decir “Constituyéndose una cooperativa popular de consumos en la Ciudad o Pueblo de…, etc.”; en el segundo caso dirá: “Constituyéndose una cooperativa de consumos entre el personal de la Repartición o Empresa Tal.”

Tratándose de una cooperativa agrícola, tambera, ganadera, etc., dirá que se constituye entre los agricultores, tamberos o ganaderos de determinado lugar o zona, y en el artículo referente a los socios, fijará la respectiva calidad profesional exigida como condición de ingreso.

 

VII

 

ORDEN DE APLICACIÓN DE LOS ESTATUTOS Y LA LEY

 

La parte final del primer artículo de toda carta social, trae una declaración formal que determina el orden de aplicación de las disposiciones que deben regir la vida de la sociedad; primero, los estatutos y donde ellos no contemplen el caso, la ley 11.388 que, a su vez, en todo lo no previsto por sus disposiciones nos remite al Código de Comercio en la parte referente a las sociedades anónimas, en cuanto no sean contrarias a la letra de aquella ley y al espíritu de la doctrina cooperativista.

 

VIII

 

LA ENUNCIACIÓN DE LOS FINES SOCIALES

 

El artículo que enuncia los objetivos sociales que se propone alcanzar una cooperativa es lógicamente fundamental.

Sus iniciadores, al redactarlo, deben hacerlo con la mayor claridad posible y en forma concreta. Es frecuente hallar artículos cuya enunciación de fines es extensa y recargada de puntos muchas veces irrealizables. Con ello se pierde tiempo y se contribuye a fomentar el desaliento dentro de la masa de asociados.

Una declaración que no debiera faltar entre los objetivos sociales es la referente al fomento de la enseñanza del cooperativismo y a la difusión de la idea de que el capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social.

 

IX

 

EL CAPITAL SOCIAL COOPERATIVO

 

Sabemos que el capital de las sociedades cooperativas se forma mediante la emisión de acciones que suscriben e integran sus socios.

Estas acciones son nominativas, indivisibles y transferibles, o sea que deben extenderse a nombre de cada socio, no pueden fraccionarse y son susceptibles de poder ser transferidas de una persona a otra.

Conviene aclarar en el estatuto que varias personas pueden ser copropietarias de una o varias acciones, pero en tal caso se debe exigir que esas personas designen a quien ha de representarlas en todas las relaciones sociales.

La principal característica del capital social cooperativo es la de ser ilimitado, es decir, que puede aumentar por el ingreso de nuevos asociados o por la suscripción de otras acciones por parte de los ya existentes. Por eso es que se suele decir que las cooperativas son sociedades de responsabilidad limitada y capital ilimitado.

De acuerdo con esa característica no puede fijarse estatutariamente la cantidad máxima de personas a admitir como socios, ni tampoco puede establecerse el número de acciones que habrán de emitirse.

La única limitación al número de socios es la que, en la parte de los estatutos correspondiente a los deberes y atribuciones del Consejo de administración, podría ponerse en referencia a la capacidad financiera o industrial en ciertos tipos de cooperativas, facultad que debe redactarse con sumo cuidado pues, a veces, podrá resultar peligrosa si el Consejo la utilizara en forma discrecional o arbitraria.

Los estatutos deben establecer el valor nominal de las acciones. Es frecuente que, con el entusiasmo por cierto justificado del primer momento, constituir sociedades cooperativas con acciones de valor escrito muy pequeño. La práctica nos dice que, salvo raras excepciones, estas cooperativas nacen ya con una debilidad financiera tan pronunciada que al poco tiempo fracasan o si logran subsistir, lo hacen en forma muy precaria.

Los fundadores deben ponerse en la realidad de las cosas. Con poco capital no puede irse muy lejos. No estimo necesario dar aquí los fundamentos de tal afirmación, pero lo cierto es que frecuentemente llegan a la Dirección de Cooperativas, reformas de estatutos motivadas por la imperiosa necesidad de aumentar el valor de las acciones.

Por su parte, los socios pueden gozar de facilidades para la integración del valor nominal de las acciones suscriptas. Lo interesante para la cooperativa y para el socio, es la integración al contado inmediato, pero si ello no es posible, por lo menos debe aparecer un capital suscripto que tenga relación con la importancia de los fines sociales.

