1811, El pueblo apareció.Por Darío Oscar García Pérez*


Hace 200 años, un 5 y 6 de Abril de 1811 se produjo un movimiento popular encabezado por el Dr. Joaquín Campana y el alcalde de las quintas que circundaban a la ciudad de  Buenos Aires, Tomás Grigera[1], con el objetivo de restituirle al presidente de la Primera Junta de Gobierno, Cornelio Saavedra, los atributos que gradualmente se le habían ido quitando, o sea, la comandancia de armas.

Después de producida la Revolución de Mayo de 1810, sustituido el virrey e instaurada la primera junta de gobierno, las Provincias Unidas del Río de la Plata se debatían por el curso que se le debía dar a la revolución. En el seno de la junta se van produciendo profundas divergencias entre el presidente Saavedra y el secretario Mariano Moreno, surgiendo en ese contexto histórico dos grupos políticos bien diferenciados que trataban de disputarse el poder político que había quedado vacante en la ex colonia luego de la caída de España ante los Franceses: saavedristas y morenistas.

Por un lado, los saavedristas propugnaban la incorporación de los diputados provinciales que habían conformado el antiguo Vireinato del Río de la Plata, ganándose la adhesión de los sectores populares y bajos. (Saavedra no era un ideólogo, ni hombre de libros; pero se manejaba con buen sentido y sano criterio en asuntos militares y de gobierno, además de haberle correspondido la gran experiencia de la comandancia de armas).

Por otro lado, los morenistas, quienes eran representados por los jóvenes ilustrados que se juntaban en el café de Marcos gastando sus horas de existencia pregonando las teorías en boga mientras otros morían en los campos de batalla, ahora se oponían  a la incorporación de los diputados provinciales y al resto de las medidas tomadas por la junta que eran en defensa de la revolución. (Moreno al no estar de acuerdo con la incorporación de los diputados provinciales renuncia a su cargo y muere en alta mar en misión diplomática hacia Inglaterra). No obstante su muerte, su partido compuesto por los Jóvenes que, habían aplaudido los fusilamientos de Sanz, Allende, Córdoba, Liniers y otros; ahora entorpecían la acción gubernativa desprestigiando a los diputados del interior incorporados a la misma, mientras tanto Belgrano se debatía en el Paraguay y Elío atacaba por Entre Ríos.

El gobierno se había mostrado a la altura de la situación, dado que había rechazado las intimaciones de Elío, había armado una escuadrilla y brindado apoyo al movimiento popular de Entre Ríos y a la Banda Oriental con armas y hombres; conjuntamente con otra serie de medidas que exasperaban al partido morenista, quienes se juzgaban como el único tipo de “personas decentes” (Entre ellas, el llamado de todos los ciudadanos entre 16 y 45 años a enrolarse en defensa de la patria, el confinamiento de los españoles europeos al interior y la creación de una comisión de seguridad pública para reprimir cualquier movimiento subversivo).

Es así que en la noche del 5 al 6 de Abril de 1811, los simpatizantes de Saavedra al ver trabados en acción al presidente y a la junta por algunos vocales de Moreno y por “los pibes” del café de Marcos; irrumpen súbitamente en la plaza de la victoria imponiéndose en fuerza y número, exigiendo que cesaran los vocales morenistas, y que a partir de entonces los vocales sean elegidos “por el pueblo”, y no por la junta misma.

Esta revolución popular que provenía del campesinado y de los arrabales, consiguió que fueran separados Vieytes, Larrea, Rodríguez Peña y Azcuénaga, quienes habían sido designados por la junta sin intervención popular; y en contrapartida obtuvieron que fueran incorporados a la junta Feliciano Chiclana, Juan de Alagón, Anastasio Gutiérrez y el Dr. Joaquín Campana. Los revolucionarios además exigieron que fuera creado un tribunal de salvación pública, ser separados los funcionarios civiles y militares nacidos en España, y expulsados de Buenos Aires los europeos sospechados de estar en contra de la causa.  Revolución que, por sus característica específicamente popular; mantuvo en vilo y aterrorizada a la alta sociedad ilustrada y comercial de la Buenos Aires post virreinal, la cual no miraba con buenos ojos a sus componentes sociales.

Para el 20 de Abril, esta junta, la Junta Grande (que así se llamaba por tener incorporada a los diputados provinciales) estableció por primera vez y por decreto la libertad de prensa en el Río de la Plata, atendiendo las importantes ventajas que debía lograr a la causa pública.

Mientras tanto, (y con gran expectativa) la guerra por nuestra emancipación continuaba, y ante la ausencia de Belgrano por estar en el teatro de operaciones del norte; le tocó al Teniente Coronel Artigas (quien había logrado el levantamiento de las poblaciones del centro de la Banda Oriental), organizar las tropas y llevarlas al combate. Para el 18 de Mayo de 1811 se da la Batalla de las Piedras, donde Artigas vence al General Posadas del ejército español. Ante tal situación, no se hace esperar la respuesta del Brasil, que invade a la Banda Oriental. Agravando aún más la situación, se conoce la noticia de que el ejército del Alto Perú había sido derrotado por los españoles en Huaqui, cerca de La Paz.

