NUESTRA CLASE MEDIA Y SUS FANTÁSMAS . Por Eduardo Rosa

He recibido un correo electrónico de una querida amiga, que no piensa como yo, y que estaba muy afligida con “la pérdida de la cultura del trabajo”, porque según ella, la gente pobre prefiere vivir de los planes sociales antes que trabajar.

Y también me contaba lacrimosas y reales historias de gente buena, trabajadora y solidaria que era impedida de realizar su vida por lo que ella llamaba “Piquetes de camioneros”, centralizando en ese gremio todos los piquetes que se sufren a diario.

Mi respuesta fue esta:

Querida Matilde:

Intentaré mostrarte mis razones.

Yo, como peronista de clase media he vivido toda la vida dentro de un grupo social que no me entendía, y a veces creo, me despreciaba por “prófugo”; por eso creo conocer tus argumentos mucho más que lo que supongo que conocerás los míos.

Y no anatemizo al que piensa ¿piensa? gregariamente;  no podría hacerlo, son mis iguales.

Paso a contestarte ayudado por el gran Discépolo (un compañero).

Que el mundo fue y será una porquería

ya lo sé…

(¡En el quinientos seis

y en el dos mil también!).

Que siempre ha habido chorros,

maquiavelos y estafaos,

contentos y amargaos,

valores y doblés…

¿Cuando estuvieron mejor las cosas?  Retrocedamos al siglo XVII? “El siglo de las luces”.

No todos se encandilaban…

En tiempo de las bárbaras naciones/colgaban de las cruces los ladrones/pero ahora, en el siglo de las luces/del pecho del ladrón cuelgan las cruces.

¿Y ahora?

Pero que el siglo veinte

es un despliegue

de maldá insolente,

ya no hay quien lo niegue.

Y en el XXI me dices que ya la gente no quiere trabajar, que se conforman con sobrevivir con planes sociales que les da el gobierno; que ya no hay mas cultura del trabajo.  ¿es cierto eso?.

Veo quienes agachan el lomo construyendo caminos al sol de La Rioja con 50º; veo enfermeras que cambian los pañales a un anciano, los que llegan de Santiago a “desflorar” el maíz para vivir en campamentos miserables para regresar con unos pesitos que estirándolos los permitirán sobrevivir  hasta que aparezca – si tienen suerte – una changa tan desigual como esa.

SI QUE HAY GENTE QUE QUIERE TRABAJAR, cuando tiene la oportunidad de hacerlo, aunque ese trabajo sea penoso y siempre mal pago.  Me arriesgo a decir que son la inmensa mayoría.

Y hay otros que ni siquiera tienen la esperanza de conseguirla porque han estado MARGINADOS toda su vida.  ¿Que es marginado?  El santo obispo de Olinda y Recife, me refiero a Dom Helder Cámara, los pintaba así: (cito de memoria a su libro “El desierto es fértil”).

¿Nunca se han quedado al margen de una carretera viendo los vehículos que raudamente  pasan; sintiéndonos ignorados y sin destino, porque la vida es para otros? ¿No se sintieron fuera del mundo que imaginamos real, pero que nos ignora? – Eso es estar marginado.

¿Hay muchos marginados?  – Si; la sociedad consume cada vez más y las necesidades que antes ni soñábamos crecen.  Recuerdo las fotografías color sepia de “El Gráfico”, cuando mostraban a un futbolista exitoso. ¿Que rincón de su casa elegía? : Salía apoyado en la nueva heladera, que mostraba arriba una flamante licuadora.  “HABÍA LLEGADO”, y no lo escondía.

Desde ese futbolista de los años 50 las necesidades crecieron.  Y las diferencias se hicieron abismales cuando el marginado empezó a ver en la TV como vivía “la verdadera gente”.

Y las industrias entregaban cada vez más necesidades a la sociedad.

¡Magnifico!  eso es mas trabajo para todos.

PERO NO. Solo fue más trabajo para las máquinas, que necesitaron cada vez menos mano de obra.

Recuerdo cuando empecé a trabajar como cadete; en las empresas había un sector donde diez o doce empleados tecleaban furiosamente.  Era el sector Facturación.  Al lado había otro donde unos cuantos empleados actualizaban ficheros “kardex”; estaban manteniendo el stock, sumando ingresos y restando ventas.

…Y luego vinieron las computadoras. Con un solo empleado hacían todo este trabajo.

¡Que suerte! ¡Nos liberamos de ese trabajo tedioso e inhumano! ¡Trabajaban las máquinas!.