Tampoco hay que caer en el otro extremo, es decir, en la fijación de un valor demasiado alto. Lo que mejor puede hacer el estatuto, es exigir como condición de admisión la suscripción a un mínimo determinado de acciones, resultando  después más factible a cada asociado suscribir, a través del tiempo, nuevas acciones si su valor es discreto.

 

X
LOS ÓRGANOS DE LA ADMINISTRACIÓN Y FISCALIZACIÓN

 

El estatuto debe determinar la composición del Consejo de administración y de la sindicatura, recomendándose no incluir consejos de inspección ni comisiones revisoras de cuentas.

El primero, porque debería componerse de un número doble al de los miembros del Consejo de administración, exigencia legal que ya da una idea de las dificultades prácticas que pueden aparecer en su actuación y, además, porque si la ley dice que este cuerpo tiene por objeto el control de la marcha de la sociedad siendo igualmente auxiliar del Consejo de administración, se deduce fácilmente los conflictos que pueden originarse entre éste, el Consejo de Inspección y el síndico.

Pero, peor aún puede suceder con las llamadas comisiones revisoras de cuentas, cuyas funciones ni siquiera están sucintamente determinadas en ninguna disposición legal.

Los estatutos deben crear Consejos de administración que no sean muy numerosos. Casi todos se deciden por siete o nueve miembros titulares, lo que resulta un número discreto.

El estatuto debe evitar que se produzcan casos de incompatibilidad familiar entre los consejeros, los síndicos o el gerente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

III. –CONCEPTOS DEL Excmo. SEÑOR PRESIDENTE DE LA NACIÓN, SOBRE LA IMPORTANCIA DEL COOPERATIVISMO EN EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA NACIONAL

 

Nada más indicado, señores, ni más preciso para ilustrar este apartado, que repetir algunos de los elocuentes conceptos expresados por el Excmo. Señor Presidente, en oportunidad de referirse a estas organizaciones.

Así, por ejemplo, glosaremos estos pensamientos que son rectores:

 

“Las cooperativas por acción del Gobierno han de reemplazar a los monopolios”.

 

“El Consejo Nacional de  Postguerra encaró la solución oponiendo al único comprador un único vendedor, para lo cual tuvo que librar la batalla más terrible que pudo haberse librado en el orden de la lucha contra el imperialismo, los monopolios y los intermediarios. En estos momentos puedo decirles que esa batalla ha sido ganada y que si el cooperativismo pudo comenzar a actuar libremente en el panorama de la actividad nacional, ha sido solamente merced a la desaparición de los monopolios, frente a los cuales ustedes no pudieron hacer nunca nada ni podrían hacerlo; pero el Gobierno ha librado una batalla decisiva, definitiva, suprimiendo totalmente los monopolios. Sin su supresión hoy podríamos conversar aquí muy animadamente, pero no arribaríamos a ninguna solución cooperativa, porque no se puede enfrentar a la buena fe y al deseo de colaborar entre un gobierno y las cooperativas, cuando de por medio están los monopolios que dominan el gobierno o impiden toda acción cooperativista”.

 

“Unión, Solidaridad y conciencia Cooperativista”.

 

“El espíritu cooperativista es el triunfo de la justicia social y de la conciencia social del campo argentino. Los pueblos que no tienen esa conciencia social, son fácil presa de los explotadores. Un explotador, por millonario que sea, no puede enfrentar a muchos millones de hombres sin capital, pero que unidos forman un capital que es siempre superior en forma material y moral al explotador.

El día que el campo argentino, organizado en cooperativas, pueda hacerse cargo de estas funciones, seré el hombre más feliz de la tierra, porque le entregaré al pueblo lo que es del pueblo, en la seguridad de que el Estado ha de poner su poder y su fuerza al servicio del respeto de esa organización.”

 

“El sistema capitalista: enemigo de la cooperación”.

 

“No voy a hacer aquí una disertación sobre el valor del cooperativismo, cooperativismo que ha fracasado en muchas partes y en muchos tiempos. Y ha fracasado porque el cooperativismo no puede vivir fuera de su clima y fuera de su acción. Un sistema capitalista es el enemigo mortal del cooperativismo. ¿Por qué? Porque el capitalismo se hace en base a intermediarios, y la cooperativa es la lucha contra el intermediario, llevada al campo de la producción. Lógicamente, el capitalismo no es el caldo de cultivo para la proliferación del sentido cooperativista; es indudable que es el enemigo mortal del cooperativismo. Entonces, dentro de un régimen capitalista crudo como el que nosotros teníamos, tienen que fracasar todas las cooperativas. Nosotros hemos creado el clima; así como es inútil que ustedes siembren en una tierra que no produce, era inútil el cooperativismo en la tierra del capitalismo que no da, no produce, ni marginalmente siquiera. De manera que nosotros hemos tratado de crear el medio de cultivo necesario para que las cooperativas puedan progresar y afirmarse”.

