Las inteligencias Artificiales y otros dispositivos según Jauretche y los nacionales. Por Francisco José Pestanha.

El “colonialismo emocional y atencional de base tecnológica” – es decir – el que se promueve a través de las Inteligencias Artificiales y otros dispositivos, propone una reformulación del concepto jauretcheano de “colonización pedagógica”. Mientras ésta última, operaba y aún lo hace a través de instituciones educativas, académicas y medios de comunicación, el “colonialismo tecnológico actualmente promueve una verdadera “alteración de lo cotidiano mediante algoritmos que reconfiguran estructuras cognitivas esenciales”. En tal sentido la “adopción acrítica” de marcos, estructuras y/o bases interpretativas sobre las IA y otros mecanismos contribuye a la elaboración de nuevas “Zonceras”, ya que muchas de nuestras elites intelectuales reproducen,“acríticamente”, marcos conceptuales importados sobre tales instrumentos tecnológicos, sin desarrollar categorías analíticas situadas.
Una de las consecuencias más significativas está constituida por la denominada “captura atencional” que – entre otras consecuencias – y retomando la obra de Fermín Chávez, promueve la “enajenación cultural”. Las IA, motores de bùsqueda, aplicaciones y otros dispositivos, no solo se orientan hacia la subordinación material o económica, sino que desarticulan los marcos simbólicos propios, operando sobre “las diversidades culturales” y los modos de organización social.
Oscar Varsavsky en su tiempo señaló con nitidez cómo la dependencia tecnológica implica la adopción de “agendas de investigación” y “marcos problemáticos” elaborados en los centros hegemónicos. Los dispositivos inducen a que nuestros científicos orienten su atención hacia “problemas y soluciones definidos en los países del norte global” en lugar de analizar problemas tecnológicos propios y/o desarrollar capacidades autónomas, constituyéndose de esta forma una suerte de domesticación tecnológica. Como sostuve oportunamente la subordinación epistémica constituye una dimensión fundamental de la dependencia contemporánea. Ella se manifiesta a través de la perdida de la soberanía cognitiva y de la incapacidad de formular las preguntas adecuadas para dar cuenta de nuestros propios desafíos.
Nuestros países no controlan ni participan de “los términos del debate” sobre la IA y demás dispositivos potenciándose así la pérdida de nuestra soberanía epistémica: la incapacidad de las comunidades periféricas para formular sus propias preguntas sobre los desafíos que enfrentamos nos condena de cara al futuro. La revolución digital, tal como está dada, no permite eliminar la subordinación epistémica sino por el contrario, al operar deliberadamente sobre la infraestructura cognitiva, promueve y potencia la subordinación.
La verdadera “autonomía epistémica” presupone desarrollar marcos conceptuales propios y/o aplicar críticamente categorías ajenas. La misión fundamental de los científicos de la periferia debe concentrarse en articular la crítica de la dependencia con la con la disposición de nuevas capacidades interpretativas autónomas, desarrollando marcos analíticos que, emergiendo de la propia la experiencia historia, permitan formular preguntas propias sobre una virtuosa inserción nacional en el orden tecnológico global.
Concluyo.
FJP

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