Yo creía entonces que íbamos al llegar a la sociedad donde el ocio creativo nos permitiese ser artistas, deportistas, bichólogos, bailarinas, poetas o críticos de café.

Y el trabajo sería no ya una maldición bíblica sino una conscripcción necesaria y deseada.

Para que esto se realizara confiaba en la vigilancia de los sindicatos y el estado.

PERO NO  SUCEDIÓ ESTO: Las máquinas tenían DUEÑO, y este tal vez pagara a ese empleado un sueldo un poquito mejor (aunque exigiéndole eufemismos esclavizantes, como el de ser “full time”) que el de los anteriores “facturistas”, pero no estaba dispuesto a “mantener vagos”.

QUE EL RESTO DE LA SOCIEDAD SE LAS ARREGLARA COMO PUDIESE, pero la ganancia del “capital” debía ser intangible.

¿Y que pasa después?

Si uno vive en la impostura

y otro roba en su ambición,

¡da lo mismo que sea cura,

colchonero, rey de bastos,

caradura o polizón!…

¿Cual es la solución?

No son los llamados “Planes sociales” (Jefes y jefas, asignación universal, caja pan, etc. ).

Pero por ahora ES UN BUEN PALIATIVO.

La otra forma es dejar morir a 2/3 de la sociedad, que molesta con su pobreza.

¿NO HAY SOLUCIÓN? – Si, y seguramente más de una.  Yo aporto esta:

Hay que cambiar la sociedad y REPARTIR el trabajo, como para que todos puedan trabajar.

Para eso hay que AUMENTAR poco a poco el tiempo libre.  (Horarios reducidos, más vacaciones,  jubilación temprana etc.).

El trabajo sería entonce una etapa deseada luego de una preparación intensa; hasta el límite intelectual y físico de cada jóven.

Y el solo hecho de ser útil a la sociedad en cualquier oficio ameritaría un sueldo que parta de lo necesario para vivir en el siglo XXI como si fuese el siglo XXI (con algo más que la heladera y la licuadora).

¿ESPERAMOS QUE ESTO SUCEDA BUENAMENTE Y QUE LOS DUEÑOS DEL DINERO LO ACEPTEN?

No somos tan ingenuos.

¿Que los planes sociales pueden llevar – y llevan –  a abusos?  Si, como todo, pero gracias a Dios  son excepciones.

También los mendigos se pueden abusar y no por eso debemos pensar que TODOS nos engañan.

LOS PIQUETES DE CAMIONEROS

Tenía pensado contarte el por qué de la generalización de los piquetes, que sin duda es una forma extorsiva usada por todo el arco social. (ricos y pobres).

Es cierto que las víctimas de los piquetes no son precisamente los que pueden solucionar el problema que los motiva.

¿Que hacer? ¿Represión? – La trampa está en eso; un muerto para el piquete es un TRIUNFO POLÍTICO.

Y para el gobierno es un incordio.

Pero hay una diferencia:  Una cosa es el piquete puntual, donde los obreros de una fábrica o los maestros de una zona – o si querés, los camioneros – reclaman por algo que en algún caso es discutible.

Pero hay piquetes que se convierten en verdaderos bloqueos de guerra; con la intención no explicitada de provocar el desabastecimiento o el aislamiento del resto de la sociedad.

En esa tesitura estarían los piquetes generalizados que sufrimos de manos de los productores sojeros QUE NO ADMITEN REPARTIR UNA PARTE DE SUS ENORMES GANANCIAS.

Y algo parecido es la amenaza que recientemente se intentó hacer, de piquetear en muchos sitios reclamando la libertad de un detenido por delitos comunes, como fue el caso reciente del “momo” Venegas-  A esto podremos llamarlos “piquetes políticos”.

Conclusión:

Hay piquetes de pobres y piquetes de ricos.  Y también hay piquetes que protegen delincuentes de la acción de los jueces.

Pero los piquetes de pobres se pueden negociar, los piquete de ricos solo admitirían una reacción social, porque su acción es contra la sociedad y no contra tal o cual empresa.

La política tiene su válvula de escape, que no es ni el golpe militar ni el piquete.  Son los votos.

¡No pienses más,

sentate a un lao,

que a nadie importa

si naciste honrao!

Es lo mismo el que labura

noche y día como un buey,

que el que vive de los otros,

que el que mata, que el que cura

o está fuera de la ley…

Eduardo Rosa – Febrero del 2011

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