Estos sabios y claros conceptos del Excelentísimo Señor Presidente, fijan con toda elocuencia el papel preponderante que se asigna al cooperativismo y descontamos que los esforzados chacareros bonaerenses sabrán comprenderlos y valorarlos en todo su alcance, aprestándose a unirse y desempeñar el gran papel que deben cumplir en su beneficio y en el de toda la clase productora del país”.

 

  1. – RECONOCIMIENTO POR EL INTERES QUE HAN DESPERTADO EN EL AGRO ESTOS CURSOS

 

Con este acto toca a su término el Segundo Curso de Cooperativismo Agrario, realizado por el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires, y, al clausurarlo, me cabe la íntima satisfacción de declarar solemnemente que sus resultados han sido de gran provecho, de mucho interés y de positivos beneficios. Al curso inaugural de este ciclo, que como dijera el Señor Gobernador, han seguido 16 clases, dictadas por distinguidos profesionales y entusiastas hombres del agro, en las que en forma sencilla y clara se han analizado y compendiado los conocimientos básicos que es menester conocer para tener un concepto claro sobre cooperativismo. Es decir, se ha capacitado haciendo conciencia a un número determinado de personas que seguramente influirán en otros muchos, para que también conozcan, practiquen y difundan las ventajas de estas entidades. Oportunamente el Ministerio hará llegar a los interesados la impresión de estas clases, para que no falte a ninguno los textos completos de las lecciones impartidas. Será un volumen, pequeño volumen, que constituirá una guía y un ayuda memoria que no ocupará mucho lugar en la chacra pero, que sí será un amigo, leal amigo, del hombre de campo, puesto que refrescará, si fuese necesario lo que asimiló en estas charlas familiares, donde todos nos hemos desprendido del lenguaje pomposo, de la retórica rebuscada y nos hemos presentado sencillamente, cordialmente, hablando el lenguaje de los sentimientos para mejor entendernos y para mayor comprensión.

Les anuncio a la vez, que el Ministerio de Asuntos Agrarios, siguiendo las sugestiones del Excmo. Señor Gobernador, ha de continuar bregando entre todo el campesinado bonaerense y extenderá estos cursos, a partir del año próximo, a toda la Provincia de Buenos Aires para que no haya nadie que deje de conocer y estimar la importancia del cooperativismo y el valor de la fuerza, si se aplica certera y ajustadamente, conforme a los principios del justicialismo que la sustentan. Oportunamente se darán a conocer los lugares donde se desarrollarán las clases y hemos de buscar, como asiento en cada lugar, la sede de una cooperativa.

Al dar por clausurado este curso, debo repetir un mandato expreso -que para el Ministro que les habla constituye un motivo de inmensa satisfacción- del Excmo. Señor Gobernador de la Provincia, dejándoles su saludo cordial con el deseo de que este aporte del Gobierno redunde en beneficio directo de la masa rural, por el conocimiento que pueden haber ganado y porque, al estar capacitados, sabrán interpretar más cabalmente el papel que les compete desempeñar como artífices del II Plan Quinquenal.

Agradezco a todos los que han seguido este curso; agradezco a quienes nos han acompañado y agradezco el auspicio que nos han hecho llegar de muchas partes, y por medio de muchos sectores de la provincia. Cumplo, también, un mandato de mi conciencia haciendo público reconocimiento de las autoridades de esta casa por las facilidades y atenciones brindadas, y de igual modo, por la inmensa contribución que han aportado, desinteresada y patrióticamente, a todos los señores que han tenido a su cargo el desarrollo del programa, pues gracias a su inteligente contribución se posibilitó el cumplimiento integral de este cursillo. A todos, en fin, el invariable y fraternal agradecimiento del Ministerio de Asuntos Agrarios y para todos los asistentes al curso, el mejor de los éxitos y los votos fervientes por que sumen su simpatía, su entusiasmo y su práctica, en esta avanzada reivindicadora que debe cumplir el cooperativismo agrario en el país”.

 

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