Dado el nefasto contexto, Saavedra debe marchar hacia el norte para recibir al ejército derrotado y reorganizarlo. Por otro lado, algunos miembros de la junta deben viajar a Montevideo dado que se había solicitado un armisticio a sus autoridades ante la gravedad de la situación (los españoles por el frente norte y el Brasil por el frente oriental).

Quedando entonces la junta grande desmembrada por la ausencia del presidente Saavedra y de algunos de sus vocales, se les despeja el terreno político a los morenistas de la ex sociedad patriótica quienes en combinación con el cabildo y otros oportunistas políticos del momento, generan un tumulto el 13 de Septiembre de 1811 parecido al del 5 y 6 de Abril. La junta debilitada ante su situación, permite el ingreso de los morenistas a la sala de sesiones, suspendiendo la orden que había dado el día 13 en contra de los alborotadores (detención de los que recolectaban firmas en con propósitos subversivos); accediendo a lo solicitado por el cabildo, además de invitarlos a sugerir lo que considerasen necesario para el bien común. Como consecuencia de esto, piden la separación del secretario Campana, el cual fue confinado a Chascomús. Pero al día siguiente irrumpe una nueva manifestación tumultuosa (saavedristas) solicitando un cabildo abierto, proclamado que ahora se trataba de los diputados del pueblo (obviamente, el ayuntamiento en connivencia con aquellos manejos políticos, se mostró complaciente).  La junta pidió que por lo menos se esperasen a los vocales que habían tenido que ir a Montevideo dados lo peligros por lo que atravesaba la patria.

No teniendo en cuenta este pedido, el 19 de Septiembre se reunieron “los vecinos” y los “apoderados del pueblo” para consultar con el gobierno las medidas a tomar para asegurar la felicidad común.  Todo esto se desarrolló al margen de lo que el sentido común indicaba y fuera de toda ley, organizándose un congreso al que asistieron Paso y Chiclana (por los vecinos); y Rivadavia y Sarratea (por los apoderados del pueblo).

Los autores de aquel golpe, haciendo lo políticamente correcto para no tener que consumar el hecho (y tener que expulsar a los pocos vocales que quedaban de la junta grande); llegaron a un acuerdo con ellos, conformando un poder ejecutivo formado por tres secretarios (Vicente López -en hacienda-, Julián Pérez -en gobierno- y Rivadavia -en guerra-) y tres vocales (Chiclana, Paso y Sarratea). Era el Primer Triunvirato[2]. Finalmente, el primer triunvirato excluyó a Cornelio Saavedra del gobierno acusándolo de haber liderado la Asonada del 5 y 6 de Abril.

Años más tarde, Saavedra al escribir su “Memoria Autógrafa” no reconoce que haya tenido vinculación con los hechos del 5 y 6 de Abril de 1811[3].

Más allá de esta breve descripción, y el contexto en el cual se desarrolló lo que la historia recuerda como “La  Revolución o el Motín de los Orilleros de 1811”, más allá de sus protagonistas históricos ya sean de uno u otro bando, cabe que nos hagamos un cuestionamiento final:

¿Cuál es el significado de la Revolución de los Orilleros del 5 y 6 de Abril de 1811?

El significado es que por primara vez en nuestra historia participan las clases bajas, los orilleros, los arrabales, el campesinado; en sí; la gente no ilustrada, la gente que no había tenido posibilidades de formarse debido a su ascendencia social, la gente que estaba al margen de lo que la sociedad de Buenos Aires llamaba “vecinos”, la gente que del lado oriental del Río de la Plata era llamada “los sin tierras” o “los infelices”, la gente desposeída, la gran mayoría de gente que iba a cargar sobre sus hombros con el verdadero peso de la Revolución. En síntesis, “El Pueblo”, el pueblo que irrumpió y apareció en 1811.

_________________________________________________________________________* Darío Oscar García Pérez (1965) es escritor, investigador acreditado en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, autor de “Vivir el Pre Bicentenario” (Historia, ensayos y reflexiones radiales). Ha realizado investigaciones en el Archivo General de la Nación, es Miembro de la Junta de estudios Históricos del barrio de Caballito y actualmente se desempeña como Coordinador Administrativo del “Taller Para el Pensamiento Nacional” que se dicta en el Instituto Superior Octubre del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH). Ha publicado notas y artículos en las Revistas “De Boca en Boca” y “Voces del Caballito”. También en las páginas webs: www.losocial.com.ar y www.momeolvides.org.ar. Ha realizado Seminarios de Revisionismo Histórico con Mario “Pacho” O´Donnell en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y en el Centro de Extensión Universitaria “Paco Urondo” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). También ha participado en Seminarios de Historia en la Junta Central de Historia de la Ciudad de Buenos Aires (JCHBA). Actualmente se encuentra trabajando en otros proyectos culturales y de investigación.


[1] Serrano, M. A. “El fusilamiento de Liniers. Ortiz de Ocampo y su controversia trágica con Mariano Moreno”. Pág. 211, ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1979.

[2] Busaniche, J. L. “Historia Argentina”, pp. 322-329, editorial Taurus, Buenos Aires, 2005.

[3] Fradkin R, Gelman J,  (Coordinadores). “Doscientos años pensando la Revolución de Mayo” 1° edición, pág. 80, Sudamericana, Buenos Aires, 2010.

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